miércoles, octubre 31, 2012

Venganza (Parte 1)


 (Una historia para adultos)
** No recomendado para menores

Sobre la mesa había un charco de sangre espesa con trozos de lo que alguna
vez había sido un corazón.

No era del todo cierto, aquel charco sólo estaba en mi imaginación, pero si
tenía el corazón hecho añicos. En el momento en que se lo dí a él y este al
poco tiempo lo estrelló contra la pared el día que me dijo que todo había
acabado.

Sonó un tintineo, procedía de mi portatil un HP de 17", que compré en un acto
impulsivo para intentar olvidarle, recibía un mensaje de aquella página de
contactos para buscar pareja, sin embargo resultaba al final como todos
los chats, un fiasco.

"Hola, me ha gustado tu perfil, estoy conectado, ¿me pinchas?", rezaba el
mensaje.

Dí al enlace del chat, después de ver su breve descripción: "... amigo de mis
amigos.." que chorrada más grande- pensé - ¿quien no es amigo de sus amigos?

Se abrió la ventana del chat y escribí un escueto "Hola".
En breves segundos, vi aparecer el icono que indicaba que en el otro lado
estaba escribiendo.

"Hola, estoy solo en casa, he visto tu perfil y seguro que podria hacerte
pasar una tarde inolvidable, que tal si vienes y follamos, te follaré como
nadie te lo ha hecho hasta ahora"

Estuve tentada en no contestarle, pero despues de ver su foto, intuí que era
un tipo más de aquellos a los que les encanta usar a las mujeres.

"Dudo mucho que tu puedas satisfacerme"
"Seguro que el poca picha de tu novio no sabe follarte,¿ has probado alguna vez
por el culo?"

¿Qué sabría él si tenia novio o no?, eso me enardeció más y decidí llevar el
juego hasta el final.

"Mira chato seguro que he follado más y  con más de lo que pudieras imaginar"
"Ummm una buena puta como tú es lo que necesito, sobre todo si sabes chuparla
bien, vamos te doy la dirección y te animas..."
"Venga a ver si es verdad que hay en ti tanto machito suelto"

La conversación no dió para mucho más que unas cuantas groserias, y vulgaridades,
lo suficiente para saber que en el fondo era un misógeno.
Me dió su número de móvil y su dirección, yo no le di ningun dato, no quería
que supiera de mi más de lo necesario.

Me vestí de lo más provocativa, tapandome con una gabardina, cogí el metro hasta
su casa.

Cuando me abrió la puerta sólo llevaba una toalla atada a la cintura.

-"Vaya, ni siquera esperas a saber como soy y ya estas lanzado"
- "Para que esperar si los dos sabemos a lo que vamos, ¿verdad putita?"

Se me pego y metió su lengua en mi boca mientras su nano manoseaba mi culo,
y notaba su erección entre mis piernas.

- "vamos a la cama alli estaremos mas cómodos, además te traigo una sorpresa"
- "La sorpresa te la voy a dar yo con mis 20 cm"

Lo tumbé en la cama mientras intentaba quitarme el minusculo jersey que llevaba
y que dejaba parte de mi estomago al aire mostrando el pircing de mi ombligo.

Saqué del bolso unas esposas recubiertas de piel.

- "¿Te gusta jugar eh? vamos a ver que tal eres si te esposo a la cama"

Lo espose a la cama mientras el me decia de todo, aproveché que no podia
moverse para quitarme las braguitas sin desnudarme, le puse un condón y
comencé a follarmelo.

Él se resistia.


- dejame que me ponga encima,dame tu culito que te lo voy a reventar,
 quiero que me la comas...

Saque una bolsa de plástico, él la miro incrédulo.

- ¿Sabes? - le dije - dicen que en el momento del orgasmo si te falta el oxígeno
se acrecienta el placer hasta límites insospechados... debe ser una dulce
manera de morir ¿no crees?

Le coloqué la bolsa y me moví encima de él más y más deprisa, ví como abría
la boca intentado coger la última bocanada de aire, hasta que dejó de respirar.

Limpié la habitación, y dejé la bolsa en su cabeza para que pareciera que
había fallecido masturbándose, encendí su ordenador, el muy imbécil lo tenia
sin contraseña, borré el historial y me marché.

- "un cabrón menos que no hará sufrir más a ninguna mujer".

Al llegar a casa, volví a ver las fotos, intenté no llorar, pero me fué imposible

Continuará....

miércoles, octubre 24, 2012

Tenía miedo


Tenía miedo...
    de ver el mundo desde lo alto por lo que llenó sus paredes de postales.
Tenía miedo...
    de que sus sueños se volvieran realidad por lo que los ató con un lazo de colores a un globo.
Tenía miedo...
    de  que el tiempo borrar el nombre escrito en ese lazo y lo cubrió de celofan.
Tenía miedo...
    de tener miedo por lo que dejó de sentir.
Tenía miedo...
    de olvidar que los recuerdos se pueden volatilizar, por lo que llenó su mochila de tantos que ya no pudo levantarla.
Tenía miedo...
    de que su cama se cubriera de rocío y lo tapara, por lo que tiró una manta al suelo y ya no volvió a dormir en su cama.
Tenía miedo...
    de que cada rincón de las calles por las que pasó, cada esquina donde esperó, cada parque donde paseó le doliera tanto que no
    pudiera soportarlo, que se encerró y no quiso salir más.
Tenía miedo...
    de abrir un día los ojos y descubrir que ya no estaba por lo que apagó las luces para no ver más-

Tenía miedo...
    tanto miedo...
        que cuando vio su sonrisa, vio sus ojos ...

   Dejó de tener miedo.

viernes, octubre 19, 2012

El cazador de dragones


Le habían contratado para lo que era. Un cazador de dragones.
había demostrado al rey y la nobleza de lo que era capaz. Diestro con la espada y el arco, ágil montando a caballo,
valiente para enfrentarse con lo desconocido.

Allí se hallaba el cazador de dragones, en el castillo, entrenándose, cuando el rey y la nobleza le citaron.

- Creemos oportuno que como los dragones son muy fieros, haya alguien más para la caza.

El cazador de dragones, no puso objeción, ¡ quien era él para contradecir una orden del rey !

El tiempo pasaba y el nuevo y supuesto cazador de dragones se hizo con los favores del rey y de la nobleza, tenía algo
de bufón y simpatía que congenió con ellos. Mientras el cazador de dragones, seguía con su trabajo, ya que sabía que
más tarde o temprano debía estar preparado.

Pero el día de la caza se retrasaba, y mientras el cazador seguía siendo eso un cazador de dragones, el recién llegado
se instaló en el castillo gozando de los favores del rey.

Así pasaba el tiempo, el cazador de dragones se sentía apartado e incluso llegaba a dudar de su capacidad de soldado.

