viernes, diciembre 22, 2006

Post.it



-“Mierda, otra vez voy a llegar tarde, con que el metro vuela ya le daria yo vuela”. Pensaba mientras andaba rapidamente, cruzandome con gente que como yo habia sufrido una vez mas los parones del metro.



Crucé la calle, la marquesina del autobus marcaban las 9.37, “uffff, bueno no creo que pase nada, joer, que para eso ayer salí tarde”. La gente se arremolinaba en la la acera, esperando a que el semáforo se encendiera y se oyera su inconfundible pitido “pio pio pio”, me separé un poco y miré al escaparate de la tienda, una tienda de artículos de regalos, ya decorada con los detalles típicos de navidad, “ufsss y yo aún sin mirar mis regalos”- pensé.

Levanté la vista, y la vi, su pelo negro caia suavemente sobre sus hombros, estaba colocando unas cajas distraidamente, oí el “pio pio pio” del semáforo pero no le hicé el menor caso, seguí pegado al cristal que ya empezaba a empañarse con mi aliento viendola como ajena a mi mirada ella seguia a lo suyo, de repente como si al final supiese que alguien la estaba mirando, levantó la vista y me miró, fueron décimas de segundo, su mirada atravesó la mia, sus ojos grises sonrieron como lo hizo su boca y siguió a lo suyo.

Sentí un ligero rubor en las mejillas “mierda me ha pillado como si fuera un vouyeur”. El “pio pio pio” volvió a sonar y esta vez corrí para cruzar la calle y llegar a la oficina.



No podia quitarme la imagen de aquella chica mirándome a los ojos, pensaba que aquella chica debía tener novio, tan linda con esa mezcla entre dulce y sexy no podía estar sola, asi que la borré como pude de mi mente y me sumergí entre mis pixels y mis htmls.



A la mañana siguiente, no pude evitar mirar al escaparate pero esta vez llegaba pronto al trabajo y el cierre estaba echado, me acerqué, el cartel indicaba que abrian de 9.30 a 14.00, “vaya no coincidimos en el horario”. Y sin embargo me pasé todo el día pensando en ella, quizas, el no saber nada daba mas interés a su imagen, ¿cómo sería su voz? Y sus gustos, ¿estaría sola o con alguien?, algo debía hacer, quizas fuese una locura, podrían tomarme por loco pero al menos tambien desde el anonimato podria hacer cosas que si fuera a la cara nunca se me ocurririan, asi que mañana podría ser un buen día para empezar.



Y aquella mañana puse un post-it en su escaparate.

“Hola no sabes quien soy, quizas pienses que un loco cualquiera, pero te ví el otro dia, esos ojos grises brillando y ya no te he podido quitar de mi cabeza, me gustaria tomar un café contigo si te animas, si es así dejame un post-it aquí. Gracias.”

Muy neutral pensé, no me mojé, ni el movil ni nada con lo que me pudiera reconocer, al fin y al cabo era una locura de las mias, y seguramente no la haría ni caso.



Pasé el día nervioso, uno en el fondo piensa que no va a pasar nada, aunque en el fondo desee que si suceda, y entonces si sucede, ¿ que hago ?...



Allí estaba yo, mirando el escaparate centímetro a centímetro, nada, no hay ningún mensaje ningún post-it “pero que tonto soy, vamos es que ¿aún crees en los gnomos?, ni siquiera lo habrá leido y si lo hizo lo tiraria a la basura, un chalado más que le habrá dicho algo sobre sus ojos” me debatía entre un sentimiento de alivio y a la vez de pena, más cuando me giré vi un papel en el suelo, tras el cierre, metí la mano como pude y tras un esfuerzo y un arañazo, lo atrapé, me temblaba la mano cuando lo leí: “hola desconocido, no te iba a contestar por que no es mi estilo, solo que me hizo gracia y bueno... agradecerte el piropo a mis ojos.”



“¿Ya, sólo eso? Nada del café ni de vernos ni preguntar quien soy….” Me dejo frio, me habia contestado si, pero a la vez no me habia dicho nada de tomar un café, aunque pensandolo bien tampoco me habia dicho que no, asi que tomé de nuevo el post-it y escribí: “gracias por contestar, es una pena que me vaya sin ver tu mirada de nuevo, me alegraste el dia, y me lo alegrarías mucho más si me aceptas un café”



Lo metí dentro del cierre y me fui al trabajo con el deseo que aquellas 24 horas pasasen volando.



Sonó el despertado, no habia dormido muy bien, era viernes, el cansancio de la semana se acumulaba pero yo sabia que en el fondo eran los nervios por saber si al final aceptaria el café, si aquella imagen creada en mi mente como un sueño como una ilusión tendría fiel reflejo en la realidad, o….., mejor no pensarlo.



Y llego más pronto al escaparate, miro y miro, no hay nada pegado, nada en el suelo, ni en los alrededores, un sentimiento de desilusión me invade, seguia mirando al suelo con la esperanza de encontrar una minúscula nota….



-“oye…. Oye……”



Levante la voz y desde el bar de enfrente veo unos ojos grises y una sonrisa que se dirige a mi…….



Y cruzo la calle hacia ese café…….