Caía la tarde sobre Madrid, el sol lanzaba sus destellos ya lejanos de
aquel calor de Agosto, sus rayos mecidos con la brisa de Septiembre
anunciaban el parto venidero del otoño.
Todo había empezado unos
días antes, con una charla en un foro, hasta que ella se lanzó y le
preguntó "¿Te apetece un cambio de planes?, quedemos hoy sin más sin
pensar".
Y él, cambio de planes, allí estaba en la puerta de aquel pub
esperando a alguien del que sólo tenía unas fotos y unas líneas
escritas en una pantalla en blanco.
No era la primera vez que
tenía una cita a ciegas, pero nunca terminaba a acostumbrarse a ese
"miedo escénico" a no poder dominar la situación, a estar a merced del
destino.
Ella llegó, y con ella, un brillo en sus ojos, una sonrisa pintada de ligero carmín.
Era tal como estaba impresa en aquel papel fotográfico.
La
tarde transcurrió entre palabras y sonrisas, entre un deseo de
besarla que colgaba como un trapecista sin red que salta gira y en el
último momento se aferra al trapecio.
Castillos en el aire.
Cuando la noche cubrió las aceras del color amarillento de las farolas, en aquel soportal ella se acerca y le susurra:
"Que haras, que haras a partir de hoy si hay un cambio de planes"
PD: Leelo oyendo CAMBIO DE PLANES
No hay comentarios:
Publicar un comentario