martes, mayo 11, 2010

El Viejito

Estoy frente del ordenador, una pantalla en blanco y un teclado. Ultimamente mis dedos parecen agarrotados, les cuesta danzar sobre las teclas, como si la música que les hiciera bailar se hubiera detenedo en el espacio, espacio y tiempo.

Tiempo sin danzar...

Pero hoy despues de que han pasado suficientes dias, creo que ha llegado el momento de intentar escribir...

Fué el Viernes Santo, el día había amanecido vestido de azul, como si él no quisiera estropear ninguna celebración.

La casa está fría, y hay el silencio de una ciudad en vacaciones.

Salgo.

En las calles hay poca gente, quizás demasiado temprano para los que aún remolonean entre las sábanas, y sin embargo el día invita salir.

Subo por la calle Embajadores, hasta la Ribera de Curtidores, unos cuantos puestos del Rastro quieren aprovechar que los turistas, con la cámara en mano, han dejado temprano sus habitaciones y curiosean entre la ropa, los cuadros, algo que llevar como recuerdo de que una vez estuvieron aquí.

Me acerco a la Colegiata de San Isidro, y en el camino me encuentro con grupos de mujeres, vestidas de negro, susurran, lucen peineta y tocado, entre sus manos pequeños bolsos, negros también, caminan despacio, y en ellas hay algo de ritual y de sentimiento, ese que distingue a esta España, a su lado pasan varias chicas, no tendrán mas de 17 años, ellas lo viven de otra manera, aún hay rastros en sus caras del pintalabios y rimel, los dos grupos se cruzan, se miran. Dos formas de entender la Semana Santa, las chicas siguen su camino, alegres ajenas al día que es, para ellas es viernes, y la fiesta del jueves aun se prolonga. El grupo de mujeres entran en la iglesia, hay un silencio en su interior, que se mezcla con el olor a incienso.

Por un momento me pregunto que tendrá todo aquello de ritual y de sentimiento, probablemente cuando lleguen a casa y dejen la ropa negra colgada del armario, también quedará colgado todo lo que ello significa... hasta el año que viene.

Llego a la Puerta del Sol, con las reformas ahora parece que hay más gente, se ha ganado espacio, aunque ha perdido algo de su sabor de antaño.

Ahora gente de todo tipo, viejos, chicas y chicos, curiosos y turistas se sientan alrededor de una de las fuentes, y allí entre ellos, le veo.

Su figura me sigue pareciendo altiva para sus años, sin embargo le siento más apagado, me acerco, y cuando me ve alza la mano. Hay un hueco a su lado y me hace señas para que me siente. Me quito el ipod y lo guardo en mi mochila.

Nos estrechamos la mano, sonrie y las arrugas de su cara se dibujan como surcos de un campo que ha sido trillado muchas veces.

Hablamos de cuanto tiempo hacía que no nos veíamos, él ha estado fuera, y volvió hace excasamente unas semanas, le cuento que mis paseos se han vuelto mas esporádicos, aunque he extrañado verle y tener nuestras charlas.

De pronto su cara se torna seria, me mira fijamente.

Por unos instantes hay un silencio entre los dos, y sin más de sus labios cae un lacónico. "Me muero, Nicolás".

Siento un frío que me recorre todo la espalda, intento frenar las lágrimas en mis ojos, y aunque abro la boca no soy capaz de soltar una palabra.

"He vuelto por que tenía la revisión en el hospital, no ha habido suerte, y se ha reproducido, ahora es sólo cuestioón de tiempo. A mi edad esa palabra tiene un significado tan diferente, pero no quiero verte triste, ya hablamos de ello una vez. No tengo queja de la vida que Dios me ha dado la oportunidad de vivir. He pasado por cosas que tú ni siquiera imaginarias, cuando se vive una guerra puedes ver lo peor del ser humano y también lo mas bello. He tenido la suerte de conocer el amor de mi vida, un amor que me acompañó muchos años, años de pobreza pero cargados de ilusión, con sus tiempos malos pero siempre con la esperanza de que los superariamos. Años que se pasaron como un soplo.

Luego me fué, calladamente, como si en ese último adios no quisera hacerme daño. Como si la muerte fuera algo que viene y te lleva, y no duele.

