viernes, octubre 11, 2013

Sólo soy...



Cerré la puerta tras de mí, pero si te he de ser sincero, lo que realmente sucedió es que me cerraron la puerta, sin más, de un día para otro.

Tras aquella puerta dejaba  colgando de las paredes, en marcos ya vacíos, toda una vida,  en la cama, con las sábanas aún calientes, quedaban entre sus pliegues el sudor del amor, las caricias, los gemidos, y aquellas noches, largas noches de insomnio y de escarcha.

En la cocina aún caliente el café empezaba a enfriarse, en aquellas tazas que seguramente nadie ya podrá beber de ellas.

De mi mano cuelga una maleta, tan vieja como yo, tan cargada como mi alma, oigo los gritos en la calle, pero son sólo ecos lejanos, piedras que se lanzan al viento, ¿pero quién puede hacer daño al viento con una piedra?

Al salir a la calle la luz de un foco me deslumbra, alguien me pone un micrófono en la boca, ahora soy noticia, dentro de unas horas no llegaré a ser ni un recuerdo.

Camino por la calle, las palmadas en el hombro, los abrazos, las palabras de ánimo se han quedado en el asfalto camino de la alcantarilla.

Sólo soy un desahuciado más.

domingo, septiembre 29, 2013

Mi primer LIBRO "RAICES AL VIENTO"

He tenido abandonado este blog, pero no ha sido por dejadez, por fin he "parido" mi primer libro,  

RAICES AL VIENTO

"Hay veces que la vida te cambia en un soplo, el mismo soplo que derrumba un castillo de naipes...
Y ya nada será igual.
Pero a veces se ha de morir para volver a vivir, y de una extraña manera Alberto Tejada volvió a vivir"

Déjate llevar por Alberto y Lucia, su mujer, en este viaje. Donde una  noticia alterará su mundo y el de sus amigos.
Amistad, amores, famila, se entremezclan en una historia que puede pasarle a cualquiera, a tí o a mí.

Si estáis interesados, está disponible en epub, y pdf para e-book, por sólo 10€, podéis solicitarmelo a mi correo nikolasc62@hotmail.com. y os lo enviaré personalizado.

Próximamente en formato libro.

miércoles, septiembre 18, 2013

Maldito país

Recorro el centro de Madrid.
Septiembre ya lleva recorrido la mitad de su carrera hacia una muerte que tiene un dorsal el 30.

Las calles que van de la Puerta del Sol a Callo estan repletas de gente. Gente de todo tipo chavales jovencitos que apuran sus últimos días de
vacaciones. Extranjeros con el dedo suelto en el gatillo de su cámara de fotos.

Me gusta este ambiente, es como si la vida retomara sus fuerzas, olvidándose de la crisis, de la angustia y la desesperación que nos devora a todos lentamente.
Aminoro mi paso, quiero disfrutar del momento,  como si con ello pudiera tambien ralentizar mi vida.

Mi destino es la calle de los libreros, hace años cuando  estudiaba en el instituto y luego en la universidad, era un visitante asiduo. La economía familiar no deba para mucho y había que ahorrar de donde fuera.

Hoy no es muy diferente,  quizás no sea tan perentorio, pero cualquier ahorro es bien recibido.
Cuando giro para tomar la calle, me veo soprendido, la calle está flanqueada a ambos lados por hileras de chavales que despliegan en el suelo y en maletas los librtos del curso ya terminado. Otros lista en mano te preguntan que buscas,  "¿para  primero de bachiller?, ¿para cuarto de la ESO?".-

Eso, eso me digo yo, ¿ahora la ESO?, me he perdido entre los cambios que hacen cada año.
Los chavales sonrien,  es como si aquello fuera una fiesta, muchos de ellos, vestidos con  vaqueros de marca, o las últimas zapatillas deportivas,
piensan en que el dinero irá al último juego de la play, o para una buena fiesta el próximo fin de semana.

No todos, otros lo emplearan para sus estudios, para comprar más material, para la compra de los nuevos libros.
Sin embargo no muy lejos, en una esquina hay un chaval que no participa de esa "fiesta de libros", delante de él tiene una maleta vieja y rota,
donde no hay libros de escuela, sólo unas cuantas novelas envejecidas, y algún que otro libro bien encuadernado.

Una chica, con los ojos pintados, y unos vaqueros rotos, cortados para que sean un short de los que se han puesto de moda, se acerca y le pregunta si tiene libros de segundo de bachillerato. El chico le sonríe, como si con ello quisiera decirle yo tambíen soy como tú, pero con la cabeza niega la petición de la chica, que sin más se gira y se pierde con sus amigas.

Me acerco al chico, que presuroso me dice en un tono tímido como si antes de que yo le dijera nada ya se estuviera excusando, "no tengo libros de escuela, sólo estos que ve, y son baratos, si le interesa alguno puede verlos"

Estoy unos segundos en los que mi mirada va de los libros al chico, del chico a los libros.
Me arrodillo y echo un vistazo, cojo uno al azar, y le pregunto  "cuanto vale", se lo piensa un momento y con los dedos me dice que son tres euros,
saco las monedas del bolsillo y cuando se las voy a dar no puedo evitar preguntarle. " ¿y cómo es que no tienes libros de estudio?". El chico coge los tres euros, baja la mirada y me contesta:

"Hace dos años que mi padre está en paro, es albañil, pero ya no hay obras donde le cojan, hace algún apaño a los vecinos, mi madre de vez en cuando limpia algún piso, alguna escalera, las ayudas que teníamos nos las han quitado, y para que mi hermanita pueda seguir en el cole y comprar el material que necestia vengo yo a vender algunos libros que nos quedaban y otros que me encuentro."

Su respuesta me cae como esas bolas de hierro gigantes que se abaten sobre un edificio para su demolición,  "¿y tú no vas al instituto?", le pregunto avergonzado.

"No, es un lujo que no nos podemos permitir"

Su respuesta sesga cualquier palabra que yo pudiera decir y estas se quedan mudas en mi boca.

