jueves, marzo 30, 2023

Mamá

 Es difícil ponerse bajo la piel de otra persona y más aún si esta es tu madre, voy a intentar pensar que se te pasaba por la cabeza, qué sentías, qué te llevó a ser la madre que fuiste.

Te imagino en aquellos malditos tiempos  de guerra y post guerra, en una familia de 13 hijos, algunos murieron en el camino, una familia obrera y pobre, una familia vasca donde tu madre, mi abuela a la cual no conocí, pero solo por sus fotos daba miedo, reinaba en casa, imagino con mano de hierro, en el matriarcado vasco, la mujer es dura como el hierro, el marido... bastante tiene con huir al txoko.

Tuviste que trabajar desde bien pequeña. eso moldearía tu carácter, tu maldad soterrada, quizás viniera heredada de tus ancestros, ¿quién sabe? meter ratones en los bolsillos de las compañeras de trabajo, o maltratar a los gatos... puede que ese fuera el principio.

Te imagino con esa belleza deslumbrante que tenias, una mujer bellísima, en los bailes siendo la acaparadorade todos,  hasta que... hasta que  viste a aquel chaval con aires pijos, de buena familia y acento andaluz, ¿te gustó, te enamoraste, o simplemente viste tu billete a una vida mejor, lejos de aquella pobreza y aquel Bilbao triste y oscuro?

Luego cuando recalaste en Madrid, y como dice el dicho "no es oro todo lo que reluce",  aquello no debió ser como esperabas, la familia de él, su padre presencia sobrada y omnipotente, que con su sombra todo lo abarcaba a una familia también numerosa cuyos hermanos, los varones,  tenían sus propias luchas, tu cuñada y su marido, quien a la postre llegó a ser el más listo de todos.

¿que pasó cuando casi yendo al altar ya estabas embarazada? ¿Qué pasó cuando al final de rebote, caíste a un piso de 50m2?  Qué debiste pensar de tus sueños con un niño de bien, cuando al final fue un hombre más con sus miedos, sus traumas y su lucha interna.

Tengo de ti, mamá, algunos recuerdos agradables, cuando nos llevabas al hoy desaparecido cine Imperial a ver las películas de Disney, cuando en tus buenos momentos eras un ser amoroso y nos hacias reir, e igual que pasa al final del verano cuando el sol es rápidamente tapado por las nubes y llega la tormenta... llegaba tu lado oscuro, ese que te transformaba en otra persona, la de la mirada de acero y de odio, la de tener que salir corriendo para que no nos metieras una de tus, ahora dices que nunca existieron, palizas ya fuera con la zapatilla, o con el palo de la escoba.

Recuerdo aquellas tardes, a la vuelta del colegio, oscuras, en aquel salón que también fue mi dormitorio, tú planchando y la radio escupiendo los pitidos de la señal horaria "... pi pi pi piiiiii,  son las 6 de la tarde aquí radio intercontinental Madrid..."

Recuerdo aquellos días donde como si fueran festivos a papa se le ocurría la idea de tomar el aperitivo en un bar al lado de casa, todos bajábamos con la ilusión de ver algo de felicidad, tú sonreías, papá se creía el rey del mundo, y de pronto esa nube en tus ojos, la misma que presagiaba que te estabas "convirtiendo", "quiero una ración de tortilla" pedias, papá que, no sabemos porque siempre calculaba hasta la ultima peseta, resoplaba, y tú venga dándole donde más duele "quiero la ración, quiero la ración" hasta que, quizás por no oírte, él cedía, y cuando llegaba la famosa ración de tortilla.. la apartabas, ¿es que habías triunfado sobre él, y ya no te interesaba el premio? y entonces soltabas "yo no la quiero la he pedido por vosotros"  y toda la ilusión y el momento desaparecían en un agujero negro e insondable.

Recuerdo tus buenos momentos, tus historias que nos contabas, ¿serian reales? no recuerdo besos ni abrazos, y si reproches y comparaciones, ¿has visto lo listo que es tu primo? ¿has visto las notas que ha sacado el vecino? ¿has visto el trabajo que le han dado?... quizás todo esto te deja una marca invisible, grabada a fuego en el alma, en el corazón, y en la memoria.

Recuerdo con arrepentimiento, aquel día del demonio, como si estuviera allí de pie, en una de vuestras discusiones, papá sentado en el sofá con un ataque de ansiedad o de taquicardia, tú en el dormitorio de mi hermana, gritando posesa por aquello que se adueñaba de ti, yo me acerque a intentar calmarte y me agarraste clavándome las uñas, gritando, mientras sentía que el aliento de papá se iba a pagando y entonces mi mano cobró vida, llena de aquellos recuerdos de las miradas de odio, de los gritos sin saber porque, de las palizas a mis hermanas, y se alzó y descargó, como nunca había hecho, un bofetón en tu cara, me miraste sorprendía, con el azul frio de tus ojos, parecía que decían "¿has sido capaz?"
ese golpe te trajo a la realidad, luego llego el samur, la policía, gritos por que creías que te queríamos encerrar...

Mi hermana, la pequeña se quedó en casa, la mayor voló la primera, y yo en dos actos, uno a casa de los tios, empujado por la obra en casa, o simplemente un acto de supervivencia-cobardia por mi parte, luego cuando ya me fui a vivir por mi cuenta, y aquella hermana pequeña, que seguramente no cuenta todo lo que fue aquello  vivó tu infierno,  tu maltrato, tus golpes e imagino que también tus buenos momentos.

Luego murió papá, y te fuiste, ahora dices que quisimos nosotros, pero te fuiste por que allí en Torrevieja estaba tu hermana, y el destino quiso que una bella persona se enamorara de ti, y que la vida te diera otra oportunidad, quiero pensar que en estos años has sido feliz, y ahora entiendo que "tu enfermedad" es ser bipolar, y aún la sufres.
Ya a tus años vives en una vida paralela, aquella que tu mente ha escondido haciéndote creer que nunca existió y otra que es la que te creas, y la verdad es que no me importa, no me importa que creas que nunca nos pegaste, que nunca valoraste ni nuestros estudios ni nuestros triunfos, si los hubo, que hiciste feliz a papá, que tú no tuviste culpa de nada...

Sencillamente tenias un maldad calada en tus huesos, no se de donde, pero que una persona llegue a decirle a la mujer de su hijo "cuidado con la profesora que seguro quiere a mi hijo" o que teniendo a tu nieto en brazos y dándome la matraca con que tiene hambre le pellizcaras para que llorara y así poder decirme "ves como tiene hambre"... 

Es tu lado oscuro.

Quizás por eso, aunque nunca he dejado de quererte, no me sale llamarte, no me sale acercarme, ni ir a verte más a menudo, desde pequeño no he sentido amor ni de ti ni de papa, y eso lo he pagado en mi vida y muy caro, por que quizás no haya aprendido a amar, y cuando he empezado a sentirlo me ha dado tanto miedo de que no fuera real o que me destrozaran una vez más, que me encerraba en mi mundo, haciendo con ello daño a los demás.

Te quiero mamá, a pesar de todo, pero es cierto que hay una parte de mi tan congelada, quizás tan muerta,  que no es el amor que un hijo debería tener por su madre.

A mi madre, con sus luces y sus sombras... siempre serás mi madre.

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