viernes, diciembre 22, 2006

Post.it



-“Mierda, otra vez voy a llegar tarde, con que el metro vuela ya le daria yo vuela”. Pensaba mientras andaba rapidamente, cruzandome con gente que como yo habia sufrido una vez mas los parones del metro.



Crucé la calle, la marquesina del autobus marcaban las 9.37, “uffff, bueno no creo que pase nada, joer, que para eso ayer salí tarde”. La gente se arremolinaba en la la acera, esperando a que el semáforo se encendiera y se oyera su inconfundible pitido “pio pio pio”, me separé un poco y miré al escaparate de la tienda, una tienda de artículos de regalos, ya decorada con los detalles típicos de navidad, “ufsss y yo aún sin mirar mis regalos”- pensé.

Levanté la vista, y la vi, su pelo negro caia suavemente sobre sus hombros, estaba colocando unas cajas distraidamente, oí el “pio pio pio” del semáforo pero no le hicé el menor caso, seguí pegado al cristal que ya empezaba a empañarse con mi aliento viendola como ajena a mi mirada ella seguia a lo suyo, de repente como si al final supiese que alguien la estaba mirando, levantó la vista y me miró, fueron décimas de segundo, su mirada atravesó la mia, sus ojos grises sonrieron como lo hizo su boca y siguió a lo suyo.

Sentí un ligero rubor en las mejillas “mierda me ha pillado como si fuera un vouyeur”. El “pio pio pio” volvió a sonar y esta vez corrí para cruzar la calle y llegar a la oficina.



No podia quitarme la imagen de aquella chica mirándome a los ojos, pensaba que aquella chica debía tener novio, tan linda con esa mezcla entre dulce y sexy no podía estar sola, asi que la borré como pude de mi mente y me sumergí entre mis pixels y mis htmls.



A la mañana siguiente, no pude evitar mirar al escaparate pero esta vez llegaba pronto al trabajo y el cierre estaba echado, me acerqué, el cartel indicaba que abrian de 9.30 a 14.00, “vaya no coincidimos en el horario”. Y sin embargo me pasé todo el día pensando en ella, quizas, el no saber nada daba mas interés a su imagen, ¿cómo sería su voz? Y sus gustos, ¿estaría sola o con alguien?, algo debía hacer, quizas fuese una locura, podrían tomarme por loco pero al menos tambien desde el anonimato podria hacer cosas que si fuera a la cara nunca se me ocurririan, asi que mañana podría ser un buen día para empezar.



Y aquella mañana puse un post-it en su escaparate.

“Hola no sabes quien soy, quizas pienses que un loco cualquiera, pero te ví el otro dia, esos ojos grises brillando y ya no te he podido quitar de mi cabeza, me gustaria tomar un café contigo si te animas, si es así dejame un post-it aquí. Gracias.”

Muy neutral pensé, no me mojé, ni el movil ni nada con lo que me pudiera reconocer, al fin y al cabo era una locura de las mias, y seguramente no la haría ni caso.



Pasé el día nervioso, uno en el fondo piensa que no va a pasar nada, aunque en el fondo desee que si suceda, y entonces si sucede, ¿ que hago ?...



Allí estaba yo, mirando el escaparate centímetro a centímetro, nada, no hay ningún mensaje ningún post-it “pero que tonto soy, vamos es que ¿aún crees en los gnomos?, ni siquiera lo habrá leido y si lo hizo lo tiraria a la basura, un chalado más que le habrá dicho algo sobre sus ojos” me debatía entre un sentimiento de alivio y a la vez de pena, más cuando me giré vi un papel en el suelo, tras el cierre, metí la mano como pude y tras un esfuerzo y un arañazo, lo atrapé, me temblaba la mano cuando lo leí: “hola desconocido, no te iba a contestar por que no es mi estilo, solo que me hizo gracia y bueno... agradecerte el piropo a mis ojos.”



“¿Ya, sólo eso? Nada del café ni de vernos ni preguntar quien soy….” Me dejo frio, me habia contestado si, pero a la vez no me habia dicho nada de tomar un café, aunque pensandolo bien tampoco me habia dicho que no, asi que tomé de nuevo el post-it y escribí: “gracias por contestar, es una pena que me vaya sin ver tu mirada de nuevo, me alegraste el dia, y me lo alegrarías mucho más si me aceptas un café”



Lo metí dentro del cierre y me fui al trabajo con el deseo que aquellas 24 horas pasasen volando.



Sonó el despertado, no habia dormido muy bien, era viernes, el cansancio de la semana se acumulaba pero yo sabia que en el fondo eran los nervios por saber si al final aceptaria el café, si aquella imagen creada en mi mente como un sueño como una ilusión tendría fiel reflejo en la realidad, o….., mejor no pensarlo.



Y llego más pronto al escaparate, miro y miro, no hay nada pegado, nada en el suelo, ni en los alrededores, un sentimiento de desilusión me invade, seguia mirando al suelo con la esperanza de encontrar una minúscula nota….



-“oye…. Oye……”



Levante la voz y desde el bar de enfrente veo unos ojos grises y una sonrisa que se dirige a mi…….



Y cruzo la calle hacia ese café…….

jueves, noviembre 23, 2006

El azucarero

Abrí aquella puerta, verde, de madera envejecida por el paso del tiempo y por la humedad. Gritó como casi siempre que se abria con un quejumbroso llanto de impaciencia por volver a su estado natural, cerrada y tranquila.

Las paredes de aquella habitación olían a café recien hecho, inspiré lentamente su aroma, humeante y caliente, impregnó mi piel y evocó recuerdos lejanos, oía el lento caer del café en el vaso de cristal, el murmullo de la puerta de la nevera, el suspiro del tetabrik de leche y como esta se diluia en el negro café, el tintineo de la cucharilla removiendo las tres cucharaditas de azucar y luego uno, dos , tres leves golpes de la cuchara en el borde del vaso que evitaban cayera la última gota de café en la mesa.

Entre la penumbra de la habitación vi el azucarero, ese mismo que en una tarde de otoño robé del café de aquella posada, un día lluvioso de los que invitan a quedarse en casa, y sin embargo no quise encerrarme en las cuatro paredes de mi casa al salir del trabajo, viendo como el tiempo iba desgranandose en un bucle eterno casa-trabajo, trabajo-casa, . Y empezó a llover, después de varios dias secos, caía una fina lluvia que loiba empapando todo, del asfalto subia una francia a húmedad, a acera mojada, me hundí en mi gaban recolque mi gorro de lluvia y disfruté un poco mas de aquel olor, de quel paseo, mientras a mi alrededor la gente corría buscando refugio. Anduve hacia el parque envuelto en mis ensoñaciones, me encantaba perderme por los caminos del Retiro cuando llovia, desiertos, sin gente en un silencio comparable a un cementerio, solo perturbado por el ruido de la lluvia al caer sobre las hojas de los árboles. Y de nuevo ese olor a hierba mojada, cerré los ojos y dejé que me penetrara que me invadiera sin oponer ninguna resistencia, aquel olor por un momento era mio y solo podía compararlo a las veces que iba a la costa y cuando desde el coche empezaba a divisar el mar, bajaba la ventanilla y olia la mar, el salitre el viento trayendome historias de barquitos pesqueros graznidos de albatros buscando algun pez.
Entré en el café, y al verlo no pudi reprimir el acto de llevármelo a mi mochila y ahora estaba alli, entre la penumbra de aquella habitación.

Pusé el equipo de musica, había un cd puesto y elegí al azar una canción, y como si fuera el destino el que manejaba el lector sonó aquella canción de Lluis Llach, me senté y dejé que sus palabras fluyeran por la habitación:

“Si me dices adiós
quiero que el día sea limpio y claro
que ningún pájaro
rompa la armonía de su canto

Que tengas suerte
y que encuentres lo que te ha faltado
en mí

Si me dices "te quiero",
que el sol haga el día mucho más largo,
y así robar
tiempo al tiempo de un reloj parado

Que tengamos suerte,
que encontremos todo lo que nos faltó
ayer

Y así toma todo el fruto que te pueda dar
el camino que, poco a poco, escribes para mañana.
Que mañana faltará el fruto de cada paso;
por eso, a pesar de la niebla, debes caminar.

Si vienes conmigo,
no pidas un camino llano
ni estrellas de plata,
ni un mañana lleno de promesas, sólo
un poco de suerte,
y que la vida nos dé un camino
bien largo. “


Cuando acabó el silencio llenó de nuevo la habitación, y en mis ojos una lagrima corría mejilla abajo.

Abrí las contraventanas y la luz inundó la habitación, mientras las sombras corrian a esconderse debajo de la cama, forcejeé con los cierres de los ventanales, que cedieron muy a su pesar dejando caer el tiempo pasado. Y el viento como si llevara años empujando aquella barrera de cristal se abrió paso navegado por la habitación, removiendola toda, atrapando entre sus brazos un pequeño papel, que cayó a mis pies.

Lo tomé y recordé lo que en él habia escrito:

“ Cariño, no queda azucar te dejo un poco en el azucarero, voy a comprar, ahora vuelvo”

De aquello hace ya 5 años….

Caé de nuevo lentamente el papel, cierro las ventanas tomo el cd, el azucarero, los guardo en mi mochila y abro aquella puerta, verde, de madera envejecida por el paso del tiempo y por la humedad. Gritó como casi siempre que se abria con un quejumbroso llanto de impaciencia por volver a su estado natural, cerrada y tranquila.
Cerrada y tranquila.



