domingo, septiembre 29, 2013

Mi primer LIBRO "RAICES AL VIENTO"

He tenido abandonado este blog, pero no ha sido por dejadez, por fin he "parido" mi primer libro,  

RAICES AL VIENTO

"Hay veces que la vida te cambia en un soplo, el mismo soplo que derrumba un castillo de naipes...
Y ya nada será igual.
Pero a veces se ha de morir para volver a vivir, y de una extraña manera Alberto Tejada volvió a vivir"

Déjate llevar por Alberto y Lucia, su mujer, en este viaje. Donde una  noticia alterará su mundo y el de sus amigos.
Amistad, amores, famila, se entremezclan en una historia que puede pasarle a cualquiera, a tí o a mí.

Si estáis interesados, está disponible en epub, y pdf para e-book, por sólo 10€, podéis solicitarmelo a mi correo nikolasc62@hotmail.com. y os lo enviaré personalizado.

Próximamente en formato libro.

miércoles, septiembre 18, 2013

Maldito país

Recorro el centro de Madrid.
Septiembre ya lleva recorrido la mitad de su carrera hacia una muerte que tiene un dorsal el 30.

Las calles que van de la Puerta del Sol a Callo estan repletas de gente. Gente de todo tipo chavales jovencitos que apuran sus últimos días de
vacaciones. Extranjeros con el dedo suelto en el gatillo de su cámara de fotos.

Me gusta este ambiente, es como si la vida retomara sus fuerzas, olvidándose de la crisis, de la angustia y la desesperación que nos devora a todos lentamente.
Aminoro mi paso, quiero disfrutar del momento,  como si con ello pudiera tambien ralentizar mi vida.

Mi destino es la calle de los libreros, hace años cuando  estudiaba en el instituto y luego en la universidad, era un visitante asiduo. La economía familiar no deba para mucho y había que ahorrar de donde fuera.

Hoy no es muy diferente,  quizás no sea tan perentorio, pero cualquier ahorro es bien recibido.
Cuando giro para tomar la calle, me veo soprendido, la calle está flanqueada a ambos lados por hileras de chavales que despliegan en el suelo y en maletas los librtos del curso ya terminado. Otros lista en mano te preguntan que buscas,  "¿para  primero de bachiller?, ¿para cuarto de la ESO?".-

Eso, eso me digo yo, ¿ahora la ESO?, me he perdido entre los cambios que hacen cada año.
Los chavales sonrien,  es como si aquello fuera una fiesta, muchos de ellos, vestidos con  vaqueros de marca, o las últimas zapatillas deportivas,
piensan en que el dinero irá al último juego de la play, o para una buena fiesta el próximo fin de semana.

No todos, otros lo emplearan para sus estudios, para comprar más material, para la compra de los nuevos libros.
Sin embargo no muy lejos, en una esquina hay un chaval que no participa de esa "fiesta de libros", delante de él tiene una maleta vieja y rota,
donde no hay libros de escuela, sólo unas cuantas novelas envejecidas, y algún que otro libro bien encuadernado.

Una chica, con los ojos pintados, y unos vaqueros rotos, cortados para que sean un short de los que se han puesto de moda, se acerca y le pregunta si tiene libros de segundo de bachillerato. El chico le sonríe, como si con ello quisiera decirle yo tambíen soy como tú, pero con la cabeza niega la petición de la chica, que sin más se gira y se pierde con sus amigas.

Me acerco al chico, que presuroso me dice en un tono tímido como si antes de que yo le dijera nada ya se estuviera excusando, "no tengo libros de escuela, sólo estos que ve, y son baratos, si le interesa alguno puede verlos"

Estoy unos segundos en los que mi mirada va de los libros al chico, del chico a los libros.
Me arrodillo y echo un vistazo, cojo uno al azar, y le pregunto  "cuanto vale", se lo piensa un momento y con los dedos me dice que son tres euros,
saco las monedas del bolsillo y cuando se las voy a dar no puedo evitar preguntarle. " ¿y cómo es que no tienes libros de estudio?". El chico coge los tres euros, baja la mirada y me contesta:

"Hace dos años que mi padre está en paro, es albañil, pero ya no hay obras donde le cojan, hace algún apaño a los vecinos, mi madre de vez en cuando limpia algún piso, alguna escalera, las ayudas que teníamos nos las han quitado, y para que mi hermanita pueda seguir en el cole y comprar el material que necestia vengo yo a vender algunos libros que nos quedaban y otros que me encuentro."

Su respuesta me cae como esas bolas de hierro gigantes que se abaten sobre un edificio para su demolición,  "¿y tú no vas al instituto?", le pregunto avergonzado.

