El verano pasó como se va una brisa al abrir una ventana.
Y no sólo se llevó el calor, sino también los miércoles que no eran miércoles día del espectador, y los cuentos en sábanas blancas, y los churros y las porras de mañanas de domingo inteminables, y cafés en viejos cafés...
Y ahora el otoño parece más gris, más apagado,, más frío... más triste.