Gracias al blog http://ungustazo.blogspot.com/ por que alli me reencontre con la canción de Lluis Llach

viernes, noviembre 03, 2006

No sé por qué

Hoy me siento triste y no sé por qué
se me estan casi saltando las lagrimas y no sé por qué ,
me siento solo muy solo auqnue este rodeado de gente y no sé por qué ,
no tengo especial apego a lo que vivo y no sé por qué ,
siento q las ilusiones volaron un dia y no sé por qué ,
me da la sensacion que dios o la vida o el destino juega conmigo un macabro juego y no sé por qué ,
siento que se me cubrió el corazon de una capa helada y que ni el agujero del ozono es capaz de deshelar y no sé por qué ..



echo de menos no tener un botón y poder resetearme de vez en cuando

martes, octubre 24, 2006

Simplemente

Simplemente .. era ciego.
Formas, figuras, colores, imágenes eran para él conceptos, palabras y sonidos.

Intentaba imaginarlas, como sería ese rojo atardecer sobre un mar verde esmeralda. El color de unos, el reflejo de la luz sobre el agua.

Aún así, se había acostumbrado, era su mundo, un mundo de sombras donde la imaginación lo cubría todo,y quizás no fuera tan malo, se movía en algo que podía, a su manera dominar, podía pintar de colores nunca vistos el sonido de una sonrisa, el olor de la brisa del mar, el movimiento de una canción.

Había oido a veces, en ligeros murmullos cuando pensaban que no podría oirlos, la tristeza de ser ciego, la gran pérdida que tenía, la falta de un sentido que para ellos era único e incomprensible vivir sin el.

Y él, a veces, sólo a veces, lloraba en silencio.
Sentía envidia, sentía curiosidad, sería tan maravilloso como ellos decían, ver , algo posible para todos, para casi todos, para él una utopía.

Y su utopía se quedaba en sueño, y el sueño era una fantasía, de aquellas fantasias que son irrealizables y por eso te atrapan y embelesan por que nunca llegaran a ser realidad, conservando su magia, pues para él era como tocar con las yemas de los dedos una estrella.

Y un día…

Llegó.


Llegó la posibilidad de ver.

Y la fantasía que era sueño podía convertirse en realidad, podría ver, podria saber de que color era un atardecer sobre un mar verde esmeralda como le contaban, podría ver las figuras que corrían por su mente, el azul del cielo, los colores, el color de una mirada.

Pero…

Pero y si no salía bien, y si viera por un momento y luego llegara otra vez la oscuridad, ¿podría entonces vivir del recuerdo, rasgar la cortina de su mundo, dejar abierta la ventana para que está se cerrara de nuevo?

Por que, su mundo era su mundo, tranquilo, sereno, dominable, dominado.

Y despacio, a tientas, abrió la puerta de su habitación.

martes, octubre 17, 2006

Caía el sol implacable un día más sobre el poblado. Los hombres habían dejado la aldea para ir a cazar. Mientras las mujeres se encargaban de la recolecta, de traer agua de mantener el fuego encendido, todas menos una, que alejada de las mujeres, miraba, solamente miraba.

De sus ojos caían lágrimas espesas que al chocar con la tierra, formaban un barrillo a sus pies. De vez en cuando se levantaba y cuando se echaba a andar hacie el gurpo de mujeres, estas rapidamente se ponian a gritar:

- No te acerques, aléjate, aquí no haces nada.
- No nos sirves, por que no te pierdes en la selva quizas asi alguna hiena pueda alimentarse contigo.

Todas las mujeres rompian a reir, y ella volvía sentarse a lo lejos sin perder de vista al resto de mujeres.

Con los hombres no era diferente, ellos simplemente la ignoraban, no existia, cuando llegaban de la caza, debía esperar el último turno y ya lo que quedaban eran despojos.

Su cabaña era la más alejada del fuego, y lo peor de todo era cuando el joven jefe de la tribu asignaba las tareas a las mujeres, para ella siempre quedaba la peor y la mas solitaria.

Asi con el paso de los días ella creyó que por algo la trataban asi, algo debía haber hecho mal para que toda la tribu la rehuyera y la tratara de esa forma. Quizás fuera el día de la iniciación cuando se negó a que la cortaran su larga melena como a las demás mujeres, quizás fuera por su marcada personalidad cuando por las tardes solía salir a pasear sola, o quizas fuera por que negaba en su cabaña la compañía de algún hombre de la tribu.

Pero ella asumió que el problema era suyo y lentamente como un veneno esa idea inundo su cuerpo y su mente.

Se encerró en ella, se alejó aún más del resto de la gente, y empezó a dejarse, comía poco, dormía menos y cada vez salía menos de su cabaña.

Un día le despertaron unos gritos, los hombres volvian corriendo al poblado uno de ellos estaba muy mal herido, habían sido atacados por leones, dos habian muerto y el jefe de la tribu estaba desaparecido, las mujeres aullaban de dolor, mientras el hechicero decia que estaban todos malditos y habria que apaciguar al espiritu del devorador de hombres.

El más anciano propuso una partida con los hombre más jóvenes y fuertes para buscar al jefe y matar al león, pero muchos de ellos aterrados no se atrevían a ir a semejante aventura. Se miraban unos a otros esperando que alguno reuniera el valor suficiente para dar el primer paso, y cuando ella se apróximo al anciano y se ofreció como voluntaria, todos se echaron para atrás, nadie la acompañaría sería como ir a la muerte sin remedio.

A ella no le importó, estaba acostumbrada a ir contra corriente, tomó un lanza y se introdujo en la selva. El miedo corria por sus venas, sentía el corazon estallarle en la boca, su cabeza bullia, como podría ella pequeña enfrentarse al devorador de hombres, y encontrar al jefe de la tribu.
Y recordó historias de su madre, cuando le hablaba como su padre había sido un gran cazador, cómo le contaba que no todo era fuerza, que con inteligencia tambien podria dar caza a cualquier animal.
Aquella noche hizo una cama de hojas secas entre las ramas de un árbol y pasó su primera noche fuera de la protección del poblado, ya no lloraba, sentia un ardor en su cuerpo una fuerza que la impulsaba a seguir, y sin embargo tenia un sabor amargo en su boca, el sabor del miedo.
Se durmió entre los lejanos rugidos del león.

Pasó la mañana siguiente alimentándose de frutas, recogiendo hierbas medicinales como le habia enseñado su abuela, y afilando la lanza untándola del nectar de plantas venenosas.

Cuando empezó a caer la tarde se acerco a la gran charca, sabía que allí se acercaría el gran león a beber, vió una manada de elefantes y lentamente donde habían defecado y se untó con los restos que encontró, sería la mejor forma, pensó, de que el devorador no la oliese.

Un grupo de antilopes a la carrera la avisó, el gran león estaba acercandose a la charca, majestuoso sabiendo que el resto de los animales huian con su presencia, se acercó, la melena aun tenía restos de sangre seca y el gran animal sació su sed.

Tendría que seguirlo, allí a campo abierto era fácil presa para el devorador, lo mejor sería esperar al medio día cuando el sol cayese inmisericorde y el león estuviera adormecido.

Siguió su rastro, con tal facilidad que ella misma se sorprendió de lo buena rastreadora que era, y tras una larga caminata encontró la guararida del león.
Allí estan restos de huesos de sus compañeros pudo ver un gran corte en la pata del devorador, seguramente producida por la lanza de alguno de ellos, pero del jefe de la tribu no había rastro.

Se mantuvo a una distancia prudencial y allí preparó lo que sería el intento de caza del devorador, corto ramas y las afiló, y cuando el gran león salió de su guarida, ella preparó la trampa.

Trazó un semicirculo con las lanzas clavadas al suelo y el otro lado del semicírculo con ramas secas en el centro dejó un antilope muerto que había cazado y esperó a que el olor atrajera al devorador.
NO tardó mucho en llegar, lentamente como suponiendo que algo raro pasaba el gran león dio vueltas alrededor del círculo-trampa, pero el olor del antilope muerto era demasiado apetecible para resistirse y atravesó el círculo, rapidamente ella lanzo una flecha de fuego sobre los montículos de hojarasca que prendierón en un gran fuego. El devorador se alejó hasta toparse con las lanzas que se levantaban como una pared imposible de saltar, estaba cercado, ella al verlo salió de su escondite y se acercó al círculo trampa , las lenguas de fuego eran altas y un humo espeso se alzaba sobre la sabana, el león rugia despavorido, el fuego se iba acercando mas y más, y de pronto ante ella una sombra surgió entre el humo, el gran devorador habia saltado sobre el fuego se su melena prendian algunas llamas, pero había logrado escapar, cayendo delante de ella a escasos metros.
Un terror inmenso heló su sangre, estaba inmovilizada, había pensando que con la trampa sería suficiente, pero ahora lo tenia delante agazapado lleno de odio mirandola con sus frios ojos. Ella intentaba mantener la calma, no perder la mirada del león a la espera de adivinar cual seria su movimiento, como seria el ataque, pensando que estaba viviendo los ultimos momentos de su vida, y en ese momento el león tenso su patas y saltó sobre ella, a su vez la lanza rasgo el aire al encuentro del león.

Y cerró los ojos, si habia de morir queria que fuese rápido.

Aquellos segundos le parecieron una eternidad hasta que un ruido seco le hizo abrir sus ojos, a su lado el cuerpo del león yacía muerto, la lanza le había atravesado el corazón.

Se le quedó mirando, quieta rígida y de su boca surgió un cántico, un grito desgarrador de vida y de muerte.

Sacó el cuchillo debia cortar la cabeza del león, alejarse de alli lo antes posible, pronto llegarian las hienas a reclamar el trofeo.
Mientras cortaba la cabeza del león, oyó unos gemidos, se giró y no muy lejos divisó una pequeña cueva tapada con unas rocas, se acercó mientras creia reconocer en esa voz al jefe de la tribu, y asi era, allí estaba habñia logrado huir a la pequeña cueva mientras el león atacaba a los otros, tenía una gran herida en la pierna, pero estaba vivo.

