miércoles, noviembre 28, 2012

La i minúscula


Estaba entre dos paréntesis.
Dos paréntesis escritos en mayúsculas
Ella, una i minúscula, imposible escapar, presa en aquel espacio, encerrada por detrás atrapada por delante.


Le habían hablado de un mundo exterior fuera de aquellos paréntesis, un mundo lleno de signos, interrogaciones, admiraciones, y puntos seguidos.
Había intentado escalar el paréntesis pero la curvatura era pronunciada y siempre cuando estaba a punto de llegar y asomar el punto de la i por encima
caía.

Llamó al abecedario para ver si de esa manera podía  saltar por encima, de primeras eliminó a la p, la q, la y, la j, y la z.

- Imposible con ellas poder trepar lo suficiente para saltar por encima.

Puso a la A y aunque tenía más altura no fue suficiente se separaba demasiado del paréntesis con su patas tan abiertas, con la B no podía por que resbalaba en sus curvas. La C se fue sin llegar a probarla, como la D que justo cuando iba a saltar su curva fue como un tobogán y se cayó..

El punto de la i se puso a llorar mojando el palito de la i, "nunca podre salir del paréntesis, siempre tendré que vivir aquí encerrada".
Lo intentó con la F pero era tan delgada la línea superior que con el peso de la i se dobló y casí parecía una P, no pudo tampoco con la G, ni con la H, menos aún
con la K.
En la M se quedó atascada en la mitad y tuvo que estirarse para poder salir de allí.

Llegaron la N, la Q, la R  y nada, la S  saludó pero no hubo forma de poder trepar por ella, la T se inclinaba cada vez que se acercaba al extremo de ella, la U fue descartada y asi  con la V W Y y Z llegó al final del abecedario.

Desconsolada se fue al paréntesis de la izquierda, el que abre paréntesis ,y allí  lloró desconsoladamente.

En eso oyó un ruido detrás suyo, todas las palabras fueron amontonándose hasta formar una pirámide, por la que la i subió. entonces cuando ya era más alta que el paréntesis en mayúsculas y se disponía a saltar, se le ocurrió una cosa...

La pequeña y en minúsculas i se pusó en horizontal el punto se fue pegando al palito que aguantó todo lo que pudo la respiración, y cuando ya no podía más, sopló
fuerte, tan fuerte que el punto de la i salió disparado contra el paréntesis y lo partió en trocitos.

Ya no había un paréntesis de cierre, y todas las letras salieron corriendo de su encierro.

Y allí, allí afuera la i se hizo amiga del guión, sobre el que montaba, jugaba con los círculos del tanto por ciento y saltaba por los puntos seguidos, hasta  dormia sobre la almohadilla.

Y nunca. nunca más se dejó encerrar por unos paréntesis.

viernes, noviembre 23, 2012

Cincuenta y...


Cincuenta y cinco metros cuadrados.
Cincuenta mil euros pendientes.
Cincuenta y cinco llamadas perdidas.
Cincuenta y dos cartas recibidas.

Cinco personas en la puerta.
Cinco veces llaman al timbre.

Cinco metros de altura.
Cincuenta mil pasos entre la vida y la muerte...

Y sólo un salto.

Cinco metros.
Un pensamiento antes de estrellarme contra el suelo.
Un sólo pensamiento: "me he dejado el gas encendido"
Cincuenta y cinco kilos de ser humano se esparcen en el asfalto.

Mientras el gestor del banco afirma: "un desahucio más".
Un cigarrillo que enciende.
Una explosíón.
Cincuenta y cinco metros cuadrados y cinco personas se desintegran con mi hipoteca.

miércoles, noviembre 21, 2012

Un papelito (Una historia ficticia)


Otra mañana más.
El anden se llenaba de gente a la espera del tren de cercanías.
A esas horas tempranas de la mañana, cuando el sol aún
se esta quitando la sábana de la cara, y la luna corre
para que nadie apague sus estrellas, los estudiantes se
arremolinan, vaqueros que casi rozan el suelo, se juntan
con mochilas llenas de apuntes y libros, dedos que se
deslizan en pantallas de cristal, facebook, whasapp..


