viernes, marzo 30, 2012

La Mano



Aquel domingo paseaba por el Retiro aprovechando la bondad de esos días de primavera que son una invitación a echarse a la calle y disfrutar de la ciudad.
Caminaba con unas amigas, en dirección al estanque. Gente disfrazada de Mickey y Bob Esponja, lo odio, daba globos a los niños mientras los padres  no sabían
si sonreír al niño o echarse al cuello del disfrazado que pese a las negativas había dejado el globo en la mano del pequeño.
Es un microcosmos, donde puedes encontrarte negros que extienden sus mantas para vender bolsos, gafas y cinturones, hasta aquellos en diez minutos te
dibujan una caricatura.

Cuando nos acercamos se me echa encima una gitana.

- "Ay niña, dejame tu mano que te digo la bienaventura"

Yo intento acelerar mi paso, pero ella sabiendo mi reacción, presta coge mi mano y extiende la palma delante de sus ojos.
Abre la boca y balbucea, yo espero que me suelte la consabida retahíla, pero sin más suelta mi mano y se da la vuelta.

- "Oiga, oiga, ¿que le pasa" - le grito.

Ella se da la vuelta y sin querer acercase, escupe al suelo y me dice:

- "Mal fario, mal fario".

Mis amigas le gritan de todo,  y yo me quedo mirando mi mano, como si tuviera la culpa de algo. Nunca he creído en estas gitanas que te leen el destino y te dan 
un ramillete de romero, pero su cara llena de pavor, me asustó.
Intenté tranquilizarme, sólo son tontas supersticiones, pero no podía olvidar su gesto, y como quiera que a veces el destino juega con uno, un chico repartiendo
propaganda le da uno a mi amiga, ella lo lee  y cuando lo va a romper, le digo.

- "A ver déjame ver, que prisas, por romperlo "
- "Es que no es nada mas que propaganda"

Se lo quito de la mano,y lo abro.

Feria Esotérica y Alternativa en la estación de Atocha.

- "Vamos, seguro que hay cosas interesantes"

Tuve que arrastrar a mis amigas, por que como yo, ellas sabían que lo que quería era comprobar lo que había dicho la gitana.

Entramos en el reciento, y me acerqué a un stand donde una vieja con cara agradable echaba las cartas y leía la mano.
Olía a incienso, la señora me sonrió, señalo el cartel donde indicaba que el precio de la lectura de manos era de 10 euros, 
y después de dejárselo sobre la mesa, extendió sus manos a la espera de que yo pusiera la mía sobre ella.

Me acarició despacio  con la punta de los dedos las líneas de mi mano, y su cara empezó a cambiar, como si hubiera recorrido con sus dedos un
camino no esperado.

- "Toma coge tus 10 euros, no veo nada, y no voy a cobrarte"
- "Sé que me está mintiendo,  no es cierto, lo he visto en su cara, dígame que ve, no me importa que sea malo, pero no puedo irme sin saberlo..." - le digo casi gimiendo.
- "Está bien, si es así como lo quieres..., veo sangre y cristales, veo muerte, pero la muerte es en el pasado, hace años, es como si esta mano estuviera muerta, a pesar
de que por ella corra la sangre, tu mano está muerta y la línea de la vida se paró hace años, intento ver lo que pasó pero a mi me llegan gritos, cristales, sangre, alguien que ha muerto, el dueño de esta mano"
- "Usted está loca, es mi mano, y no estoy muerta... ¡¡NO ESTOY MUERTA!!"
- " Lo sé niña, pero me pediste que te dijera lo que veo, y eso es lo que ví, un accidente en el pasado cuando tú debías ser casi un bebe, cuando esa mano murió."

Salí de allí corriendo, sin poder contener mis lágrimas.
Volví a casa, las palabras de la anciana no dejaban de resonar en mi cabeza, ¿tendría razón? ¿sería verdad que algo pasó?
En ese instante como si alguien encendiera una luz en una habitación a oscuras, recordé el cajón de la cómoda de mis padres ese que siempre está cerrado con llave.
Algo me empujó a ir a su habitación y a abrirlo, como si supiera que allí encontraría las respuestas.

