
Uno de los momentos mas esperados del día es cuando me bajo del metro en la estación de Tribunal, aprovechando los últimos coletazos del verano, es un lujo poder volver a casa andando desde allí.
Sale en mi la faceta mas voyeur, y con mis cascos me sumerjo en un mundo sonoro y visual.
Altos y bajos, guapas y menos guapas, camisetas y camisas, pantalones, faldas, pirsing,ombligos al aire, oscuros, pijos, blancos, negros, mulatos, sonrisas, móviles en la oreja, miradas, sueños e ilusiones, tiendas, discos dvds en el suelo, gentío todo ello en una calle, sólo en una, Fuencarral. Luego como si de un rio se tratase fluyo a la Gran Vía amplias avenidas, donde la riada de gente se diluye aún más, pero no por ello pierde su interés, al final cuando dejo atrás la Plaza mayor y ruedo cuesta abajo por la calle Embajadores, todo se queda en un recuerdo en un leve murmullo, aquí los chinos y sus tiendas abundan, pero ya el paseo se convierte en el deseo de llegar a casa, en el recuerdo de lo visto y sentido en ese trayecto que día a día se convierte en ilusión.
1 comentario:
¿Y no nos hemos visto?
Elena
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