Para colmo llegó al castillo un nuevo soldado, y desde el primer momento todo lo que le habían encargado al cazador de dragones,
seguir las huellas del dragón, inspeccionar cuevas... fue encargado al nuevo soldado, y él se quedó en el castillo sólo para las
cosas que los demás guardias no querían hacer.

Se sintió triste, e incluso pensaba que todo aquello era por que no valía como soldado, pero aún así sabía que si en otros reinos
le habían conocido.

Así que un día decidió abandonar el castillo, como era un buen  rastreador siguió las huellas de  gran dragón hasta que llegó a su
cueva.

Cuando desenvainó la espada y el dragón salió, se dio cuenta de lo inútil que es matar a un animal sin más, el gran dragón tenía
la capacidad de poder comunicar con los humanos, y como recompensa por no cazarle le otorgó un deseo al cazador de dragones.

Este le pidió un deseo.

A los pocos días, un soldado de la guardia dio el aviso de que alguien se acercaba al castillo.

El rey y la nobleza salieron al encuentro del que llegaba. Asombrados vieron que era el cazador de dragones, y que en un gran
carromato traía muerto al gran dragón.

- He aquí, el gran dragón, me contratasteis para su captura y pese a que nunca creísteis en mi, trajisteis a otros que ocuparon
mi lugar, yo he hecho mi trabajo.

El rey y la nobleza comprendieron el mal trato que habían dado al cazador.

- Por favor quédate con nosotros.
- No, no merecéis que me quede, espero que aprendáis la lección, y sepáis respetar un trato.

El cazador de dragones dio la vuelta y nunca más volvió al castillo.

Cuando se hubo alejado lo suficiente, bajó del caballo y tocó al gran dragón, este se levantó y miró al cazador.

- Gracias por lo que has hecho por mi, te prometo que nunca más cazaré dragones.
- Eso espero, ahora somos amigos.
- Si - contestó el que ya no era cazador de dragones - y he aprendido que uno debe creer en sí mismo no en lo que los demás piensen de uno.

Y así fue como el ex cazador de dragones se convirtió en lo que él siempre había querido y no en lo que los demás querían.

Ahh... y fue el único hombre que pudo decir que tenía un dragón como amigo.

miércoles, octubre 10, 2012

Ella y Él


Ella trabaja en un bar, su salario en Sanidad no da para más.
Él baja todas las tardes se sienta en la mesa de la esquina con sus gafas su libreta y la mirada cansada.

Ella sirve los cafés y las copas pensando en el hijo que deja en casa con sus libros y deberes a la espera de que regrese.
Él pide su cerveza con su platito de patatas fritas y abre la libreta mientras escribe historias sobre el pozo negro que son los ojos de ella.

Ella lo mira a escondidas cuando no recuerda los cardenales que le dejó el padre de su hijo.
Él ahoga sus pensamientos en la espuma de cerveza mientras juega al tetris con los trozos de su corazón.

Ella no se atreve a decirle nada cuando le cobra y le deja algo de propina.
Él escribe palabras para ella que sus labios no se atreven a pronunciar.

Ella recoge y cierra el bar, exactamente 15 minutos después que él se va.
Él mete todo en su mochila y cuelga sus sueños del calendario un día más.

Ella vuelve a casa, recoge la cena arropa a su hijo y en silencio llora una noche más.
Él apaga la luz, y sueña que algún día tenderá del arco iris un corazón completo.

Ella espera que él le diga algo.
Él espera que un día tenga el valor para invitarla a bailar.

Ella recoge el café, limpia las mesas y ve que se ha dejado su libreta.
Él vacía su mochila en casa, no ecuentra su libreta y sale corriendo al café.

Ella le está esperando en la puerta.
Él llega, se para, la ve y no dice nada.

Ella  lo coge de la mano, le entrega la libreta y le dice:

     "Es tiempo de hablar,de presentarte a alguien más"

Él la toma de la mano y la aprieta dulcemente, sus labios susurran:

     "Si"

Ahora ya son él y ella, ella y él ...

viernes, octubre 05, 2012

Eras tú (El autobusero )


Llevaba sentado tres horas, y lo peor aún no había llegado.
La hora punta y eso que me gusta conducir, pero en Madrid, en
un Madrid en el que su cielo se llena de nubes y llueve no es,
digamos, lo que más me apasiona.

Y encima soportal al personal, ya sé que la crisis está alterando
los nervios de todos, pero no  hay día que alguien no se intente
colar en el autobús o bien creyendo que yo soy tonto o bien con
algún bono metro falsificado.

Delante de mi un ciclista se me cruza, maldigo mientras intento
no frenar bruscamente.

- Oye que no somos vacas - me grita algún viajero, ya me gustaría
a mi verle aquí sentado 8 horas intentado sortear taxistas, motos
y peatones.

Me guardo la contestación y sonrió a la ancianita que esta sentada
a mi derecha.

Me acerco a la parada.

Eres tú, la que busca en el bolso su metrobus, eres tú la que con
sus trenzas enreda mi imaginación, y sin más una imagen se me cruza,
y te veo desnuda solo con las trenzas corriendo como si fueras Pipi
Lamstrum, aunque no tengas el pelo rojo, y yo aquel mono odioso intentando
atraparte.

Eres tú, la que me pone nervioso y me dan ganas de abrir la puerta
de mi estrecho compartimento y ponerme a cantar como Mocedades:

"Eres tú como el agua de mi fuente (algo así eres tú)
Eres tú el fuego de mi hogar
Eres tú como el fuego de mi hoguera
Eres tú el trigo de mi pan."

Y yo añadiría eres tú la que tendria que apagar el fuego de mi fragua...

Ya sé que no te vas a fijar en un pobre autobusero, casado, con tres hijos,
con mi barriga cervecera y un culo que casi no me entra en el asiento, y para
colmo con una mujer que para abrazar su cintura necesitaria los brazos
de Gasol.

Pero eres tú la que en esta parada y me alegra el viaje.

Freno despacio, como si estuviera bajando la cremallera de tu falda
sin prisas pero sin pausas.
Y miro hacía atrás esperando que la viejecita, a la que le quedan menos
de dos telediarios, de esos que dan entre los partidos de futbol y duran
menos que el sexo con mi parienta, deje el asiento vacio, y te sientes y
se levante tu falda lo suficiente.

Eres tú quien sube, y me sonrie con un - "hola" - aunque hoy me suene
triste y lejano, picas el metrobus y te sientas donde antes estaba la
viejita y lo que pienso es que seguro que te habrá dejado caliente el asiento.

Te veo mirar por el cristal, como si buscaras algo o quizás a alguien.

Y oigo el claxon del taxista e instintivamente me llevo las manos a los
huevos y pienso "tocame el pito, mamóm".

Eres tú, otro pasajero, no un pasajero cualquiera, por que simplemente..

Eres tú.

Y en Madrid las nubes grisis terminaron de vestir al cielo azul.

lunes, octubre 01, 2012

Eras tú ( Él )

A aquellas horas el metro era un hervidero de gente, y prefería ver
las calles de mi Madrid desde el autobús.
Me coloque frente al gran ventanal, el cielo se cuajaba de nubes, y
deje vagar mi mirada más allá de los coches y del asfalto.

