sábado, diciembre 19, 2020

Isla

Siempre fuí una isla y tú intetaste arribar a ella.

Sin saber que de alguna manera mis miedos nunca me dejarian salir de ella.

martes, marzo 03, 2020

Candados

Hace tiempo que no te veo.
Desapareciste, como tantas otras cosas en mi vida, calladamente, sin decir nada, perdido entre la niebla de los recuerdos.

Te echo de menos.
Echo de menos ecnontrarte en el retiro, en la puerta del sol cuando aparecias sin más, de tus susurros de tus palabras, de tus consejos y miradas, te tus cuentos y moralejas, de tus ausencias con la esperanza de volver a encontrarte en cualquier rincon de... mi alma y mi ciudad.

Hoy te imagino a mi lado,  diciendome "hola estas aqui, de nuevo, ¿cuanto tiempo? he venido a que me cuentes tu historia,..."

Seguro que me hablarias de amor, de que todos tenemos cientos de yos dentro de nosotros, todos ellos en diferentes habitaciones, unas, con las puertas abiertas, donde una suave brisa marina las recorre, otras, cerradas con candados, esos candatos que tienen unos numeritos que has de girar  y que parecen cajas fuertes de películas, unos que uno imagina que hacen click cuando das con la clave exacta...

Y el amor... el amor... es eso, es esa persona que coge tu candado de tus habitaciones cerradas y empieza a girar los números de esos malditos candados que has ido echando a tus habitaciones donde cobijas a tu verdadero yo, al niño, al aventurero, al que grita de emoción, al que sonrie por nada y salta en charcos de lluvia, al que llora cuando ve un simple anuncio en la tele de alguien que regresa...

Y gira, gira los números y vas oyendo esos clicks que van desenredando la clave hasta que el candado cae al suelo rompiéndose en mil pedazos, y la puerta de la habitación se abre, estallan los cristales de las ventanas cerradas y el olor a moho y soledad desparece, y todo, todo, sale al exterior, y el niño que eres tú, grita, brinca, corre, salta, llora, abraza, ama, susurra te quieros...

Basta con que alguien sepa coger el candado y abrir tus puertas... eso es el amor.

Y después volverías a irte, moviendo tu mano, con esa sonrisa curtida en años, a la espera de que otra vez nos volvieramos a ver

Te echo de menos mi viejo.


sábado, febrero 29, 2020

Besos

Recuerdo la primera vez que quedé contigo, una de esas cita a ciegas, donde nunca sabes lo que vas a encontrar, quizás parodiando a Forrest Gump es como abrir una caja de bombones y meter en ella la mano sin verlos, quizás tengas la suerte de encontrar el que te gusta, quizás te toque alguno relleno de lo que más odias.

Sin embargo, aquel día yo metí la mano en la caja y desde el primer mordisco que di al bombón, siempre en sentido figurado, por que el primer mordisco tardó un tiempo en llegar, supe que era mi sabor favorito, un exquisito bombon de tres chocolates, que se derretiria en mi boca lenta, muy lentamente como lo hace la nieve en los abrazos de los primeros rayos de sol.

Nuestro encuentro, a parte de formalidades, de preguntas de fomulario,  transcurrió como esos juegos de tenis en que los dos rivales pelotean en el fondo de la pista, sin ninguno querer subir a la red, por miedo a una bola alta, un pase in shot, sin embargo, quizás por esa deformación que tienen aquellos que les gusta la fotografía,  y que nunca te pregunté si a ti te pasó lo mismo, yo no dejaba de buscar gestos, gestos en tus dedos cuando hablabas dibujando las palabras, gestos en el movimiento de tus labios, en esa lenta cadencia que los sumia en un tango, gestos en el suave aleteo de tus pestañas que cual diafragma de una cámara se abrían y cerraban para dejar ver aquel pozo imenso como un océano que eran tus ojos, he de reconocer que algunas de tus  palabras se me perdieron en el funicular de tu mirada, hipnotizado, como si pudiera montarme en ese funicular y dejarme llevar donde simplemente tú quisieras.

