lunes, julio 31, 2023

La Cena (Ella) /lee La Cena (El)/

 

Después de la última cita que tuve con él, y de la charla que marcaría los días que siguieron, estuve muy confusa.

Era la primera vez en mucho tiempo que alguien me hacía sentir importante, querida, diferente, sabía que se había esforzado al máximo por ello y sin embargo algo en mi interior, un muro alto e infranqueable, me impedía tomar una decisión, vivía en un sí pero no, en un "y si...", cuando lo único que me había pedido era saber en que lugar de mi vida encajaba él, y si había alguna posibilidad... 

Aquel día le miré, sus ojos color caramelo tenían un brillo especial y cuando dejé caer las palabras de mis labios, me oí decirle "soy una idiota, eres lo mejor que me ha pasado, me siento tan a gusto contigo... pero... pero..."

Y él se derrumbó por dentro, lo percibí en el mismo instante que el "pero" cayó de mis labios contra el suelo, y con el, los trocitos de su ilusión.

Estuvo un tiempo sin escribirme, sin hablarme, sabía que debía darle su espacio pero tenía miedo a perderle, a no volver a saber nada más de él, y no podía juzgarle, de alguna manera le había roto el corazón, aunque no fuera mi intención.

Poco a poco volvimos a hablar, algún whatsapp,  algún audio, pero no era como antes, le notaba apagado, lejano, sus contestaciones era breves, y sentía que medía cada palabra que escribía, manteniéndose a una distancia prudencial.

Yo seguía debatiéndome, le echaba de menos, echaba de menos nuestras conversaciones, las cosas que me decía, sus bromas, y la fe ciega que tenía en mi... y verle, volver a sentir su mirada en mi, a sentir como se ponía nervioso cada vez que me acercaba a él, a como en cada despedida él quería besarme pero se limitaba a rozar sus labios con los míos, como si yo fuera de porcelana y me fuera a romper.

Y en el fondo de mi ser, yo deseaba que lo hiciera, quería saber a que sabían sus besos, sentirle, soltar el freno de mano y ser libre de decidir, pero a la vez ese muro alto e infranqueable me impedía ir más allá, tampoco quería darle falsas esperanzas, y dejaba que las cosas siguieran su curso.

Por eso me extrañó cuando aquella tarde me dijo si quería ir a cenar a su casa, y me sorprendí a mi misma dicéndole:  "claro, ¿cuando?"

***************

Estaba delante de su puerta, no soy de maquillarme mucho, un poco de colorete, un tono rojo en los labios y ese vestido largo que se que me queda bien, y una botella de vino, un "Sangre de Guida".

Estuve unos minutos sin llamar al timbre, mi cabeza volaba, ¿hacia bien yendo a su casa? ¿ que pasaría si se desmadraba todo? y recordé una de sus frases de nuestra última cita "deja que ocurra", ¿sería capaz de hacerlo?

Llamé, no tardó en abrirme y allí estaba él,  vestía todo de blanco con esas camisas estilo japonés de lino que tanto le gustan, se  quedó mirándome fijamente, sus ojos caramelo estaban más oscuros, pero su sonrisa seguía igual, cálida, sincera.

- ¿Me vas a dejar pasar o vamos a cenar en el rellano de las escaleras? - le dije, en vista de que aún seguíamos de pie en la puerta de entrada a su casa.

Me abrazó, mientras me susurraba, "estas preciosa", el olor a su colonia me inundó y sentí el palpitar de su corazón. Noté como si una mano invisible me apretará el estómago, y  me faltara el aire, algo se removía en mi interior, con él todo era más fácil a pesar de todo, me sentía más yo, sino fuera por ese muro...

Le di la botella que guardó en el frigorífico, me ofreció un vermú, que rechace, no quería mezclar, deseaba tener la mente despejada, pero no pude negarme a una copa de mosccato, pasé al salón, tenia las paredes llenas de fotografías, algunas en blanco y negro, otras en color, pero todas tenían un denominador en común, la mirada, sabía como captar la mirada de las personas que  fotografiaba, dando a sus fotos una personalidad diferente.

Le sentí a mi espalda, me observaba en silencio y se me erizó la piel cuando me giré y al comentarle lo de las fotografías se ruborizó como lo haría un niño.

Era una de las cosas que me atraían de él, era capaz de ruborizarse, de ponerse nervioso como si fuera todo la primera vez, eso, y su capacidad de sorprenderme.

Me había dejado varios cd's para que eligiera  la música, y aunque no había escuchado nada de un tal Teddy Pendergrass, supuse que sería bueno cuando él me lo recomendó.
Le encanta la música negra, el blues, el folk, aunque está varado en los grupos de su tiempo, Supetramp, Bruce, Meat Loaf, Queen...

Sonaba el "If You Don't Know Me By Now", cerré los ojos por un instante y me dejé llevar, cantando bajito para que no me oyera...