Como un ejercito se lanza sobre las tropas enemigas, dentro de mi
volvió a crecer aquella amarga sensación de vacío.

Como un madero que va a la deriva sobre las aguas de un rio, por
mucho que intentará guiar mi camino me sentía atrapado, llevado por
la corriente con las manos atadas a la espalda.

Recordaba las palabras del anciano. "Lo importante en la vida no es las
veces que caes, sino las veces que eres capaz de levantarte".
Pero cada vez me costaba más levantarme.

Alcé la vista y te vi.

Eras tú.
Por un instante mi mirada se quedó prendida entre tus trenzas, como si las uniera
un fino hilo por el que me deslizaba como un funambulista.

Del viejo baúl se proyectaron los recuerdos, los primeros besos que arrancaron
el polvo que cubría a un viejo corazón.

Eras tú, la que de pie buscaba algo en el bolso, la que me había regalado
el disfraz de niño, quitándome la armadura oxidada de nostalgia.

Eras tú la que podía llevarme a pensar que aún se puede atrapar el arco iris,
eras tú la que me hizo sentir que siempre estaba flotando entre el que soy y el
que tú esperabas que llegase.

Levantaste los ojos, y nuestras miradas se encontraron a mitad de camino,
entre tu parada y mi autobús. Alcé la mano y la pegué al cristal, esperando
que la vieras, deseando que aquel gesto sirviera para llamar al pasado
y detenerlo en el presente.

Eras tú, la que desnudaba mi cuerpo por las noches, y era yo el que lo cubría
por el día con mi traje de melancolía.
Eras tú la que llevaba las pinturas para dibujar mares turquesas en mi lienzo,
pero nunca dejé que acabarás el cuadro.

Eras tú, y sólo tú, cuando yo nunca llegué a ser yo.

Y de pronto, mientras me alejaba pensando en bajarme, vi llegar a tu autobús,
vi como subiste, y te sentaste, sin entender que el gesto de mi mano en
el cristal te llamaba.

Te hiciste pequeña mientras te alejabas, como grande se hacía  el lago donde empezaban
a bañarse mis pupilas.

Eras tú.

Y en Madrid las nubes grises terminaron de vestir al cielo azul.

miércoles, septiembre 26, 2012

Eras tú. ( Ella )



Llevaba las trenzas, y aquella falda tipo Custo.
Sobre Madrid, las nubes vestían el cielo azul de gris.
Yo caminaba perdida en mis pensamientos, miraba el asfalto cuajado
de charcos, por un momento estuve tentada de saltar sobre uno como
cuando lo hacía de pequeña. 
Donde se habrá quedado aquella inocencia y todas las ilusiones, cuando
piensas en como será la vida cuando hayas crecido, marido, hijos...
normas no escritas pero que te las han grabado tan profundamente que
cuando no son así parece que algo has hecho mail.

Busqué en  mi bolso el abono transportes y cuando levanté la vista, te ví.

Ibas de pie pegado a la ventana de aquel autobus, con la mirada perdida. Por un momento
me quedé sin respiración, hacía meses que no te habia vuelto a ver, aún  
dolían las costuras con las que había tenido que coser mi corazón.

Eras tú, quizás en algún momento te tuve como las olas besan la orilla,
por ese breve instante que parece que será una eternidad.
Eras tú, con tu gabán de  melancolía, el que algunas veces desnudé pero que 
dejabas colgado del perchero para vestirte por la mañana.
Yo sabía que en el fondo quizás no querías que te quisieran pero si que te abrazaran
y yo te abracé queriendote como nunca antes había hecho.
Eras tú y yo acepte que tras el sol hay dias grises, que tras mi puerta
a veces traías empaquetados mis sueños con lazos de espuma de mar.

Eras tú, el que tras el cristal iba en el autobús.

Sonreí, con la sonrisa cansada de tantos amaneceres con el lado de mi cama
vacia. Cuando descalza recorría el pasillo abrazada a tu almohada.

Entonces me viste, y pegaste la mano al cristal, tus ojos se quedaron pegados a
mi mirada.
Moviste tu mano. 
Nunca supe si fue en un gesto de saludo o de despedida.
Un beso se ahogó en mis labios mientras te fuiste haciendo pequeño en la distancia.


Y llegó mi autobus, me quedé colgada de tu mirada, mientras me sentaba junto
a la ventana.

Eras tú.

Y en Madrid las nubes grisis terminaron de vestir al cielo azul.

sábado, septiembre 22, 2012

Aún sueño

Son las 8 de la mañana.
Mes de mayo.
Un dia gris que parece mas finales de Octubre.

Y llueve. Llueve sobre Madrid.

En mis  manos tengo un cafe, 1,40 euros, un poco de calor para afrontar la mañana, bajo esta esquina del cine, espero, espero a un cliente.
Por mi garganta se desliza un sorbo de ese café y dejo que su calor me llene, cierro los ojos y recuerdo...

"Vivía en una ciudad hermosa, con un mar hermoso, y una tranquilidad hermosa, eres feliz, todo lo que una niña pequeña puede llegar a serlo, hasta aquel octubre del 91 cuando todo se rompió, como cuando un vaso cae al suelo y se hace añicos.

Mi padre fue reclutado a la fuerza, las fuerzas serbias no tuvieron ningún tipo de piedad, era la limpieza racial, en la Europa moderna, esa misma Europa que miraba a otro lado, mientras mi madre y mis hermanas junto a miles de personas eramos desplazados.
De mi padre nunca mas supimos, ahora le imagino enterrado en algun bosque no muy lejano a mi querida Dubrovnik.
Mi madre desapareció una noche del campamento de refugiados, cuando los soldados hacian sus incursiones en busca de lo que ellos llamaban "tiempo de entretenimiento".
Luego leí todo lo que les hacian, interminables violaciones en grupo, tratadas como esclavas, encerradas de dia, para sacarlas de noche como si de perras en celo se trataran.

Lloré, lloré muchos días, hasta que se me secaron las lagrimas, hasta que el corazón se me seco y se convirtió en una dura piedra."

Bebo otro trago de café, mientras la gente pasa a mi lado y veo como me miran, algunos con reproche como si estuviera aquí por mi gusto, en su Europa moderna, el paraíso de la prosperidad, ¡ja! ellos cierran los ojos, como los cerraron cuando los francotiradores, jugaban al tiro al blanco con ancianos y niños, un punto de mira, y son Dios, eligen quien debe vivir quien debe morir, un ligero zumbido y la muerte viaja encorsetada en metal que viene de Estados Unidos, o de esta vuestra maldita Europa.

Alguien se acerca, le sonrío, establecemos un precio y vamos al hostal de siempre, la habitación huele a tabaco, le indico el baño para que se lave, mientras despacio me desnudo, el sale, establezco mis normas nada de besos en la boca, ni por detras, obligatorio  condón.