Subo a uno de los últimos vagones, no cambio nunca, es
como un ritual, mismo vagón, casi la misma gente.
Siempre entro el último es la forma de quedarme apoyado
en la puerta, además me gusta observar a la gente, sus
caras. Intento adivinar cómo son sus vidas, en que están
pensando, intentar ver que hay tras sus miradas.

Ella sube en la parada siguiente, a veces hemos cruzado
la mirada, puede que sea así pero he notado que se sonroja
si la miro fijamente.

Mantenemos una conversación en silencio, donde buscarse
con la mirada es un hola, y también un adios.

Su pelo, teñido de color cae en cascada, sus ojos son
un dulce de leche sumergido en un lago de aguas tranquilas.
Su rostro desprende ternura envuelta en un halo de
miseriosa pasión.

Dos paradas más y esa pequeña película diaria colgará
una vez más su cartel de "the end", sólo que esta vez,
quien sabe, puede que sea un "continuara".

Me acerqué.

- Perdona - le dije - se te ha caido este papel.
- No es mio.
- Si, si es.

Suena el pitido de cierre de las puertas, ella salta al
anden mientras desenvuelve el papel.

El tren avanza, vuelvo a ponerme los cascos, y pienso
ale jacta est.

Han pasado 3 días, no he vuelto a tomar el mismo vagón quizás
por no enfretarme a ella, a veces es preferible
vivir de un sueño, que darte de bruces con la fría realidad.

Sin embargo, al cuarto día recibo un email.

"Hola.

NO tenía pensado escribirte, cuando ví tu direccion de correo en
papel era lo último que me esperaba, pero despues de pensarlo
y no verte en el tren, me he dicho ¿y porqué no?.
Asi que si quieres ya tienes mi dirección de correo.

Un beso"

Sin espera un momento, doy al botón de Responder.

"Hola

Chica sin nombre, me costó entregarte el papel, pero la vida es
de quien se arriesga. ¿Te arriesgas a tomar un café, mañana a
las 7 en "El narizotas"?

Un beso"

Un minuto, dos, tres, y un nuevo correo.

"Si"

Son las 7, ella llega sólo 5 minutos tarde, me sonrie, le sonrio
entramos, el bar es de dos plantas, subimos, dejamos los abrigos
nos sentamos, el camareo llega pedimos dos cervezas, y cuando se
va un silencio se hace entre los dos.

Como si quisieramos cortarlo, hablamos a la vez

- Tú primero
- NO tú primero.

Y asi empieza un manantial de palabras, a veces es un suave murmullo
de fondo, por que me pierdo en sus ojos, en como mueve las manos, como
sonrie, y hasta como llega a ruborizarse.

Y como un lector con un libro viejo, nos leemos, nos empapamos de
nuestras historias, descubriendonos poco a poco.

El tiempo corre, llega el momento, en la puerta del bar ella espera mi
pregunta, en mis labios las palabras se a amontonan con miedo a abrir
la puerta y no encontrar la luz. POr fin salen a borbotones

- ¿Quieres que volvamos a quedar?
- Si, por supuesto que si.

Cuando llego a casa, tengo un correo:

"Hola, soy yo, sólo quería escribirte unas líneas:

Abre la puerta
No digas nada
Deja que entre el sol
Deja de lado
Los contratiempos
Tanta fatalidad

Abre tus alas
Al pensamiento
Y déjate llevar
Vive y disfruta
Cada momento
Con toda intensidad

Y tú
Que vives tan ajeno
Nunca ves más allá
De un duro y largo invierno

Abre la puerta
No digas nada

Es una canción de Luz Casal que me encanta, espero que sepas leer entrelineas"

De pronto siento un ligero empujón.

- Perdone,- me dice una persona.