Aprendí a vivir sin ella, fisicamente, por que no ha habido dia que no la haya sentido a mi lado, que no haya hablado con ella, que no haya recordado todo aquello que haciamos, nuestro primer viaje a la playa, cuando nos mudamos a Madrid. Ahora tengo prisa, mucha prisa por encontrarme otra vez con ella, y no creas que con ello no ame la vida, la amo quizás aún más que tú, por que cada segundo, cada momento, tiene un valor que sólo conocemos aquellos que vamos a partir.

Déjame que te diga algo, algo que sólo se aprende con los años, no te arrepientas nunca de lo que hayas hecho, cuando pasa el tiempo las cosas tienden a verse de diferente manera, pero seguro que cuando las hicistes tendrías un motivo, cuando se toman decisiones uno no sabe si serán acertadas o no, y de eso hay que ir aprendiendo, de los errores de nuestras decisiones, pero no arrepentirse de ello. Ir aprendiendo. Yo he cometido muchos errores en mi vida, espero y creo que tambien he acertado con algunas decisiones, e intenté aprender de cada error, aunque algunas veces volviera cometerlo. Me llevo algún dolor, el pensar que dentro de mis limitaciones he intentado hacer bien las cosas, y aún así ha habido gente que

ni con el paso del tiempo ha dejado atrás su amargura, su rabia. Me hubiera gustado sentarme como lo hemos hecho tu y yo en ese café de aqui al lado, y hablarlo... pero la vida tiene sus cosas.

Me llevo el dolor, de que esta vida, tan ajetreada, tan rápida nos fuera separando a mis hermanos y a mi, y ahora en la vejez es cuando más nos hemos visto, como en un intento de recuperar ese tiempo que se perdió en la distancia. El dolor de aquellas personas en las que una vez depositas toda la ilusión y te decepcionas, no es culpa de ellas, la vida sigue y tristemente ahora es un "sálvese el que pueda" sin mirar atrás, sin acordarse de nadie.

Pero me llevo tantas cosas buenas, tanto amor, tantas personas que he conocido que han pasado por mi vida, unas para quedarse otras sólo un tramo, que sólo puedo estar agradecido."

Yo sólo puedo callar y escucharle. entonces él me toma de la mano y la aprieta con una dulzura que hacia tiempo que no sentía.

"Nunca dejes de vivir, aunque la vida te de palos, siempre te guardará la más hermosa de sus sonrisas. Guardate esos momentos, los otros tíralos, no dejes que sean un lastre para seguir adelante. Y recuerda, tomes las decisiones que tomes no te arrepientas de ellas, intenta hacer el menos daño posible y sigue a tu corazón, a pesar de que puedas errar, también de eso se aprende. Me pareces una buena persona, no dejes de ser tú, nunca."

Levanta la vista y la pierde en el reloj de la Puerta del Sol, y sin más me susurra:

"Cuantas veces he visto caer la bola, un nuevo año... He de irme, he quedado con mis hijos, hoy comemos todos juntos, no hay nada como estar enfermo para que cada uno aparque sus quehaceres. Pero no quiero ser una carga, me voy a a Marruecos, y luego quien sabe, con fuerzas quiero conocer otros sitios. No sé si nos volveremos a ver, ha sido un placer conocerte y compartir contigo todo este tiempo. Sólo quiero pedirte una cosa más, no estes triste por mi, soy feliz, muy feliz, ¿que si tengo miedo a la muete? si, quizás si, pero entonces pienso en ella, y la veo esperandome y el miedo desaparece..."

Estamos de pie, y me abraza de la misma manera que lo hubiera hecho mi padre.

"Piensa. - me dice- esto sólo es un hasta luego..."

Y echa andar, calle Arenal, despacio, pero con la altivez de esas personas que han sabido vivir, a pesar de que les tocase una época difícil.

Le miro y pienso en lo mucho que le echaré de menos, pero yo como él estoy convencido de que sólo es un paso más y allá donde vaya ella le estará esperando.

Vuelvo a casa, esta vez no quiero ponerme los cascos, quiero oir el bullicio de la gente, las risas de los niños, el ruido de los coches, el silencio de este Viernes Santo, por que todo, todo ello, es vida.

9 comentarios:

tumejoramig@ dijo...

Un post de los que te dejan sin palabras, como siempre Nico, llegas hasta donde no llega nadie.

