viernes, octubre 19, 2012

El cazador de dragones


Le habían contratado para lo que era. Un cazador de dragones.
había demostrado al rey y la nobleza de lo que era capaz. Diestro con la espada y el arco, ágil montando a caballo,
valiente para enfrentarse con lo desconocido.

Allí se hallaba el cazador de dragones, en el castillo, entrenándose, cuando el rey y la nobleza le citaron.

- Creemos oportuno que como los dragones son muy fieros, haya alguien más para la caza.

El cazador de dragones, no puso objeción, ¡ quien era él para contradecir una orden del rey !

El tiempo pasaba y el nuevo y supuesto cazador de dragones se hizo con los favores del rey y de la nobleza, tenía algo
de bufón y simpatía que congenió con ellos. Mientras el cazador de dragones, seguía con su trabajo, ya que sabía que
más tarde o temprano debía estar preparado.

Pero el día de la caza se retrasaba, y mientras el cazador seguía siendo eso un cazador de dragones, el recién llegado
se instaló en el castillo gozando de los favores del rey.

Así pasaba el tiempo, el cazador de dragones se sentía apartado e incluso llegaba a dudar de su capacidad de soldado.

Para colmo llegó al castillo un nuevo soldado, y desde el primer momento todo lo que le habían encargado al cazador de dragones,
seguir las huellas del dragón, inspeccionar cuevas... fue encargado al nuevo soldado, y él se quedó en el castillo sólo para las
cosas que los demás guardias no querían hacer.

Se sintió triste, e incluso pensaba que todo aquello era por que no valía como soldado, pero aún así sabía que si en otros reinos
le habían conocido.

Así que un día decidió abandonar el castillo, como era un buen  rastreador siguió las huellas de  gran dragón hasta que llegó a su
cueva.

Cuando desenvainó la espada y el dragón salió, se dio cuenta de lo inútil que es matar a un animal sin más, el gran dragón tenía
la capacidad de poder comunicar con los humanos, y como recompensa por no cazarle le otorgó un deseo al cazador de dragones.

Este le pidió un deseo.

A los pocos días, un soldado de la guardia dio el aviso de que alguien se acercaba al castillo.

El rey y la nobleza salieron al encuentro del que llegaba. Asombrados vieron que era el cazador de dragones, y que en un gran
carromato traía muerto al gran dragón.

- He aquí, el gran dragón, me contratasteis para su captura y pese a que nunca creísteis en mi, trajisteis a otros que ocuparon
mi lugar, yo he hecho mi trabajo.

El rey y la nobleza comprendieron el mal trato que habían dado al cazador.

- Por favor quédate con nosotros.
- No, no merecéis que me quede, espero que aprendáis la lección, y sepáis respetar un trato.

El cazador de dragones dio la vuelta y nunca más volvió al castillo.

Cuando se hubo alejado lo suficiente, bajó del caballo y tocó al gran dragón, este se levantó y miró al cazador.

- Gracias por lo que has hecho por mi, te prometo que nunca más cazaré dragones.
- Eso espero, ahora somos amigos.
- Si - contestó el que ya no era cazador de dragones - y he aprendido que uno debe creer en sí mismo no en lo que los demás piensen de uno.

Y así fue como el ex cazador de dragones se convirtió en lo que él siempre había querido y no en lo que los demás querían.

Ahh... y fue el único hombre que pudo decir que tenía un dragón como amigo.

2 comentarios:

Laura dijo...

Moraleja, cree en ti y no en lo que te digan los demás,cuantas veces nos sentimos mal por culpa de un comentario vertido sobre nuestra persona?, a veces no deberiamos hacer caso de todo lo que nos dicen y valorarnos un poquito más, si señor me ha gustado, bonito cuento que podemos aplicar a la vida real.
Un beso!!

suspiro dijo...

No sé de qué me suena la historia. Se podría extrapolar a la vida real perfectamente.
Un beso.