Abro los ojos, siento el traqueteo del tren, ella está alli, me mira
y cuando se cruzan las miradas ella baja la cabeza.
En mi mano llevo un papel.
El tren para.
Se abren las puertas, ella se detiene un instante frente a mi,
yo me quedo quieto y cuando se cierran las puertas miro el papel en mi mano.

Mañana, mañana si que se lo doy, y todo lo que he imaginado se hará realidad.

martes, noviembre 13, 2012

Historias del viejito


Subo por la calle Atocha hasta la plaza de Jacinto Benavente, aquí cambia el paisaje, chicos y chicas jóvenes se alternan
con extranjeros plano en mano, algunas prostitutas buscando su parné lejos de la competencia de la calle Montera, pasean
por la esquina de la plaza.

Bajo hasta la Puerta de Sol, y por un breve instante me paro a la entrada-salida de la boca de metro. Evoco algunas tardes
de frío invierno donde esperaba para que no me esperasen, sonrisas envueltas en abrigo.

Llego al café, a la vieja mesa de madera que me recuerda aquellos cafés con leche, testigos mudos de encuentros
con prisas.

Voy a la barra, una chica joven, latinoamericana se desplaza con lentitud, me exaspera, pero entiendo que por la miseria
que le pagan no va a correr más.

Llevo mi café a la mesa, me siento en dirección a la puerta, la gente pasa deprisa, en esta ciudad se ha perdido el encanto
de andar, de pasear, sólo basta mirar hacia arriba para descubrir otro Madrid diferente.

En ese momento, lo presiento, sé que está aquí otra vez, aunque hace ya mucho tiempo que no volvía.

- Hola, ¡qué frío hace ya!

Le miro, no puedo dejar de sonreír aunque sepa que ya no está, que quizás sea sólo un proceso de mi mente, en mi mente.

- Hola, ¿cómo te va?.. ya sabes.. por ahí arriba.
- Bien, bien mejor que a ti por que lo veo.
- Vaya, veo que sigues sin perder una.
- Digamos que más que verlo lo siento, tengo la impresión de que estas agotado, agotado de vivir, agotado de eso que tu llamas bucle,
  agotado de que no haya un tren donde subirse, una ilusión que te empuje, agotado de pensar en aquellas oportunidades que tú mismo
  dejaste pasar.

Le miro, y creo que sabe más de mi que yo mismo.

- Sí, podría decirse que es así, pero también sigo en pie, mantengo la esperanza, sonrío en cuanto puedo...
- Ya, ya.. ¿quieres que te cuente una historia?
- ¡Cómo no!

Y empezó:

"Eran tiempos duros después de la guerra civil, había que tener picardía para conseguir algo de comer, y ni te quiero contar para encontrar un trabajo,
unas veces recogías trigo, otras una obra daba sustento entre semana, y mientras yo intentaba estudiar de noche, había poco tiempo para la diversión,
y menos para conocer chicas.
Sin embargo, como suelen suceder ciertas cosas, cuando no las esperas son cuando llegan. Y un día, camino de una obra la vi, créeme, fue amor a primera vista.
No fue fácil, eran tiempos tristes, pero al final, aquello fue como dicen en las películas, sentir mariposas en el estómago, vivir en una nube, con el paso del
tiempo todo ese torrente de sentimientos se fue serenando, navegó hacia una calma tranquila.
Al principio comprendí que así deberían ser las cosas, no se podía vivir siempre en esa hermosa "tensión", pero aquella calma...

Veía otras parejas, y esa calma parecía que la vivieran como una paz interior, mientras yo la vivía como un eterno estancamiento, un día era igual a otro,
no eran malos, pero...
Y dejé que aquel espacio que ella ocupaba y que pintaba de colores, se fuera llenando de sombras, de grises y oscuros, aquellos que en sus alforjas llevaban
los días donde no había cabida para la ilusión.

