martes, julio 30, 2013

Demasiado

Sencillamente no sabia si seguir adelante, demasiadas mentiras en el camino, demasiados trozos de corazon roto, demasiadas
palabras no dichas y demasiadas que no debería haber dicho.
Intenté recordar, pero fue inutil, todo era un amasijo de sentimientos, imágenes que se cortocircuitaban en cuanto mis
neuronas intentaban lanzarlas al área de mi cerebro encargada de los recuerdos.

Sé que había pueblos de casa blancas, de playas solitarias, en algún lugar había un anciano de sabias palabras, mesas de café
con olor a antiguo,  sé que en algun lugar quizás tras el arco iris haya un lugar que será tranquilo, donde habrá una mirada limpia como un lago, un abrazo que acabe con el frío, una sonrisa que sea como un faro en la noche.

Sé que alguna vez lo hubo, pero no sé si solo fueron productos de mi cabeza o realmente existieron.. alguna vez.

Hubo una vez un mundo, donde los piratas eran buenos, dodne podías volar en el lomo de un águila, un mundo con dos lunas,
donde podías respirar bajo el agua, e ir a la casa de la Sra. Bacels, del farero, aquel viejo que aun enciende cada noche la luz, de Ribery, el gnomo que vive en el corazón de esa estrella... hubo una vez ese mundo.

Demasiado peso, demasiadas lágrimas, demasiados desengaños.

Me desnudé como si con aquello pudiera mudar mi piel y dejarla varada en el camino, y di un paso, luego otro y mientras caía al vacío, me sentí libre.

3 Minutos

Le miro.
Sus ojos están clavados en mi. Su frente perlada en sudor. Abre sus pupilas, unos ojos cargados de terror, el miedo que da la certeza del que va a morir y no puede hacer nada para evitarlo.

Le quito la mordaza, “no grites” le digo y él asiente,

-       Tienes tres minutos, si consigues en esos tres minutos convencerme de que no debes morir, te dejaré libre.

Tres minutos en los que hasta la fecha nadie ha logrado convencerme, unos han suplicado, llorado, se han ensuciado sus pantalones, hombres que nadie  hubiera pensado que lo harían. Me han ofrecido dinero, mucho dinero, mujeres, droga, propiedades, pero cuanto más han intentado comprarme más ganas he sentido de acabar con ellos.

Tres minutos que para ellos son un instante, para mi simplemente ver hasta que punto un hombre puede llegar a suplicar.

-       Se han acabado tus tres minutos, no has logrado convencerme…

Les vuelvo a poner la mordaza, suplican, gimen, pero con el ligero zumbido que despide el silenciador, se despiden ellos también de la vida.

Podría contaros todo lo que me han dicho, unos  han rogado por su Dios, del que yo me reí, “si tanto quieres que tu Dios te salve, ¿qué hace que no detiene mi mano?”.
 Otros  lo han intentado por el lado más humano, fotos de su mujer ,de sus hijos, quizás los mismos que no saben el porqué de que esté él aquí atado a esa silla.
Ha habido algunos que no han dejado de llorar, de gimotear como bebes, ni siquiera han tenido la fuerza de hablar con coherencia.
Los más apelan al “no diré nada, desapareceré, no  volverás a verme”, como si eso a mi me importara.
Por que yo no lo hago por mi, es simplemente un trabajo, como cualquier otro, no me interesa saber de su vida, ni de su familia, tengo mi reputación, y mi orgullo.

-       Te quedan 2 minutos treinta segundos – le digo.

Él me mira,  no se ha quejado, está erguido, me sostiene la mirada, el terror ha desaparecido, y guarda silencio.

-       Está bien, veo que eres de los pocos que aceptan morir, pero yo que tú aprovecharía la ocasión, sólo te queda un minuto.
-       Nada que te diga va a cambiar tu decisión, no quiero malgastar este tiempo, mis últimos recuerdos quiero que sean para mi familia, sólo te pido una cosa quiero morir de pie,  no que me mates atado a esta silla.
-       Eres valiente, te concedo el deseo.
Sé que en cuanto le ponga de pie y saque el arme se vendrá abajo y suplicará como todos.
-       El tiempo ha pasado.

