Huía de aquella sombra que le atrapaba.
Y cuanto más corría, la sombra más se alargaba y le atrapaba.
Así que nunca dejó de correr.
La sombra nunca dejó de atraparle.
Tonto de él, si se hubiera parado, habría visto que la Tierra seguía girando y con ella la sombra, y nunca le hubiera atrapado.
2 comentarios:
Ojalá que no pierda esa sombra nunca...
Besicos
Al darse vuelta,vería frente a él que la sombra ya no quería atraparlo.
Veo que estás muy productivo Nico.
Abrazos.
Publicar un comentario