Se tumba y noto su peso sobre mi, mientras vacia sus prisas en mi piel, yo sueño con la arena caliente de mi playa, con volver a ser esa niña que corria por las calles, a las 7 de la tarde cuando mi padre volvía del trabajo. Sueño con volver alli donde mi hermana vive aún con mis abuelos.

Deja los 30 euros tirados sobre la unica mesa de la habitacíon, se viste y sin mirar atrás cierra la puerta.

Voy al lavabo, me lavo, me enjuago la boca y me miro al espejo, algunas arrugas cruzan ya mi cara, a pesar de ser tan joven, recompongo el carmín de mis labios, y guardo los 30 euros, esos que me van acercando a mi sueño, sueño con volver, y mientras me acerco a mi sueño mi corazon se endurece un poco más....

****

Hoy subia al trabajo alli bajo una esquina al lado de la puerta de los cine Acteón una hermosa chica de veintipocos años con rasgos yugoslavos, apuraba un trago de café, mi mira y la miró, y en sus pupilas leo esta historia ¿verídica? quien sabe puede ser...

lunes, septiembre 10, 2012

El álbum de cromos (historias de mi viejito)


Hacía calor.
A pesar de que el calendario corría raudo en la pista de Septiembre, el verano
se negaba a irse.

Sin embargo, las tormentas presagiaban que aquello eran los últimos coletazos
antes de que las hojas empezaran a vestirse de pardo.

Me coloqué la mochila, los cascos y salí.
Las calles de Madrid me abrían sus brazos una tarde más, con sus casas antiguas,
las ventanas abiertas como ojos, yo te miro tu me miras.

Subo por la calle santa isabel, esquivo las obras, y algún cubi de basura,
revuelto, son sintomas de cómo muerde la crisis a todo tipo de personas.

Intento parar la centrifugadora de mi cabeza y me dejo acariciar por una
ligera brisa que huele a lluvia.

Paso por el cine Doré, y sin querer me recuerda a la película 'Cinema
paradiso' recuerdos se agolpan en el baúl, lo golpean queriendo salir, pero
esta vez no lo logran.

LLego a la calle Atocha, ahora la gente cambia, hay mas extranjeros algunos
perdidos buscando el camino a la Plaza Mayor, otros con el plano en la
mano se orientan, señalan y sonrien quizás para sus adentros crean que son
una especie de Indiana Jones del asfalto.

Por fín bajo por la calle Carretas, y aunque no quiero al llegar a la Puerta
del Sol giro un poco a la derecha y me asomo al café.

La mesa sigue alli, hoy vacía, y por un instante fotogramas se proyectan en
un cine mental. Café, miradas y una sonrisa.

Justo en ese momento de mis cascos surge una canción...

"And how can you mend a broken heart?
How can you stop the rain from falling down?
How can you stop the sun from shining?
What makes the world go round?
How can you mend a this broken man?
How can a loser ever win?
Please help me mend my broken heart and let me live again."

Ligeramente mis ojos se mojan.

Vuelvo hacia el centro de la PUerta del Sol y me siento en una de las fuentes centrales.
No hay mucho espacio, pero extrañamente a mi lado hay un hueco vacio, que
yo siento que se ocupa.

Se ocupa, pero no hay nadie.
Y lo siento
Lo presiento.
Y él está alli, ha vuelto.

- Hola. - le digo.
- Hola, ¿cómo estas?
- Cuanto tiempo ¿verdad?, pero no te he olvidado, he pasado muchas veces por
aquí buscándote, pero no llegué a verte.
- Bueno, he estado muy ocupado, ya sabes, después de tanto tiempo, allí te
reencuentras con tanta gente que hacía tiempo no veía que no pude volver.
- Es lógico, ya sé que no puedo preguntarte nada, pero por lo que veo estás muy bien.
- Sí, realmente bien, me gustaría contarte pero... ¿y tú que tal?
- ¿Yo? bueno vivo, que a estas alturas no es poco.
- Algo sé, es un privilegio que tenemos, desde tan alto se ven tantas cosas..
  ¿quieres que te cuente una historia?
- Por supuesto, sabes que las amo.

... "cuando era pequeño, uno de nuestros sueños era rellenar un albúm con
los cromos de los futbolistas de aquella época, en la plaza del pueblo nos
reuníamos todos los críos los domingos e intercambiabamos cromos, "le te,
le te, no le, le te, no le..." Luego llegaba la negociación, yo te doy 2 por
este, no, me das al portero de Atletic de aviación y tres más.
Era una carrera por ver quien completaba el albúm antes, haciamos pequeñas
tareas para ganarnos unas perras y comprar los sobres.
Al final siempre había dos chicos que  completaban los albunes. Un año llegó
una chica al pueblo para pasar el verano y los chicos se enamoraron de ella. Hacían todo lo posible
por llamar su atención. Recuerdo cuando trajeron sus albunes completos, como
dos gallitos se pavoneaban enseñando las colecciones completas.
Cuando el verano acabó, la chica al despedirse dió un suave beso a uno de los
chicos, junto a un papel con su dirección.
El oro se quedó mirando y a pesar de que rabiaba, soltó. "soy fuerte, me da igual
seguiré hacia delante".

Unas semanas mñas tarde, le pregunté al chico cómo había conseguido que la
chica le besase, él me enseñó su album, en aquellas hojas faltaban cromos,
había huecos vacíos. Le miré a los ojos, no encontré ningún atisbo de arrepentimiento
de su boca cayeron unas palabras que nunca olvidaré:

"se que me ha roto la colección, sé que me nunca volveré a ternerla entera,
pero cuando vea estos huecos vacíos, siempre siempre me acordaré de ella y
de lo que me hizo sentir".

A veces la gente mirá su corazón, y aquellos huecos vacios lo rellenan con
otras historias o lo tapan, y se convencen de que es mejor sacudirse y seguir
adelante sin más. Otros dejan esos huecos vacios, cosen la herida lo mejor
posible para que no sangre más, pero cuando se miran el corazon y ven esos
agujeros recuerdan lo que sintieron.

Ahora he de dejarte, ya sabes alli arriba no nos dejan estar aquí por mucho tiempo.


Le abracé. Y de pronto el sitio que había a mi lado estaba vacío.
Miré mi corazón y vi aquellos huecos, pocos, alguno mas grande que otro.
El último aún sangraba, pero me alegré por que como me había dicho mi viejito
nunca lo taparia.

El cielo se cuajaba de estrellas, el verano terminaba y yo volvía a mi caja
de cerillas.

viernes, agosto 31, 2012

¿Jugamos a los médicos?

Estaba sentado.
Con las manos esposadas a la espalda de una silla desvencijada por el tiempo y el uso.
La sala era pequeña, una luz blanca y mortecina caía del fluorescente.
Él los miraba, ahora había uno que le gritaba, daba golpes a la mesa y a punto estaba de golpearlo, el otro fumaba en silencio.
Pero no eran los primeros que habían entrado, y quizás no serían los últimos.