"If you don't know me by now  (Si no me conoces ya)You will never never never know me (oh)  (Nunca nunca nunca me conocerás (oh))
All the things that we've been through  (Todas las cosas por las que hemos pasado)You should understand me like I understand you..."  (Deberías entenderme como yo te entiendo a ti)
Entré en la cocina, olía a mar, sabía que estaba cociendo mejillones, la cocina era estrecha y cuando pasé por detrás de él, me cerro el paso, sentí su cuero pegado al mio, "no seas malo", le dije, él se giró y sus ojos se clavaron en mis labios, quise besarlo, quise que me besara, pero él se echo hacia un lado y me dejó pasar, levanté la tapa de la olla y ese olor a salitre lo inundó todo.
Noté el roce de sus dedos cuando me dio unos platos para llevar a la mesa, le notaba nervioso y eso me excitaba, no quería jugar con él, pero a qué mujer no le gusta saberse deseada.
Había decorado la mesa, se notaba la falta de un toque femenino en la misma, pero yo sabía que se había esforzado para que me sintiese cómoda, a la vez que le daba un toque intimo.
- Está bonita la mesa - le dije - pero no tenias que haberte molestado tanto por mi.
Y nada más acabar la frase, el brillo de sus ojos se apagó por un momento, había intentado ser cortes, pero creo que él se lo tomo de otra forma.
Salió del salón a la cocina, y yo me quedé allí, mirando la mesa, pensando que decir para que no se sintiera herido, mi intención no era menospreciar lo que había hecho por mi, no estaba acostumbrada a que nadie me "mimase" tanto, se preocupasen por mi, y fuera su prioridad, eso me desconcertaba.
Nos sentamos a la mesa, el cocktail de gambas estaba riquísimo y la tercera copa de Moscatto estaba empezando a hacerme efecto, estaba frente a mi, y me perdí en su mirada, me fije como lo hacia, me miraba despacio con una ternura que hasta entonces no había captado, y de pronto el color de sus ojos se acentuaba y descubría deseo y pasión, pero también miedo.
Noté que sus dedos acariciaban los míos, e instintivamente abrió su manos para que la entrelazáramos, era una sensación suave sentir su piel en la mía, como suavemente me acariciaba la mano, la música, el vino, el olor de una vela de vainilla, y por un momento percibí una grieta que se abría en el muro, y que este poco a poco se resquebrajaba.
Nos sentamos en el sofá, él a mi lado, sentí que mi respiración se aceleraba, y el muro iba cayendo poco a poco, ya no era tan alto, ya no era tan infranqueable.
- ¿Me darás la receta de la salsa de los mejillones?
- Es secreta... pero si sabes como conseguirla... quizás te la diga - me dijo con un tono muy juguetón.
- Eres un diablo... - le contesté y mi imaginación se perdió en las mil y una cosas que le haría para sacarle el secreto de la salsa, me excité solo con pensarlo.
Sacó unos chupitos de un licor de tequila rosa,  y entonces me quitó un mechón de pelo de mi cara, le cogí la mano, y el se inclinó para besarme, y ... y me eché ligeramente hacia atrás como si el miedo tirara de mi, cogí el chupito lo interpuse entre los dos y me lo bebí de un trago.
Noté que algo se rompía dentro de él, pude oírlo, un crujido y en sus ojos asomó algo parecido a una lágrima.
Se levantó, pensé que iba a dejarme sola en el salón o que quizás cogiera mi chaqueta me la diera y me dijera adiós, aquel pensamiento se estrelló contra el muro y sorprendentemente lo derribó del todo, pensar en no volverle a ver, fue el detonante, como si ese pensamiento fuera un cartucho de dinamita que volatilizó lo que quedaba de mis dudas.
 ¿Puedo pedirte un favor? - me dijo
- Claro, siempre y cuando pueda hacerlo...
- Por supuesto, no es nada malo.
- Venga, dime...
- ¿Bailarías conmigo?
Sonaba "Strangers in the night" de Frank Sinatra, cuando me tomó la mano, y me llevó hacia el, sentí como me sujetaba, mientras mis piernas perdían fuerza y yo me abrazaba a su cuello, empezamos a bailar despacio, mientras la canción me envolvía...

Strangers in the night                
Exchanging glances                   
Wondering in the night               
What were the chances             
We'd be sharing love                 
Before the night was through    

Something in your eyes             
Was so inviting                          
Something in your smile            
Was so exciting                         
Something in my heart              
Told me I must have you           

Strangers in the night                
Two lonely people                     
We were strangers in the night 
Up to the moment                     
When we said our first hello   

Hundió su cabeza en mi cuello, me apreté mas a su cuerpo sentía latir su corazón, cerré los ojos y busqué en mi interior, ya no quedaban restos de aquel muro, y alguien dentro de mi, una voz que conocía de siempre, me dijo "deja que ocurra"
Y mis labios se abrieron y escribieron...
- Nico... ¿Qué voy a hacer contigo?.. quiero... pero...

Me miró y me perdí en él.
- Yo...- empezó a decirme.
- No, no digas nada, solo bésame y prométeme que nunca, nunca me romperás el corazón.
Y me besó, y le besé, con prisas, con el sabor dulce de su boca, con el sabor a tequila, con el sabor de un miedo que se había ido.
Después de un rato besándonos, me dijo " espera un momento", colocó un cd, busco una canción y entonces mientras coque cantaba aquello de ...
"Llevas años enredada en mis manos, en mi peloEn mi cabezaY no puedo másNo puedo más
Debería estar cansado de tus manos, de tu peloDe tus rarezasPero quiero másYo quiero más
No puedo vivir sin tiNo hay maneraNo puedo estar sin tiNo hay manera..."
Me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio...






domingo, julio 30, 2023

La cena (ÉL)

 Aquella cocina era pequeña, pero no importaba, como no me importaba que cuando le daba los platos, o un vaso rozara intencionadamente la mano de ella.

Ese roce me cortaba la respiración, era como si alguien me pasase un cubito de hielo por la espina dorsal, se me erizaba la piel.

Llevaba mucho tiempo preparando esa cena, pensando en esa cena, incluso soñando con esa cena, sin saber si ella accedería al final.