Sacó las hierbas y untó con ellas la herida, le trajo agua, y volvió a por la cabeza del león, debían irse de alli lo antes posible.

A los dos días vieron de lejos los tejados de la cabaña, el jefe abrazado a ella caminaba pesadamente, pero lo habían logrado estaban de vuelta.

Al ser vistos los guerreros salieron corriendo a por ellos, en sus ojos se podía ver la sorpresa de encontrarlos vivos, nadie hubiera pensando que aquella mujer seria capaz de devolver al poblado al jefe con vida.
Sin embargo nadie la ayudó a ella, todos se volcaron con el jefe que semiinconsciente casi no podia caminar.

A la noche toda la tribu se reunió para celebrar el regreso del jefe, danzaban alrededor del fuego el hechizero con su cara dibujada movia ritmicamente una especie de maracas, cuando se hizo el silencio, ella salió de las sombras con un gran bulto a la espalda, y acercándose al mas anciano lo depositó frente a él.

Cuando el anciano descubrió el contenido toda la tribu se echó para atrás, alli estaba la cabeza del devorador de hombres, ella lo había matado. Poco a poco se volvieron hacia el lugar de donde la muchacha habia surgido… más ya no estaba.

No le hacia falta su tribu, ni el poblado, por fin había comprendido que dentro de ella estaba todo lo que necesitaba.

Y nunca más volvió al poblado.

lunes, octubre 09, 2006

La cabaña




La cabaña era acogedora, con una amplia estancia le sobraba y bastaba para vivir alli comodamente, es más no queria mas espacio que ese.
Hacía tiempo que el exterior no existía, era un vago recuerdo en su mente y en su corazón, aquello verdes prados, la playa de fina arena solo eran soplos en su memoria.
Cuando cerraba los ojos e intentaba pensar en ellos rápidamente volvia la oscuridad a su alma, y el dolor en punzadas le atravesaba.

Había logrado vivir en el exterior, ser feliz, respirar ver la luz del sol, pero sin más un día todo eso acabó y el dolor y la tristeza lo cubrieron.
El sol se oculto, la hierba antes verde era ahora espino que se clavaba en su piel, la arena quemaba… y encontró la cabaña.

Allí se encerro y poco a poco se acostumbró a que el exterior ya no existia y su mundo era aquella estancia y la añoranza de aquellos tiempos solo eran vagos recuerdos y el exterior se confundió con el dolor, y la cabaña con la seguridad.

Y como el tiempo todo lo cura o sino hace las mentes mas olvidadizas, él fue olvidando el por qué habia llegado allí y de vez en cuando se asomaba a la ventana
Abría un poco y miraba, el sol le cegaba, el olor de hierba mojada le embriagaba pero no duraba mucho aquella sensación, sólo el momento justo hasta sentir el dolor abalanzarse una vez más sobre él y recodarle los peligros que le esperarían si volviera a salir.

Un día amaneción un gran viento, y la puerta como en otras veces, cedió un poco y el viento viendo que habia una grieta apretó contra ella, y esta cedió un poco más y volvió a ceder hasta que no pudiendo la presión se abrió de golpe.

Y él, sorprendido se levantó, se acercó lentamente tanteando por donde pisaba hasta llegar al quicio de la puerta y desde alli con los ojos cerrados pudo distinguir el camino que llevaba a la playa, rodeado de verdes pastos donde una vaca habia levantado la cabeza y le miraba fijamente.

Primero fue un pie y luego otro, con la mano aun sujeta a la puerta, lentamente salió. Y sintió en sus pies descalzos el calor del suelo y en su piel el suave roce de los rayos del sol. Sus pasos ya no fueron pasos convirtiendose en carrera que le llevaron a la playa y alli a través de sus lágrimas volvió a ver el mar, ese que se habia perdido entre las brumas del olvido.
Y se desnudó.
Y corrió.
Y se perdió en las aguas.

Más el viento empezó a soplar fuerte, trayendo nubes negras por el horizonte, el mar no queriendo ser menos entablo una lucha con el viento levantando olas que azotaban a las nubes y estas respondian con una lluvia fuerte como si de alguna manera frenaran asi la fuerza del mar.

Y él, perdido allí, abrió las puertas del miedo, y recordó su cabaña, su cobijo y su seguridad, y como pudo llegó a la orilla y como pudo alcanzó de nuevo le camino, y llegó hasta la puerta, casi sin fuerzas, solo con el deseo de cerrarla una vez más, y agarrandola con las dos manos comenzó a cerrarla sin dejar de mirar la lluvia y el camino embarrado, y en su ultimo esfuerzo pudo ver al final del camino, cerca del horizonte como un debil arco iris se iba dibujando, y ya no tuvo fuerzas para cerrar del todo la puerta.


( para quien es y ha sido viento y ayudó a derribar la puerta "isla de coral" )

lunes, septiembre 18, 2006

nada ha cambiado

No ha cambiado nada, sigo embuido en mis dudas, mis miedos, mis tropiezos, mis esperanzas mis alegrias mis sueños, pero vuelvo o al menos tengo esa intención para seguir escribiendo, quizasno sean cuentos quizas sean vivencias reflexiones todo lo que me vaya surgiendo.


Aquí estoy. Un beso.

martes, mayo 23, 2006

hola y hasta pronto

Hola a todos aquellos que alguna vez se han pasado por aqui, y como dice el titulo hasta pronto, no sé cuanto tiempo tardare en volver quizas sea mas breve de lo q creo, pero estoy en una fase en la que la apatia y las pocas ganas de hacer cosas han provocado que deje el blog un poco olvidado. Necesito tomar fuerzas recuperarme encontrarme a mi mismo de nuevo, por que a veces ni yo me reconozco, todo es un proceso, siempre he pensado que las situaciones a las que nos lleva la vida son para aprender algo para sacar enseñanzas que quizas nos sirvan en esta vida o en la próxima. Siento que en algun recodo del camino se perdió el Nicolas que siempre pensé que era, y es hora que vaya tras él, no se cuantas fuerzas me costará el empeño y ojala lo consiga, pero quiero daros las gracias a tod@s los que habeis tenido el tiempo de leer este pequeño rincon, con la esperanza de que algun cuento mio os haya podido hacer reir o soñar o al menos haceros sentir. Gracias a todos por vuestros comentarios esto no es un adios solo un pequeño tiempo para tomar un respiro recuperar la sonrisa y volver a escribir

besitos y sed felices.

martes, abril 25, 2006

A veces uno se siente asi

Sin saberlo, sin notarlo son sensaciones que llegan como las olas del mar y depues como esas mismas olas se van....


Lo triste no es morir sino esperar la muerte
Lo triste no es vivir sino esperar la vida

A veces llega un momento en que te haces viejo de repente.
Sin arrugas en la frente, pero con ganas de morir
Paseando por las calles todo tiene igual color.
Siento que algo echo en falta, no sé si será el amor

Me despierto por las noches entre una gran confusión
Esta gran melancolía está acabando conmigo
Siento que me vuelvo loco y me sumergo en el alcohol
Las estrellas por la noche han perdido su esplendor

(Celtas Cortos)

lunes, abril 10, 2006

Las fotos

Dejaba que la arena acariciara mis pies, aquella playa que me habia visto crecer era ahora mi acompañante muda en mi soledad. Me encantaba pasear en aquel dia encapotado, que amenaba con llorar de esa manera que solo lo sabe hacer el cielo en los dias de Abril.

Llevaba mi cámara, colgada sobre el pecho, sin darme cuenta se habia vuelto una parte de mi,con la que intentaba agarrar el tiempo en breves escenas de recuerdos, como si quisiera atar mi vida entre los fotogramas de una pelicula.

Volví a sentir en la boca el sabor amargo que deja el pensar que la vida se escapó por la borda un día, sin más, calladamente y cuando uno quiere darse cuenta, ir a buscarla, la ve correr a lo lejos con una sonrisa en la boca que mas que sonrisa es una mueca de burla.

Intenté borrar ese sabor viendo la mar, azul turquesa anidándose en el horizonte con las nubes intentando fundirse en un imposible. Tomé mi cámara y disparé. A lo lejos percibí un grupo de chiquillos, quizas dos o tres, pero lo que mas me llamó la atención fué que estaban sentados, quietos con la mirada perdida en la mar sin moverse.

Me acerque, no se habían movido, incluso cuando me senté a su lado, solo uno giró la cabeza me miró, y volvio a su posición.
Al cabo de un rato, mi curiosidad pudo mas y les pregunté:

-¿Qué haceís con la mirada perdida, sin moveros?
El mismo chico que habia girado la cabeza, me contestó:
- Miramos el cielo violeta, las aguas naranjas que cambian a verdes y luego azules.

Yo miré hacia donde ellos lo hacian mas el cielo seguía plomizo y el azul turquesa del agua iba tonrandose en un azul oscuro.

Pero ellos seguian mirando extasiados, hice unas fotos más, me levanté y seguí mi paseo. el cielo empezo a desbordarse, corrí y volví a casa.

Volvi a mi querido Madrid, llevé las fotos a revelar y cuando fuí a recogerlas, el dependiente me dijo:

- Creo que el carrete se debió velar por que los colores han salido alterados.

Cogí las fotos, y en ellas el cielo era violeta, y las aguas del mar variaban de una a otra desde un naranja a un verde pasando por un azul.

Miré al dependiente y le dije:

- Estan bien asi, han salido perfectas.

Él me miró extrañado, le pagué, y en el fondo supe que cuando uno realmente siente y cree en algo, quizas, al final llegue a realizarse.

domingo, abril 02, 2006

El reloj

Basado en un cuento de Papini.