Sobre la mesa, esparcidas unas fotografías, él las conocía muy bien, de hecho aunque no saliera en ellas,  era el artífice de lo que en esas fotos se veía.
Mientras los gritos se repetían -   ¿porqué?   ¿porqué?  ¿porqué?  -

-"Simple" - pensó. 
Todo empezó aquel día que su vecina entró a jugar con él, sus padres habían salido, ella se obstino en jugar a los médicos,
y no le quedó otra opción que hacerla caso.

La ató a la mesa e hizo de cirujano.

jueves, agosto 23, 2012

Árbol

Acabado.
Así se sentía, como si todo hubiera acabado. 

Como si alguien en su ventana hubiera colgado el cartel de 'The End'
Como si alguien hubiera cerrado la puerta con él dentro y hubiera tirado la llave por el sumidero.

Donde las sonrisas se encierran en cajas precintadas con silencios
Donde los besos están sellados.
Donde los abrazos se han disuelto como azucarillos en el café.
Donde las ilusiones se han marchitado como las margaritas en agosto.

Iba caminando bajo el sol de agosto.
Iba a un parque donde los árboles se mecen con el viento.
Iba con sus sueños atados al hilo de una cometa, por si, por fin pudiera echarlos a volar.

Y llegó.
Y vio.

Y vio aquel árbol, un árbol que lo llamaba.
Miró a un lado y a otro, suponiendo que no era a él a quien llamaba aquel árbol, más sólo estaba él.

Se acercó, como lo hace un pajarillo cuando le ofreces una miga de pan.
Despacio y con miedo.

- Hola.
- Hola, ¿ me has llamado a mi?
- Si, a ti,  ¿no eres tu ese chico que ibas mirando al suelo, dando pataditas a las piedras y arrastrando una cuerda?
- Si, soy yo
- ¿Y que llevas en esa cuerda?
- Una cometa
- ¿Una cometa?
- Si, he pegado mis sueños a ella pero no logro que vuele, no hay viento.
- Ummm  ¿viento? no hace falta viento para hacer volar los sueños
- Los míos si, tiene que ser un viento fuerte que logre levantarlos del suelo, algunas veces casi lo he conseguido pero siempre vuelve la cometa a caer a tierra.

De aquel árbol bajó una niña, me miró con sus ojos oscuros y su pelo cobrizo, cogió la cuerda y echó a correr entre risas.

Juro que no había nada de viento y sin embargo la cometa traqueteó, y se elevó al cielo azul. como nunca lo había hecho antes.

- ¿ves? no hace falta viento, sólo que lo desees.

El alzó la mirada, la cometa giraba y giraba  y de ella llovían sus sueños.

Abrió los ojos, estaba en su cama.
Todo había sido un sueño.

¿había sido un sueño?... por que sobre su almohada encontró las hojas de aquel árbol.

lunes, agosto 20, 2012

Puerto


Había recalado en otro puerto.

Donde las casas eran de un blanco nieve, sus calles pintadas de adoquines.
balcones que eran sonrisas en las fachadas.
Y sin embargo algo había.

Lo adoptaron como si fuera uno mas de ellos, con los brazos abiertos,
sin preguntas, y él por el breve instante de un parpadeo sintió que aquel
era su hogar... por fín.

Pero algo había.

Quizás lo había sólo en su cabeza, o en su interior, o provenía de algún lugar
lejano, de algún ancestro.
O quizás es que, simplemente algo estaba roto en él.

No supo ver las casas de blanco, ni los adoquines, ni la fragancia de los geranios
en los balcones. No supo ver los brazos abiertos, las sonrisas.
NO supo sentir la sensación de aquel puerto podía ser su hogar.

Y sin saber si hacía bien, caminó descalzo hasta su barco, en una noche oscura
enfiló la quilla hacia el mar y dejó que la marea lo llevara.

Mientras en su pequeña agenda escribía:

Soy como el tabaco que dulcemente se asipira pero te mata por dentro.
Soy como alcohol que emborracha y al final te destruye.
Soy como una canción nostálgica que oyes una y otra vez aunque te haga llorar.
Soy como esos tio-vivos de antaño, con sus caballitos y delfines, que montas
ries y giras.. y cuando bajas sólo te sientes mareado.
Soy como esas películas que nunca quieres que acabem auqnue sepas que tiene
su "The End" y cuando llega los ojos se anegan de lágrimas.
Soy como la droga que te lleva a un paraiso soñado pero al final te deja una
estocada a muerte
Soy como un oasis del desierto que cuando crees que llegas, desaparece.

Soy.. si es que acaso alguna vez fuí.

Y cerró su cuaderno, subió a proa y mientras el puerto desaparecia, lloró.

jueves, agosto 02, 2012

Fortaleza

Estoy ahí, levantado, de alguna forma imponente, o al menos así me siento.
Sé que mi estructura es lo más perfecta posible, y me siento orgulloso por ello.
Siento que nada puede detenerme. 

Por algo me han hecho así.
A base de corazones, y de reyes.
Con la suerte de los tréboles, con la fuerza de las picas.
Con la sensación de que aunque pase el tiempo, aquí seguiré.

De repente, una puerta se abre, entra una brisa revolotea sobre la mesa...

Y yo, un castillo de naipes, caigo y me derrumbo.

Al final no era tan fuerte.

lunes, julio 23, 2012

Una canción


Desenfundó.
En aquella esquina que olía a prisas, a indiferencia.
Desvistió su guitarra, acomodó la funda y soltó sobre ella unas monedas.
Suspiró cansado, pero al menos nadie tiene que decir lo que tengo que hacer o dejar de hacer, pensó.
Deslizó los dedos por las cuerdas y estas fueron despertando.

La gente empezó a pasar por grupos, como si abrieran las compuertas de una presa y salieran a raudales.
Oían pero no escuchaban.
Miraban pero no veían.

A veces caía alguna moneda. otras alguna chiquilla rebosante de hormonas coqueteaba con la mirada,  con la inocencia tan corta como su falda.

Mientras cantaba:

"Hay silencios que lo son todo, un torrente de palabras.
Hay silencios que lo dicen todo.
Hay silencios que valen mas que mil palabras, que con ellos uno se viste y se desnuda.
hay silencios esperados y deseados, por que no hace falta decir más.
Hay silencios luminosos y de colores...."

Levantó la vista y sus ojos se encontraron con una mirada dulce, limpia, su pelo teñido de rojo fuego danzaba sobre sus hombros, le sonrió al pasar, él equivocó una nota mientras ella se perdía en las escaleras metálicas y terminaba su canción:

A veces, sólo a veces un simple rayo de sol entre las nubes te ilumina la razón.
A veces, sólo a veces la lluvia empapándote, arrastra las penas y se las lleva.
A veces, sólo a veces una sonrisa se dibuja y lo cambia todo.
A veces, sólo a veces, una simple mirada te desnuda y te enamora.