Cuando sonó el timbre de la puerta, mi corazón brincó como si acabase de montarse en una montaña rusa, subía lentamente hasta la cima  y entonces caía a toda velocidad.

Abrí la puerta, y allí estaba ella, radiante, con esa sonrisa que llena cualquier espacio y esa mirada juguetona tras sus cristales redondos.

Descendí mi mirada hasta sus labios, llevaba un vestido largo, ligero, de seda que bailaba sobre ella cada vez que se movía.

- No sabia que traer, así que, sabiendo que no te gusta el vino, me he decidido por un "Sangre de Guida". - me dice con esa voz que me encandila.

- ... genial me encanta... - las palabras salieron torpemente de mi boca.

- ¿Me vas a dejar pasar, o vamos a cenar en el rellano de las escaleras?

- Perdona,  es que...

- Mira que eres tonto, anda vamos

La abracé, y susurré a su oído: "estas preciosa", ella se separó y me devolvió una sonrisa, que aceleró mi pulso.

Cogí la botella y la puse en el frigorífico, una amiga me dijo una vez que el vino que te traen nunca se pone en la cena, se guarda para la siguiente vez.

- ¿Quieres tomar algo?  un vermú...

-  No se si mezclar... ¿o es que me quieres emborrachar? - soltó mientras me sonreía.

- No... en serio, si no quieres,  tengo un mosccato muy frío.

- Mejor el mosccato.

- Aún tengo que acabar unas cosas en la cocina, ponte cómoda, he dejado unos cd's en la mesa, teddy pendergrass, maxwell,  pero elige lo que tu quieras.

Volví a la cocina, le puse una copa de vino, y se la llevé al salón, me quedé mirándola un rato, mientras ella se fijaba en las fotos que vestían la pared del salón.

Como si supiera que estaba detrás de ella, me dijo: " siempre me han gustado tus fotografías, sabes captar la mirada, el gesto, dicen algo..."

No supe que contestarle, ella se giró y se quedó mirándome fijamente a los ojos, mi mano tembló cuando le ofrecí la copa de vino, por un momento tuve la sensación de que nuestras miradas se habían enreadado en una conversación sin fin.

- ... Tengo que volver a la cocina... - puse como excusa - ¿pones algo de música?
- Vale, ¿pero no quieres que te ayude?
- No hace falta, no te vayas a manchar tu vestido... ¿te he dicho que estas preciosa...?
- Gracias - contestó dejando volar las palabras.

Noté un cierto rubor en sus mejillas, ¿o sólo fue mi imaginación?

Volví a la cocina, la oí trastear con los cd's, al final se decidió por teddy pendergrass.

Tenía en la nevera las dos copas con el cocktail de gambas, a la salsa rosa le había dado un ligero toque de whisky, que combinaba perfectamente con el sabor dulce de la piña.
Mientras en la olla los mejillones terminaban de cocerse, desprendiendo ese olor a mar.

- Me encanta como huele - su voz me sorprendió 

Había entrado en la cocina, se  puso detrás de mi intentado pasar para ver lo que había cociéndose, retrocedí  cerrándole el paso, y sentí como su cuerpo se pegaba al mío y su respiración en mi nuca.

- No seas malo, ¿no crees que ya sé lo que estás haciendo solo con olerlo?

Me giré y nuestras bocas quedaron a escasos centímetros, ardía en deseos de besarla, pero no quería estropear la noche sin saber si ella lo aceptaría.

- Vale, vale, recuerdo que me dijiste que te encantaban, tengo ya preparada la salsa de tomate, van a ser "al tigre" como los hacía mi madre, solo que yo les pongo algo más de picante, ¿te gustarán?


- Claro, me gusta el...picante - y deslizo lentamente esa palabra por sus labios

Noté que me acaba de excitar, tan cerca, su voz,  el calor de la cocina...

- Bueno saco los entrantes y así dejó que se enfríen un poco los mejillones.

- ¿Te importa llevarte estos platos a la mesa? - y sus dedos rozaron los míos, por un instante creí que había sido intencionadamente, como si hubiera buscado ese contacto.

La mesa era sencilla, había colocado dos sobre manteles blancos, que cruzaban la mesa, dos pequeñas velas en el centro, las copas los cubiertos, no era nada del otro mundo, pero para mi lo era todo.
Encendí una vela de vainilla en un rincón del salón.

- Está bonita la mesa - me dijo - pero no tenías que haberte molestado tanto.

De pronto sentí un vacío en el estómago, aquel "no tenias que haberte molestado tanto" fue como un directo al hígado que te deja sin respiración.

- Voy a ver como va todo por la cocina, siéntate - y salí del salón lo más rápido posible.

Preparé los mejillones,  saqué el sorbete de limón para que estuviera en su punto y lo rocié un poco más con champagne.
Llevé las dos copas del cocktail, ella estaba jugueteando con los cubiertos.

 - Ya estoy aquí, la mesa es pequeña así que luego traigo el plato principal
- No te preocupes, así está bien. Tienes una casa muy acogedora.
- Bueno digamos que es algo ecléctica, no la siento como mía, ni como me gustaría. ¿ te sirvo mas mosccato?
- Si, gracias, aún así, tiene algo de tu personalidad.

Volvió a clavar su mirada en mi y sentí que un calor subía desde mi estómago hasta mis mejillas, su mirada era como un lazo rojo de seda que lo lanzaba y se iba anudando a mi cuerpo.

