1ª Coincidencia. Frío.
Bajandel avión, un frío gelido les recibe
en Madrid. El violonchelista siente una mano helada que le agarra el
pecho hasta penetrar dentro de él.
Los componentes del cuarteto de
cuerda corren hasta la sala de aduanas, allí alguien recuerda el calor
de su Argentina natal, donde ahora
disfrutan de un cálido verano. "Un tour es un tour" dice el segundo violinista, mientras muestra su pasaporte.
Lejos
de allí, en el centro de la capital, las paredes de ladrillo sin
proteger hacen de transmisor del frió que llena el pequeño apartamento.
Él
se enfunda en un jersey de lana, y aunque este intenta guardar su
calor corporal, el frío ya se desliza por sus huesos, pegándose a ellos,
como
un sello lo hace a una carta.
2ª Coincidencia. Resfriado.
En
cuanto llegan a la habitación del hotel, pueden quitarse las prendas de
abrigo, el violonchelista siente una sensación agradable al verse por
fin
libre de su pesado anorak, pide al servicio de cafetería un café
caliente, y se tira sobre la cama, dejando que el cansancio corra por
las sábanas.
Siente un cosquilleo en la nariz, acompañado por un leve escalofrio, de repente un estornudo estalla de su boca.
Huele
a café, llena su vaso y cierra las manos abarcándolo, dejando que el
calor penetre a través de ellas. Los ojos lloroso,s la nariz moqueando.
Como
puede se levanta saca un ibuprofeno y se lo traga. "Vaya resfriado me
estoy cogiendo" se dice, cuando en su ordenador suena la alerta de un
nuevo
mensaje.
3ª Coincidencia. A pesar de todo hay Concierto.
La
sala está vacia. Sobre el escenario cuatro músicos afinan sus
instrumentos. Los tres violinistas se afanan en sacar el alma musical a
sus violines, tensan el
clavijero, miman el arco como si fuera un bebe, dejando que este acaricie las cuerdas. El violonchelista suda, agarra el mástil con fuerza, por que a pesar de su
resfriado, a pesar de todo, esta noche hay concierto.
Mira
el correo, le ha llegado una invitación al Concierto de cuerda en el
Círculo de Bellas Artes, es la primera vez que asistiría a un concierto
de música clásica,
mira la pantalla, y su dedo se desliza sobre las
teclas, acaricia la tecla "Intro", a pesaar de estar casi sin fuerzas, a
pesar de todo, presiona la tecla, mañana irá
al Concierto.
4ª Coincidencia. Malas sensaciones.
Quedan
pocas horas, El violonchelista mira a sus compañeros, no se encuentra
bien ha estornudado varias veces, y tiene una rara sensación en el
estómago.
Sus compañeros le dan ánimo mientras niegan con la cabeza,
"no podemos suspender el concierto, esas sensaciones son supersticiones
tontas, venga, todo saldrá
como siempre perfecto", sin embargo esa extraña sensación no se va.
Se
viste con su traje, informal, pero la ocasión lo requiere, entra en la
cocina y cuando se va a poner un vaso de agua golpea accidentalmente el
salero que cae al suelo
haciéndose añicos. "¡Ufs! eso es señal de
mala suerte", se dice mientras barre los restos. Una extraña sensación
se va adueñando de él.
5ª Coincidencia. Cambio de sitio
Es
la última prueba, los músicos se sientan en sus sillas, sacan sus
instrumentos y tocan brevemente, todo parece perfecto, pero llega
técnico de sonido y pide que se cambien de lugar
"si el
violenchelista se pone el primero más cercano a las butacas, el sonido
es perfecto". Nadie pone pegas, Se cambia de sitio.
LLega al
Círculo de Bellas Artes, ya hay gente entrando, entrega su invitación, y
busca un asiento, la sale está llena, no le gusta estar en las
primeras filas, y opta por sentarse en un lateral, pero cuando se
quitando el abrigo, llega una señorita que le indica si no le importa
dejar esos asientos libres ya que hay una pareja de ancianos que no
encuentran dos asientos contiguos,
además hay uno en primera fila
desde donde podrá verlo mucho mejor. Mira a los ancianos y a pesar de
que no le atrae la idea, se cambia de sitio.
6ª Final
El concierto ha comenzado, las luces han bajado de intensidad, la música llena la sala, el violonchelista toca con pasión.
En la primera fila él se deja llevar por la fuerza del adagio, cierra los ojos mientras la música le invade.
El
violonchelista siente un cosquilleo en la nariz, intenta reprimirlo,
pero es inutil tensa el arco para la última nota, en el justo momento
que un estornudo sale de su boca, el arco
se engancha en la cuerda y
sale despedido como si fuera una flecha, el violonchelista mira el vuelo
del arco, "maldición" se dice, "esa rara sensación en el estómago..."
El chico en la primera fila abre los ojos, y de repente una imagen aparece en su mente mientras el arco atraviesa su pecho.
Lo
último que vió fue el salero hecho añicos en el suelo y una voz que
le susurra "... que se caiga la sal trae mala suerte..."
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