Me despido y me alejo de allí, dudé en comprarle todos los libros, pero tampoco quise comprarle el orgullo, porque equivocado o no, quizás él lo entendiera como un acto de compasión, y para alguien que tiene el valor de estar rodeado de gente de su edad, y ver como es de cruel la vida, sólo queda el orgullo.

Se acerca mi hijo con una amiga, "hemos vendido los tres libros, nos hemos sacado ochenta euros, y ya hemos comprado los otros", me dice contento.
"¿cuanto has ganado?", le digo  " a ver...", saca unas monedas y un billete " casi veinte euros", me contesta con uan sonrisa, "no está mal, ahora ,ve a aquel chico, el de la maleta vieja, haz como si te interesasen los libros que tienes, y le compras todos, si te dice que es menos dinero que el que tienes, le das lo que llevas ¿vale?". Me mira extrañado, quizás fuera a surgir una queja, pero esta no llega a su boca.

Le veo charlado con el chaval, al rato vuelve con los libros, mientras el chico recoge la maleta y se va.

- ¿Sabes, papá?
- Dime...
- Resulta que le conocía, fue un compañero de clase hace dos años, le he dado mi móvil para ver si quedamos, hacía un montón de tiempo que no le veia.
- La próxima vez que le veas, invítalo a casa. - le digo.

Me voy con el corazon en la garganta, maldiciendo por dentro, maldiciendo a este país que deja sin inmutarse que sucedan estas cosas.

viernes, septiembre 13, 2013

85 años



Miro a mi alrededor, cae una tarde de principios de Septiembre, en el pequeño jardín que hemos encontrado se ha desplegado una mesa alargada, que han vestido con manteles de papel, platos, vasos, varias botellas de vino, y unas cuantas viandas.
Es mi cumpleaños. Nací el siglo pasado, corría el año 1.928.
Si echáis cuentas, aquellos que se le den bien las matemáticas cumplo 85 años, me siento bien, aunque y aún nadie lo sabe estoy perdiendo la memoria,  dicen que puede ser un principio de Alzheimer, no me acuerdo de cosas que han sucedido hace  cinco,  diez , unas horas, sin embargo aún recuerdo cosas que se habían perdido en rincones de mi memoria.
Está mi familia, aunque hay un asiento vacío, hace siete años que decidió partir,  os puedo decir en secreto que la envidio porque yo quería haberme ido antes que ella, es tan difícil soportar la vida con su ausencia. Y no puedo decir que fuera el marido perfecto, tuvimos nuestros altibajos,  incluso estuvimos a punto de separarnos pero la vida nos juntaba porque en el fondo no sabíamos vivir el uno sin el  otro.
En la mesa se encuentran mis hijos, tuvimos dos hijas y tres hijos, una con su marido, los otros con sus esposas, la otra sola , divorciada. Mis nietos tienen edades muy diversas ya algunos bien creciditos,  con sus novios y novias que también han venido, y otros más pequeños aún.
Uno de ellos corre dando vueltas a la mesa, con un avión en la mano, lo mueve de arriba abajo y  y hace un ruido con la boca “brummmm ummmm urggggg”
Cierro los ojos,  y corro el sonido de los motores de los aviones se acercan mi madre corre con mi hermanita en brazos, y de la otra mano tira de mí. Delante de nosotros hay gente que grita y corre, el refugio no está lejos pero la distancia parece interminable.
Miro hacia el cielo, veo unas sombras negras que me recuerdan a cuervos  y que sueltan una especie de huevos que silban mientras caen…
Estamos dentro del refugio hay gente mayor que llora, niños que se esconden debajo de las faldas de su madre y de su abuela. El suelo tiembla y la luz destella da un suspiro y se apaga. Vuelven los gritos y yo me aferro a la cintura de mi madre, “no quiero tener miedo”, no quiero tener miedo” pero las explosiones se hacen más fuertes, el suelo tiembla de nuevo hasta que  llega un silencio que apaga los gritos y los lloros.
Cuando salimos la calle está llena de cascotes,  mi madre me tapa los ojos, pero no con la suficiente rapidez  como para evitar que vea dos cuerpos desgajados, restos allí y acá, cosas que un niño debería ver, ni un niño ni ningún ser humano.
Por la noche llega mi hermano mayor, por ahora ha podido evadirse de que lo alisten, trae dos mendrugos de pan, lo único que ha podido  conseguir, mi madre nos da una sopa que es más agua con sabor que sopa, partimos el pan guardando el otro para mañana, me suenan las tripas, ya no recuerdo cuando fue la última vez que comí caliente.

Oigo un estallido y abro los ojos asustado, han descorchado una botella de vino, se sirven las copas, sobre la mesa hay comida en abundancia los niños se llenan las manos,  algunas lonchas de jamón caen al suelo, sin importar que se echen a perder,  hace años habrían matado por coger esa loncha.
Los veo a todos sentados y me siento feliz, si ellos supieran lo que nos costó sacarlos adelante,  nunca sabrán lo que es sentir hambre  y ver llorar a tus padres porque no pueden darte nada a la boca, que lleguen los reyes Magos y solo ofrezcas unas telas atadas a las que dar unas patadas, salir a buscar trabajo y volver con las manos vacías cuando en casa esperan unas monedas para seguir adelante.
Quiero borrar esos recuerdos, ya hace muchos años de eso, gracias a Dios, un trabajo y mucho esfuerzo, salimos adelante, pagamos como pudimos los estudios y tuvimos suerte porque los chicos fueron buenos. Luego la vida se encarga muchas veces de darte más o menos suerte, pero los veo felices a pesar que son días difíciles, que el trabajo escasea, que para mi pequeña, que ya no lo es tanto,  la vida le da el esquinazo, porque aunque ellos no lo crean yo sé de cada uno, son mis pequeños y me duele cada cosa que les pasa, como me alegro por cada pequeño triunfo  que tienen.
Tengo que sentarme me siento cansado, es lo que tiene cumplir años, a veces  me asusta pensar que el día se acerca que ya no los volveré a ver, ni veré crecer a mis nietos pero es ley de vida,  yo ya he vivido la mía, y creo que al menos he intentado hacerlo lo mejor posible. Y cuando les veo aquí a todos reunidos, disfrutando unos de otros,  creo que he triunfado, que algo bueno he hecho, y lo que más me duele es que ella no lo vea, pronto estaré a su lado, pronto podré contárselo.
Alguien canta “cumpleaños feliz” yo levanto la copa, no sé el motivo, no recuerdo porque lo hago, incluso a veces no sé quiénes son los que me rodean, pero ahora sé  quiénes son ellos, mi familia, mis hijos , mis nietos y que la vida merece ser vivida.