Al día siguiente él vuelve a estar en la esquina.
Tintineos de monedas, sonrisas e indiferencia, y el día transcurre como el agua corre en busca del mar.
Un fulgor rojo, y la misma mirada se acerca, guiña un ojo y coje el micrófono.
Se da la vuelta

- ¿Te importa?
- No - respondes.

Ella te indica una melodía y tu guitarra obedece al baile de tus dedos, ya no ves a la gente pasar, por que tú tocas para ella y ella canta para ti.

Cuelga el micrófono, tras dos canciones,  sonríe te da las gracias y se despide.

No dices nada, pero te escuchas susurrar: " Hay silencios luminosos y de colores".

Al día siguiente estas allí de nuevo en tu rincón, de la misma parada de metro.
No aparece.
El día muere.
Y cuando empiezas a recoger, alguien se ofrece a ayudarte.

- Gracias por dejarme cantar, ¿puedo invitarte a una cerveza?

Madrid se envuelve en su pijama, la luna se mira en los charcos que dejan los camiones de la limpieza.

Hay dos sombras que deambulan por las calles estrechas del centro, hay música en sus palabras.

Cuando ella sube a tu casa, tú deslizas el tirante de su camiseta, tus dedos recorren su piel como lo hacen con las cuerdas de la guitarra.
Dibujas un pentagrama, y ella entona una melodía diferente.

Pasan los días, entre  canciones en el rincón de la estación, y bailes desnudos bajo  acordes de  caricias.

Y una tarde cuando él recoge su guitarra, ella le espera al pie de las escaleras mecánicas

- Me voy.
- ¿Te vas?.
- Si, es la hora.
- ¿Buscaras mis canciones?
- Debajo de la mesa, las que se desparramaron, en los peldaños de estas escaleras, en el balcón donde tendimos los sueños. ¿ No miraras las faldas de las chicas?
- No, sólo buscare las canciones.
- Espero que las encuentres
- Yo tambien.
- Te quiero.
- Y yo. 
- Cuidate.
- Cuidate tu tambien. ¿Nos veremos?
- Si, sabes que si, cuando encuentres el acorde apropiado en tu guitarra.

viernes, julio 13, 2012

La guerra


El sol caía a plomo.
Mudo testigo de lo que en breve presenciaría.

Sudaba.
En aquel hueco al que llamaba trinchera, mi miedo y yo. ¿quien, a pesar de todo, no tendría miedo?
Mi madre diría que soy un niño, pero  ya no lo soy.
Alguien me contó que hasta los valientes tienen miedo.

Me asomo, intentando que no me vean, sobre el campo la hierba crece, a pesar del calor, a pesar de la batalla.
Hay un silencio,  el silencio que precede a la guerra.

Me sudan las manos, me aferro a mi arma, "He de salir, he de salir" me digo, pero mis piernas no responden.

Oigo sus gritos, vienen a por mi, y sin pensarlo salto de mi agujero apunto mi arma y disparo.

Un chorro de agua sale de mi escopeta Black.950, e impacta en la camiseta de mi hermano, pero mi primo
no tiene ninguna compasión y siento como me moja la cabeza.

Mi madre grita: "Vamos niños dejad de jugar  y a merendar..."

Pero yo ya no soy un niño.

martes, julio 10, 2012


Yacían en el suelo las fotos de aquel viaje.
Con su castillo y el verde de su jardín.

Sobre la mesa, desparramadas, las notas que había ido dejando formaban un puzzle de sentimientos.
Crepitaba una vela y las sombras reflejadas en la pared bailaban una bachata.

No había otra luz en la habitación y del equipo de música un violín y un piano respiraban música.

La puerta estaba abierta, nadie quedaba ya , sólo el aroma que dejó en el aire su perfume.

jueves, julio 05, 2012

Sin título

Las lágrimas caen por la mejilla como el arado crea surcos en la tierra. 
Una mano negra y fría aprieta su corazón hasta hacerlo tan chiquito como una habichuela. 
Sus sueños, sus ilusiones yacen desparramadas por el frío suelo de su caja de cerillas. 


Siente que atrás quedaban los castillos de naipes que había intentado construir, y que el simple soplo de la puerta al cerrarse los ha derribado. 
 Le ahoga el silencio. 


Y las letras que él tanto amaba se haban convertido en afiladas dagas que penetran profundo como un hacha en la mantequilla. 
Quizás nunca aprendió a querer cuando alguien dice te quiero, quizás nunca le enseñaron. 
 Pero siempre quiso, siempre sintió y siempre amó. 


 Algo se muere en el alma.. dice la canción. 


 Abre su arcón, donde tiene los recuerdos, los besos, las caricias, donde tiene las nubes de verano, la espuma de olas de mar, el frió y el humo y unas setas, el olor a especias, a la sonrisa pintada en rostros morenos,a la nieve y a vino caliente, a oriente y a occidente. 
Y sus dedos los rozan suavemente como haría una madre a su bebe. 
 Entorna el arcón pero no lo cierra, sabe que los recuerdos saldrán a danzar una y otra vez, una y otra vez. Las lágrimas caen por su mejilla y la luz se va apagando poco a poco en un fade out

lunes, julio 02, 2012

Emails

Levantó la tapa de su portátil, abrió la bandeja de correo y allí estaba el símbolo de correo nuevo.
Movió el ratón, puso el puntero sobre el icono e hizo click.
Mientras leía  aquella colección de palabras, en su rostro se dibujaba una sonrisa.

Hizo click en el botón de responder, y empezó a escribir.
Sus dedos bailaban sobre el teclado, igual que lo hacía su corazón en el pecho.

Cuando terminó guardó el correo en una carpeta de su ordenador, cogió el teléfono y llamó a su amigo.

- Me ha escrito de nuevo, estoy como loca, le he dicho que tenemos que quedar le he invitado a venir... aunque me dice que aún es pronto, que ya nos veremos.
- Pero si ni siquiera le conoces, hace nada que has empezado a escribirte con él, y no creo, sinceramente, que ahora debas, ya sabes... hace tan poco tiempo que pasó
- Lo sé, pero él parece tan dulce, tan sensible, y ha llegado en el momento justo, necesitaba algo así.
- ¿estas segura? no quiero que pienses que trato de desilusionarte pero...
- déjalo, no sigas, ya sé que te preocupas por mi, pero me siento feliz de nuevo
- Como tú quieras, aunque creo que deberíamos hablar.
- Vente, te enseñaré sus correos.

Aquella tarde, ella rebosa de alegría mientras le lee los correos, se entusiasma con cada palabra con cada frase, su amigo calla y asiente.

- ¿quieres que prepara algo para cenar? - le dice.
- Bueno, mientras ¿puedo leer los correos?
- Si claro, ya verás  ¡ qué encanto es!