Llegó un momento que echaba tanto de menos aquel torrente, que la calma que me daba no me bastaba y me alejé, para terminar al final.
El tiempo pasó, los recuerdos salían cada noche a bailar en el saloncito de mi cabeza, mientras la soledad extendía su tienda de campaña, como lo haría
cualquier ocupa en una casa abandonada.

No dejaba de pensar en la frase: "Unos viven la calma como una paz interior, otros como un eterno estancamiento". Estaba claro que yo era de los segundos,
pero ¿como vivirlo?, ¿cómo cambiar ese sentimiento?, ¿como saber que no estaba equivocado, otra vez?"

De pronto se calló, y me miró fijamente a los ojos.

- Y al final ¿qué hizo, que pasó, volvió con ella? - le pregunté.
- No puedo, ni debo decírtelo.  Cada uno debe  encontrar "su" respuesta. Quizás la respuesta no sea ni uno ni otro, sino que esté encerrada en la misma
frase, en  encontrar una calma alterada que nunca lleve a un estancamiento. Y ahora he de irme, ya sabes...

Se levantó, puso su mano sobre mi hombro y me sonrió, quise levantarme y abrazarle, pero...

Aquella tarde hacía frío, mucho frío, el cielo azul engañaba a los ojos que lo miraban detrás de los cristales.
Abotoné mi abrigo, pagué el café, sólo un café, y volví a mi caja de cerillas.

jueves, noviembre 08, 2012

Venganza 2 parte


A los pocos días, volví a entrar a la página de contactos, tenía 6 mensajes,
fuí viendo los perfiles de cada uno, y les escribí con un corto, "hola, tengo
un correo tuyo, ¿te apetece que charlemos?"

Dos horas después recibía un correo, esta vez era casado, decía que se sentía
aburrido de su pareja,que buscaba sensaciones nuevas para darle emoción a su
vida.

No me costó mucho decidir qué tipo de emoción le iba a dar.

Había alquilado una habitación en un apartahotel, seguramente con nombre falso
y pagada al contado para que su mujer no pudiera pillarle.
Cuando llegué, tenía preparada dos copas, como si realmente quisiera seducirme
para llevarme a la cama, aunque nuestro encuentro fuera de lo más explícito.

Esta vez no utilizaría la bolsa, trabajando en una farmacía, me es fácil
preparar una droga que simule un ataque cardíaco.

Realmente fue penoso. como amante no me extrañó nada que su mujer no le diera
cancha, casi fué como si me follase un conejo, sin previos, me tumbo se puso
encima y se fue al momento.
Incluso me dió pena matarlo, sólo pensaba en su mujer, engañada, cuando abrí
su cartera y vi la foto de ella, pensé en cómo la había liberado.

Pasó un tiempo en el que olvidé aquella página, intenté recomponer mi vida, salir
ir con amigos, la familia, pero cada dos por tres alguien me sugeria que me echara
novio, o que conocía a la persona adecuada para mi, o lo peor, "no dejes pasar
mucho tiempo o se te pasará el arroz".

Así que encendí el portatil, y volví a quedar, ya no recuerdo si dos o tres veces
más, en el fondo sentía que limpiaba de mierda este mundo.

Hombres que no tenían escrúpulos, que para ellos la mujer era un agujero donde
meter.

Hoy he quedado con uno al que le gusta disfrazarse de niña, pero según él es muy hombre,
sólo que tiene esa fantasía, me cuenta de sus viajes sexuales a tailandia. No quiero oir más
me imagino lo que puede venir y le digo que conmigo tendrá más que suficiente.

Voy a su casa, y aparece pintado los labios con una falda tableada, casi me muero de
risa al verlo, no dejo que me bese, me desnuda despacio acariciandome los pezones
dejando el rastro de carmin por mi pecho.

Le propongo un juego, le pido un pañuelo de seda y ato sus manos a la cabecera de la
cama abro sus piernas y las ato separadas. Pongo una cámara de vídeo en la mesilla.