Pasamos el resto de la cena charlando de todo un poco, alguna broma, sus risas, sencillamente me sentía como se debe sentir ese capitán de barco que está en plena tormenta con el temor a que una ola lo hunda y de pronto ve la luz del faro, el puerto, sabiendo que allí estará a salvo y recogido.
Así me hacía sentir ella, como si al final hubiera llegado a donde siempre quise estar.

Extendí mi mano y acaricié la suya, sentí que daba un pequeño respingo, pero no la apartó, abrí mis dedos y los entrelace con los suyos, me sonrió, y por un momento estuve tentado de levantarme coger su cara entre mis manos y besarla.

Habíamos acabado con la botella de mosccato y con una de lambrusco, me sentía ligero, y en sus ojos había una chispa diferente.

- Si quieres nos sentamos en el sofá y traigo el postre.
- ¡Ufff!  no sé si me entra más, estaba todo muy rico, y esos mejillones... me tienes que dar la receta de la salsa...
- Es secreta... pero si sabes como conseguirla... quizás te la diga - le dije en plan juguetón
- Eres un diablo...- me dice, dibujando en sus labios una sonrisa aún más picante que la salsa

Tomamos la sorbete, y después saqué unos chupitos de "Hermanito" un licor de tequila rosa.
No sé si fue el alcohol, Maxwell, ella tan cerca, que mis dedos cogieron un mechón de su pelo que caía sobre su cara y lo aparté, ella acarició mi mano, y me incliné un poco más para besarla... y ella... se separó, cogió el chupito y  se lo bebió de un trago.

Otro golpe en el hígado, me sentí como si caminase por un páramo helado en camiseta y pantalón corto, cerré los ojos, intentando atrapar esa lágrima que luchaba por salir. ¡¡ Había rechazado que la besara!!

- ¿Puedo pedirte un favor? - le dije contrariado 
- Claro, siempre y cuando pueda hacerlo...
- Por supuesto, no es nada malo.
- Venga, dime...

Me levanté y cambien el cd, puse un recopilatorio de lo mejor de Frank Sinatra, y cuando empezaban los acordes de "Strangers in the night" extendí mi mano...

- ¿Bailarías conmigo?

Ella la tomó con fuerza, no lo dudó un instante, y se pegó a mi, sus brazos abrazaron mi cuello y una de sus manos sujetaba mi nuca, sentí escalofríos, cerré los ojos, y hundí mi cabeza en su cuello, su olor me invadió, mientras nos movíamos lentamente, mis manos se deslizaban por su cintura apretando su cuerpo más al mío,. sentía el latir de su corazón en mi pecho.

- Nico... - susurro - ¿Qué voy a hacer contigo?, quiero... pero...

Me separé de ella y la miré a los ojos, su mirada estaba entre aguas como si fuera a romper a llorar, o simplemente era el efecto del alcohol... nunca lo sabré.

- Yo... - no me salía que poder decirla, la sentía tan cerca y a la vez tan lejos.

- No digas nada, sólo bésame y prométeme que nunca, nunca me romperás el corazón - me dijo 

Y la besé, noté en sus labios el sabor dulce de su boca, el sabor a tequila, a pasión, a prisas, a deseo, y a miedo, un miedo que se fue apagando a medida que nos besábamos.









lunes, julio 24, 2023

El contador de historias

 

Descuelgo el teléfono, su voz llega desde el otro lado del hilo telefónico vestida de nostalgia.

- Hola - me dice, y sus palabras se descuelgan de su boca como lo haría la lluvia que cae de una hoja.

- Hola, tengo la sensación de que algo te pasa...

- Bueno... ¿sabes? creo que ya sé por qué te llamo, hablar contigo es como si en el fondo acompañaras mi soledad, me acompañas a estar sola, por que no hay peor cosa que sentirse sola, no es estar sola, sino sentirse sola, y me siento sola cada vez que rozo el otro lado de mi cama y sólo hay escarcha.

Hay soledad en mi cocina, cuando sólo tengo que cocinar para mi, cuando lleno de vino solo un vaso, cuando mi cintura añora
unos abrazos por detrás mientras me besan el cuello.
Hay soledad en mi mesa, esa mesa de madera que desnudé un día y tirita de frío.
Hay soledad en las películas que veo por que no tengo un hombro donde apoyarme ni un cuerpo al que abrazarme cuando de la tele salta un miedo.
Hay soledad en el silencio del acto de apagar la tele y caminar a la cama, sin poder comentar como ha sido el programa, o la pelí, sin poder besar un sueño de buenas noches,
Hay soledad en el abrazo que doy a mi almohada como si ella fuera su sustituto.
Hay soledad en mis pasos por las calles, que a veces suenan a hueco, por que no hay un destino, no hay principio ni final, no hay una despedida por que no hay una bienvenida. hay soledad en mi amanecer, cuando me estiro en la cama y siento el frió de la ausencia, de su voz de su mirada, de
unos besoa de buenos días, del olor a café
Hay soledad en los viernes por la noches por que ya no hay planes, hay soledad en los sábados por que no tengo con quien remolonear en la cama sintiendo que el lunes está tan lejos que quizás nunca llegue.

Me siento como esos relojes de arena que miden el tiempo por los granos que pasan de un lado a otro, sólo que esta vez nadie girará el reloj para que vuelvan a caer, cada grano de arena es un momento que no volverá un momento cargado de soledad.

Y hay soledad en mis recuerdos que cada día que pasa se enturbian más en mi mente como si se fueran desenfocando perdiendo en algún lado de mi cerebro al que cada vez más me cuesta llegar…

- Siento oírte decir eso, por que sé que hay soledades que son difíciles de llenar, de igual manera que hay soledades que acompañan por que gracias a ella podemos encontrarnos, yo sólo soy un contador de historias, si quieres puedo contarte una para que así al menos este ratito no te sientas tan sola.