Maldije a aquel que inventó el reloj, y acordándome de Einstein y sus teorías, quedó demostrado que el tiempo no es como lo conocemos sino como lo vivimos, a veces raudo como la velocidad de la luz, otras lento como un diapasón marcando el ritmo.

Sin embargo pese a la brevedad de aquel momento, que quizas fuesen horas y vaya usted a saber si lo fueron, no hay sensación tan opuesta como la que deja un encuentro así, las infinitas ganas de volver, la rabia contenida porque ese momento se quedó atrás y aún quedan horas para que llegue otro, diferente, si, pero prometedor.

No os cansaré con mi segundo encuentro, el recuerdo que tengo de aquel, no fueron sus palabras, aunque si las recuerdo como se deslizaban de entre sus labios, como lo hace un riachuelo cuando se deshielan las primeras nieves, lo que más recuerdo fueron aquellas infinitas, otra vez la palabra infinita, las infinitas ganas de besarte, de acercarme lentamente a tu boca susurrando "quiero besarte", con ese temblor que produce el miedo a si te gustaría que lo hiciera.
No hay nada comparable a ese momento, a que el deseo, a que la mirada se quede enganchada en su boca, y sientas como se desboca el ritmo cardiaco, como lentamente te desplazas en tu asiento para estar más cerca, más cerca, más cerca...

No, no os diré si llegué a besarla, eso se queda entre ella y yo, pero sí os diré que  como decía aquel bolero "aunque pasen más de mil años en la boca llevaré sabor a ti"

lunes, febrero 24, 2020

Paredes

Si hay algo de la soledad que he descubierto, es que entre tanto silencio aprendes un cosa, sencilla pero que seguro no creeríais.

Hablo con las paredes.
¿Y te contestan? me preguntareis, claro, si no, como iba a hablar con ellas.
Todo empezó un día hace tiempo, llevaba bastante sin hablar, ya sabes llegas a casa abres la puerta ¿y que es lo que te saluda? el silencio.
Aquella tarde, ya empezando a entrar la noche por algún rincón, miro a mi pared, pintada de un vainilla que odio con toda mi alma, y para mi sorpresa oí un susurro "yo tambien lo odio", al principio pensé que era un extraño sonido casi gutural que mi mente habia transformado en algo entendible, pero fue cuando con más claridad escuché "si, sí yo también lo odio" tuve claro que era aquella pared la que me hablaba.
"poca cosa puedo hacer yo para remediarlo" le dije, a sabiendas que a mi casero no le haría gracia que pintase la pared.
"no te preocupes, a todo se acostumbra uno, bueno a casi todo ¿no? ya veo que tú no llegas a acostumbrarte del todo a esta soledad, lo bueno que tenemos las paredes es que no podemos movernos y de esa forma vemos lo que sucede a nuestro alrededor, dia a dia, mes a mes, año a año"

Por un momento pensé que me me estaba volviendo loco, ¿sería que tanto tiempo transcurrido sin hablar con nadie hubeira alterado de alguna forma mi consciencia, en un acto involuntario de mi mente por sobrevivir a aquellos silencios creando una voz imaginaria?

"no estas loco, o al menos no tanto como otros que han pasado por aqui, realmente te he visto en mejores momentos, incluso rebotaban tus risas en mi lisa piel, es triste que a veces dure tan poco y a ti, amigo, menos que poco"
"no basta con que me vistas con esas viejas fotografias, como si con ello tapases los socavones que el tiempo ha provocado en tu interior, y mira que me gustan, pero cuando se viste uno por los pies, y no por la cabeza. termina siendo un verdadero problema"

Tuve que asentir con la cabeza, aquella pared me habia visto bailar, reir, gemir, entre sus esquinas maxwell, bruce, the cure, the smiths, supertramp y muchos otros, habian danzado de un lado a otro, mientras sobre unos manteles blancos se bañaban en la espuma de un lambrusco extraños sueños de amor. Luego con un eco sordo, aquella misma pared me habian visto llorar,  e incluso juraria que alguna lágrima habia saltado cual saltimbanqui de un pequeño circo, a la pared deslizandose por ella como lo haría el mas avenzado esquiador bajando por las pendientes de los Alpes.