Con el abrecartas de mi padre, forcé la cerradura del cajón.
Hay un viejo libro de fotografías.
Abro despacio el libro, hay fotos de mis padres cuando eran jóvenes, me incorporo para sentarme al borde de la cama y del libro caen unos recortes  de prensa, en ese momento no les presté atención absorta con las fotos.
Fuí pasando las páginas, mis padres de novios, la boda, el embarazo, y de pronto...
En brazos de mi padre dos bebes, gemelos,  hay mas fotos, los dos bebes con mi madre, uno en cada brazo de ellos, fotos en casa y luego páginas vacías, no hay mas fotos.
Cojo los recortes de prensa del suelo y el corazón se me para.
Hablan de un accidente de coche, uno de los bebes que iba en el coche ha muerto el otro tiene seccionada la mano, y hablan del primer trasplante que se realiza en el país, y que tras 14 horas de operación  han injertado la mano de su hermano muerto...

De pronto la puerta se abre, mis padres me miran, yo les miro, y cuando les veo llorar sólo puedo secar sus lágrimas con mi mano, "su" mano.


lunes, marzo 26, 2012

El metro

Estaba de pie, en aquella estación de metro.
El cartel luminoso anunciaba la llegada del tren en 4 minutos.
Acaricié, una vez mas las fotos que llevaba en el bolsillo de mi chaqueta, y recordé como un día todo se vino abajo.
El ERE en la empresa, el despido, y el irme aislando poco a poco.
No sentía rencor ni pena, había amado y me habían querido, de alguna manera sabía que todo estaba bien, y que, por fin todo estaba en paz.
Miré al andén, la gente se arremolinaba, quedaba un minuto para la llegada del tren, a mi lado un señor movía las manos nervioso, sudaba.

Vi la luz llegar por el túnel. y cerré los ojos, di un paso adelante...
Mientras caía noté un golpe de un bulto en mi costado, oía el eco sordo de unos gritos, cuando impacte contra el raíl, abrí los ojos. A mi lado había
una cara mirándome, el hombre sudoroso se había tirado también, de la frente le manaba sangre como si de una fuente tratara.
El fuerte pitido de la maquina del tren me hizo reaccionar, aunque aún hoy no sé como pasó, me vi tirando de su chaqueta, arrastrándole hasta que en el
último instante logramos saltar al otro lado de las vías.

Lo que vino después fue un aluvión de equívocos, de los que no dije nada, y de una extraña manera pasé a ser un héroe, el tipo que saltó a salvar a aquel señor que desesperado intentó suicidarse.

Un noche en el hospital, pasé a verle, cuando abrió los ojos, le conté la verdad. No había saltado para salvarlo, sino para salvarme a mi mismo de mi vida.
Por unos segundos me miró sorprendido, después rompimos a reír a carcajadas hasta que pasó la enfermera y nos dijo: "están ustedes locos, locos de verdad".

viernes, marzo 02, 2012

Te dije



Tu pelo largo, sedoso y rizado. Esos ojos dicharacheros llenos de vida, y tu boca, insinuante, pecaminosa.
A pesar de todo, a pesar de mi, me habías cautivado.

Te dije que no quería que te enamoraras de mi, te dije que apenas me conocías, te dije que había cosas de mi que era mejor que no conocieras.
Pero..
Me dijiste que te hacía sentir cosas que tenías olvidadas, me dijiste que habría tiempo para conocernos, me dijiste que mi pasado era pasado
que no te importaba lo que hubiera hecho.

Y no me hiciste caso.

Te dije que me olvidaras, que estarías mejor sin mi, te dije que continuaras con tu vida, que no podrías vivir en la mía.
Pero...
Me dijiste que ya era posible pensar en vivir sin mi, que mi vida sería la tuya, y que estarías dispuesta a todo para no dejarme ir.

Ahora me llevas de tu mano a tu casa, yo he intentado resistirme, pero el fuego de mi interior no me deja, me besas mientras me desnudas
intento contenerme mientras te desnudo, y cuando inclinas tu cabeza ofreciendote....

Te dije que no podías confiar en mi, te dije que guardaba un secreto.
Pero...
no me creiste, hasta que ahora muerdo tu cuello y siento correr tu sangre caliente entre mis colmillos.

No te dije que un día podrías ser como yo... para toda la eternidad.