- Gracias…

-"Había una vez un hombre que se sentía tan solo como quizás te sientas tú ahora, había tenido la suerte de amar, se decía, pero nunca llego a comprender que uno se pierde pensando en lo que no se tiene cuando debe pensar en lo que tiene, y así sin verlo, sin desearlo se quedó solo.
Caminaba todos los días, maldiciendo su mala suerte, aunque en el fondo él sabía que no era cuestión de mala suerte, sino de que uno tiene lo que se busca, uno de esos días que se creía el ser mas triste de la tierra pasó por delante de la puerta de un gran hospital, y sin saber por qué, entró.
Recorrió los pasillos mirando las habitaciones, oyó lamentos, y oyó rezos, vio lágrimas pero también vio esperanza y sonrisas, algunas de esas habitaciones estaban llenas de gente que iban a visitar a sus parientes, otras sin embargo solo guardaban a los enfermos que intentaban dormir para que la estancia en el hospital se les hiciera mas corta.
Al rato salió del hospital pensando en la soledad de estar tumbado en la cama hora tras hora sin que nadie fuera a visitarles.
entonces tuvo una idea, al día siguiente volvió al hospital y entró en una de las habitaciones en las que no había visitantes, se presentó y le dijo al enfermo, "hola, soy tu acompañante de alquiler", el enfermo le miró extrañado "¿es una broma?  ¿una terapia nueva del hospital?" "No" contestó él, simplemente creo que no es bueno estar solo todos los días y yo tengo tiempo me gustaría alquilar mi tiempo para acompañarle. "Ya ..  vale... pero cuanto me va a cobrar por ello...", inquirió el enfermo, "nada, sólo le pido que si alguna vez yo termino en un hospital usted me alquile su tiempo". Al enfermo le pareció algo extraño aquel trato, pero eso era mejor que no estar sólo todo el día.
Y de aquella forma aquel hombre llegaba por las mañanas al hospital y alquilaba sus horas, una por paciente, hasta que terminaba el horario de visitas.
Dicen que estuvo cinco años visitando todos los días el hospital, hasta que un día cuando estaba alquilando una de sus horas, entró una chica en la habitación, "hola, ¿eres tú el visitante que se alquila?" le dijo, él la miró sorprendido, " sí soy yo, ¿por qué?". "me gustaría hacer lo que tú haces,  y no sé a quien dirigirme, y me llegó que había alguien que ya lo hacía... y aquí estoy"

Dicen que fue de esa forma que crearon una asociación, voluntarios que alquilan su tiempo, solitarios que apagan su soledad, sabiendo que el día que ellos puedan estar en una cama de hospital también tendrán compañía."

- Es una bonita historia…

- Lo es, pero no quiero que te lo tomes como una moralina por lo que me has contado, lo que sientes es como la sombra que todos tenemos cuando luce el sol, hay que aprender a convivir con ella, quizás algún día tu sombra pueda ser como la de Peter Pan y abandonarte por haga llegado alguien que la descosa de tus pies.

- Gracias, quien sabe... al menos tú me acompañas a no estar sola, un beso contador de historias.

- Un beso y dulces sueños.

jueves, julio 20, 2023

Qué te diría

 Son las ocho de la tarde. la puerta se cierra.


Ha acabado mi jornada laboral.

Perdonad, no os he dicho, soy psicologo, y tengo una consulta, a las ocho se va mi último paciente.

Ordeno mis notas, y en ellas siempre encuentro la misma palabra "miedo", miedo a que el pasado sea mucho mejor que el futuro, miedo al desengaño, miedo a no ser quien espera la gente que sea, miedo a no creer en uno mismo.

Estamos llenos de miedos, y el peor de todos es ese miedo al mismo miedo, que nos atenaza y no nos deja vivir el presente, disfrutar de las cosas.

Creo que el miedo es el arma más poderosa de la Tierra, ahora hay miedo a que unos locos religiosos cojan un auto y se lleven por delante a todo el que pillen, miedo a ir a un concierto, miedo a estar en una concentración y al final ese miedo nos llevará a encerrarnos, una vez más.

Pero yo no quería hablaros de esos miedos, que todos conocéis, entre mis últimos pacientes ha surgido una duda, quizás incluso otro miedo, que a mi me ha hecho pensar si yo también lo tengo, o mejor aún, ¿hemos pensado alguna vez en ello?, ¿estamos preparados para si sucediera?

No, sinceramente no estamos preparados.

Y os preguntaréis que es, dejadme que os haga la pregunta pertinente "¿Qué dirias si le volvieras a ver?, a él o a ella". Seguro que pensaréis en ex, pero la pregunta abarca mucho más, no solo a ex parejas, sino a seres queridos.

Le he dado muchas vueltas, ¿qué le diría si le volviera a ver?, que le diria a mi padre... y no lo sé, quizás me echaría a llorar, quizás solo le abrazaria, pensando en que estaría él pensando de como es mi vida. Y tú ¿que dirias?

Pienso que nos deberian preparar para ello, para estar listos cuando volvieramos a ver a esa persona, ¿qué le dirias tú a un amor pasado, a un amigo de la infancia?

¿que te diria a ti, papa, si te volveria a ver?

¿qué te diría, si te volviera a ver? ... A TI.

miércoles, julio 19, 2023

estrellas


Cogí la mano del pequeño, me miró y sonrió dulcemente.
Salimos al parque, donde las luces de la ciudad no molestaban tanto para ver el cielo estrellado de una noche de verano.

