viernes, enero 20, 2012

La sanadora de pájaros

La sanadora de pájaros



Estaba siendo un invierno muy duro, según los mas viejos del lugar no se recordaba que hiciera tanto frío y lloviera tan crudamente en los últimos treinta años.
La calle con sus adoquines antiguos parecía un espejo tras la intensa lluvia de la noche.
Sobre aquellos adoquines unos botines saltan, izquierda ,derecha, otra vez derecha y ahora izquierda, esquivando los charcos.
En una esquina un pequeño gorrión pía mientras unas manos lo cogen suavemente sus ojos lo miran con dulzura, no muy lejos alguien observa la escena.

La chica saca las llaves de su bolsillo y llega a su casa, en una caja pone algodón y deposita con mucho cuidado al gorrión, saluda a su cotorra mientras coge algo de alpiste.
No es la primera vez que lo hace, desde que encontró aquella cotorra casi muerta en el parque, adopta a todos los pajarillos que encuentra,
alguna vez ha sido una paloma, otras gorriones, incluso hubo una vez que encontró una cría de gavilán que terminó en manos de la sociedad
protectora de animales.

Su sentimiento era nuevo, quizás desde aquella vez que se sintió un pajarillo en manos de aquel chico, al principio la mimó, y ella sintió que  lo que le estaba entregando era amor. Sin embargo con el paso del tiempo comprendió que estaba encerrada en una jaula, una jaula de oro, si pero al fin y al cabo una jaula.

Cuando, por fin, decidió salir de ella, sus alas se quebraron y de alguna manera se olvidó de volar.
Fue cuando encontró a su cotorra, como ella malherida, temblando de frío, y así empezó a cuidar de los pájaros.

Así es como la empezaron a conocer, así es como la llamaban, la sanadora de pájaros.

Una vez curados, cogía su coche y los soltaba lejos de la ciudad, al verlos volar, lloraba, alguna vez le dijeron que no lloraba por los pájaros, sino por que la tristeza que sentía al no poder extender sus alas de nuevo y volar. Ella sabía que era verdad, pero nunca lo reconoció.

Semanas después volvía a su casa con una paloma, esta había chocado contra un coche y tenia una pata rota. Desde el soportal alguien mira, y tras su mirada hay sentimiento y temor.

Quiere acercarse, ver los ojos de la sanadora de pájaros, oír su voz, pero no reúne el valor suficiente para hacerlo, pero tiene una idea.

A la mañana siguiente cuando la chica llega a su portal se encuentra una paloma atada a la puerta, mira a los lados, la toma en sus manos extrañada, y se la lleva a casa.
Cuando la deja en la jaula ve que tiene en su pata una anilla con un papel.
- Vaya una paloma mensajera - se dice.

Abre el papel.
Lee.

Escribe, enrolla el papel, lo mete en la anilla de la paloma, va a la terraza y la suelta.
Es así como aquella mirada se siente mas cerca, es así como ella siente que empieza a volar.

Un día ella regresa pronto con la intención de cazar a quien deja a la paloma en la puerta.
Y allí está él con la paloma en sus manos, asustado al verla llegar, la paloma vuela.

Vuela alto, ya no regresará más.

Pero no hace falta, por que desde aquel momento son ellos los que emprenden un nuevo vuelo...

¿a dónde? ¿quien sabe, quien lo puede saber?