martes, septiembre 03, 2013

Recuerdos

Recuerdo como si fuera ayer, mejor, como si acabara de suceder hace nada,  el primer beso que dí, el primer beso que recibí, con la torpeza que llevan las cosas que son la primera vez, abro la boca, no la abro, me dejo llevar, todo con el motor encendido de mi corazón, por que estaba enamorada de aquel chico. el mismo que me hacía escribir poemas en mi carpeta de mates, dibujar corazones  en servilletas.
Corazones que un dia se astillaron cuando le ví besarse con otra.

Recuerdo que aquellos dias mi  futuro tenía guirnaldas, y luces, y brillaba.. .tanto que me cegaba, decorado al detalle con dorados y lazos rosas.

Esos recuerdos permanecen colgados ahora de mi pared en cuadros sin marco, donde las ilusiones son solo reflejos, como suelen serlo los oasis para los que se pierden en el desierto. Y mi corazon es un amasijo de pedazos rotos una y otra vez, y vueltos a pegar, coser y sellar.

Tienen algo de especial los recuerdos, algo que jugueta en el estómago, como las mariposas, pero también algo que se convierte en piedras que cargan la mochila que todos llevamos y que hace que cada dia te cueste mas andar, moverte, seguir, despertar, levantarte.

El segundo chico que me besó, fué como el tercero y el cuarto, besos ávidos de respuestas, exploratorios, , besos que intentaban revivir el primer beso, pero que nunca se llega a repetir, al menos no hasta que  vuelves a sentirte enamorada y es cuando el recuerdo del primero se esconde y no aparece.

Recuerdo cuando mi madre me decía, cuando seas madre, y ahora soy madre y recuerdo a mi madre, las veces que la quitaba la razón y me extrañaba de las cosas que me decía, y ahora es mi pequeña la que se extraña la que me da y me quita la razón, la razón de vivir.

Recuerdo las sábanas alborotadas anudadas a dos cuerpos sudorosos, recuerdo desayunos de café y tostadas junto a un vaso de zumo de naranja, recuerdo velas y bañera de espuma, donde las risas eran barquitos que surcaban las curvas de su piel, recuerdos que son recuerdos de otros recuerdos encerrados en un arcón para que no salten y corran por los pasillos de mi corazón.

Mientras de mis paredes cuelgan cuadros sin marco, ilusiones que se reflejan en el espejo del baño, detras de mis arrugas, de mis ojeras, del paso de los años donde los sueños como decía el escritor sueños son.

sábado, agosto 31, 2013

Barquito

Bajo las calles empinadas de este pueblo olvidado en algún lugar perdido de la costa.
Me acerco al puerto, no al pequeño del pueblo donde los barcos de los pesqueros duermen el alba después de una noche de trabajo.
El puerto al que llego es grade,  me siento en uno de sus espigones, y veo alli un barco qeu se acerca a uno de esos transatlánticos que permanece parado
sin saber que espera, y ese pequeño barco llega engancha a la majestuosa e imponente nave y lo arrastra hasta un lugar seguro, tranquilo donde atraca y descansa.

El pequeño barco vuelve , nadie le agradece el esfuerzo, y yo en el fondo pienso cuantas veces habrá soñado en convertirse en ese gran transatlántico, lleno de gente
algarabia, fiesta, ilusiones y sueños.
Sin embargo surca las aguas del puerto hasta llegar a un pequeño lugar donde para, hasta que le vuelven a llamar, el horizonte es roto por la silueta de otro monstruo.
Oigo su viejo motor, cansado que arranca,  se despereza del letargo y despacio va a su encuentro, alli le espera a veces parece que se riera de que una cosa tan pequeña
pudiera equipararse a algo tan pequeño, como si entre ellos hubiera una distancia insondable que nunca pudiera acortarse. Sin embargo la pequeña barcaza lo engancha
y lo lleva con sumo cuidado, con todo el cariño que puede tener  hasta su lugar protegido, donde lo deposita, donde se queda, donde no reparara que está allí por que un barquito chiquito
lo ha hecho posible.

Y cae la tade, las lueces corren a refugiarse a otro lugar, el puerto cae en un letargo que despertará con las primeras luces del alba.
Y en una pequeña esquina un pequeño barquito tiene un pequeños sueño, sueña con que un día será él al que alcancen, al que arrastren a aquella parte del puerto con la que sueña.

jueves, agosto 15, 2013

Vacaciones

Empaco sus cosas. No es mucho, pero cada vez es más coqueta, selecciona lo que se quiere llevar.
La miro, ¡cómo pasa el tiempo!

No falta mucho para que pase a recogerla, me parece mentira que alguna vez estvuera enamorada de él y sin
embargo en algún rincón escondido de mi corazón sé que lo amé, y ahora es tan solo un desconocido, alguien al que solia
conocer.

Llaman a la puerta ella sale corriendo a abrir, él me saluda con un lacónico "hola"  mientras le entrego la maleta, ella le abraza, "no vamos" le dice.
Me despido de ella mientras intento con todas mis fuerzas no llorar, no quiero que él me vea llorar, y cuando cierro la puerta
el silencio de la casa cae encima de mi como si fuera la lápida de un entierro.
Recorro cada rincón de la casa, como si fuera a recoger con ello cada sonrisa, cada palabra, cada gesto que ella dejó para
poder soportar su ausencia.