- ¡Cómo brillan! - me dice.
- Si, es algo que impresiona ¿verdad?
- Son muchas, pero  ¿porqué brillan?, ¿por que algunas desaparecen de pronto?

Por un momento pensé en hablarle de que la enorme presión y la gran temperatura que existe en el interior de las estrellas hacen que el helio se fusione, esa gran cantidad de energía se libera y se emite la luz que tarda años y años en llegar... pero cómo decírselo a un pequeño que te mira con esos ojos, asi que opté por una explicación más sencilla, mas dulce. 

En el universo hay tantas estrellas como seres humanos en la tierra, cada uno tenemos una estrella, somos una estrella, brillan tanto como podemos brillar en nuestra vida. Cuando no ves una estrella es que ha bajado a la tierra para estar con nosotros, la estrella se convierte en persona, nos acompaña, es como si subiese a nuestro tren  y está allí, y nos ilumina y nos hace felices, hasta que un día decide bajarse del tren, y volver a ser estrella y es cuando la vuelves a ver brillar en el cielo.

- Pero y que pasa si la estrella se va y luego yo quiero  vuelva, quiero que se vuelva a subir al tren conmigo.

- Sólo tienes que desearlo, pensarlo y soñarlo,  entonces, a veces, la estrella vuelve a bajar a la tierra, otras no regresa, pero la verás brillar con más fuerza, por que sabe que tú estas pensando en ella.


Nos quedamos callados mirando las estrellas, y por un momento pensé que todo aquello que le había contado era la verdad, que a veces una estrella se sube a nuestro tren, que a veces en alguna estación se baja para volver a brillar, y que bastará con pensar en ella con soñar con ella, para que brille con más fuerza.

martes, julio 18, 2023

Tranquilidad

 El sol se asomaba una vez más prometiendo abrazar el asfalto

Hacía calor, un caloro acentuado por noches tropicales, en el parque del retiro esa sensación solo la apaciguaba el olor de la hierba mojada.
El suelo se había convertido en una alfombra de tonalidades secas, el verano había tomado posesión del parque.
Caminé, como siempre, con mi música, como si fuese en una burbuja aislado de todo.
Lo encontré sentado en un banco, con la mirada perdida, esperando sin esperar. Me senté a su lado, no hacía falta que le dijera nada, él ya sabía que iba a llegar.

- Llegaste... - me dijo, sin dejar de mirar más allá del seto.
- Sí, aunque no sabía que estarías aquí.
- Hace tiempo que te espero, y sé que llegarás cuando tengas que llegar.
- Es verdad, realmente llevo demasiado tiempo... me siento como si hubiera caido en el mar, pero no me hundo ni tampoco estoy a flote, me mantengo entre dos aguas, y ahí permanezco indiferente entre si caigo al fondo o salgo a la superficie, y el tiempo pasa, dias, semanas, meses, no hay una corriente, ni olas, no hay nada mas que estar entre las aguas, mirando a mi alrededor... sin más.
- Quizás lo veas así pero sigues adelante aunque tengas la sensación de no mover los pies,  quizás sólo estas inmovil por que esperas una señal para elegir un camino, ese camino que quieres que te lleve a esa felicidad que tanto os venden y que aún no entendeis que no existe como tal.
- La felicidad... si, es posible que la hayan envuelto en papel de regalo y lazos pero que cuando lo abres solo hay una caja vacía.
- Te voy a contar algo
- Lo esperaba...
- Hace mucho mucho tiempo, yo por aquel entonces era más joven que tú, estaba en una situación como la tuya, pensando si todo lo que había vivido merecía la pena, y si lo que quedaba por venir iba a merecerlo.
 ¿dónde se había quedado esa fuerza que me empujaba a saltar de la cama para vivir un día diferente? ¿dónde se habían quedado esas ganas de encontrar la felicidad, la ilusión por descubrir, por soñar despierto?
y sin más, lo tuve frente a mi, había una puerta de color verde, tras ella había una escalera de madera que crujía cada vez que la pisabas, y otra puerta que daba a un pequeño apartamento, blanco, muy blanco. Una mesa circular, blanca, bajo una lámpara industrial, y un pequeño sofá. Había un cuarto de baño frío, como solo se puede sentir en las madrugadas, y había un dormitorio pequeño, pero que se convertía en una isla lejos de todo.
Había unos balcones con parpados de madera, blancos también.
Y allí había una tranquilidad que solo podía compararse a cuando los ojos caen por el peso del sueño pero aún eres consciente de que no estas dormido.
Había noches que sólo mesaba unos cabellos, en silencio, en aquel pequeño sofá, y cuando sus ojos se reflejaban en los mios esa tranquilidad lo invadia todo, y habia felicidad en esos momentos, por que la felicidad es cuando , por fin, te sientes tranquilo, tu mente está tranquila, no piensa, tu cuerpo está tranquilo no hay cansancio ni estres, ni agobio, tu mirada es tranquila por que sabe que habra otra mirada para tomarla, y tu corazon esta tranquilo por que sabe que se acompasa a los latidos de otro corazón. Quizás para algunos la felicidad sea otra cosa, pero yo te puedo decir que allí habia felicidad, por que esa sensación de una tranquilidad inmensa e infinita lo abarcaba todo...
- ¿Y que pasó?
- Pasó.. que había demasiadas cosas en mi cabeza que terminaron echando esa tranquildad, y todo lo que era se convirtió en un HUBO. pero no te contaba esto por nostalgia o tristeza, sólo quiero decirte que a veces la felicidad son sólo momentos de tranquilidad, no como se entiende estar tranquilo, sino TRANQUILIDAD en mayúsculas cuando todo tu espacio, tu ser, tu espíritu se encuentra en ese estado que ya ni siquiera es terrenal, quizás es solo el preludio a la la tranquilidad de la que hablan los que estan a punto de morir los que han pasado esa línea y dicen que no quieren regresar por que allá hay paz, hay tranquilidad, quizás la felicidad que tenemos aqui pueda que sean retazos de esa tranquilidad.

