A veces la vida te regala a personas que nunca pensarías encontrarlas, y es un regalo como un atardecer de verano, una tormenta en el mar, una lluvia tras los cristales en otoño...
Intenso y breve, que casi termina antes de empezar.
Y aún así sabes que nunca las podrás olvidar.
Aunque no vuelva a repetirse, ya es parte de tu existencia hasta el día que te apagues.
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