No puedo evitarlo pero me duele saber que van al mismo lugar donde habíamos veraneado siempre, a mi antigua casa, recorreran el mismo camino que nos llevaba a la playa, aquella que nos vio en una noche de luna hacer el amor.
Recorreran las callejuelas del pueblo, los viejos amigos, quizás aún pregunten por mi, o quizás ya hayan dejado de hacerlo para no molestar. Y yo sólo recordaré que eso forma parta de un pasado lejano que aun aparece en mi retina.

Pasan los días, hablamos por teléfono y alguna noche se conecta al skype, la siento extraña, aún no comprende por qué no seguimos juntos, pero algo oculta, sus palabras son entrecortadas como si pensase que debe encaminarlas por una vereda marcada de antemano, sin saber que yo ya lo sé.

Me cuesta pensar en ello,  a pesar de todo me siento remplazada, como el refrán "a rey muerto, rey puesto" él ha encontrado a otra, la ha llevado donde me llevó a mi, quizas duerman en la misma habitación que lo hacíamos nosotros, quizás en la misma cama, y no puedo evitar sentir que me ha eliminado, que alguien ocupa mi lugar, sus padres, mis amigos, yo sólo ya pertenezco al pasado.

Ha bajado la tablet a la playa y nos conectamos conla cam hace un recorrido pero de pronto la apaga, no quiere mostrarmela, yo le digo que no se preocupe, pero ella sabe que me duele, al fin y al cabo ese tiempo que está con ellos, ella ejercerá de madre, verá a su padre con ella, a su padre irse a la cama con ella, reir con ella, besar a ella.

Y yo sigo sola.

Intento aferrarme a mi amiga, se lo cuento, intenta consolarme "venga tonta, es tu hija nunca dejará de quererte, vamos ahora seguro que puedes hacer lo que te de la gana,  no tienes que dar explicaciones a nadie, dáte una alegría al cuerpo o por que no dos si es mejor". Yo le sonrío, si fuera tan fácil, pero aún así siento que me he quedado vacía, que la vida contínua y yo he quedado varada.

Pasan los días, pasan las vacaciones y cuando vuelve, la vida vuelve.

Me mira, a pesar de su corta edad lo entiende todo, lo sabe todo, me abraza y me dice. "Tú siempre serás mi mami"

Y esta vez no evito echarme a llorar.

martes, julio 30, 2013

Demasiado

Sencillamente no sabia si seguir adelante, demasiadas mentiras en el camino, demasiados trozos de corazon roto, demasiadas
palabras no dichas y demasiadas que no debería haber dicho.
Intenté recordar, pero fue inutil, todo era un amasijo de sentimientos, imágenes que se cortocircuitaban en cuanto mis
neuronas intentaban lanzarlas al área de mi cerebro encargada de los recuerdos.

Sé que había pueblos de casa blancas, de playas solitarias, en algún lugar había un anciano de sabias palabras, mesas de café
con olor a antiguo,  sé que en algun lugar quizás tras el arco iris haya un lugar que será tranquilo, donde habrá una mirada limpia como un lago, un abrazo que acabe con el frío, una sonrisa que sea como un faro en la noche.

Sé que alguna vez lo hubo, pero no sé si solo fueron productos de mi cabeza o realmente existieron.. alguna vez.

Hubo una vez un mundo, donde los piratas eran buenos, dodne podías volar en el lomo de un águila, un mundo con dos lunas,
donde podías respirar bajo el agua, e ir a la casa de la Sra. Bacels, del farero, aquel viejo que aun enciende cada noche la luz, de Ribery, el gnomo que vive en el corazón de esa estrella... hubo una vez ese mundo.

Demasiado peso, demasiadas lágrimas, demasiados desengaños.

Me desnudé como si con aquello pudiera mudar mi piel y dejarla varada en el camino, y di un paso, luego otro y mientras caía al vacío, me sentí libre.

3 Minutos

Le miro.
Sus ojos están clavados en mi. Su frente perlada en sudor. Abre sus pupilas, unos ojos cargados de terror, el miedo que da la certeza del que va a morir y no puede hacer nada para evitarlo.

Le quito la mordaza, “no grites” le digo y él asiente,

-       Tienes tres minutos, si consigues en esos tres minutos convencerme de que no debes morir, te dejaré libre.

Tres minutos en los que hasta la fecha nadie ha logrado convencerme, unos han suplicado, llorado, se han ensuciado sus pantalones, hombres que nadie  hubiera pensado que lo harían. Me han ofrecido dinero, mucho dinero, mujeres, droga, propiedades, pero cuanto más han intentado comprarme más ganas he sentido de acabar con ellos.

Tres minutos que para ellos son un instante, para mi simplemente ver hasta que punto un hombre puede llegar a suplicar.

-       Se han acabado tus tres minutos, no has logrado convencerme…

Les vuelvo a poner la mordaza, suplican, gimen, pero con el ligero zumbido que despide el silenciador, se despiden ellos también de la vida.

Podría contaros todo lo que me han dicho, unos  han rogado por su Dios, del que yo me reí, “si tanto quieres que tu Dios te salve, ¿qué hace que no detiene mi mano?”.
 Otros  lo han intentado por el lado más humano, fotos de su mujer ,de sus hijos, quizás los mismos que no saben el porqué de que esté él aquí atado a esa silla.
Ha habido algunos que no han dejado de llorar, de gimotear como bebes, ni siquiera han tenido la fuerza de hablar con coherencia.
Los más apelan al “no diré nada, desapareceré, no  volverás a verme”, como si eso a mi me importara.
Por que yo no lo hago por mi, es simplemente un trabajo, como cualquier otro, no me interesa saber de su vida, ni de su familia, tengo mi reputación, y mi orgullo.

-       Te quedan 2 minutos treinta segundos – le digo.