Hubo una vez un hombre que cansado de oir la palabra felicidad se decidió a buscarla. Salió una mañana de su casa y empezó su camino....
Cruzó pueblos.
Cruzó ciudades.
Subió montañas.
Bajó los valles.
Pero no encontró la felicidad.
Navegó por mares.
Atravesó ríos.
Se perdió en grandes lagos.
Pero no encontró la felicidad.
Surcó los aires
Y seguía sin encontrar la felicidad.
Al final en un pueblo lejano, se cruzó con un anciano, cansado, se sentó a su lado y le contó el motivo de su viaje por si había oído donde estaba la felicidad y por que había abandonado su hogar.
El anciano rió y rió....
Te voy a contar una historia, le dijo
- en casa de un hombre, había un hermoso reloj, pero con el paso del tiempo se había estropeado y sus agujas marcaban las 7 en punto. Cuando le preguntaban por que mantenía un reloj estropeado colgado de la pared, él les contestaba : “Es cierto, este reloj parece inservible, allí en la pared estropeado, pero hay dos momentos en el día, cuando todos los relojes de la ciudad dan las 7 de la mañana o de la tarde, el reloj recobra la vida, si lo vierais en ese mismo instante no pensaríais que está estropeado, sino que funciona perfectamente, en armonía con el resto del mundo, y un instante después es el mismo reloj inservible.
Así soy yo, como ese reloj, estancado quizás inservible con mi vida monótona, pero hay momentos, que siento la conjunción, siento esa armonía, y entonces soy capaz de hacer todo, de crear, de volar, de cantar de soñar, de sentir más cosas que en el resto de todo el tiempo.
La primera vez que me sentí así, intenté atraparlo, como quien intenta atrapar burbujas de espuma, creyendo que podría durar para siempre, pero es como mi amigo el reloj, ese instante pasa y vuelvo a mi vida, con mis historias, mis rutinas... mi vida. Pero sé que la vida es otra cosa, es la suma de aquellos instantes, que aunque fugaces, somos realmente nosotros mismos, un “yo” con el universo, somos esa burbuja de espuma anidando en nosotros.
La felicidad como un tiempo intemporal no existe, sólo esos instantes de plenitud total.”

El hombre le dio las gracias al anciano y regresó a su hogar, la búsqueda había terminado.

Nota:” La vida es breve y única, aunque todos creamos que somos inmortales, es tan breve como la caída de una hoja en el otoño, leve, suave y rápida”

Ruleta

“La vida no se cuenta por las veces que respiramos sino por las veces que nos quedamos sin aliento”

Uno se hace viejo, quizas no lo aparente por fuera, y aún pueda ir quitándose unos años de encima, coquetería lo llaman algunos, otros resistencia, pero la verdad es que internamente el tiempo pasa, ya no son los impulsos arrebatadores de la juventud los que nos arrastran , ya no son las respiraciones a los que vagamente se aferran unos y otros lo cuentan como si fueran trofeos. Ahora, al menos para mi, cuentan esas veces que te quedas sin respiración, esos momentos que desearías eternos, y que son tan leves como un aleteo de mariposa, una mirada, una sonrisa, un beso robado. La vida, es como un crupier, toma la bolita, y la lanza a la ruleta, y tú sientes como vas girando, a una velocidad endiablada y gritas el siete el siete que caiga en el siete, pero empiezas a saltar de número en número, sin poder parar rebotando hasta que llega un momento que el la ruleta se para y el destino detiene a la bola y caes en el..... Quizás sea el número, quizás la próxima vez.
Me siento cansado de botar y rodar, y sin embargo sé que en la ruleta he tenido suerte, he caído alguna vez en mis números, y otras en el cero, “todo para la banca”.
El juego sigue, el casino no cierra, y aunque la bola tenga muescas aun girará, hasta que se oiga al crupier gritar: “No va más”

de domingo

Los domingos tardes son odiosos, son como esos vadenes cuando ya ha partido el tren y te quedas mirando como se va, sin saber si deberias haberte ido en él o quedarte alli esperando al siguiente, o quizas sea la resaca de EVERWOOD una serie dicen "como yo", o quizas sea la voz de springstenn y su armónica, el caso es y acabo de hablarlo con un amigo, que se quiere ir a un nuevo lugar y dar un cambio total, que a veces uno se siente desubicado sin encontrar su lugar, con ganas de mucho y pereza de todo. Tiempo de apagar las luces de beber lentamente una cerveza dejarme llevar por esa voz desgarradora que evoca vidas de lucha y perdedores historias de amor en asfalto y sudor, y cerrar los ojos ... point blank

"Hay veces que las lagrimas deberian escribir, seria como parar un poco el tiempo, como si alguien a mitad de una mirada se desvaneciera, así sin mas, y tu mirando al infinito a traves de ese cuerpo que acaba de desaparecer atravesándolo, y es entonces cuando las lágrimas aparecen, cuando la soledad te abraza y allí, son ellas las que escriben.
Caen en las teclas y saltan de una a otra, sentimientos que suspendidos dibujan signos, trazos del corazon pintados con el pincel del alma. Alma que guarda los recuerdos y vivencias, surcos en su piel, como si los trazaras con un arado, solo que al final no recoges la cosecha, quedaran estériles esos campos, de cuyas tierras solo podrán nacer flores muertas, cuyas espinas se clavan en la piel, piel de la que la sangre seca no mana.
Y uno quisiera cerrando los ojos decir, simplemente, es tiempo de morir."

lunes, marzo 27, 2006

El acantilado

Llegué otro día mas al acantilado, no muy alto, pero si lo suficiente como para que solo unas gotas de aquel mar me salpicasen refrescándome de las mañanas calurosas y de los atardeceres en los cuales me solía perder entre sus ocres y amarillos.

Mi única compañía para aquellos momentos eran mis historias, un libro y yo mismo, solía leer en voz alta con las piernas colgando dejando que la brisa jugueteara con las paginas del libro mientras mi mente volaba entre las líneas a mundos nunca imaginados, ora era un guerrero bárbaro, ora era un alquimista ora era un filosofo.

Sin embargo las tardes las dejaba para mi, aunque me llevara mis historias y el libro, permanecía horas enteras mirando el ocaso o como las olas rompían una y otra vez contra las rocas.

Un día tras otro, un día tras otro.

Sin embargo aquella mañana amaneció con una densa niebla que cubría todo, era como una gran mancha blanca cubriendo, arropando la tierra y el mar, aun así decidí ir a mi refugio, era una especie de ritual de costumbre a la que no debía faltar, sino era como si el día fuese distinto algo me faltaba....
Me senté allí en la misma piedra que meses antes había descubierto y ahora era mi trono, la niebla lentamente fue levantando, al principio solo se divisaba la línea del horizonte, mas luego el azul se hizo cada vez mas intenso hasta que volví a divisar la inmensidad de aquel mar, luego las olas, luego las rocas y por fin todo el paisaje que me circundaba. Abrí el libro y empecé la historia de un hombre que salio a buscar el arco iris, cuando unas gotas me salpicaron, no levanté la vista pues sabia que eran las olas rompiendo, de repente ya no fueron unas gotas toda una ola empapo mis notas, me levante extrañado y pude ver la cola de un cetáceo golpear el mar haciendo que este brincase por encima de los riscos hasta donde estaba yo. Solté hojas y libros y me acerque mas aun, no quería perderme semejante visión, mas cuando el pez giro de nuevo asombrado pude comprobar que no era ni un delfín ni un ballenato, era.... era... ¡una sirena! Froté mis ojos, no podía creer lo que estaba viendo, seria quizás efecto de aquella extraña neblina lo que creía ver

Asomó su cabeza por encima del mar y sonrió, sentí que una sacudida recorría mi cuerpo y caí al suelo, era la sonrisa mas bella que había visto jamás sus ojos desprendían tal brillo que hubiera jurado que se reflejaba el sol en ellos. Se quedó mirándome fijamente y desapareció de la misma manera que había llegado. Permanecí todo el día hasta el anochecer por si volvía aun perplejo, pero no volvió. Esa noche no pude dormir, mis pensamientos volaban por encima de las olas buscando de nuevo esa sonrisa ese brillo de sus ojos, mas pasaron los días y todo volvió a ser como antes, aunque ya mis lecturas se hicieron mas espaciadas y pasaba las horas solo mirando el mar.
Un día cuando la esperanza de volver a verla había desaparecido y solo tenia la sensación de haber soñado con ella, volvió, al principio vi un remolino en el agua y después su brillo, sus ojos su sonrisa, bajé por las rocas hasta el borde del mar, ella se acerco lo mas que pudo y le pregunté su nombre, Astreides me dijo, muchos días sumergida oigo tus cuentos oigo tus historias hasta que ya no pude mas y quise ver la boca de las que salían esos cuentos, tus piernas, tus ojos, yo no podía decir nada solo mirarla callado, hasta que cuando sentí que otra vez podría perderla mi boca se abrió y de ella brotaron unas palabras... mañana seguiré contándote mas historias vendrás?, ella solo me sonrió y desapareció.

Aquella fue la noche mas larga, antes de salir el sol ya me había encaminado hacia el acantilado con las primeras luces del alba, y cuando llegué allí estaba ella, sonriendo, intenté contarle la mas bella historia, y cuando levantaba la vista la veía mirarme fijamente como un chiquillo escucha las primeras lecciones de su profesor.

