martes, marzo 12, 2013

Náufrago


Su vida podría contarse por sus fracasos, tantos, que tenía la sensación de estar subiéndose a un tio-vivo dando vueltas y vueltas para pararse exactamente en el mismo punto donde subió, esperar y volverse a subir.

Sin saber como, se encontraba en una pequeña isla, cual naufrago,  con lo suficiente para seguir viviendo, con la carencia de lo más importante para vivir.

A veces llegan hasta su pequeña isla otros náufragos, siempre de uno en uno, siempre a la espera de ser rescatados.

Él ayuda en lo que puede a crear la balsa que le sacara de allí, tarde lo que tarde, sin esperar nada a cambio. Y mientras aquella balsa se construye, sus vidas se entrelazan como los hilos de dos marionetas que se cruzan, que bailan, que se separan.

Y hay mañanas que él se levanta y en la isla ya no queda nadie, la balsa ha partido, el otro náufrago se ha marchado, deshaciendo los nudos que pudieron haber en los hilos de las marionetas.

Otras, las menos, también intentan salvarle a él, pero ya se ha acostumbrado tanto a su isla, que le da miedo volver a la civilización, al caos. Y cuando desde su playa ve como se pierden en el horizonte, una lágrima surca el desierto de su mejilla.


Hasta que un día decida lanzarse al agua y nadar, nadar, nadar hasta donde le alcancen las fuerzas.

2 comentarios:

Marisa Garrido dijo...



Anuncio en el Periodico del Domingo :

"Se precisa Naufrago que cuente tantas historias como granos de arena hay en una playa desierta" ;) Se necesitan referencias, experencia de 5 años de naufrago en alguna isla desierta, imprencindible tener un nivel alto de inglés y dominio de ofimática ;)

El otro día hablaba de lo fácil que es vivir en el circulo de confort, y es una realidad de cualquier persona no solamente del naufrago ;)

Anónimo dijo...

A veces los naúfragos son los que te echan de su isla, porque no quieren o no se atreven a vivir la aventura que es compartir tu existencia y tu espacio con otra persona.
Lo del círculo de confort es muy cierto Marisa.
Un beso