Él me mira,  no se ha quejado, está erguido, me sostiene la mirada, el terror ha desaparecido, y guarda silencio.

-       Está bien, veo que eres de los pocos que aceptan morir, pero yo que tú aprovecharía la ocasión, sólo te queda un minuto.
-       Nada que te diga va a cambiar tu decisión, no quiero malgastar este tiempo, mis últimos recuerdos quiero que sean para mi familia, sólo te pido una cosa quiero morir de pie,  no que me mates atado a esta silla.
-       Eres valiente, te concedo el deseo.
Sé que en cuanto le ponga de pie y saque el arme se vendrá abajo y suplicará como todos.
-       El tiempo ha pasado.

Le desato, y le ayudo a ponerse de pie, él sigue sin mostrar ningún signo de debilidad, me mira a los ojos, no me desafía, pero no encuentro ni un ápice de súplica.
Saco el arma, él la mira, levanta la vista a la espera del disparo.

Y en ese momento, decido que debe vivir.

-       Tienes tres minutos…
-       Ya te dije que no los necesitaba…
-       Tienes tres minutos para irte, si no lo haces no tendrás otra oportunidad.

Y mientras él se va, yo utilizo esos tres minutos para guardar el arma, para pensar que son mi últimos tres minutos en esta profesión.

martes, julio 16, 2013

Caso sin cerrar

La veo tumbada, con los ojos cerrados, la paz es un velo que se dibuja en su cara.
En mis manos tengo su vida, unas cuantas hojas mecanografiadas.

A los 13 años harta de los abusos sexuales de su padre, lo mata de trece puñaladas, en el juicio se la declara inocente aduciendo defensa
propia, sin madre, muerta al nacer ella, es entregada a familias de adopción.
Entonces empieza un periplo de familia en familia, sin llegar a estar mas de medio año con ninguna de ellas.. luego se pierde la pista.

Al menos no hay constancia de ello en estas páginas, hasta que hace 3 años apareció en un cine un tipo cosido a puñaladas con un tanga rojo en la boca.  Tenía antecedentes penales de todo tipo, sobre todo relacionado con el sexo, desde acusaciones de violación de las que siempre se libró por que las víctimas no llegaron a declarar, hasta sospechas de pederastia. Se supuso que aquello fue un ajuste de cuentas, algún novio, o padre de las víctimas, la policía no desperdició ni un minuto, gente así está mejor muerta, y ya bastante trabajo tienen como para malgastar sus esfuerzos en alguien que la justicia deja libre.

Sin embargo cuatro meses después en un bosque de los alrededores de la ciudad apareció otro cuerpo apuñalado, había un reguero de sangre, por lo que se dedujo que debió arrastrarse unos metros hasta morir. Según el forense las heridas estaban producidas por la misma
arma blanca, y no muy lejos del cadaver se encontró otro tanga rojo. Si no llega a ser por eso quizas este otro asesinato también hubiera quedado en el olvido, el muerto era buscado por violar y matar a una niña de 10 años.

No se dijo nada a la prensa, no se podía dar publicidad a alguien que pudiera ser tratado como un héroe que eliminaba a violadores y asesinos. La policía destino tres hombres en una unidad que debía ser secreta para encontrarle, entre esos tres, me encuentro yo.

No me costó mucho dibujar como ocurrió el primer asesinato,  imagino que debió pasar así:

"Debió localizarle por la prensa local, además según consta en su dossier es muy hábil con los ordenadores, por lo que no le costaría mucho encontrar su nuevo paradero. Supongo que lo vigilaría unas semanas, apuntaría su rutina, sus horarios, que bares frecuentaba, que hacía, hasta que se decidió a dar el paso.  Se vistió de manera provocativa pero sin excesos, se insinuaría pero con una marcada ingenuidad, quizas le dijera que sus amigos le habían dado plantón, él se mostraria amigable, le invitaría a un refresco, le diría que no diera la tarde por perdida que podrían ir al cine a ver esa película a la que habían quedado a ver. ella diría que no, se negaría tantas veces como fuera posible, por que se sabe que un violador se excita ante las negativas de sus victimas, cuanto mas se defienden mas se excitan. Al final accedería, y ya en el cine en una fila solitaria ella preparia su cuchillo, y el tanga rojo, y mientras le da la primera puñalada en la ingle, le introduce el tanga para que no grite. él se mostraría soprendido, la miraría sin haber nunca imaginado lo que le estaba pasando mientras siente como una nueva puñalada en el costado le atraviesa el riñón y su miserable vida se le escapa.

Me la imagino en la ducha de su casa dejando que el agua se lleve cualquier vestigio de la tarde y sientiendo que de alguna manera se ha vengado de las vejaciones de su padre, y se ha vengado de las víctimas, mientras la drenalina corre por sus venas... y se siente feiz."


Dejó pasar un tiempo, quizás mientras estudiaba a su próximo objetivo, quizás hasta que sintió de nuevo la necesidad de calmar su sed de venganza.

"Esta vez fue más sencillo, le esperó haciendo auto-stop, cerca del bosque. Él desviaría el coche intentaría violarla allí mismo, ella corrió, seguramente se dejó atrapar y cuando él la alcanzó y se abalanzó sobre ella fue cuando sintiera la primera puñalada en la espalda, quizás el la golperara en un intento de salvarse, pero ya era demasiado tarde, otra en el estómago un empujón y el caé a un lado, ella se levanta le introduce el tanga rojo en la boca, y sin saber por que le deja creyéndo que ha muerto.
Se arrastra dejando tras de sí un reguero de sangre, tirando el tanga e intentado respirar como lo haría un pez fuera del agua, pero las heridas son mortales, ella sabe bien donde debe clavar su cuchillo, y al final él muere."


Luego, sin saber por qué, pasan más de 6 meses, hasta que se descubre un nuevo cadaver, esta vez es una mujer joven, a diferencia de los otros asesinatos no hay puñaladas, ni tanga rojo, ha aparecido estrangulada con una media, en su sillón delante del televisor, sólo hay una circunstancia que la une a los anteriores asesinatos, la muerta era madre de dos niños de 6 y 8 años que murieron ahogados en un accidente coche en el lago. Conducía la madre, pero no se pudo demostrar con pruebas que hubiera sido premeditado.