Esa tranquilidad algunos la consiguen a solas, es muy rara, pero el resto, los afortunados la encuentran cuando encuentran a esa persona que se acompasan juntos, es como un  diapasón,  se entienden estando en silencio, se hablan con solo mirarse, saben escucharse pero también saben entregarse, cuando al estar con esa persona crees que has llegado a tu hogar, no hay más, solo hace falta verlo, solo hace falta dejar que ocurra.

- Creo entenderte, porque muchas veces, la parte más feliz de mi día es cuando me invade el sueño y no hay pasado ni presente, el futuro está en ese cerrar de ojos en los sueños que van a llegar sin ser consciente de toda la presión, de la rutina del día, de la centrifugadora que es no parar de pensar.

- Así es, deberían enseñar en las escuelas a vivir, a encontrar esa tranquilidad en las cosas, en las personas, enseñarnos a amar, a querer...

- Tengo que irme, he de volver, ahora no puedo estar mucho tiempo sin volver...

- Lo sé, hoy no he podido contarte un cuento, pero la próxima vez lo haré, no tardes, yo también te echo de menos

- No sabes cuanto lo hago yo - le digo a mi viejito, que me sonríe al oirlo.

Tomo el camino de regreso a casa, sin mirar atrás, sé que ya no estará en el banco, seguramente estará tras esa puerta de madera, sintiendo y viviendo su tranquilidad.

viernes, julio 14, 2023

Lo más duro

A veces lo más duro no es una despedida
A veces lo más duro no es un adiós

A veces lo más duro no es saber que ya no tendrás el sabor de sus besos, ni sentir como se posa una mirada en tus ojos ni que su sonrisa te atrapé, ni que nunca más dibujarás con el dedo el contorno de su piel.

No, a veces eso no es lo más duro

Lo más duro es...

Que la vida continúa , y se te ha desprendido un trozo más de tu corazón, que la vida continúa y tu sientes que un día saliste de casa con los sueños colgando de las paredes y cuando volviste los encontraste hechos añicos en el rellano de la escalera, que la vida continúa y hay un vacío imposible de llenar, y que todo el mundo, todo el mundo sigue viviendo...

 pero a ti. una tarde se te paró la vida.

jueves, julio 13, 2023

El coleccionista

Hay quien colecciona monedas, hay quien colecciona sellos, incluso hay quien colecciona botellas vacías.

Pero aquel tipo era un tipo extraño.
Coleccionaba canciones inacabadas, poemas sin rima, caminos rotos, esos que no te llevan a ninguna parte pero te dejan en cualquier sitio,
pedacitos de corazones encontrados en el parque, y deseos lanzados a la fuente de la plaza.

Todos los guardaba en su alacena, junto a una caja cerrada de la cual colgaba un cartel ¿Por ques? y un block que se titulaba "perdones no dichos",
también tenía una gran vasija llena de letras.

Se decía que cuando escribía, abría la vasija y desperdigaba las letras por la mesa, luego abría un cajón secreto donde tenía guardado los recuerdos, estos
salían volando, atrapaban las letras y formaban un cuento.

Una noche de las que nunca se olvidan, cuando el verano empieza a escribir sus primeras líneas, y  en la bóveda del cielo alguien ha cosido las estrellas al terciopelo. 
El coleccionista se encuentra con una mirada de almendra, y una sonrisa que le baña en las aguas quietas de un lago.
Ella deposita en sus labios un suave beso como el aleteo de una mariposa, breve como un sueño.

Cuando vuelve a casa, acaba cada canción inacabada, rima cada poema sin rima, toma todos los pedacitos de corazón y los suelta entre las flores del parque.
Cierra con llave la puerta de su alacena.

Y se echa a andar por los caminos rotos esos que no te llevan a ninguna parte pero que te dejan en cualquier sitio. por que sabe que ella le está esperando

MIEDO

 Tenía miedo...
   de ver el mundo desde lo alto por lo que llenó sus paredes de postales.

Tenía miedo...
    de que sus sueños se volvieran realidad por lo que los ató con un lazo de colores a un globo.

Tenía miedo...
    de que el tiempo borrara el nombre escrito en ese lazo y lo cubrió de celofan.

Tenía miedo...
    de tener miedo por lo que dejó de sentir.

Tenía miedo...
    de olvidar que los recuerdos se pueden volatilizar, por lo que llenó su mochila de tantos que ya no pudo levantarla.

Tenía miedo...
    de que su cama se cubriera de rocío y lo tapara, por lo que tiró una manta al suelo y ya no volvió a dormir en su cama.

Tenía miedo...
    de  cada rincón de las calles por las que pasó, cada esquina donde esperó, cada parque donde paseó le doliera tanto que no pudiera soportarlo, y se encerró y no quiso salir más.

Tenía miedo...
    de abrir un día los ojos y descubrir que ya no estaba, por lo que apagó las luces para no ver más.