"He de darte las gracias, porque en tí colgue, como si de ropa recien lavada fuera, mis sueños a secar, porque hubo momentos en los que te escalé a través de ellos, o simplemente pegaba mi oido a tu piel lisa y fría para volver a oir palpitar a mi corazón.
Pero también te odio, porque  en ti me deslice hasta los infiernos en las noches frías de soledad, porque permanecias muda, altiva, separandome de un mundo que quizás no fuese el mio o quizás si. Porque nunca me dijiste nada cuando me viste como y cuanto me equivoqué, a lo mejor era por que sabias que esa sería la manera de volver a ti"

Y hoy sigo aqui frente a ti, cara a cara, mirandonos en la oscuridad, escuchándonos nuestros silencios

Pared.

jueves, enero 09, 2020

Y tú tan guapa

Te fuiste con el silencio de la primavera, dejando en el vaho del espejo del baño "te lo dije tantas veces, pero es tu forma de ver las cosas".

Te fuiste con las maletas cargadas, de nuestras risas, de nuestros besos, del sudor de nuestra piel en cada breve encuentro.
Te llevaste bajo el brazo mis miercoles,y tus miercoles, y ese olor  a jazmin.

Y solo dejaste la ceguera de un tiempo perdido en el tiempo.

Y ahora desde esta esquina del ring, agarrado a las cuerdas intentando no caer en un K.O. del que te cuentan hasta diez y no te levantas, intentado olvidar el silencio,  salgo a la calle, buscando en los rincones de Madrid, los charcos que no pisamos.

Y en uno de esos rincones, en aquellos bares en los que soliamos parar, con olor a café y madera, me asomo a sus cristales y te veo reir, intento no cruzarme con tu mirada, pero estás tan guapa...

Parece que fue ayer cuando nos sentabamos en esa mesa y era yo el que escuchaba tus risas, aun a sabiendas que un dia me podrias olvidar... y tú tan guapa

Sigo mirandote a escondidas, para atraparte entre mis pestañas como si con ello pudiera congelar la imagen para tenerla para siempre, y me ves, y me miras, como si por un momento no supieras quien soy, "ya verás como me olvidas", pero de tus labios cae una sonrisa, y yo sonrio.

Atrás te quedas, quizás te hayas acordado, o simplemente sonreiste a un desconocido que te miraba.. "ya verás como me olvidas", y serás algo que un dia cuente...

y tú tan guapa.


Sueños

Camino por la playa, de mi mano vas tú con esos ojos que lo miran todo sorprendido, con la inocencia colgando de tus pestañas, largas y oscuras como la noche que nos envuelve.

Nos sentamos en la arena, y miramos el cielo cuajado de estrellas, el silencio solo rasgado por el murmullo del beso de las olas en la arena, nos abriga.

"Yo tambien estuve aquí con mi padre", le digo, "cargado de sueños, tantos como estrellas".
Y él me contesta: " y tus sueños ¿brillan tanto como esas estrellas, llegaste a alcanzarlos o son como las estrellas que por mucho que alce la mano no llego a tocarlas?

Me callo, cómo puedo decirle que los sueños son como una ruleta en la que  nunca sabes donde caerá la bola.

A mi se me han dio cayendo, como los cometas que atraviesan la atmosfera y caen en algun lugar de este planeta, pero nunca sabes donde, tanto sueños dejados atrás...

"Sólo puedo decirte que nunca dejes de perseguir tus sueños, por muy lejanos que te parezcan, por muy imposibles que alguna vez te lleguen a parecer, nunca dejes de ir trás de ellos"

Volvemos a casa, intento apagar esa lágrima que desciende por mi mejilla, en la arena enterrados,quedan esos sueños que un dia con mi padre vi brillar en el cielo.