- "Vamos a tener un bonito recuerdo"

Él rie sin imaginar lo que le espera.
Pero en cuanto ve como me coloco el arnés con una enmorme polla negra, desaparece la risa
de sus labios.

- NO te preocupes he traido vaselina, tanto que querias ser mujer, ahora sabras lo que es
que te la metan.

Tapo su boca, apoyo la polla de latex contra su ano y lo voy penetrando, veo como se le
saltan las lágrimas, mientras balanceo mis caderas entrando y saliendo,
Cuando creo que ya es suficiente, voy a su baño me ducho recojo mis cosas, y le suelto.
El pobre no tiene fuerzas, solloza. Me acerco y le susurro: "si me entero que haces algo
a alguna niña, niño volvere te cortaré los huevos y te los metere en la boca hasta que te ahogues,
no lo olvides, estaré vigilando cada paso que des."

Esta vez no lo mato, quiero que cada segundo de su vida piense que estoy detrás de él, a la espera
de cortarle los testículos.

Ese fue el último. Han pasado más de 4 meses desde aquello.
He vuelto a entrar en la página, me escribió un chico, y aunque intenté provocarlo e incitarlo para
quedar, él se negó, me dijo que quería hablar, irnos conociendo poco a poco, que pasasemos de esa
páginaa charlar por el whatsapp.

Creo que me he enganchado a él, aunque no me fio. Pero sé que aún no he terminado, que ahí afuera
quedan muchos que tienen que pagar por lo que hacen.

Al final quedamos, me invitó a cenar, estuvo muy atento, me sentí cómoda con él, como si pudiera
contarle todo.... bueno todo no, mi secreto no.
Me agarró de la mano cuando salimos del restaurante y me acompaño a casa, le propuse que subiera
pero me dijo que todo a su momento, me beso en los labios, suavemente sin ninguna otra intención,
no abrió la boca, sólo fue un suave roce, el suficiente para que algo dentro de mi vibrara de nuevo.

Hoy me ha propuesto ir a cenar a su casa, me he puesto nerviosa, me he pasado casi una hora decidiendo
que ropa ponerme, unos zapatos de tacon, medias negras una flada de tubo y una blusa negra con gran
escote, no deja ver nada pero insinua. Un ligero toque de maquillaje, una suave capa de carmín en los
labios y unas gotas de mi perfume favorito.
No puedo reprimirme pero quiero que me bese, quiero que me abrace, me desnude, quiero dormir con él,
quiero follar con él, quiero despertarme con él.

Tiene una casa pequeña pero acogedora, ha puesto una música suave de su cantante negro favorito, la luz
tenue juega con las dos velas del centro de la mesa, me quita el abrigo mientras sonrie, "¿quieres vino?"
"Si" le contesto, llena a medias mi copa y se sienta a mi lado, cerca, pero dejando el espacio sufiente
para que no me sienta agobiada.
Le miro a los ojos, sus labios y siento la necesidad de morderlos de besarlos.
Me mira y en un leve susurro me dice: "No puedo dejar de pensar en besarte". Y se acerca y me besa, primero
despacio, esperando mi reacción.
Sus labios rozan los mios, su boca se entreabre y su lengua busca la mia sin prisas como si por un momento
estuviera pidiendo permiso para entrar, su mano se desliza por mi nuca mientras la otra se aferra a mi cintura
atrayendome hacia él.

Lo que en un momento empezó siendo un beso suave se ha tornado en pasión, siento su lengua enredándose en la mia
como me muerde dulcemente los labios, como se separa un instante saca la lengua y recorre mis labios provocandome
Se para y me mira a los ojos, entonces su boca se desliza por mi cuello mordiendome despacio, provocando que
mi cuerpo tiemble mientras sus manos acarician mi espalda y me aprietan contra el.

