sábado, noviembre 07, 2015

Cuento por telefono 6 - El robo

Suena el teléfono.

- Hola, quiero hablar contigo, necesito hablar contigo, ¿te importa?
- No, para nada sabes que estoy aqui siempre, cuentame...
- He salido por Madrid, como me dijiste, me puse mis cascos, y salí, bajo un cielo azul, bajo una tarde que se pintaba de Mayo en Noviembre, en las calles de Madrid, las mismas calles que crepitaban de gente, como ávidas por capturar un rayo de sol, y cuanta más gente había, más sola me sentía. Hace tiempo que empiezo a odiar los sábados por que me recuerdan cada vez más lo sola que estoy.
Uff vaya rollo te he soltado...
- No, no es ningún rollo, es lo que sientes, es como te sientes, ¿quieres  oir un cuento?
- Si claro.. quiero
- " Dormia. Sabiendo que en esos momentos estaba en un  mundo donde todo era diferente, un mundo que no era su mundo porque al final nunca pertenecía a el.
Oyó un crujido, No un crujido de un cristal que se rompe, pero si de algo que se había roto, que se había perdido. Se levantó, miró alrededor, pero no faltaba nada, en su pequeña caja de cerillas todo permacía en su sitio, tal y como estaba antes de dormir, pero él sabia que algo habia desaparecido, que alguien había entrado y se lo había llevado, sin embargo no sabía el qué.
Unos días más tarde se puso a escribir  y cuando quiso dibujar dos palabras en aquel block le fué imposible, volvió a intentarlo y a pesar de que el bolígrafo trazaba el dibujo de aquellas dos palabras, estas no aparecían escritas. Abrio la boca y cuando intentó pronunciarlas solo oyó el aire que salia de su boca.
 Fue cuando supo lo que le habían robado.
Volcó sus cajones, miró debajo de la cama, entre las sábanas, sacó las viejas cartas y cuando creía que lo iba a encontrar solo encontraba un espacio en blanco.
Salió a la calle e intentó encontrarlas entre los asientos de un autobus de color verde que volvía a la ciudad en amaneceres fríos pensando que quizas se hubieran quedado en un hombro donde apoyaba la cabeza en aquellos viajes que nunca debian acabar.
Se sentó en unas sillas metálicas de aquel cine de verano por si aparecían... sin saber que aquel verano ya había pasado.
Fue a una plaza, y espero en un banco a que aparecieran en en unas trenzas que le buscaban a él mientras leía un libro a la hora de comer.
Las buscó flotando entre canales de una ciudad hermosa en un invierno de frio, bajo aquellas luces rojas de escaparates prohibidos. entre setas y risas interminables.
Las buscó en una playa desierta ya de sus ocupantes de verano, en paseos descalzos en caminatas que se antojaban sin fin pero que siempre acababan antes de que quisiera, y por mas que buscaba en la arena mas se enterraban.
En una estación de tren a que cayeran al anden.
Intentó encontrarlas en un dia entre semana, siempre el mismo, siempre con la misma magia, siempre esperando que ayer fuera hoy y que mañana fuera hoy,  con la certeza de encontrarlas en la almohada.

Y cada vez como la canción se echaba a caminar, porque "es mejor caminar que parar y echarse a temblar".

Hasta que una noche, con el cuerpo cansado de tanto caminar, se fue a la ducha,  aquella ducha de agua calente, casi hirviendo que llenaba de niebla su pequeño cuarto de baño,  y cuando salíó e intento ver su reflejo en un espejo lleno del vaho  pudo ver que se dibujaba lo que tanto había buscado.

 Alli estaba, goteando, como si de lagrimas se tratase escrito, "Te quiero".

Y puso el dedo en el espejo y escribo no uno sino cientos de te quieros mientras los susurraba uno tras otro, uno tras otro."

Quizás debas escribir en tu espejo un"te quiero", quizás cuando te quieras podras decir te quiero.

- Es...
- Es un cuento, simplemente un cuento, no dejes de caminar, pero cuando lo hagas, hazlo para encontrar el camino que te está esperando,  por que hay muchos que caminan sin saber que lo que haces es huir.
- Gracias.. siempre acabas por sorprenderme
- No, eres tú quien debes sorprenderte de la capacidad que tienes para sorprenderte, yo sólo soy un cuenta cuentos por teléfono.
- Adios mi cuenta cuentos.
- Adios,  hasta la próxima.

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