"Quizás, llegaría por la tarde a su casa, llamaría a la puerta, con la inocencia en su cara, puede que dijera que está haciendo un trabajo en el instituto sobre la sociedad y la comunidad de vecinos. Ella la invitaría a entrar, con su carpeta y sus libros quien puede imaginar que es la muerte la que llama a tu puerta. la invitaría a una limonada, mientras ella saca su cuaderno y le hace las primeras preguntas, le preguntaría por sus programas de televisión favoritos, encendería la tele, ella le preguntaría por el cuarto de baño, y cuando se levanta, anuda la media de seda a sus manos enguantadas. Rápidamente apretaria la media contra el cuello, apretando, la mujer se agarraría la media, batiría las piernas intentando soltarse, pero la chica no la suelta hasta que siente que ya no lucha, no se defiende. Luego sobre la chimena, deja una dos rosas rojas en recuerdo de los dos pequeños"

La veo tumbada, hay un velo de paz en su cara lívida y pálida.
El forense me enseña las marcas transversales de sus muñecas.

Ha aparecido en la bañera de su pequeña casa donde vivía. Un minúsculo apartamento, amueblado con un viejo sofá, un colchón en el suelo,  unos pocos trastos en la cocina, y un portatil.

Me he pasado toda la noche leyendo una especie de diario que escribía en el, por eso sé que es ella la que mató a esas tres personas, por eso sé que hace unos meses conoció a un chico por internet que habían quedado, que a pesar de su miedo a los hombres, aquel chico la había tratado bien, la había invitado a cenar, la había llevado hasta la puerta de su casa y no había intentado siquiera besarla. Que a la cuarta cita la llevo a su casa, la preparó una cena a la luz de las velas, y según escribe ella, la hizo el amor.
Aqui se interrumpe el relato, para despues cambiar el tono del mismo, no puede quedar más con él, no quiere que sepa nada de su infancia ni de los actos que ha cometido, escribe que todo ha de terminar, que al menos alguien de alguna manera la ha hecho feliz.

Y se suicida.

Antes de venir a la morgue, he hablado con el chico, le he comunicado que su novia se había suicidado, que había dejado una nota para él, pero que no puedo dársela por que es parte del proceso policial, donde explica, como fué su infancia, y que no quería que él se enterase por lo que ella había tenido que pasar y que aunque la había hecho feliz, no podía seguir.
Quizás él no lo entienda, yo si la comprendo, y espero que algún día el chico rehaga su vida.

Yo borré el diario, para qué iba a provocar más daño. ella está muerta, no justifico lo que hizo, pero los que mató están bien muertos.

Será un caso más sin cerrar, uno de tantos, sólo que esta vez yo sé la verdad.

sábado, junio 29, 2013

Castillos de arena

Recordaba cuando de pequeño en aquellos veranos que duraban poco más de dos meses de playa, construía castillos en la arena.

Castillos en la arena, con sus almenas y su foso que impediría a las olas estrellarse contra el muro llevandose el castillo.

De pequeños...

Cogías la pala y el cubo y los llenabas de arena con esa carita del que sabe que hará el mejor y más grande castillo del mundo, que ninguna ola por más grande que fuera podría llevárselo por delante. Y así pasabas la mañana en aquella playa con tu rastrillo haciendo el camino hacia la puerta elevadiza del ficticio castillo, con sus ramitas sobre las almenas y un bloque en el centro donde te imáginabas como caballero armado y andante en busca de princesas olvidadas, de dragones que lanzan fuego por la boca

Haciendo castillos en la arena hasta...

Hasta que corrías a bañarte y dejabas el castillo olvidado, olvidado hasta mañana, que harás uno mucho más grande y más fuerte.

Y el tiempo pasa, y aquellos castillos quedan enterrados en la misma arena con los que los construiste.

Ya sólo quedan los recuerdos de la princesa que quedó en la torre y fue rescatada, pero tú no fuiste ese caballero, que el mar oxidó tu armadura.


Un miedo incontenible, un miedo incontenible.

Habrá un rastrillo, habrá un cubo y otra pala, habrá una playa, aquella playa,  donde construir castillos, castillos de arena, vacios de ese miedo incontenible.

martes, junio 25, 2013

Extraño

Estaba sentada frente a él. Solo les separaba una gran mesa de madera con hojas apiladas y dossiers en el centro. el flanqueado a la derecha por otra persona, ella flanqueada a la izquierda por otra persona.

Cerró por unos instantes los ojos. y su mente se llenó de sensaciones. Aquello era como cuando descubres que los reyes Magos no existen, o cuando vas creciendo y metes la mano bajo la almohada al despertar esperando que el ratoncito Perez se haya acordado de ti en tu último diente de leche y alguien de dice "pero si ya eres muy mayor para esas cosas"

Intentó apartar todos los recuerdos en los que él aparecía, sonriendo, abrazándola, besandola... ahora sólo era alguien que no llegaba a reconocer, no se podía decir que fuera una sombra de la persona que conocío, ni eso incluso, era simplemente alguien extraño, ajeno.

Y no hay nada peor que haber amado a alguien que se ha convertido en un extraño.

Aquellos últimos meses llenos de reproches, de mensajes donde sólo importaba el dinero, "me debes..., tienes que pagar..., eso no me corresponde a mi..." habían sido alfileres que se habían clavado en lo más profundo.

¡ Cuanto duele sentir que la persona con la que has dormido con la que has despertado ya no existe! Sólo queda un balance, unas cifras, esto es tuyo esto es mio, tu pagas esto, como si los años y los sentimientos se pudieran poner en el extremo de una balanza mientras vas ehcando monedas en el otro extremo para equilibrar el peso.