"No, es un lujo que no nos podemos permitir"

Su respuesta sesga cualquier palabra que yo pudiera decir y estas se quedan mudas en mi boca.

Me despido y me alejo de allí, dudé en comprarle todos los libros, pero tampoco quise comprarle el orgullo, porque equivocado o no, quizás él lo entendiera como un acto de compasión, y para alguien que tiene el valor de estar rodeado de gente de su edad, y ver como es de cruel la vida, sólo queda el orgullo.

Se acerca mi hijo con una amiga, "hemos vendido los tres libros, nos hemos sacado ochenta euros, y ya hemos comprado los otros", me dice contento.
"¿cuanto has ganado?", le digo  " a ver...", saca unas monedas y un billete " casi veinte euros", me contesta con uan sonrisa, "no está mal, ahora ,ve a aquel chico, el de la maleta vieja, haz como si te interesasen los libros que tienes, y le compras todos, si te dice que es menos dinero que el que tienes, le das lo que llevas ¿vale?". Me mira extrañado, quizás fuera a surgir una queja, pero esta no llega a su boca.

Le veo charlado con el chaval, al rato vuelve con los libros, mientras el chico recoge la maleta y se va.

- ¿Sabes, papá?
- Dime...
- Resulta que le conocía, fue un compañero de clase hace dos años, le he dado mi móvil para ver si quedamos, hacía un montón de tiempo que no le veia.
- La próxima vez que le veas, invítalo a casa. - le digo.

Me voy con el corazon en la garganta, maldiciendo por dentro, maldiciendo a este país que deja sin inmutarse que sucedan estas cosas.

viernes, septiembre 13, 2013

85 años



Miro a mi alrededor, cae una tarde de principios de Septiembre, en el pequeño jardín que hemos encontrado se ha desplegado una mesa alargada, que han vestido con manteles de papel, platos, vasos, varias botellas de vino, y unas cuantas viandas.
Es mi cumpleaños. Nací el siglo pasado, corría el año 1.928.
Si echáis cuentas, aquellos que se le den bien las matemáticas cumplo 85 años, me siento bien, aunque y aún nadie lo sabe estoy perdiendo la memoria,  dicen que puede ser un principio de Alzheimer, no me acuerdo de cosas que han sucedido hace  cinco,  diez , unas horas, sin embargo aún recuerdo cosas que se habían perdido en rincones de mi memoria.
Está mi familia, aunque hay un asiento vacío, hace siete años que decidió partir,  os puedo decir en secreto que la envidio porque yo quería haberme ido antes que ella, es tan difícil soportar la vida con su ausencia. Y no puedo decir que fuera el marido perfecto, tuvimos nuestros altibajos,  incluso estuvimos a punto de separarnos pero la vida nos juntaba porque en el fondo no sabíamos vivir el uno sin el  otro.
En la mesa se encuentran mis hijos, tuvimos dos hijas y tres hijos, una con su marido, los otros con sus esposas, la otra sola , divorciada. Mis nietos tienen edades muy diversas ya algunos bien creciditos,  con sus novios y novias que también han venido, y otros más pequeños aún.
Uno de ellos corre dando vueltas a la mesa, con un avión en la mano, lo mueve de arriba abajo y  y hace un ruido con la boca “brummmm ummmm urggggg”
Cierro los ojos,  y corro el sonido de los motores de los aviones se acercan mi madre corre con mi hermanita en brazos, y de la otra mano tira de mí. Delante de nosotros hay gente que grita y corre, el refugio no está lejos pero la distancia parece interminable.
Miro hacia el cielo, veo unas sombras negras que me recuerdan a cuervos  y que sueltan una especie de huevos que silban mientras caen…
Estamos dentro del refugio hay gente mayor que llora, niños que se esconden debajo de las faldas de su madre y de su abuela. El suelo tiembla y la luz destella da un suspiro y se apaga. Vuelven los gritos y yo me aferro a la cintura de mi madre, “no quiero tener miedo”, no quiero tener miedo” pero las explosiones se hacen más fuertes, el suelo tiembla de nuevo hasta que  llega un silencio que apaga los gritos y los lloros.
Cuando salimos la calle está llena de cascotes,  mi madre me tapa los ojos, pero no con la suficiente rapidez  como para evitar que vea dos cuerpos desgajados, restos allí y acá, cosas que un niño debería ver, ni un niño ni ningún ser humano.
Por la noche llega mi hermano mayor, por ahora ha podido evadirse de que lo alisten, trae dos mendrugos de pan, lo único que ha podido  conseguir, mi madre nos da una sopa que es más agua con sabor que sopa, partimos el pan guardando el otro para mañana, me suenan las tripas, ya no recuerdo cuando fue la última vez que comí caliente.

