Hubo una vez un chico que siempre quería agradar a todo el mundo, hacer feliz a todo el mundo, que se cumpliera de él lo que el resto de la gente esperaba de él. Un día se compró una camiseta y cuando salió a la calle todos le decían lo guapo que estaba con ella, lo bien que le quedaba. El chico estaba encantado, pues nunca antes se habían fijado tanto en él.
Así que decidió no quitarse nunca más la camiseta.
Pero el chico creció y creció y la camiseta le iba apretando cada vez más, ya casi ni se podía mover, no fuera a ser que se rasgara y aún así se creía feliz por que la gente le decía lo hermoso que estaba con su camiseta,
Hasta que un día, tan apretada le estaba la camiseta, que le asfixió.
1 comentario:
Me gustan las historias con moraleja...je!!!
¿Porque se me habrá venido La Masa a la cabeza?
:O)
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