Mientras ella se va a la cocina, él trastea con el ordenador, busca en el servidor de correos,  apunta una IP, chequea otra dirección, y al final sus sospechas son ciertas, los correos llegan desde el mismo portátil.

Ella entra con la cena, él sonríe.

- Si, si que parece un encanto. - Le dice aunque él sabe es ella misma la que se escribe.

lunes, junio 18, 2012

El hombre


Sobre aquel pueblo la crisis había caído como un manto de nieve, cubriéndolo todo, dejando tras de si un poso de tristeza en aquellos habitantes que aún no habían emigrado.
Lentamente la desesperación, se filtro en el adobe de las casas, en la mirada de la gente, mientras el pueblo poco a poco agonizaba.
La primera mañana del primer día de Diciembre amaneció con una niebla densa como un puré de guisantes, cuando al final los rayos del sol lograron entrar, una figura llegó al pueblo.

Se acercó a la plaza y preguntó si alguien alquilaba alguna habitación. No hubo respuesta, le miraron con el temor con el que se miran las cosas nuevas, aquello que rompe la rutina.

- "Quizás Laura pueda alquilarte una habitación, ahora que se ha quedado...".

No terminó la frase, las miradas se clavaron en él como cuchillas.

- ¿Alguien me puede indicar cual es su casa?

Sin mediar palabra le indicaron el camino. Subió por la calle empedrada, el pueblo ascendía por una suave ladera que daba al mar, un pequeño puerto pesquero, una plaza central con su bar, y varias calles pintadas de blanco.

Llegó a casa de Laura, por el camino pocos le saludaron, a pesar de que ninguno apartó la vista.
Laura era una bella mujer que rondaría los treinta y tantos, sus ojos estaban enrojecidos, sin duda había estado llorando.
Se le quedó mirando sorprendida mientras él le solicitaba el alojamiento.

-"Seguramente en otro momento no le alquilaría la habitación, pero tal como están las cosas necesito el dinero."

Acordaron la cantidad, él pagó un mes por adelantado y dejó sus pertenencias en la habitación antes de volver a salir.

Cruzó el pueblo, bajó al puerto, el se bañaba en las aguas, mientras los barcos se recogían entre las sábanas del puerto y los pescadores descargaban la pesca
del día. Se acercó a uno de ellos.

- ¿Qué tal ha ido?
- Mal, fui al caladero del norte donde se supone que en estas fechas debería haber gran pesca, y vuelvo casi de vacío.
- Vaya lo siento, y ¿por que no prueba otro lugar?
- Tal como están los precios he de ir a lo seguro, no puedo aventurarme a volver de vacío de nuevo.
- Me gustaría acompañarle, puedo pagarle por el viaje y echarle una mano en que lo que me diga.

El pescador se lo pensó, una mano más y gratis le vendría bien.
Aceptó y quedaron al amanecer.

Pasea distraído de vuelta a su habitación, cuando casi se tropieza con un pequeño que malhumorado iba dando patadas a una lata.

- ¡ Ey !  muchacho, al menos podías disculparte.
- Déjeme tranquilo.

El hombre cogió al muchacho por el hombro.

- Ven camina un rato conmigo, soy nuevo aquí y podría perderme  así si quieres puedes contarme que te pasa.
- Bueno, la verdad,  es que... he llegado a casa llevaba una nota del profesor, y mis padres me han regañado, dicen que no sirvo para nada, que la escuela
  es una pérdida de tiempo, que debería ayudar a mi padre con la cosecha y aprender un oficio, pero a mi me gustan los libros, a veces hay cosas que no
  entiendo, pero  pongo todo mi interés.

Llegaron a un pequeño jardín, se sentaron en la hierba.

- Mira si tienes un sueño no permitas que nadie diga que eres incapaz de hacerlo, ni siquiera tus padres Si tienes un sueño debes llevarlo a cabo, si quieres algo esfuérzate en conseguirlo, ve a por ello con todas tus fuerzas,  ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos, y en la medida en lo que puedas ayuda también a tus padres, ellos nunca dejaran de hacerlo por ti.  NO olvides nunca en que tú eres tu
propia fuerza.

El chico lo miraba con los ojos abiertos, sonreía. De pronto se echó a correr.

- ¿Dónde vas? - le dijo el hombre.
- Voy a echar una mano a mi madre con la cena, luego me pondré a estudiar, y esta noche empezaré a atrapar todos mis sueños.

El hombre sonrió, se metió las manos en los bolsillos y mientras el cielo encendía sus luces fue caminando hasta la casa de Laura.
Cuando llegó, olía a estofado, orégano y tomillo, sobre la mesa un pequeño mantel dos platos y dos vasos.

- Buenas noches, ¿llego tarde?
- No, no, pase, tampoco yo le dije la hora de cenar.
- Gracias eres muy amable, pero no quería ser más carga, sólo con un sitio donde dormir me vale.
- NO se preocupe, ademas hace tiempo que no cocino para nadie y ....

Se echó a llorar, desconsoladamente como sólo se hace cuando en el pecho sientes el corazón roto.
El hombre se acercó la abrazó  y la acercó hasta la mesa, apartó la silla y Laura se sentó. Sollozaba.

- Déjame que sea yo quien termine de poner la cena ¿vale? y si quieres podrías contarme lo que te pasa, a veces hablar con un desconocido ayuda
a decir cosas que a nadie más contarías.
- Yo... es difícil, pero podría decir que  me enamoré y mi vida empezó cuando él me beso, me sentí morir cuando el me abandonó y gocé de la vida el tiempo
que creí que me amaba, a pesar de las cosas que dijo a pesar de las cosas que me hizo, llegué a sentir que no era nadie.
- Pero Laura eres una mujer hermosa, fuerte por lo que has tenido que vivir,  pasar por lo que has tenido que pasar es duro, a veces las cicatrices que deja
se curan tan despacio que parece que nunca llegaran a dejar de sangrar, pero la vida cose los retales del corazón y este poco a poco vuelve a latir.

Él tomo sus manos, la miró a los ojos, marrones como las hojas del otoño.

- No dejes de sonreír, no merece la pena que alguien que no supo valorar tu belleza te haga sufrir. Venga voy a poner la cena en mi mochila creo que llevo una botella de buen vino.

Cenaron, bebieron e incluso el hombre bailo con ella, cuando al final de la noche ella acercó sus labios a los de él, él se deslizo en sus brazos, la abrazó y le susurró al oído:

- Yo no soy el hombre para quien debes guardar tus besos, pronto vendrá una persona, llamará a tu puerta y dirá tu nombre, te preguntará si hay una casita libre,tu sonreirás, el se sonrojará. Entonces sabrás que todos los besos que tienes guardados son para él.

Durmió poco, con las primeras luces del alba llegó al puerto. Allí le esperaba el pescador.

- ¿Preparado para un día duro?
- ¿Preparado para pescar como nunca había imaginado?