Y así transcurrieron los días, unas veces lloraba de emoción otras reía y otras al atardecer era yo quien escuchaba relatos de las profundidades, relatos de caballitos de mar y buques hundidos... un día, se acercó tanto a mi que nuestras manos se tocaron levemente primero hasta que la una se cerro sobre la otra y tiró de mi y caí al mar y nadé junto a ella y ella nado junto a mi... y fue hermoso y fue mágico... y cuando volví a subir por los riscos ella me preguntó querrías venir a mi mundo? Querrías quedarte conmigo?. Yo la miré sorprendido y calle, le lance un beso y volví hacia mi casa con la cabeza dándome vueltas... estaba loco? Era imposible? Nunca podría estar con ella nunca podría vivir con ella, mi mundo era este, y me entró miedo y huí, ya no volví mas al acantilado y creedme si os digo que muchos días oía una especie de lloro, como si fueran ballenas y mi alma se desangraba por dentro y no pudiendo soportarlo mas, cerré la casa y me fui a la ciudad.

Pasaron los años, las canas cubrieron mi pelo y aunque estuve con mas mujeres, nunca amé de igual manera que amé a aquella sirena y muchas noches cuando las estrellas brillaban en lo alto solía mirarlas y llorar desconsoladamente.
Llegó un tiempo en el que la soledad fue tan grande que invadió mi espíritu como un cáncer. Decidí volver, el lugar no había cambiado mucho, me costo al principio reconocer aquellos acantilados aquel risco pero al final lo encontré y algo dentro de mi como rescoldos no apagados, renació de nuevo y sentí que nunca debería haberme ido que me falto el valor suficiente para haberme arriesgado....
Pero la mar estaba tranquila y aunque en mi interior tenia la esperanza la vaga esperanza de volverla a ver sabia que solo era eso una ilusión... y me embargo tal desesperación tal sentimiento de tristeza y perdida que me acerque al acantilado cada vez mas, un poquito mas, solo un poco, ya sentía mis pies casi al borde del vacío cuando cerré los ojos y me deje caer, y la brisa volvió a mi como cuando jugaba con las paginas y el mar volvió a salpicarme como lo hacia en aquellos días, y sentí como entraba en el agua y como mis pulmones se inundaban, abrí los ojos y allí estaba ella mirándome con ese brillo sonriéndome y dulcemente me dijo: “... te estaba esperando ahora si vienes a mi hogar, ahora si vienes conmigo...” Y me perdí entre sus brazos ,me perdí entre sus besos...

la estacion

Quizas ya lo haya subido o quizas no, pero aqui está ...

Aquella estación olía a humo, y sudor, a esperanza y tristeza, sabía a la amargura de una lágrima y a la dulzura de unos besos.
Y allí estaba yo esperando que entrará un nuevo tren, con mi pequeña maleta entre los pies y por un instante desee saber como se fuma, y tener un pitillo entre mis labios, echado hacia delante, en aquel banco de madera mirando a uno y otro lado.
Alguna gente movían sus manos nerviosas, apretaban el periódico y se preparaban para coger el tren.

Nos íbamos preparando para cuando el tren llegara.

Otros se abrazaban como si aquel abrazo fuera a retenerlos en la estación y no partieran nunca, me detenía a mirarlos, veía en sus ojos todo un mundo de recuerdos, de felicidad y de tristeza, se besaban, y yo mientras apretaba mi billete mirando la hora de partida, iba a añorar aquella estación con sus olores y sus sabores, a aquella ciudad que me había cobijado tanto tiempo y donde había dejado mi alma y mi corazón a tiras, pero era momento de partir. Por un instante desee que todos aquellos recuerdos quedasen encerrados en la madera del banco de la estación y despedirme de ellos y no volverlos a ver.
En otro andén un tren partía, saludos desde la ventana, gente corriendo tras el, sonriendo. –“te veré pronto”, “feliz viaje”, presente y futuro todos en uno, en aquella estación que rezumaba historias de llegadas y partidas, de corazones rotos, de felicidades que comienzan.

Miré el reloj, quedaba ya poco tiempo, nadie había venido a despedirme, no lo habría querido.

El tren entro, con un rugido sordo, con aquella luz que parecía un ojo, mirando a todos, la gente se aferró a sus maletas
“adiós amor mio, cuídate”.
“pensare en ti, cuando llegue te llamo”.
“Papa, me traerás algo cuando vuelvas?” , “Si hijo mío”
“Mi amor, mi vida, te quiero” le decía la esposa al esposo, mientras ella se acercaba mas a él, intentado impregnarse de su ser, el tren frenó bruscamente, las puertas se abrieron una parada breve y saldría de nuevo.

La gente ya estaba preparada y entraron, besos y lagrimas cruzaron el anden, yo también estaba preparado y justo antes de que las puertas se cerrasen tiré mi maleta al anden y con ella todo lo que llevaba dentro de mi, lejos en algún lugar, otra estación, otra parada me estaría esperando.

Esta vez estaba preparado.

lunes, marzo 13, 2006

Una historia

Aquel año estaba comenzando, 365 días de sorpresas e ilusiones se presentaban ante mí, y para empezar aquel viaje a la playa.
Al principio no quería ir, me entró una pereza enorme pensar en estar allí dos o tres días nada mas, y para colmo el hombre del tiempo presagiaba lluvias, pero mis amigos se obstinaron en ir y al final accedí.

El primer día amaneció nublado y casi no pudimos salir del hotel, nos limitábamos a charlar y jugar a las cartas, aunque mi estado de animo había mejorado, aun sentía la rabia de no haberme quedado en la ciudad. Bien, pensé, quizás mañana mejore el tiempo y por lo menos pueda pasear por la playa.

Esa mañana, aunque seguía nublado, el viento había dejado de soplar y la temperatura era agradable, me levanté y avisé a mis amigos los cuales decidieron arremolinarse aun más entre las sábanas y seguir dormidos, yo ya no aguantaba entre las paredes de aquel hotel y decidí pasear solo.

Lentamente las nubes fueron abriéndose dejando ver por fin, el azul del sol, volví a la habitación y tome mi mochila, la cargué como siempre, mi walkman, mi libro de aquel tiempo y mi cámara de fotos, compañera inseparable.

La brisa del mar azoto mi cara, y me deje arropar por ella, el olor a salitre se llevo toda mi pesadumbre, y cuando mi vista se perdió entre el verde las aguas de aquel hermoso mar, agradecí a mis amigos que me hubieran empujado a hacer aquel viaje.

Paseaba lentamente por la playa, me había descalzado y mis pensamientos se dejaban ir entre el rumor de las olas. Daba gusto estar allí, casi no había nadie y ahora el sol calentaba.
Fue entonces cuando te vi, tu piel morena, y aquel bañador negro, tu pelo se mecía entre el viento. No podía apartar la mirada de ti, me sentía atraído solo por tu presencia, y te oí reír, alguien te grito vamos Elo que estamos haciendo algunas fotos, tu no querías mas tus amigas se acercaron y las escuché diciendo: “Venga una ratona como tu no se va a hacer una foto, el pollito esta deseando hacértela”
Te levantaste y entonces pude apreciar un estilo diferente, no sé por que pero a mi mente vinieron aquellas imágenes de las diosas griegas, su porte, su arrogancia, su grácil movimiento.
Te sentaste en una silla juntaste tus piernas y miraste fijamente a la cámara, el viento te jugó una mala pasada y el pelo tapo tu cara, el chico tuvo que volver a hacer la foto y al no tener mas fue a por una nueva película, yo aproveche aquel momento para acercarme hasta el paseo allí te seguía viendo pero tu no te fijaste en lo que hacia yo en aquellos momentos. Monté la cámara y cogí el zoom 210, suficiente para poder enfocarte cerca sin que tu te dieras cuenta, y disimulando que hacia unas fotos a la playa te enfoque, un clic y te había atrapado, ahora tu imagen estaba en mi cámara y podría volver a verte cada vez que quisiera.

Guardé la cámara en mi mochila, y cuando levante de nuevo la vista para verte, nuestras miradas se cruzaron, y tu me sonreíste, sin duda alguna te habías dado cuenta, y yo sin querer me ruborice, me entro un pánico infantil y me aleje, volviendo al hotel.

Mis amigos me saludaron, me preguntaron que tal la mañana , pero yo no les conté nada de lo que había sucedido.
No te me ibas de mi pensamiento, aquellos ojos, tu pelo y cuanto más pensaba en ti, mas dentro ibas calando, y sin embargo mi mente me decía, no sabes ni de donde es, quizás no sea de aquí, no sabes ni su nombre, probablemente ni la volverás a ver, y fue entonces cuando me prometí que te encontraría.

Sólo tenia un día y medio para localizarte así que a la hora de la comida, me excuse con mis amigos y me dirigí hacia la playa y a los restaurantes cercanos. No había ni rastro de ti, ni de tus amigos y en mi empezó a crecer el desanimo la certidumbre de que no volvería a verte. Dispare el resto del carrete y me dirigí a una tienda de revelado, por la mañana, me dijeron, tendrá vos sus copias.

Aquella noche salí a encontrarme conmigo mismo y con mis pensamientos.

Me senté en la arena aun caliente de la tarde, la oscuridad lo tapaba todo, podía ver el cielo cuajado de estrellas y en el horizonte las pequeñas luces de los barcos de pesca. Siempre me había dejado atrapar por esa imagen era como si la noche me devorara y todo desapareciese, como si fuera capaz de escapar de mi cuerpo y atravesar el espacio en busca de aquellas estrellas, y fue en ese momento cuando la tristeza resurgió de dentro, otra vez, como las otras veces.
Sentía que estaba allí agazapada a la espera de que me hiciera un poco vulnerable para saltar sobre mi, para apoderarse de mi piel y sacudirme entre sus manos, y lloré. Llore la ausencia, lloré por todo el tiempo que no lo había hecho, y lloré también por aquella ilusión que eras tú.

Al cabo de un rato, cuando el zarpazo de la tristeza había pasado, todo volvió a la normalidad, mi ser se sentía limpio de nuevo, y me levante camino del hotel, deseaba llegar hasta la cama y perderme entre los sueños, cuando de pronto lo oí.

