viernes, octubre 21, 2011

Regalar la vida

Abrió la puerta, la pequeña estaba metida en la cama, esperándola.
- Mami, mami, ¿vienes a leerme un cuento?
Ella anduvo despacio, aun le dolían los puntos de la operación, pero eso no le borraba la sonrisa de la boca.
- Si, ya voy, hoy te contaré un cuento diferente.
- Me da igual, echaba de menos que no vinieras a contarme un cuento antes de dormir.
- Bueno, ya sabes que he estado enferma, y ahí va la historia que te voy a contar.
- Pero que sean de princesas, mami, ya sabes que a a mi son los que me gustan.
- Vale, serán de princesas.

" Érase que se era una princesa, que vivía en un gran castillo, con sus padres, los reyes.
Tenía el pelo negro y unos grandes ojos negros que brillaban en la oscuridad. La gente del reino
quería la princesa, por que era buena y generosa con ellos, y por que siempre sonreía.
Un día, los ojos de la princesa empezaron a perder brillo, ya no sonreía tanto, y enfermó.
Llegaron médicos de lejanos países, sabios de oriente, curanderos de la India, y todos llegaron
a la misma conclusión, la princesa estaba muy enferma y necesitaba una operación para reemplazarle
un órgano de su cuerpo que no funcionaba bien.
Algunos médicos no tuvieron el valor de afrontar la operación por si la princesa moría, además necesitaban
que alguien donase el órgano para poder cambiárselo a la princesa.
En el pueblo corrió la voz de la gravedad de la princesa, y como era tan buena, varias personas se acercaron
al castillo y se ofrecieron voluntarios. Un viejo médico árabe, el más sabio de los sabios, realizó la operación.
Al poco tiempo la princesa sanó, hubo una gran fiesta en el pueblo, a la que acudieron los reyes y príncipes
cercanos.
Uno de ellos quedó prendado de la belleza de la princesa, de sus ojos negros y su linda sonrisa.
Se casaron y fueron muy muy felices. La persona que donó su órgano vivió para siempre colmada de la felicidad
de haber dado la vida a la princesa y de los regalos de los reyes.
Y este cuento se acabó"

- Mami, mami, ¿es eso lo que te ha pasado a ti? ¿te han puesto algo de otra persona para curarte?
- Si hija si, gracias a la generosidad de alguien hoy puedo contarte esta historia, ale, venga a dormir. Mukas dulces sueños, peque.

Cuando entornaba la puerta oyó a su pequeña decir:


- Gracias, a quien sea por haberle dado a mi mami lo que necesitaba para curarse, cuando sea mayor yo también lo haré, para que
ninguna mami esté malita"

PD.: Yo ya soy donante de órganos, ¿a que esperas para serlo tú también?

5 comentarios:

Laira dijo...

Una campaña muy bonita la que estas haciendo con este cuento.
A veces no sabemos lo necesario que es que existan personas generosas que donen a cambio de nada una parte de si cuerpo.
1 beso enorme!

Rosi dijo...

Vivir despues de morir. No hay regalo más generoso que la vida.
Besitos.

Nicolás dijo...

Gracias por los comentarios, si todos tuviéramos un poco de conciencia sobre las vidas que se salvarían con la donación creo que nadie dudaría en hacerlo

Masakoy dijo...

Yo no puedo donar, mi madre tiene la exclusividad y mi cuerpo la otra mitad.

Campañeemos para hacer del mundo un lago mejor.
Abracetes desde Lavatelospies

...solo una mujer. dijo...

Precioso cuento Nicolás... tierno y bonito.. y concienciador.
Conmigo no tendrás mucho trabajo: hace muchos muchos años doné los órganos.. y al cabo de poco tiempo, doné el cuerpo entero a la facultad de medicina. Cuando yo esté, el cuerpo ya no lo quiero... no lo necesitaré allí donde vaya.

Bonita labor la tuya.. me gusta.
Un abrazo, con cariño...