miércoles, agosto 24, 2011

Viajar

Tomó un botecito de la estanteria del baño.
Era un gel de ducha del hotel NH Krasnapolsky de Amsterdam. Cerró los ojos y vió sus canales, las bicicletas, el barrio rojo.
No lo abrió, lo dejó con sumo cuidado cerca de los demas botecitos.
Una colección de champús y gel de baño de diferentes hoteles de todo el mundo.

Pero él no había viajado nunca, le aterraba salir, aquella colección era regalo de sus amigos, de aquellos lugares que habían visitado.

Una mañana recibió una carta del ayuntamiento, debía dejar su casa durante 4 días por las obras que se iba a realizar en la estructura del edificio, sería
alojado en un hotel de su ciudad.
Hizo la maleta y junto con sus vecinos, los llevaron al hotel.

Al entrar en el baño vió dos botes como los que tenía en su casa. Le embargó una extraña emoción.
Se desnudo, entró en la ducha y abrió uno de los botes.

Por un breve instante sintió que viajaba, en su propio viaje, su viaje, sin que nadie se lo regalase.
Su viaje duró el breve instante que resbaló con el gel en la ducha y se partió el cuello.