-Ratonas, ratonas, venga vamos para el hotel.

Y te vi allí corriendo con tus amigas, riendo. Y te seguí.

Al final supe donde te hospedabas, aquella noche se hizo interminable, deseaba que llegase la mañana para acercarme al hotel y buscarte.

Mis piernas se doblaban en dos cuando enfrente del recepcionista preguntaba por un grupo de chicas con un acento distinto al del sur del país, el hombre me miró extrañado y tuve que inventarme la historia de que era una amigo que acaba de llegar. Él me dijo se refiere a las señoritas que vienen de Tucumán, bueno tenia una pista más.

- Si dije, La chica morena de pelo hasta los hombros, Gabriela y sus amigas.

El recepcionista pico en mi burda trampa y me dijo:

- Se referirá usted a la señorita Eloisa.
- Si, por supuesto.
- Pues han abandonado ya el hotel, lo siento.

Mi cara reflejo la desesperación y decepción, pero tenia tus datos donde vivías y tu foto.

Cuando volví a mi ciudad intente encontrarte, pero no hubo medio alguno, no aparecías en el listin, y tu ciudad estaba tan lejana de la mía que poco a poco me fui convenciendo
De que era inútil mi búsqueda, que probablemente el chico que te había hecho la foto seria tu novio, que idiota, me dije, como una chica tan linda va estar sola, sin nadie. Saque la foto de la playa la mire y al cabo de un rato la guardé en unos de mis libros preferidos,

Y aquella foto, y tus recuerdos cayeron en el olvido.


Pasó el tiempo, yo me enamoré y de igual manera que a mi vida llegó el amor, un día se fue, me dediqué a lo que mas me gustaba a diseñar, pasaba largas horas delante del ordenador y cuando surgió el boom de las paginas web, me dedique a ello y entre en el mundo de internet, de los e-mails y del chat.

Durante aquel tiempo conocí a gente, algunas veces quedé pero siempre dejaban un vacio dentro de mi, Era como si luchara en batallas imposibles, como si únicamente estuviera en el camino de la búsqueda una y otra vez, una y otra vez.

Aquella mañana volví tomar mi libro favorito, necesitaba releerlo de nuevo, y busqué la página donde estaba la frase que mas me gustaba: “Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca” Y de pronto cayeron al suelo tu foto y tus datos.

Te reencontré, volví a ver y a sentir lo mismo que aquel día en la playa, incluso llegué a sentir la brisa del mar, el olor a salitre, y me dije quizás, solo quizás por internet logre saber de ella.

Llegue a casa a toda prisa y encendí el ordenador, entre en las páginas de tu ciudad, y nada, por allí no había nada, puse tu nombre en el buscador y tampoco, entonces abrí el programa que servia para chatear con la cuenta de correo y empecé a hacer pruebas con tu nombre hasta que salio una lista de cinco direcciones. Las miré detenidamente y me deje llevar por mi instinto por mi corazón, y te escribí, al cabo de dos días me contestaste y empezamos a charlar. Cuando me dijiste que eras de Tucumán mi corazón dio un vuelco, y los días fluían entre nuestras conversaciones, poco a poco iba conociéndote aun mas, tus gustos, tus proyectos tus ideas, aquel chico que no te daba bola, menos mal pensé yo... y tú mientras tanto ignorabas todo lo que bullía dentro de mi.

Te mande unas fotos mías, y tu me mandaste unas tuyas, y una de ellas era aquella de la playa, la que te hizo tu amigo, y así poco a poco entraste, de nuevo, dentro de mi.

Todo esto no lo sabes, como ibas a saberlo, pero ahora que estoy en tu pueblo, esperándote a que bajes, después de que me decidí a preguntarte si querías que nos conociéramos y tu me dijiste que si, quizás lo sepas, solo si.....

Y bajaste, y apareciste tan radiante delante de mi como el día de la playa, y oí tu voz deslizarse dentro de mi, y pude ver el brillo de tus ojos el tacto de tus mejillas cuando me diste el beso, el roce de tu mano cuando me cogiste del brazo.

Sentados, en esta maravillosa tarde, te veo abrir el regalo que te he traído, lo abres despacio con el mismo estilo y gracia con el que te vi caminar, y entonces al hojear el libro que te regalo sale de él la foto, la foto que te tomé.

Y tu me miras extrañada, y yo te cuento esta misma historia, con la esperanza de no llegar tarde, de que aun quede una posibilidad, y entonces....

El brillo en tus ojos, el suave roce de tus labios en los míos.

Recuerdos

Recuerdo en los tiempos en que uno es joven y la vida parece que no pasa nunca, aquellas largas tardes de verano cuando cogía la bicicleta y pedaleando bajo el sol de agosto iba hasta el pueblo cercano.
A mitad de camino había un gran manzano, y allí un riachuelo. Cuantas veces paré la bicicleta en su sombra , apoyado contra él, me sentaba a descansar y miraba el reflejo del sol en las aguas de aquel pequeño río. Otras jugábamos a trepar por el e intentar coger una manzana o simplemente era nuestro punto de reunión. Luego acababa el verano y era allí donde me despedía de mis amigos, hasta el año siguiente. Recuerdo veranos y veranos cerca del árbol , ese mismo q me vio crecer, q me vio dar mi primer beso y que bajo sus ramas me vio llorar la primera vez q me partieron el corazón.
Y así, hasta que un día lo cortaron, cuando llegué aquel verano habían empezado a construir un nuevo conjunto de chales y claro está, aquel árbol desapareció. Para mi fue como si me arrancasen parte de mi ser, parte de esos recuerdos de mi infancia. Iba al pueblo y veía el vació que había dejado, no importaba que aquello ahora estuviera abarrotado de chales, de gente cruzando la carretera para ir al riachuelo, para mi era un lugar vació, arrancado de cuajo, y sin embargo al mirar ese hueco una sonrisa, y un recuerdo, llenaban mi corazón.

Ahora con el paso de los años, toda aquella zona esta irreconocible, hablo a mi hijo de cuando era pequeño y como eran las cosas de allí, y le hablo del árbol, de su sombra de todo lo que significo en mi vida y mi pequeñín me mira, a veces creo q piensa: “ papi esta loco recuerdos de un árbol?”, pero yo sé que cada uno en su vida tiene recuerdos así, algo que se ancla en el corazón y que aunque desaparezca, nunca, nunca se olvida.

martes, marzo 07, 2006

Mi ciudad

Un cuento dedicado a mi ciudad.... Madrid

Amaba a aquella ciudad, me habia recogido y yo habia sido casi su hijo, ahora postergado en mi butacón, solo puedo oir desde mi balcon abierto a la plaza de Cascorro la algarabía de los niños por la tarde, el bullicio de los domingos del Rastro, ahh... y las postales esas que alguien me envia cada mes. Tengo un vecino joven que me las sube, es un chaval, a mediodia llega y cuando he recibido la postal me la lee, casi siempre son frases de saludo luego me describe como es, una imagen de la Puerta de Alcala al anochecer, otras la Plaza Mayor, o la Castellana. Todas son de Madrid, alguien que sabe que amo esta ciudad, y el chaval al describírmelas hace que por un momento pueda sentir el olor de los bocadillos de calamares bajo los soportales de la plaza mayor, o el ruido del trafico en la castellana y asi aun sin salir de mi pequeño apartamento, siento que paseo por sus calles.
Hoy he cogido las postales que el chico me guarda en el cajon atadas con un cordel, quiero tenerlas en mis manos sentir su tacto, y es cuando me doy cuenta que no tienen el trazo de una escritura, ni siquiera hay en ellas la rugosidad de un sello.
Llaman a la puerta y esta aquí de nuevo él, con otra postal, con otra imagen de mi ciudad, y se sienta, y me la lee, y me la describe, y es entonces cuando sé quien me manda las postales.

domingo, febrero 26, 2006

Cambios

Empaqueto dos años de mi vida, y pude decirse que cabe en una caja pequeña, atrás dejo recueros, tiempo pasado, nunca me anclé por que mas tarde o mas temprano sabría que llegaría este momento. Es lo que tiene cuando uno trabajo en una especie de consultora y su contrato es de obra y servicio.. al final tienes que marcharte.
Quizas eso me ha llevado a que me vieran como una persona encerrada en mi mismo, hermetica, pero ha sido una forma de denfensa, de no dejarme arrastras por unos sentimientos que luego hubieran significado mas un lastre, sobre todo cuando uno entra a trabajar por unas semanas y estas se convirtieron en 2 años.
Me siento viejo y cansado, hay algo que me oprime el pecho, quizas sea esa sensación de estabilidad que uno a una altura de su vida busca y desea, y cuando no se haya uno se siente perdido y desubicado. Ahora todo parece un ida y venida, nuevos sitios nuena gente, momentos fugaces, lunes martes miercoles.. viernes, fin de semana lunes martes miercoles.. un ciclo como un bucle sin fin que se abate sobre uno como una tormenta de arena.. quien sabe quizas un día todo esto simplemente se acabe.

Y rescantando de mis antiguas carpetas he encontrado un nuevo cuento, ¡ cuantas ganas tengo de volver a escribir algo nuevo !, pero mientras tanto, aun me quedan dento de mi baúl unos cuantos...

- - - - - - - -

Estaba sentado en aquel porche de madera, al borde las escaleras que se perdían en la arena. Una ligera brisa traía el sabor a sal del mar cercano, y las nubes corrían a ocultarse en aquel atardecer de Octubre.
Intenté agudizar un poco la vista, y lo vi, allí estaba, inmenso, como siempre que lo veía, me embarga una dulce sensación que se apoderaba de todo mi cuerpo, me abandoné a aquellos sentimientos y cerré los ojos... recordé....