Los dos rieron, soltaron amarras y entraron a la mar, como un bebe se recoge en los brazos de su madre.

- ¿Vamos a los caladeros? - preguntó el hombre.
- Si allá vamos.
- Dígame y si no fuera así  ¿donde cree que podría estar la pesca?
- Siempre he pensado que tras la barrera del buque hundido habría buena pesca, pero allí las aguas son traicioneras y el riesgo es alto, podríamos
volver de vacío y perder una jornada.
- Y si le dijera que por una vez se deje de llevar por la intuición, que deje de hacer lo que hacen todos, que rompa las normas, que se arriesgue.
- El riesgo es demasiado alto,en el caladero están los demás barcos, no correriamos peligros y más vale una pequeña pesca que nada.
- Pero la vida es de quien arriesga ¿no?

Sin más el pescador giró su timón, reía a carcajadas cuando su barco enfiló hacia la barrera del buque hundido.

- Creo que se siente bien.
- Si me siento bien, siento que me dejo llevar, que realmente soy yo.

Soltaron las redes, compartieron sobre la borda la comida que llevaba el pescador, hablaron de la vida, de lo duro que se había vuelto vivir, de como
se había perdido el disfrute de las pequeñas cosas sustituyéndolas por el tener y cuanto mas mejor aunque no sirva de nada.

Llegó la tan temida hora y cuando empezaron a subir las redes el barco casi se escora del peso, estaban llenas.

- Ha sido la mejor pesca de mi vida, pero lo mejor ha sido descubrir que ya no tengo miedo a ser yo.

Llegaron a puerto y por más que el pescador quiso llevar al hombre a la taberna y celebrar el día, este rehusó.

- He de irme pero nos volveremos a ver.
- Gracias, gracias por todo no sé como podría pagarle.
- Ya lo ha hecho compartiendo el día conmigo.

De vuelta a casa de Laura, en la plaza estaba reunido casi todos los habitantes del pueblo.
El alcalde hablaba de la crisis, de que la gente se iba a la ciudad en busca de trabajo y que si no hacían algo el pueblo terminaría muriendo.
Un gran murmullo  se levantó entre la gente, unos decían que ya no había solución, otros que no podrían hacer nada, la resignación había
calado hasta los huesos de aquella gente.
El hombre se adelantó y pidió permiso al alcalde.

- No me conocen, quizás piensen que es un atrevimiento por mi parte dar consejos, pero tengo el privilegio de poder verlo desde fuera, sé
que las posibilidades del pueblo se han mermado, pero tienen dos potenciales, el paisaje natural donde se hayan y el grupo humano.

- ¿ Y con eso que podemos hacer? déjese de palabrería- gritó alguien entre la gente.
- Sencillo he visto que a las afueras hay varias casas abandonadas, podríais arreglarlas y crear un centro de casas rurales. Creo que Laura
es una persona muy apropiada para llevarlo adelante, además dará trabajo, entre mantenimiento, personal para ocio...

- ¿Y de donde vamos a sacar el dinero para montarlo?
- Creo que no hará falta, cada uno sabe hacer algo o tiene un oficio, algunos son carpinteros, otros fontaneros,  la comida puede salir de lo que cosecháis,
asi sucesivamente

La gente se fue animando, el alcalde intentó apaciguar los ánimos.

- Me parece una buena idea, aunar nuestros esfuerzos y crear algo que sea del pueblo, y beneficie al pueblo.

Todos se fueron contentos e ilusionados.

El hombre caminaba junto a Laura.

- ¿Quién eres, que eres realmente? El pueblo se moría, yo me moría y no sé como ni por qué pero has traído esperanza e ilusión, has hecho que todos
volvamos a creer en nosotros mismos.
- No soy mas que un caminante, que dice lo que todos sabéis pero no os atrevéis a escuchar, vivir con miedo es morir, dar un paso adelante aterra, salir
de lo conocido, descubrir algo nuevo y arriesgarse es para muchos algo que no está en su forma de ser, sólo se necesita un pequeño empujón, como
para ver un paisaje desde una ventana a veces hay que correr la cortina que lo tapa, yo sólo he movido un poco vuestra cortina.

A la mañana siguiente el pueblo amaneció con una niebla densa como un puré de guisantes, sobre la mesa de la habitación del hombre una carta.
En la carta unas letras.
En las letras unos sentimientos.

Nunca más volvieron a verle, el pueblo construyó unas cabañas y creo un centro rural.
El pescador dejó de seguir los caladeros conocidos y solo navegaba allá donde le llevará su instinto.
El pequeño ayudó a su padre con la cosecha y en el tiempo libre atrapaba sus sueños para convertirlos en realidad.

Pasados unos meses, alguien llegó al centro de las casas rurales, llamó a la puerta y Laura abrió.

- Hola,me llamo Carlos,  imagino que usted es Laura, me han comentado que hay alguna choza libre, vengo de vacaciones y querria alquilarla.
Laura sonrió acordándose de las palabras de aquel hombre.
Carlos se ruborizó cuando vio a Laura sonreir.

Carlos nunca abandonó el pueblo.

viernes, junio 08, 2012

Estrellas


Cogí la mano del pequeño, me miró y sonrió dulcemente.
Salimos al parque, donde las luces de la ciudad no molestaban tanto para ver el cielo estrellado de una noche de verano.

- ¡Cómo brillan! - me dice.
- Si, es algo que impresiona ¿verdad?
- Son muchas, pero  ¿porqué brillan?, ¿por que algunas desaparecen de pronto?

Por un momento pensé en hablarle de que la enorme presión y la gran temperatura que existe en el interior de las estrellas hacen que el helio se fusione, esa gran cantidad de energía se libera y se emite la luz que tarda años y años en llegar... pero cómo decírselo a un pequeño que te mira con esos ojos, asi que opté por una explicación más sencilla, mas dulce.

En el universo hay tantas estrellas como seres humanos en la tierra, cada uno tenemos una estrella, somos una estrella, brillan tanto como podemos brillar en nuestra vida. Cuando no ves una estrella es que ha bajado a la tierra para estar con nosotros, la estrella se convierte en persona nos acompaña, es como si subiese a nuestro tren  y está allí, y nos ilumina y nos hace felices, hasta que un día decide bajarse, decide volver a ser estrella y es cuando la vuelves a ver brillar.

- Pero y que pasa si la estrella se va y luego yo quiero que  vuelva,  que se vuelva a subir al tren conmigo.
- Sólo tienes que desearlo, pensarlo y soñarlo,  entonces, a veces, la estrella vuelve a bajar a la tierra, otras no regresa, pero la verás brillar con más fuerza, por que sabe que tú estas pensando en ella.

Nos quedamos callados mirando las estrellas, y por un momento pensé que todo aquello que le había contado era la verdad, que a veces una estrella se sube a nuestro tren, que a veces en alguna estación se baja para volver a brillar, y que bastará con pensar en ella con soñar con ella, para que brille con más fuerza.