Oigo un estallido y abro los ojos asustado, han descorchado una botella de vino, se sirven las copas, sobre la mesa hay comida en abundancia los niños se llenan las manos,  algunas lonchas de jamón caen al suelo, sin importar que se echen a perder,  hace años habrían matado por coger esa loncha.
Los veo a todos sentados y me siento feliz, si ellos supieran lo que nos costó sacarlos adelante,  nunca sabrán lo que es sentir hambre  y ver llorar a tus padres porque no pueden darte nada a la boca, que lleguen los reyes Magos y solo ofrezcas unas telas atadas a las que dar unas patadas, salir a buscar trabajo y volver con las manos vacías cuando en casa esperan unas monedas para seguir adelante.
Quiero borrar esos recuerdos, ya hace muchos años de eso, gracias a Dios, un trabajo y mucho esfuerzo, salimos adelante, pagamos como pudimos los estudios y tuvimos suerte porque los chicos fueron buenos. Luego la vida se encarga muchas veces de darte más o menos suerte, pero los veo felices a pesar que son días difíciles, que el trabajo escasea, que para mi pequeña, que ya no lo es tanto,  la vida le da el esquinazo, porque aunque ellos no lo crean yo sé de cada uno, son mis pequeños y me duele cada cosa que les pasa, como me alegro por cada pequeño triunfo  que tienen.
Tengo que sentarme me siento cansado, es lo que tiene cumplir años, a veces  me asusta pensar que el día se acerca que ya no los volveré a ver, ni veré crecer a mis nietos pero es ley de vida,  yo ya he vivido la mía, y creo que al menos he intentado hacerlo lo mejor posible. Y cuando les veo aquí a todos reunidos, disfrutando unos de otros,  creo que he triunfado, que algo bueno he hecho, y lo que más me duele es que ella no lo vea, pronto estaré a su lado, pronto podré contárselo.
Alguien canta “cumpleaños feliz” yo levanto la copa, no sé el motivo, no recuerdo porque lo hago, incluso a veces no sé quiénes son los que me rodean, pero ahora sé  quiénes son ellos, mi familia, mis hijos , mis nietos y que la vida merece ser vivida.

martes, septiembre 03, 2013

Recuerdos

Recuerdo como si fuera ayer, mejor, como si acabara de suceder hace nada,  el primer beso que dí, el primer beso que recibí, con la torpeza que llevan las cosas que son la primera vez, abro la boca, no la abro, me dejo llevar, todo con el motor encendido de mi corazón, por que estaba enamorada de aquel chico. el mismo que me hacía escribir poemas en mi carpeta de mates, dibujar corazones  en servilletas.
Corazones que un dia se astillaron cuando le ví besarse con otra.

Recuerdo que aquellos dias mi  futuro tenía guirnaldas, y luces, y brillaba.. .tanto que me cegaba, decorado al detalle con dorados y lazos rosas.

Esos recuerdos permanecen colgados ahora de mi pared en cuadros sin marco, donde las ilusiones son solo reflejos, como suelen serlo los oasis para los que se pierden en el desierto. Y mi corazon es un amasijo de pedazos rotos una y otra vez, y vueltos a pegar, coser y sellar.

Tienen algo de especial los recuerdos, algo que jugueta en el estómago, como las mariposas, pero también algo que se convierte en piedras que cargan la mochila que todos llevamos y que hace que cada dia te cueste mas andar, moverte, seguir, despertar, levantarte.

El segundo chico que me besó, fué como el tercero y el cuarto, besos ávidos de respuestas, exploratorios, , besos que intentaban revivir el primer beso, pero que nunca se llega a repetir, al menos no hasta que  vuelves a sentirte enamorada y es cuando el recuerdo del primero se esconde y no aparece.

Recuerdo cuando mi madre me decía, cuando seas madre, y ahora soy madre y recuerdo a mi madre, las veces que la quitaba la razón y me extrañaba de las cosas que me decía, y ahora es mi pequeña la que se extraña la que me da y me quita la razón, la razón de vivir.

Recuerdo las sábanas alborotadas anudadas a dos cuerpos sudorosos, recuerdo desayunos de café y tostadas junto a un vaso de zumo de naranja, recuerdo velas y bañera de espuma, donde las risas eran barquitos que surcaban las curvas de su piel, recuerdos que son recuerdos de otros recuerdos encerrados en un arcón para que no salten y corran por los pasillos de mi corazón.

Mientras de mis paredes cuelgan cuadros sin marco, ilusiones que se reflejan en el espejo del baño, detras de mis arrugas, de mis ojeras, del paso de los años donde los sueños como decía el escritor sueños son.