... Hacía calor y para mi todo aquello era nuevo, la sensación de la arena bajo los piel. Los rayos de sol cayendo en mi piel, y aquella inmensidad delante de mi, la mar, como oía decir en la taberna del pueblo, yo un muchacho del interior estaba por fin delante de ella, de la mar.

Me acerqué temeroso, no por que no supiera nadar, había tomado clases en la piscina municipal, pero tanta agua perdiéndose a mi vista me causaba respeto, entré en ella como se entra en unas sabanas de seda, despacio percibiendo como poco a poco iba tomándome, note el frescor en mis piernas el ligero cosquilleo de las olas y me lance en una carrera chocándome contra ellas, como hacían aquellos guerreros medievales en los torneos, las olas y yo... zas¡ rompían contra mi pecho intentando derribarme. Al final pase la barrera de su nacimiento, y me hundo en las aguas, que felicidad, sentía que le pertenecía, que ahora la mar era mi dueña, mi amiga y nadé, hasta donde no hacia pie, y allí me sumergía abría los ojos bajo el agua y volvía a salir a la superficie en una burda imitación a los delfines.
No sé cuento tiempo paso, pero aquel bautismo caló en mis huesos y desde aquel día me enamore de la mar.
Pasé todo el verano, mañana y tarde en la playa y cuando caía la noche y dejaba a mis amigos camino de casa, mi ultimo paseo era para ella, bajo las estrellas le hablaba. Y así fue aquel verano, enredado en sus brazos besándome con su espuma.
El invierno me devolvió a mi pueblo y la nostalgia de aquel verano me acompaño día y noche, deseaba volver a sentirla volver a pasear a su lado, y entre mis libros y mis sueños llegó de nuevo el verano.
No había cambiado, igual q siempre, apareció ante mi desnuda, muda con toda su belleza, y me deje de nuevo poseer, La tercera mañana de mi reencuentro con ella, nadé aun mas lejos si cabe, sentía su amistad en mis brazos, seguro en ella, y sin embargo aquel día tenia un brillo especial, todo empezó con una suave brisa, sin mas, ni la vi llegar, y ahora la mar se volvía rugiente dándome la espalda, y el miedo se apoderó de mi.
Empecé a nadar hacia la orilla pero ella me retenía entre sus brazos como si quisiera devorarme, el agua entró por mi boca, la sentí como se deslizaba con sul sabor amargo, inundándome los pulmones, poseyéndome las entrañas. Al final dejé de luchar, cerré los ojos.
Cuando los volvía abrir, estaba en la arena de la playa rodeado de gente con el socorrista al lado, sonriendo por que había “vuelto”.
Me incorporé y la miré, diriase que aun me sonreía, pero yo sentía su traición mordiéndome el alma, y desde aquel día no volví a nadar en la mar, bajaba a la playa y observaba, a veces con envidia, otras desde la lejanía, y otras con celos como la gente disfrutaba con ella. También pasó aquel verano, este con más pena que gloria, y entre la playa dejé enterrado mis recuerdos.
Hice todo lo posible por no volver al año siguiente, pero me fue imposible, y una vez más estaba delante de mi, aquella vez la vi desafiante, como si me retase a volver a ella, y aunque ardía en deseos, no lo hice.
Me había refugiado en la piscina municipal, había seguido nadando, quizás como una venganza por lo que ella me había hecho, sin embargo al mirarla a la cara, todas mis fuerzas todo mi odio se convertía en miedo.
Una mañana que había bajado a la playa, como un día mas, ocurrió. Te vi como nadabas, y de pronto desapareciste, pensé que te habías sumergido pero no lograba encontrarte, y sentí miedo, miedo por ti, miedo por que debía correr y encontrarme de nuevo con ella. Y asi lo hice, sin pensarlo me lancé a sus brazos, y cuando creía que iba a sentir rechazo, sentí el abrazo de el que vuelve.
Logré sacarte del agua, tenias las marcas de una medusa en el brazo, rapidamente los socorristas te llevaron de alli, y no volví a saber más de ti.
Desde aquel dia la mar volvió a ser mi amiga, mi amante, aunque algo habia cambiado, en ella y en mi,

Fue aquel otoño cuando mi vida cambió, recibi una carta, era la chica a la que habia ayudado, después de lo que pasó volvió a la ciudad pues en el pueblo temian que la falta de oxígeno hubiera podido dañar el cerebro, no fue asi, pero aquella salida tan precipitada le habia hecho imposible localizarme. Después de su recuperación regresó e intento dar conmigo, hasta que por fin alguien le dio mi dirección. Me escribiste, me pedias una cita para agradecerme lo que habia hecho y nos citamos y.....


Siento frio, la brisa se habia vuelto fría, abrí los ojos de mi ensoñación y sentí tu mano en mi cabeza.

- Hola cariño, mirando el mar otra vez?
- Si recordaba que....
- No me lo digas, lo sé.

A pesar de los años aun pude ver, al besar su mano, las cicatrices que aquella medusa habia dejado en su brazo.
Y abrazados, entramos en nuestra casa.......

viernes, febrero 10, 2006

El viaje

Abandonó.
Aquella noche tomó su pequeña barca y dejó atrás el pueblo.
Lentamente desplegó la vela y dejó las luces de lo que hasta ese día había sido su hogar.
Lloraba.
Sentía que atrás quedaba parte de su alma, que allí enterrado entre los muros de las calles, en los escalones y en el asfalto dejaba parte de si.
Y no miró atrás.
Tenía que marcharse y lo hizo, por más que le doliese, sabia que no podía quedarse por más tiempo.
La noche se lo tragó, allá el mar era negro pero el sabia que su pequeña barca le llevaría lejos de allí y quizás, quien sabe, podría encontrar una nueva playa donde anclar.
No tomó ningún rumbo, lo cierto es que cuando se marchó lo hizo de pronto sin pensarlo y aquella noche navegó mar adentro, ya pensaría que dirección tomar al alba.
Casi no durmió, pendiente de la mar, se tumbó en la barca y miró las estrellas, era algo que le encantaba hacer, se sentía solo y a la vez perdido en aquella inmensidad, con los deseos de poder lanzarse detrás de cada estrella, el ruido del mar chocando con la barca le hizo olvidarse de todo por un momento era feliz, y aquella sensación inundo su ser.
Amaneció.
El mar estaba en calma y aun conservaba un poco de la sensación de la noche, una fuerza se apoderó de él, y tomando firmemente el timón se dijo que nada podria con el , encontrare una bella playa y volveré a empezar.
Así fueron pasando los días, pasaba parte de la noche con las estrellas, a algunas las puso nombre y empezó a hablar con ellas, les contó sus sueños, aquellos que hablaban de navegar donde la mar le llevase, de encontrar un nuevo lugar donde empezar, donde su pueblo se convirtiese en un grato recuerdo pero solo eso, de encontrar de nuevo el amor y sentirlo, amar y ser amado, era lo que más perseguía y lo que ocupaba todos sus sueños. Y mientras hablaba de ello alguna estrellas parpadeaban como si le contestasen. Por el día se ocupaba de limpiar la barca, pescar, orientarse y racionar un poco el agua.
Navegó y navegó por semanas, el mar se hizo su amigo, pero algunas veces jugaba con él y la barca se movia zarandeada por las olas, y él agarrado al mastil desafiaba al viento, sabiendo que el mar nunca se lo llevaria.
Por fin divisó tierra, pero cuando se acercó pudo ver que la playa solo eran rocas y se desilusionó, las fuerzas empezaron a fallarle. Ancló apartado del arrecife y nado hasta la orilla, sus pies se cortaron con las aristas afiladas de las rocas, pero necesitaba tocar tierra firme y buscar agua.
Recorrió la isla por la tarde y se sintió triste y solo, era la primera vez desde que habia dejado el pueblo que se sentía así.
Se sentó en las rocas y vió el horizonte, el mar de azul verde esmeralda se alzaba ante el, con todo su poder, y alli la barquita como un punto danzando.
Y le embargó la soledad, se sintió lejos de todo y de todos, y dentro de él notó como algo se iba resquebrajando lentamente, intentaba frenar ese sentimiento pero no podia, y comenzó a llorar. Buscó refugio bajo unas palmeras y pasó alli la noche, no vió las estrellas, deseaba estar solo, más solo que nunca y cuando al final el sueño le venció, soñó con su pueblo, el olor de las aceras mojadas, aquellas paredes blancas y tejados rojos, el ruido de los niños correteando, y un amor lejano que se perdió.
Le despertó un viento frio, el mar aquella mañana parecia que se habia enfadado con él, y las olas amenazaban con llevarse su barca
Tomó unas lianas , se ató los dos bidones de agua al cuerpo y nadó hacia la barca, cuando llegó estaba extenuado se tiró a lo largo y dejo que la barca fuera arrastrada por las olas, una sensación de abandono le embargó y se dejó llevar, le daba igual acabar contra aquellas rocas, solo deseaba seguir tumbado y dormir, sin tener conciencia de la realidad.
Cuando abrió los ojos, estaba lejos de la pequeña isla, la barca estaba casi inundada y empezó a achicar agua, el mar se habia calmado y ahora pudo fijarse en el atardecer, los reflejos anaranjados llenaban el cielo y se quedó mirando como el sol iba desapareciendo..
Cayó rendido cuando ya era noche cerrada, se acurrucó en un rincón de la barca, miró de nuevo al cielo pero no tuvo fuerzas de hablar con las estrellas.
Al día siguiente, vio a lo lejos un grupo de islas y dirigió la barca hacia alli, pero cuanto más intentaba acercarse, cuando casi estaba a la altura de sus playas, la corriente lo devolvía mar adentro, se pasó todo el día intentándolo hasta que las fuerzas le abandonaron y lo dejó por imposible, vio alejarse aquellas islas sin poder hacer nada, lentamente desaparecieron en el horizonte.
Fue entonces cuando ya no pudo mas y empezó a gritar, maldijo a dios y a la naturaleza, les amenazó con todas las fuerzas de sus ser. Él que estaba allí, que podía esperar, que más podrían hacerle, había dejado el pueblo, había navegado, día y noche, se había dejado los pies en las rocas y nunca hubo una queja y ahora el mar le traía hasta aquellas islas y cuando ya creía que estaba cerca se reían de él. Se golpeó el pecho y el estomago, no podía mas, quería lanzarse al agua y acabar con todo, nada tenia sentido ya, que mas le daba si un día seguiría a otro, y sólo podría ver agua y mas agua sin meta alguna. De repente un golpe seco abrió una vía de agua, aun había mas , se dijo, corrió y la taponó con uno de los bidones. Cayó derrumbado, que mas puedo hacer se decía, que mas va a venir ahora.
Y empezó a llover.
Mientras la lluvia le calaba los huesos y la barca era un juguete en las olas, él cerró los ojos y recordó.... recordó lo solo que se había sentido la noche que decidió abandonar el pueblo, dejándolo todo atrás, aferrado a aquellos recuerdos de tantas y tantas cosas que habian pasado y tanta gente que también pasó a su lado y luego desaparecieron y ahora en aquella barca todo le parecía tan lejano que aún mas le crecía la sensación de soledad.
Recordó cuando salía a dar vueltas por el pueblo viendo a la gente pasar a su lado, le encantaba fijarse en la mirada de las personas, en sus ojos, algunos claros como el mar otros oscuros pero en todos ellos sentía la vida.
Recordó a sus amigos, aquellos con los que compartió momentos alegres y momentos tristes de su vida, recordó su primer amor con el que aprendió a vivir a disfrutar del sexo y a compartir, y aprendió lo duro que es perderlo y que la vida sigue. Pensó en los tres años que habían pasado, en los que su vida había fluido día a día simplemente, lentamente dejándolos gotear poco a poco, tres largos años en los que habia conocido gente y gente que luego siguió su camino, y luego conoció una tarde, cuando la brisa del mar traía el olor a salitre, unos dulces ojos, una dulce mirada, que lo enamoró pero la vida volvió a jugar con él... y fue entonces cuando decidió que lo dejaba todo y se marchó en su barca.
Abrió los ojos, le dolia el alma, ahora ya no llovia y el mar había vuelto a serenarse, aprovecho para sacar todo el agua de la barca, se tapó con una lona y se durmió.
Cuando se despertó el sol brillaba con fuerza, sintió aun el dolor, y decidió enterrar los recuerdos tan dentro de si q nunca mas volvieran, tomó el timón y navegó hasta la primera isla que apareció en el horizonte, ante si apareció una hermosa playa, cuando estuvo enfrente de ella, quitó el bidón que taponaba el agujero en la quilla y se lanzó al mar, nadó hasta alejarse un poco y ver como la barca se hundia, le dio pena, su fiel compañera había aguantado tanto tiempo junto a él, se dió media vuelta y sin volver la vista atrás nadó hasta la playa.