Tenía miedo...
    tanto miedo...que cuando volvió a ver su sonrisa, y sus ojos


   DEJÓ DE TENER MIEDO

martes, julio 11, 2023

Sin título

 Cuando la vida deje de doler aprenderé a vivir de los recuerdos 

domingo, julio 09, 2023

Días bonitos y no tan bonitos

 Hay veces que hay días bonitos...

Y otras veces que hay días no tan bonitos...

Y alguna rara vez hay días que a la vez son bonitos y no tan bonitos...

Un día bonito.                                                           
Ver como disfrutas como una niña

Un día no tan bonito.                                         
 Pensar que no estoy dentro de ese disfrute

Un día bonito.                                                           
Ver ese brillo intenso en tus ojos

Un día no tan bonito.                                           
Saber que será la última vez que los veré 

Un día bonito.                                                       
Sentir tus labios en los míos

Un día no tan bonito.                                           
Sentir que ya no sabré como saben tus besos

Un día bonito.                                                       
Dejar que tú sonrisa me abrigue y me cubra

Un día no tan bonito.                                           
 Sentir el frío de ya no tener el abrigo de tu sonrisa

Un dia bonito.                                                       
Sentir tu manos sobre la mía como si fuera lluvia de verano

Un día no tan bonito.                                           
Saber que esa lluvia no volverá a mojarme

Un día bonito                                                         
Verte llegar con esa luz que emana de ti y hacer una fotografía en mi mente de esa imagen

Un día no tan bonito.                                         
 Saber que esa fotografía se irá borrando en mi mente con el  paso del tiempo

Un día bonito.                                                   
Decirte "hola"

Un día no tan bonito                                               
Que mis últimas palabras que salieron de mi.  boca  fue un "Adiós"

Y hubo un día que fue así al mismo tiempo, un día bonito y un día no tan bonito

Mi parque

 Vuelvo a mi parque.

A sus sombras y sus recodos

A sus rincones  donde me han visto mirar unos ojos que brillaban, donde me han visto llorar por unos ojos se van.

Hoy, mi parque, te voy a contar a ti y solo a ti

Como una tarde puede ser la más maravillosa  de una vida y a la vez la más cruel y asesina.

Escúchame  mientras los  diques de mis ojos se abren en canal  para vaciarse...

viernes, julio 07, 2023

No hay mas

 El sol de julio entraba por la ventana, aún no hacía calor, aún no.

Mumford and sons cantaban su "Son" ,mientras sobre una sábana de color azul mar, ella y el, el y ella recostados contra el cabecero de la cama de Ikea disfrutaban de "ese momento"

El leía distraído en su e-book, ella se entretenía con su último libro favorito.

Sus pies se rozaron levemente , como lo hacen los copos de nieve al caer sobre el cabello.

Se miraron.

No había rastro alguno del pasado en su mirada,ni tampoco sombra alguna del futuro, solo existía ese momento, único e irrepetible, aquí y ahora,no hay más... 

"No hay más"

Él dejó el e-book , ella tiró el libro al suelo, durante el breve instante de unas décimas de segundo sus miradas se fusionaron en una conversación interminable.

Se besaron.

No hay más

Era ese momento, único e irrepetible

jueves, julio 06, 2023

Eres

 Eres playa pero temes a las olas

Eres arena pero temes al viento

Eres barco pero temes al mar abierto


Déjame ser tu rompeolas

Donde se estrellen las olas

Donde se frene el viento

Donde tu barco tenga cobijo 

miércoles, julio 05, 2023

DEJA QUE OCURRA

Pintaba sus cuadros de un gris apagado.
Sus fotos amarilleaban en algún cajón olvidado.
Su sonrisa guardada en el bolsillo.
Y la música era un eco lejano que rebotaba en las paredes.

Entonces alguien le susurró al oido: "A veces basta con un deja que ocurra"


Y sus cuadros se llenaron de color.
Las fotografias saltaron a las paredes.
La sonrisa se cosió a su boca... (llena de besos)
Y la música... la música no dejo de sonar NUNCA.

Basta con un DEJA QUE OCURRA.

lunes, julio 03, 2023

Hoy

 


Hoy me gustaria decir todo aquello que no dije, besar todo lo que no bese y ser valiente donde no lo fui

sábado, julio 01, 2023

La cometa

 Aquella tarde me acerqué al parque, en Madrid alguien pinta el cielo de un azul que no se puede ver en ningún lugar del mundo.

Corría una ligera brisa, intenté atrapar en ella algún vestigio de olor a mar, a sal, a paz.

Allí entre la algarabía de los pequeños,  separado, había un pequeño que jugaba con su cometa, corría veloz aprovechando la brisa para que la cometa, tras rebotar dos o tres veces en el suelo emprendiera el vuelo.

M e senté en la yerba a verlo, le pequeño tiraba suavemente del hilo y la cometa hacía una cabriola elevándose unos metros sobre el suelo, como si de alguna manera tuviera vida propia, pero en ese instante el chico soltaba el cordón , volaba más alto, y con un leve tirón la hacia descender, a veces y sin quererlo era tal el tirón que la cometa se estrellaba  contra el suelo, con un leve crujido.

El pequeño la recoge, la posiciona, y sale corriendo, la cometa zigzaguea un poco antes de volver a levantar el vuelo,  el chico pega pequeños tirones, se diría que son susurros que le hace llegar a la cometa para que se eleve, gire, revolotee.

Pero si se excede en el tirón, si lo deja mudo, si no le habla a la cometa, esta cae, despacio, pero cae.

De algún modo me sentí como esa cometa, esa tarde de verano.