lunes, julio 11, 2005

Oscuridad




Amanecía.
Aquel poblado cerca del mar empezaba a ponerse en movimiento, los hombres se preparaban para otro día de pesca, mientras las mujeres ya hacia tiempo que estaban ocupadas en preparar el desayuno, leche de cabra, y una pasta hecha con harina, miel e hierbas, todo bien machacado para dar fuerza y vigor con los que afrontar el día.
Mientras, los niños correteaban ajenos a los que los mayores hacían, todos menos uno, este seguía dentro de su choza, escuchando las risas, los cánticos de las mujeres y el quehacer de los hombres.

Uno de sus amigos entró a buscarle.
- Vamos es hora de desayunar no te hagas la remolona.

Y la llevó hasta el resto de pequeños que esperaban su ración de desayuno.
Era un día mas, y como tal, sabia lo que vendría después, daría un paseo hasta el mar, llevada por los pescadores, allí estaría cerca de unas cuantas mujeres que se dedicaban a reparar las redes, era su momento, pocas veces la dejaban sola, quizás en la cabaña alguna vez, el resto siempre había alguien a su lado.
No le molestaba, pero necesitaba sentirse sola, poder concentrar todos su sentidos en cada cosa que la envolvía, y simplemente la presencia de alguien la desconcentraba.
Adoraba ese momento, como el momento cuando con las primeras sombras de la noche se reunían todos alrededor del fuego y escuchaba como contaban la jornada de pesca, o como habían salido a la selva a por mas especies, o a algún viejo contar historias de su tribu, cuando no estaban apartados y la jungla era suya, amiga y enemiga a la vez. Imaginaba las caras del resto escuchando como ella, pero no como lo sabia hacer ella, cada palabra cada letra susurrada era una imagen que se formaba como humo en su mente, que se dibujaba en la arena y tomaba forma, vida.
Así imaginaba los primeros rayos del sol reflejándose en la arena, cuando los cuerpos ya sudorosos de los hombres empujaban las barcas, arenas doradas que besaban los pies, aguas verde esmeralda que se tornaban de un azul intenso en la lejanía perdiéndose con el horizonte, confundiéndose con el azul de un cielo inmenso coronado por una gran bola de fuego, ese mismo fuego que la acariciaba la piel.
Recreaba en su mente el verde oscuro de la selva, y tomando las frangancias las convertia en un sin fin de colores, rosas, amarillos y turquesas bailaban en su mente formando las mas extrañas flores.
Y luego lo que mas amaba. la noche, repleta de sonidos, ella podía separar cualquier sonido que procedia del interior de la jungla y saborearlo, un grito de un macaco, el crujido de las hojas cuando la serpiente pasaba por encima, las pisadas de un felino en búsqueda de cena, el aletear de un murciélago cruzando la noche, que como ella, percibia, sentia donde se hallaba su presa.

Era su mundo, donde realmente vivía, donde se sumergía cada vez que la manta oscura de la tristeza la cubría. Muchas veces la habían visto con la cabeza entre sus manos, llorando desconsoladamente, y aunque se habían acercado dándole el calor que solo una mano una caricia puede dar, ella se sentía sola, sentía la pesada carga de la soledad de sentirse diferente al resto, el sabor amargo en su boca de la inutilidad.

Empezó a aislarse, primero sus palabras se hicieron mudas, luego sus ojos perdieron brillo y por ultimo pedía que la acompañaran a los lugares mas extraños y la dejasen allí durante horas.
Y así aquel mundo interior se fue adueñando del real, ahora las imágenes recreadas, los sonidos, sustituían a las caricias, la imagen de una cascada con el fragor de las aguas chocando una contra otra reemplazo la compañía de sus amigos.

Sus amigos se preocuparon, veían como cada día ella se iba desvaneciendo en su mundo, alejándose de ellos sin poder hacer nada.

Recurrieron al mas viejo de la tribu.

Tras dos noches de oraciones y plegarias, de hechizos y canticos, el chaman reunió a todos.
- La solucion es dificil, pasaremos por una dura prueba, pero si todos la amamos con el corazón ella volverá a nosotros.

Todos guardaron silencio durante unos momentos, las miradas se cruzaban, el fuego se refelejaba en aquellos ojos negros danzando, de repente uno de los mas pequeños con lágrimas en los ojos gritó:
- Hacedla volver, es mi mejor amiga.

El chaman volvió a hablar:

- Esta será la prueba. ella se ha alejado de nosotros por que no se siente util, por lo tanto estaremos tres dias como si fueran tres noches, el sol no aparecerá mañana, se ocultará y no habrá luna, dependeremos de ella, como ella depende de nosotros.

Al dia siguiente el sol no apareció, las mujeres empezaron a entonar canticos al sol, los hombres danzaban alrededor, ella preguntó que es lo que sucedia y se lo contaron.
A media mañana el sol seguia sin aparecer, los canticos cesaron y el jefe se aproximó a la chica.

- El sol se ha ocultado, nuestro chaman dice que no volvera, los dioses estan enfadados con nosotros, asi no podremos sobrevivir, nadie se atreve a salir del poblado, sin ver no quieren ir a pescar no encuentran el camino, por favor ayúdanos.

Su cuerpo se estremeció, un ligero temblor le sacudió su pecho, sintió una oleada de calor, ella tan pequeña, tan insignificante, y ahora toda la tribu dependía de lo que pudiera hacer.

Se levantó, e hizo que la llevarán ante los pescadores, los formó en una hilera dándose la mano uno a otro, colocándose la primera.
Sabia que camino tomar, en que momento debía girar a la derecha, tomar la suave pendiente y luego volver a girar a la izquierda, cuando sus plantas de los pies notasen el terreno mas arenoso.
Asi los llevo hasta la playa, alli la sentaron en una de las barcas y guió al resto, dejó que sus sentimientos percibieran el olor del aire, la temperatura del agua, el sonido del mar susurrándole donde estaba la pesca.
Volvieron con las redes llenas, recorrieron el camino de nuevo y como si el sol estuviera iluminando sus pasos, llegaron a la aldea.
A tientas preparon algo para comer, ella enseñó a las mujeres como podían ver con sus manos, la suavidad de una hoja, la rugosidad de una piel, la dureza de la roca contra la que preparar la masa.
Después de la comida, y como no podian hacer nada, le pidieron que contase como habia logrado llegar hasta el mar, encontrar la pesca, poder hacer la comida y ella les narró como los sonidos le hablaban, como los olores le susurraban, y dibujo para ellos los paisajes mas coloridos, el mar más bello que nunca habian visto y su mundo se abrió como una flor ante el resto de la tribu.
Al tercer día el sol brilló con más fuerza que nunca, cuando oyó la alegria de todos, pensó que aquel maravilloso sueño habia terminado, que ahora todo seria como antes, mas cuando el desayuno finalizó, el jefe de los pescadores fue a buscarla.

- ¿Vamos a que esperas, no sabes que el mar nos espera? Sin ti ya no podemos volver a salir a pescar, eres nuestra mejor guia, vamos.

Sintió el calor de las lagrimas correr por su cara, mientras su amiga le decia.
- No te olvides de contármelo todo esta noche, ¿lo haras?

Y en su interior su corazon brincó de felicidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EMPIEZO A ENAMORARME DE TU INSPIRACION....
CAMPOS....

Nicolás dijo...

que bonita frase, me siento halagado muchas gracias