viernes, febrero 03, 2006

Hay momentos

Hay dias, que uno amanece solo con ganas de esconderse bajo el edredón, sin luz, todo oscuro como si no hubiera nada más tras las sábanas, un pequeño mundo escondido en un espacio reducido, la oscuridad y yo. A veces siento el exterior como un mundo extraño amenazante, y me siento lejano y distante fuera de lugar, de todo y de todos.

Es en momentos como este que busco entre mis escritos y encuentro alguno para dejaros aqui, en el fondo sé que estos instantes son como olas llegan y depues se vuelven a perder....

Si solo pudiera.... coger el camino y partir.
Si solo pudiera.... saber que es lo que hay dentro de mi.
Si solo pudiera....dejar fluir los sentimientos

Entonces viviria.

Si solo pudiera....compartir y recibir.
Si solo pudiera....deslizarme en tu mirada
Si solo pudiera....anidar en tus pensamientos

Entonces amaría

Si solo pudiera....tenerte una noche mas.
Si solo pudiera....encontrar la calle en la ciudad de las calles sin nombres
Si solo pudiera....dejar que el viento bese mis parpados

Entonces te encontraria.

Si solo pudiera....amarte
Si solo pudiera....sentirte
Si solo pudiera....ser yo

Entonces no moriria.

- - - - - - - - - - - - - - - - - -

Hay veces que las lagrimas deberian escribir, seria como parar un poco el tiempo, como si alguien a mitad de una mirada se desvaneciera, así sin mas, y tu mirando al infinito a traves de ese cuerpo que acaba de desaparecer atravesándolo, y es entonces cuando las lágrimas aparecen cuando la soledad te abraza y allí, son ellas las que escriben.
Caen en las teclas y saltan de una a otra, sentimientos que suspendidos dibujan signos, trazos del corazon pintados con el pincel del alma. Alma que guarda los recuerdos y vivencias, surcos en su piel, como si los trazaras con un arado, solo que al final no recoges la cosecha, quedaran estériles esos campos, de cuyas tierras solo podrán nacer flores muertas, cuyas espinas se clavan en la piel, piel de la que la sangre seca no mana.
Y uno quisiera cerrando los ojos decir, simplemente, es tiempo de morir.


- - - - - - - - - - - - - -

Quise viajar a un sol lejano y perdido, tan lejano que nunca llegué a alcanzarlo.

martes, enero 31, 2006

Hay dias, q uno se siente como ese lago quieto, en un apacible remanso, que solo se mueve por una ligera brisa.. pero de pronto cae una piedra y las ondas se mezclan unas con otras, y donde antes habia un lago quieto ahora es una marejada ...

Hoy quiero empborracharme, perderme entre unos tragos dejarme llevar por algun recuerdo por alguna sonrisa de mi memoria, por alguna mirada por alguna camiseta donde ponia "sexy", por la musica que suena ahora mismo, por esos sueños que me llevan a mundos donde todo parece mas tranquilo, donde nada se inquieta, donde el placer esta en sentir sin mas...

y despues dejarme caer en el mundo de los sueños, donde una noche soñé que soñaba un sueño....

Vida

Hay dias que la vida duele más que la muerte, cada segundo, cada minuto es una daga hundiéndose en el alma.
Sé que la vida es hermosa y la amo con tanta pasión que me provoca un dolor inmenso, profundo e infinito, tanto que me lleva a pensar si puedo vivirla.
A veces intento no pensar, sólo vivir, pero ese mar rugiente que fluye dentro de mi, se agita, se revuelve y provoca oleadas de sentimientos que chocan unos contra otros.
Puedo llegar siquiera a acariciar algo tan hermosamente bello como la vida?, puedo siquiera pensar si soy capaz de entender como desperdicio ese maravilloso don que es la vida, por que esos oleajes son los que me hacen sentir que hay algo que se me pierde, algo que suena a hueco y vacio, algo que quizas un dia tuve y ahora lo perdi o quizas nunca lo tuve, y aquí desde esta soledad, me pregunto si sólo yo siento de esta manera, si sólo yo me cuestiono tantas cosas, si sólo yo dejo pasar la vida entre preguntas y sentimientos, ¿es más fácil unicamente vivir sin más? o ¿es mejor que la vida, mientras se vive te vaya desgarrando lentamente en una agonia negra pero que te hace sentir?
Puertas que se cierran, ventanas que reflejan el sol y el azul del cielo, aire limpio, asfixia, lenta vida, una vez te tuve y una vez te deje ir, perdido y nunca hallado.
Amo tu sonrisa y el brillo de tus ojos, amo cada secreto que encierras y que me hace vibrar y en ese amor me siento morir, y muero dentro de él, amandote como nadie y nada te ama.

martes, enero 24, 2006

Escrito...

A veces nos perdemos en búsquedas tan inútiles como infructuosas.
Creemos en nuestra propia inmortalidad, en irrealidades que crean
mantos de estupidez alrededor de nuestros ojos y de nuestra mente.
Y cuanto más nos vemos envueltos en esa búsqueda más lejos
estamos de encontrar lo que realmente buscamos.

¡Que estúpidos!

Si sólo supiéramos ver lo que hay a nuestro alrededor,
si supiésemos realmente el valor de aquellas cosas que por creerlas
insignificantes, las ignoramos...

Perderse en una mirada azul o morena...
Huir dentro de una sonrisa...
Sentir el cálido abrazo de un desconocido cuando sólo le has saludado...


Si pudiéramos detenernos en esos leves momentos, tan pequeños como
aquellas burbujas que hacíamos en el baño y ahora olvidadas por una rápida ducha.

Dejar que una canción vaya invadiendo cada poro de nuestra piel, que los sentimientos
que va generando vuelen en cada nota, dejando aflorar una lagrima, no de agua sino
de vida...

Es ahí, sólo ahí cuando estamos mas cerca de aquello que llamamos felicidad, es cuando quizás
seamos Dios, y no aquel ser lejano y misterioso, sino esa persona que todos llevamos dentro.

Y ahora, dejadme huir en vuestra sonrisa, dejadme que me bañe en vuestra mirada que sienta el cálido abrazo de los que sois desconocidos y me he acercado a vosotros, por que entonces tendré mis burbujas de felicidad, podré sentir que soy y no lo que dicen que soy......

lunes, enero 16, 2006

las estrellas

- Papá, papá ¡ cuantas estrellas !
- ¿Verdad? hay miles, millones de estrellas, todas con su luz y su brillo
-¿Y no se apagan nunca?
- Si hijo, algunas de ellas ya se habran apagado, pero su luz aún viaja en el espacio y podemos verla, son como algunas personas que se nos cruzan en la vida, aunque nos falten o se vayan, su luz puede seguir con nosotros por años.