Me centraré en el viejito... él ahora aprovechará mejor el tiempo que le queda, sabiendo que su hora ha llegado, porque "así se lo han dicho los médicos". Pero míralo, lo has escrito tú, él siempre ha vivido cada día, con aciertos y fallos, pero ha vivido cada día. Y es lo que todos deberíamos hacer, porque el momento real es ahora, hoy, este momento, y todos nos vamos a morir, eso es tan cierto como que estamos vivos. Y no sólo porque respiramos, sino porque sentimos, nos relacionamos, buscamos afuera y adentro la felicidad, compartirla, poco o mucho, lo ideal es vivir como lo ha hecho él y como lo seguirá haciendo, disfrutando de cada momento, y creciendo con ello, simplemente porque así es más gratificante, más divertido, y nos hace sonreir cuando recordamos lo que hemos vivido, por y para nosotros mismos, sin hacernos daño.

Sabias siempre las enseñanzas de tu viejito.

Un abrazo enorme Nico.

Belén dijo...

Yo siempre he creído que la vida sin más es así de dura para todos... algunos lo pasan mal, otros mejor :)

Qué majo es tu viejito

Besicos

ShAdOw dijo...

Pues ya que me han ganado a tu viejito, me centro en que te leo en esos paseos muy tuyos, ^.^ las tradiciones llenas de rituales, se niegan a desaparecer, y es bueno siempre y cuando esto no llegue al fanatismo, algunas tradiciones me gustan, como cantaría Roberto Carlos..."yo soy de esos amantes a la antigua..."

Saludos.

Rosi dijo...

Bonito relato,sensible,cercano,imaginativo en la descripción que casi ha hecho que pudiese recrear en mi imaginación esa charla entre dos amigos que se despiden por que uno de ellos ya tiene su destino trazado.
Me ha gustado mucho,quizá por que ese viejecito podría ser ese abuelo que todos tenemos o hemos tenido.
Un saludo.

Unknown dijo...

Una vez más demuestras que bueno eres escribiendo, Niko. Es tan vivo y tan real todo que… al acabar de leer tu relato me quedé con la sensación aquella, de... cuando se encienden las luces en la sala al final de una película... te sorprenden e intentas quitar tu emoción, para que no te vean... porque algunas de las palabras de ese viejito, que la vida ha convertido en sabio, te han tocado al fondo de tu corazón y de tu pensamiento.

superacion personal dijo...

Que buen post, la verdad es qe me ha hecho pensar, ha sido magnifico, saludos!

Verónica dijo...

Porque me gusta tanto cyuando relatas historias con mi viejo Madrid de escenario... Recuerda una "hasta luego" implica un mañana...

besotes de esta peke.

pd. te espero por mi rincon con tu taza de cafe, siempre que quieras...

Francesca dijo...

A mí me gustaría tener la paz que tiene tu viejito y su aceptación, pero no puedo, yo todavía no he llegado a los 40, siento que tengo mucho por vivir, por sentir, que es ahora cuando estaba despertando. Todos los míos me esperan aquí abajo y no quiero irme todavía para hacerles un hueco allá arriba.
Qué diferente se vive la muerte según las circunstancias

Cinacchi miguel A dijo...

Es el segundo de tus post que leo, ¡sobresaliente!, tal vez las historias las conoces y las relatas con tu particular estilo, o tienes la sencibilidad de ver y comprender a la gente y sus vidas. Entiende quien bucea en las profundidades y ama a la vida y a la gente. Antes de los 30 años tal vez no sea posible ver lo que tu ves, y aún a más edad tampoco, sin haber crecido interiormente por golpes, vivencias o búsqueda.
El pensar que nos vamos a encontrar con los que amamos, como piensa el viejito, también lo pensaba el interprete de Gladiador, (no pongo el nombre porque tal vez lo escriba mal)yo pienso lo mismo, y no es funesto, sino que te da una sensación de paz y alegría para seguir la vida. Soy nuevo en blog e internet, el visitar páginas como la tuya me ayuda a crecer en el tema. Siempre tenemos que ponernos objetivos altos, para alcanzarlos paso a paso.
Una vez alcanzados, volver a fijarnos otros,para seguir creciendo, eso da sentido a nuestras vidas. Hace un mes abrí un segundo blog, ya que el primero lo hice sin saber nada ni haber visto ninguno.
Te saludo
pd: te prometo escribiré menos la próxima vez