martes, mayo 10, 2016

Una canción

Llueve sobre Madrid, dias grises, como si el sol hubiera decidido retirarse, huir dejando tras de si un manto de nubes cargadas de agua.

A pesar de todo, camino por el retiro aprovechando una tregua en la lluvia.  
No hay nadie en el parque, y el silencio lo abarca todo, de las hojas caen gotas que rebotan en
la arena prensada.
El estanque, vacio, ahonda ese sentimiento de soledad, hasta los patos parece que esperan la vuelta del astro rey para salir de sus casas de madera.

A lo lejos en un banco, bajo una capa de lluvia, veo a mi viejito,  sabía que hoy le encontraría.
 
Me acerco deprisa mirando al cielo, pidiendo que es nube de un gris oscuro perlado nos deje el tiempo suficiente para poder charlar.

- Hola, a pesar del día, no sé porqué sabía que hoy le encontraría
- Me gustan los días lluviosos, cuando no hay nadie y respiro el silencio de este parque, aunque sabía que vendrías no las tenía todas conmigo.
- Gracias por esperarme
- No tienes po que darlas...
- ¿Sabes? No sé si es el tiempo o la lluvia, pero siento que  mi vida es un completo error, que en algun tramo del camino me perdí,  me equivoqué y sigo cometiendo error tras error en un intento vano por que reecontrar un camino, mi lugar,  pero cada vez queda menos tiempo...
- Debes recuperar tu canción, entonces encontrarás tu camino
- ¿Mi canción?
- ¿Te cuento una historia?
- Claro que sí, ¿mi canción?...
- Pues tu canción, sí, todos tenemos una, o eso al menos cuentan en...

"En un poblado de Africa central perdido entre la selva, cuando nace un niño, ya sea chico o chica, todo el poblado se reune y cantan por el recien nacido, es su canción, única para él, no hay dos canciones iguales, cada habitante del poblado tiene una canción diferente.
Esa canción le acompañará siempre, cuando va creciendo y en sus días especiales, recordatorio de cuando nació, su ritual de iniciación, su ingreso en la tribu como miembro activo, esos días se reunen todos y le cantan la canción. " su canción".

Pero cuando obra mal, hace algo malo, o se equivoca, no hay reproches, no hay castigo como aquí entendemos el castigo, simplemente se reune toda la tribu le rodean y permanecen en silencio durante horas, desde el amanecer hasta el anochecer, un silencio sepulcral, indicando que con su acto ha perdido su canción, la canción de su vida, y en ese momento, ese silencio es lo mas humillante que le puede pasar. 
Sentir que ha perdido su canción que nadie de la tribu le cantará más, y que él o ella no podrá cantar lo que aquí llamaríamos su banda sonora, es lo peor que le puede pasar, peor incluso que le desterraran.
Por eso hará todo lo posible para recuperar, para que cuando la tribu  considere oportuno, considere que con sus actos es merecedor de ello, vuelvan a reunirse y vuelvan a cantarle la misma canción que cuando nació, la misma canción que su madre le cantaba cada noche para que se durmiera, la misma canción que le cantaron cuando pasó a la pubertad, o se casó o tuvo a su primer hijo.

Y cuando mueren es la canción lo último que oirán , lo único que se llevarán al otro lado."

-
Es preciosa tu historia
- Lo es, tú  has perdido tu canción, te pierdes en pensar que dejaste de cantarla en algún recodo, o que te la robaron cuando te rompieron por dentro, pero lo único, lo único que debes hacer es recuperarla, volver a tenerla, a desear oirla, por que ahora estas sordo, y persigues solo silencios, en cuanto vuelvas a tener tu canción, entonces seras tú de nuevo, y seguro que volveran a cantartela hasta el último de tus días.

Sólo puedo mirarle, a veces sus historias, sus cuentos me parecen ... de loco, pero cuando los pienso, cuando los siento, llego a comprender toda la verdad que hay en ellos. 

En algún lugar dejé de cantar mi canción, dejé de escuchar a quien me la cantaba, quizás por que yo mismo dejé de cantarla y mis oidos quedaron sordos, como él dice, es hora de que vuelva a encontrar mi canción.

La nube no espera más y empieza a caer lentamente sobre nosotros.
Vuelvo a mirarle, y sus ojos se despiden de mi.

Me coloco mi sombrero de lluvia, y aprieto el paso, cuando miró hacia atrás él ya no está, solo hay un banco vacío,  un banco de madera empapado de lluvia.

Y yo intento encontrar mi canción.

lunes, mayo 02, 2016

Un cielo azul

Hay un cielo azul sobre Madrid.
Un azul que seguramente no lo haya en ningún otro rincón del mundo, algunos lo llaman la luz de Madrid.
Es como si alguien hubiera abierto las nubes con una cremallera dejando al aire todo un tul de un azul intenso y brillante.

Camino por el retiro, a estas horas tempranas de un día festivo, sólo un puñado de corredores recorren sus calles de arena.
De los árboles cuelgan letras y palabras, con las que conformo historias que se quedan en el suelo, en las ramas o simplemente se disuelven en mi memoria, una memoria que
a veces parece ser la memoria de un pez.

Llego al estanque y en una esquina veo a una pareja bailando, no hay musica, y sin embargo se que dentro de ellos hay una sinfonía que quizas dejó de sonar hace tiempo, los observo, él ha cerrado los ojos, ella también, mientras giran despacio, una vuelta sólo una dan, y se separan.
En la cara de él hay una pincelada gruesa de tristeza como si se arrepintiese de algo que sucedió una vez, pero veo en sus mirada que hay algo más, una sombra de muerte. Ella le sonríe y le brillan los ojos mientras vuelve a ponerse los cascos. Su forma de mirarle me convence de que una vez estuvieron enamorados, y sin embargo ahora ella se aleja, se gira y se despide alzando la mano, él parado asiente con la cabeza y aquí desde lejos juraria que alguna lágrima recorre su mejilla.

Lentamente se van y desaparecen de ese paisaje que es el estanque, un chico lanza un palo a un perro que saltando alegremente lo atrapa antes de que caiga al suelo y yo me acerco al árbol más próximo y recojo de sus ramas letras y palabras, quizas escriba una historia donde hace tiempo había una pequeño edificio en un pequeño pueblo con una pequeña puerta de madera, y había unas escaleras antiguas que crujian cuando subías por ellas, y había un puerta a la izquierda,  una puerta que daba a piso...

Quizas escriba una historia, quizás había una historia que contar con las palabras de ese árbol.

Y sobre Madrid hay un cielo azul, como seguramente no  hay en ningún rincón del mundo, y yo camino sólo, solo hacia ningún lugar.