Le desato, y le ayudo a ponerse de pie, él sigue sin mostrar ningún signo de debilidad, me mira a los ojos, no me desafía, pero no encuentro ni un ápice de súplica.
Saco el arma, él la mira, levanta la vista a la espera del disparo.

Y en ese momento, decido que debe vivir.

-       Tienes tres minutos…
-       Ya te dije que no los necesitaba…
-       Tienes tres minutos para irte, si no lo haces no tendrás otra oportunidad.

Y mientras él se va, yo utilizo esos tres minutos para guardar el arma, para pensar que son mi últimos tres minutos en esta profesión.

martes, julio 16, 2013

Caso sin cerrar

La veo tumbada, con los ojos cerrados, la paz es un velo que se dibuja en su cara.
En mis manos tengo su vida, unas cuantas hojas mecanografiadas.

A los 13 años harta de los abusos sexuales de su padre, lo mata de trece puñaladas, en el juicio se la declara inocente aduciendo defensa
propia, sin madre, muerta al nacer ella, es entregada a familias de adopción.
Entonces empieza un periplo de familia en familia, sin llegar a estar mas de medio año con ninguna de ellas.. luego se pierde la pista.

Al menos no hay constancia de ello en estas páginas, hasta que hace 3 años apareció en un cine un tipo cosido a puñaladas con un tanga rojo en la boca.  Tenía antecedentes penales de todo tipo, sobre todo relacionado con el sexo, desde acusaciones de violación de las que siempre se libró por que las víctimas no llegaron a declarar, hasta sospechas de pederastia. Se supuso que aquello fue un ajuste de cuentas, algún novio, o padre de las víctimas, la policía no desperdició ni un minuto, gente así está mejor muerta, y ya bastante trabajo tienen como para malgastar sus esfuerzos en alguien que la justicia deja libre.

Sin embargo cuatro meses después en un bosque de los alrededores de la ciudad apareció otro cuerpo apuñalado, había un reguero de sangre, por lo que se dedujo que debió arrastrarse unos metros hasta morir. Según el forense las heridas estaban producidas por la misma
arma blanca, y no muy lejos del cadaver se encontró otro tanga rojo. Si no llega a ser por eso quizas este otro asesinato también hubiera quedado en el olvido, el muerto era buscado por violar y matar a una niña de 10 años.

No se dijo nada a la prensa, no se podía dar publicidad a alguien que pudiera ser tratado como un héroe que eliminaba a violadores y asesinos. La policía destino tres hombres en una unidad que debía ser secreta para encontrarle, entre esos tres, me encuentro yo.

No me costó mucho dibujar como ocurrió el primer asesinato,  imagino que debió pasar así:

"Debió localizarle por la prensa local, además según consta en su dossier es muy hábil con los ordenadores, por lo que no le costaría mucho encontrar su nuevo paradero. Supongo que lo vigilaría unas semanas, apuntaría su rutina, sus horarios, que bares frecuentaba, que hacía, hasta que se decidió a dar el paso.  Se vistió de manera provocativa pero sin excesos, se insinuaría pero con una marcada ingenuidad, quizas le dijera que sus amigos le habían dado plantón, él se mostraria amigable, le invitaría a un refresco, le diría que no diera la tarde por perdida que podrían ir al cine a ver esa película a la que habían quedado a ver. ella diría que no, se negaría tantas veces como fuera posible, por que se sabe que un violador se excita ante las negativas de sus victimas, cuanto mas se defienden mas se excitan. Al final accedería, y ya en el cine en una fila solitaria ella preparia su cuchillo, y el tanga rojo, y mientras le da la primera puñalada en la ingle, le introduce el tanga para que no grite. él se mostraría soprendido, la miraría sin haber nunca imaginado lo que le estaba pasando mientras siente como una nueva puñalada en el costado le atraviesa el riñón y su miserable vida se le escapa.

Me la imagino en la ducha de su casa dejando que el agua se lleve cualquier vestigio de la tarde y sientiendo que de alguna manera se ha vengado de las vejaciones de su padre, y se ha vengado de las víctimas, mientras la drenalina corre por sus venas... y se siente feiz."