Aquellas dos personas que les flanqueaban discutian, como buitres que se lanzan sobre el cadaver de un animal, sólo que esta vez el cadaver era su relación, años de convivencia, de compartir un tramo de la vida juntos.

- "Basta" - gritó ella, dando un golpe en la mesa.- "¿dónde tengo que firmar?, no hay dinero en el mundo suficiente que pueda pagar el pasado, los sentimientos, ni la personita que nació de ellos"

Lanzó los papeles al extremo donde él se encontraba.
La persona que a ella le flanqueaba intentó detenerla, pero ella ya salia por la puerta.

Se dió la vuelta y sin ningun tono sus labios dejaron caer "sé feliz"


Cuando cerró la puerta del despacho de abogados, recordó las palabras de Enrique V de Shakespeare:
"En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habita un verano invencible"

Y salió a la calle sonriendo.



martes, junio 04, 2013

Dislexia

Él era un poeta de tres al cuarto, aunque a veces, sobre todo cuando la vida le golpea lo suficientemente duro y la bebida lo llena hasta casi ahogarlo, enjarza las palabras de tal manera que  podría decirse que era otro el que escribia aquellos poemas.

Ella, era simplemente ella. Una chica a la que el corazón le habia dejado de latir.
Un día se le paró, no quiero decir con esto que dejara de bombar sangre a su pequeño cuerpo, solo digo que dejó de latir al compás de la vida.

Una tarde, de esas que parece que van a pasar como lo hace un tren por la estación, que a su hora llega, se para y al poco tiempo arranca de nuevo, esa tarde ella entró en un pequeño bar con olor a antiguo,  a madera de bosques al lado del mar, se sentó, pidió un café con dos azucarillos y esperó.

A veces sucedía algo especial, a veces apuraba su café y se marchaba sin que nada hubiera sucedido.

Pero aquel día, aquel poeta de tres al cuarto, por ganararse unas monedas, recitó sus poemas en el bar.
Así fue como esperando, ella le oyó recitar.
Así fué como él se fijó en sus ojos, en la forma de remover con la cucharilla los dos azucarillos sin hacer un solo ruido, sin romper las rimas, las malas rimas que él pronunciaba.

Cuando acabó, se acercó a su mesa, sacó de una bolsa un peqúeño bulto, hojas mal encuadernadas en lo que parecía ser un libro.

- Son mis poemas, me encantaría que los leyeras. - le dijo.

Ella se ruborizó, extendió sus manos y cogió el paquete.

Ahora cuando pasean juntos abrazados, el poeta cree que ella se enamoró de él por su libro de poemas.
Ella no dice nada, él no sabe que padece una  dislexia que le impide entender un simple texto, a pesar de su esfuerzo por separar palabras por anudar textos, sólo sabe que aquella tarde mientras se diluian los dos azucarillos y él recitaba, su corazón empezó a latir.

lunes, mayo 13, 2013

En un pequeño bar

Es un pequeño bar, con olor a madera, a retazos de cocina antigua, a trozos de vida que cuelgan de la barra donde un hombre entrado en años, con  generoso estómago, amplia sonrisa y pelo blanco como la nieve. Sirve despacio, como si la vida se parase a el instante que él  baja la manivela
para servir una cerveza, con su tapita, que no hay que perder las buenas costumbres.

Un viejo reloj vigila desde la pared central a los clientes. A las  once y media, entra una chica, de unos treinta y tantos, con un periódico bajo el brazo,
le pide un cafe, en vaso leche templada y dos azucarillos.Se sienta siemrpe en el mismo sitio, como si alguien se lo reservase,  junto a la cristalera que da al paseo. Antonio, el de la amplia sonrisa y generoso estómago,
le sirve el café, ella le mira con ternura como haría una hija a su padre.Extiende el periódico buscando las ofertas de empleo, de su bolso saca un bolígrafo bic, con la capucha roida, de tantos mordiscos que le da mientras recorre con
la esperanza, por que la esperanza, dicen, es lo último que se pierde,  los anuncios de empleo.
Y como ayer y antes de ayer y la semana pasada, una o dos ofertas que envuelve en un círculo azul, apunta la dirección de correo electrónica, saca su tableta y envia
el curriculum. Sueños e ilusiones, sonrisas y esperanzas que navegan en las extrañas ondas de internet.

Levanta  su mirada ve volutas de polen flotando en el aire, y siente que es una de ellas,  que la vida ha sido el viento que la ha ido llevando de un lado para otro, a veces
sin poder resistirse. piensa en su hija, en la sonrisa que aún le da fuerzas para levantarse cada día, para pensar que la vida merece ser vivida, que lo mejor aún está por llegar.
Pone los dos azucarillos en el café, y le da varias vueltas con la cucharilla, aún esta caliente demasiado para lo que a ella le gusta.

La puerta del bar se abre, Antonio saluda y una pequeña mujer apoyada en un bastón recorre los pocos metros que hay hasta la primera mesa libre. Antonio le pregunta si quiere lo de siempre, ella asiente mientras coloca el bastón apoyado en la silla vacía. Silla que hace exactamente ocho meses y catorce días ocupaba su marido. Sonríe pensando que aún está allí, pidiéndose su cafelito con un chorrito de anís, por supuesto, por que, amorcito, como la llamaba, un café sin su chorrito de anís "no es ná". Y ella, que le amaba desde la primera vez que le vió en el pueblo saltando al ruedo delante de una vaquilla que según contaba ya había corneado a los mozuelos más bravos de la comarca, ella se pedía su vaso de leche caliente con su chorrito de miel, que dicen que es bueno para todo. Y ahora que él no está, ella baja todos los días a la misma hora, y aparta un poco la silla vacía, y mira ese espacio en el que él no está, no está fisicamente, por que ella aún le ve tomar su café con su chorrito de anís, mientras le sonrie y le dice por que no le das un chupito amorcito, verás como te gusta.