Me desnuda muy lentamente, cubriendo de besos cada centímetro de mi piel que queda al descubierto.
Me apoya contra la pared, mientras deja caer mi blusa, mi sujetador negro no es obstaculo, lo desabrocha y mis
pechos se alzan desafiantes su boca atrapa golosa mis pezones, su lentitud me provoca aun mas, separa un
poco mis piernas lo suficiente para que su mano se deslice hacia mi sexo, que encuentra húmedo y caliente.
Se me entrecorta la respiracion y gimo cuando noto las yemas de sus dedos acariciar mi sexo, separa mis
labios mojados y los acaricia despacio con suavidad como si fueran de cristal.
Inclino la cabeza hacia atras mientras el sigue besandome los pechos jugando con la punta de su lengua en mis
pezones, sus manos deslizan mi falda y mis braguitas se enredan en los tacones de mis zapatos.
Se arrodilla mientras acerca mi cabeza a mi sexo me mira desde abajo y sonrie , hay una mirada de pillos en
sus ojos cuando un lametazo en mi sexo me provoca un espasmo de placer.
Me besa la parte interna de los muslos siento su dedo deslizarse en mi interior rozandome, casi no puedo
mantenerme en pie, mientras pega su boca en mi sexo y me chupa con deleite, Tengo mis manos en su
cabeza y la aprieto fuerte contra mi coño, y el lame como si fuera un helado, mientras su dedo entra y sale
no aguanto la tension sexual y rompo en un orgasmo mientras tiro de su pelo.

El sigue rozando con la punta de su lengua mi clitoris provocando descargas contínuas. Le pongo de pie,
le llevo hasta la cama y lo tumbo, dej que me vea desnuda, sólo con las medias y los zapatos de tacón, y noto
como su polla se endurece en sus pantalones.
Le quito la ropa y atrapo la polla entre mis manos, subo y bajo despacio notando como se endurece, me la llevo
a la boca haciendo que de un gritito de placer.
Sé que lo estoy poniendo a mi, pero no quiero que acabe, paro, y le beso en la boca. Me aprieto contra él noto
el calor de su piel en la mía, cierro los ojos y dejo que me invada esa sensación, un momento, sólo un instante.
Me separo agarro su polla y me la meto, se desliza dura dentro de mi y siento como entra, muevo mis caderas
mientras en con sus manos no deja me levante, mis movimientos hace que mi pelvis roce con la suya y eso
me excita, no puedo parar y continuo hasta que me corro de nuevo.
Él aún no ha llegado, y de alguna manera agradezco que no lo haya hecho, se lo recompenso con mi boca,
sin parar hasta que siento el calor de su orgasmo.
Me tumbo a su lado, esperando que él se levante al baño a limpiarse, sin embargo enreda sus dedos en mi mano
mientras con la otra me acaricia la mejilla y me besa dulcemente, no dice nada pero siento que en ese momento
me atraviesa algo que podría llamar felicidad. Nos abrazamos y asi seguimos hasta que el me hace cosquillas y rie
como dos chiquillos, desnudos nos peleamos con las almohadas, hasta que caemos uno encima del otro y la excitación
comienza de nuevo.

Amanecí con él, con el olor a café recien hecho a tostadas y zumo de naranja.

Han pasado algunos meses, seguimos juntos compartiendo momentos, sexo, tardes de cien en casa, sms calientes,
paseos llenos de ternura, y sin embargo...

Sin embargo no he podido olvidarme de la página de contactos, y aunque ahora es espóradicamente, he quedado
alguna vez, no he vuelto a tener sexo con mis citas, las desnudo dejo que me toquen que se ilusionen pero rápidamente
los ato a la cama, es raro a todos los hombres les pone que les aten, y entonces  dulcemente les mato, les quito la vida.

No dejo rastro, sólo este diario que llevo conmigo.

Nota a pie de página: Acabo de leer tu diario, no, no te enfades, lo dejaste abierto la otra tarde y no pude evitarlo.
no te juzgo, no te reprocho nada, te amo tal como eres, y no quiero perderte.
¿Solo quisiera hacerte una pregunta....

....podría yo también participar en tus "cacerias"