Dejó pasar un tiempo, quizás mientras estudiaba a su próximo objetivo, quizás hasta que sintió de nuevo la necesidad de calmar su sed de venganza.

"Esta vez fue más sencillo, le esperó haciendo auto-stop, cerca del bosque. Él desviaría el coche intentaría violarla allí mismo, ella corrió, seguramente se dejó atrapar y cuando él la alcanzó y se abalanzó sobre ella fue cuando sintiera la primera puñalada en la espalda, quizás el la golperara en un intento de salvarse, pero ya era demasiado tarde, otra en el estómago un empujón y el caé a un lado, ella se levanta le introduce el tanga rojo en la boca, y sin saber por que le deja creyéndo que ha muerto.
Se arrastra dejando tras de sí un reguero de sangre, tirando el tanga e intentado respirar como lo haría un pez fuera del agua, pero las heridas son mortales, ella sabe bien donde debe clavar su cuchillo, y al final él muere."


Luego, sin saber por qué, pasan más de 6 meses, hasta que se descubre un nuevo cadaver, esta vez es una mujer joven, a diferencia de los otros asesinatos no hay puñaladas, ni tanga rojo, ha aparecido estrangulada con una media, en su sillón delante del televisor, sólo hay una circunstancia que la une a los anteriores asesinatos, la muerta era madre de dos niños de 6 y 8 años que murieron ahogados en un accidente coche en el lago. Conducía la madre, pero no se pudo demostrar con pruebas que hubiera sido premeditado.

"Quizás, llegaría por la tarde a su casa, llamaría a la puerta, con la inocencia en su cara, puede que dijera que está haciendo un trabajo en el instituto sobre la sociedad y la comunidad de vecinos. Ella la invitaría a entrar, con su carpeta y sus libros quien puede imaginar que es la muerte la que llama a tu puerta. la invitaría a una limonada, mientras ella saca su cuaderno y le hace las primeras preguntas, le preguntaría por sus programas de televisión favoritos, encendería la tele, ella le preguntaría por el cuarto de baño, y cuando se levanta, anuda la media de seda a sus manos enguantadas. Rápidamente apretaria la media contra el cuello, apretando, la mujer se agarraría la media, batiría las piernas intentando soltarse, pero la chica no la suelta hasta que siente que ya no lucha, no se defiende. Luego sobre la chimena, deja una dos rosas rojas en recuerdo de los dos pequeños"

La veo tumbada, hay un velo de paz en su cara lívida y pálida.
El forense me enseña las marcas transversales de sus muñecas.

Ha aparecido en la bañera de su pequeña casa donde vivía. Un minúsculo apartamento, amueblado con un viejo sofá, un colchón en el suelo,  unos pocos trastos en la cocina, y un portatil.

Me he pasado toda la noche leyendo una especie de diario que escribía en el, por eso sé que es ella la que mató a esas tres personas, por eso sé que hace unos meses conoció a un chico por internet que habían quedado, que a pesar de su miedo a los hombres, aquel chico la había tratado bien, la había invitado a cenar, la había llevado hasta la puerta de su casa y no había intentado siquiera besarla. Que a la cuarta cita la llevo a su casa, la preparó una cena a la luz de las velas, y según escribe ella, la hizo el amor.
Aqui se interrumpe el relato, para despues cambiar el tono del mismo, no puede quedar más con él, no quiere que sepa nada de su infancia ni de los actos que ha cometido, escribe que todo ha de terminar, que al menos alguien de alguna manera la ha hecho feliz.

Y se suicida.

Antes de venir a la morgue, he hablado con el chico, le he comunicado que su novia se había suicidado, que había dejado una nota para él, pero que no puedo dársela por que es parte del proceso policial, donde explica, como fué su infancia, y que no quería que él se enterase por lo que ella había tenido que pasar y que aunque la había hecho feliz, no podía seguir.
Quizás él no lo entienda, yo si la comprendo, y espero que algún día el chico rehaga su vida.

Yo borré el diario, para qué iba a provocar más daño. ella está muerta, no justifico lo que hizo, pero los que mató están bien muertos.

Será un caso más sin cerrar, uno de tantos, sólo que esta vez yo sé la verdad.