Se oye una algarabía fuera del bar, es la hora en la que en el instituto paran las clases, unos van a por chuches otros corren tras la esquina y de un bolsillo bien escondido sacan un pitillo que se van pasando, tres chicas entran, una parece que lleva la voz cantante mientras las otras dos no paran de decirle cosas, dejan sus carpeta, y una se asoma a la barra donde Antonio friega unos vasos. "Tres coca cola cero ¿verdad?  y que no se me olvide el platito de patatas fritas" le dice, la chica sonrie y pícara le suelta "como sabes Antonio lo que nos gusta".

Y es que cada dia de lunes a jueves, las tres chicas se citan en el bar y alli se cuentan sus secretos, hablan de chicos, de ese pantalon tan ajustado que he visto y que vale 70 euros que seguro mi madre me compra, del carmín que no deja marcas, de la macrofiesta que ninguna se perderá, y que rapidamente cogen sus móviles y lo suben al twiter. la vida galopa entre sus carpetas, sus faldas cortas y ese botón que se desabrochan de más, que no muestra nada pero que se ve mucho, la vida tan rápida que aún no saben que en esa fiesta la muerte tiene  cita con una de ellas.

Antonio mira su bar, 45 años tras la barra, la vida colgando de ella, las ve, ellas no se conocen entre sí, y sin embargo a Antonio le parece que todas ellas tienen algo en común.
Y silba por lo bajito mientras sigue fregando.

domingo, mayo 05, 2013

Día de la madre

El disco rojo  se desliza sobre el horizonte, todo se tiñe de color dorado. En la ciudad los coches dan sus luces, las farolas empiezan a encenderse, la noche se va abriendo paso poco a poco, como si fuera un actor tímido al que le da miedo aparecer en el escenario.
La pequeña niña está en la cama, sonríe cansada mientras su madre la tapa, cierra el libro que acaba de leerla por enésima vez, le besa, y le desea dulces sueños.
Sobre la mesa tiene un bolígrafo, una calculadora y un motón de facturas.  Las mira cansada,  no le hace falta hacer cálculos para saber que al final los números se vestirán de rojo, una vez más. Cierra los ojos, como si con ello fuera a borrar la cruda realidad. Por un momento piensa en él,  en aquellas promesas, en aquellos besos, en todo aquello que se quedó en el camino. Un camino que se dividió en dos cuando él se fue, y ella se hizo cargo de todo.
Apaga la luz, y arrastra los pies hasta la cama, mañana será otro día se dice, mientras sus ojos echan el telón.
****
Desliza sus manos sobre tu estómago, allí lo siente, bajo la luz del neón y el olor a desinfectante. El camino ha sido largo, el camino ha sido duro. Aquella noche, la fiesta, el chico del que estaba enamorada, el coche y el calor de agosto, una locura, no pasa nada, no te preocupes no habrá problemas… Y sin embargo lo hubo, sus padres, el instituto, y ella. Ella que siempre dijo que no, no voy a terminar, no voy a ceder, si no lo quieres, si no me quieres  es mejor que no estés.
Entra la comadrona, ya está todo listo, inspira y expira,  lo siente, algo late deseando salir.
****
Decidió irse de la ciudad, a pesar de dejar a sus hijos, de abandonar aquella ciudad que había sido su hogar durante tantos años. El destino a veces juega sus cartas y sin esperarlo,  en el ocaso de su vida encontró el amor.  Pero por mucho que le quisiera, no llegaba a tapar ese hueco que persistía en su corazón como un boquete abierto que nunca lograba tapar, la ausencia de sus hijos. Aquella noche les llamó por teléfono,  como si al atrapar sus voces pudiera tenerlos más cerca, como si de alguna manera estuvieran allí, con ella.
***
Amanecía,  aquel domingo la ciudad se desperezaba con  las primeras luces.
Una niña salta de la cama, mete su mano debajo de ella y saca un pequeño paquete. Corre y de un brinco se lanza sobre su madre, la despierta, la abraza y sonríe. “Feliz día de la madre, mami. Aquí está mi regalito”.
Y ella llora y rie, rie y llora,  porque sabe que en el fondo es feliz, ella es toda su felicidad.
***
Suda. Grita y vuelve a apretar otra vez, “vamos una vez más” y a pesar de estar agotada, vuelve a empujar, esta vez   con todas su fuerzas hasta no poder más y en el último suspiro siente como la presión se desvanece, y su cuerpo se relaja.
Hay unos instantes de silencio, que para ella son una eternidad, de pronto el silencio se rompe en mil pedazos, el bebe llora llenando sus pulmones de aire por primera vez,  la chica llora cuando le ponen a bebe en sus brazos, La matrona se acerca y le susurra: “ ¿sabes que día es hoy? , es el día de la madre, felicidades” Ella mira a su bebe, y tras el cristal sus padres con los ojos llenos de la mano.
***
Se levanta muy temprano como todos los días, se acerca a la cocina para pre para el desayuno, mira el calendario es el primer domingo de mayo, y  a pesar de que sabe que él está allí se siente sola,  piensa que nadie puede sentir lo que una madre siente, nadie.
“Hola, princesa” le dice él, “ iba a prepararte yo el desayuno, hoy es tu día”. Ella sonríe aunque es una sonrisa triste. Suena el timbre, “quien podrá ser ahora” se dice, “otra vez la vecina, ufss” Va a la puerta y cuando la abre… allí están ellos, sus tres hijos.
_¿Qué pensabas que te ibas a librar de nosotros en tu día?.


Para todas aquellas madres.

lunes, abril 22, 2013

El contrato

Simplementese sentó en su vieja mesa de madera.
Sacó el  lapiz y su pequeño cuaderno moleskine.
Le apetecia escribir un cuento, apoyó la punta del lápiz sobre el blanco nieve del Din-A4
y por más que trazaba líneas que formarían letras y palabras, el blanco del papel seguía virginal.

Pasó media hora, una hora, dos.

Las letras se habían marchado.

 "Quizás..."- pensó el escritor - "debería haberlas hecho un contrato indefinido, en vez de uno por obra y servicio".