jueves, diciembre 11, 2008

Es tiempo

Amanecía.
En algunas casas las luces prendian tras los cristales, y el color rojo de las flores de pascua despertaban de su letargo.

Su cristal se empañaba con el vaho de su aliento. Dibujó un pequeño sol, y recordó cuanto echaba de menos el verano.

Navidad. Otro año más.

Miró a su alrededor, había decorado un poco la habitación, unos angelitos colgando de una lámpara de cáñamo, y unas luces de la tienda del chino.

Sintió frío. Encendió la cafetera y dejó que su aroma lo inundara todo, aquel olor le trajo recuerdos de otros tiempos. Donde las risas, los abrazos y los besos habían dibujado una navidad diferente, llena de figuras de un belén gigante sobre el adoquinado de una ciudad antigua.
Un invierno que duró lo que tardó en llegar la primavera, pero esta, aquella vez, traía la esperanza de un futuro.

Y ahora todo aquello le parecía tan lejano.

Decidió darse una ducha caliente, dejó caer el agua sobre su piel, mientras sus manos le iban recorriendo, cerró los ojos y añoró aquellos abrazos, aquel suave roce de unos labios sobre los suyos, preludio de una pasión contenida durante tiempo, ejerció una leve presión sobre su sexo, deseando que evocara el peso de su cuerpo sobre el suyo, cuando él descendia lentamente recorriendo con la boca su cuello, aquellos mordiscos en el lobulo de su oreja que tanto le gustaban, las risas entremezcladas con las caricias, sentir la proximidad de su boca sobre su sexo y como él retrasaba ese momento. para que luego ella rodeara con sus piernas su cintura, abriéndole el camino, arqueando su cintura, mientrás él, se deslizaba dentro de ella, mordiendo sus labios, en un baile frénetico ... y luego, apoyar la cabeza sobre su hombro sentirse acompañada en un abrazo que la llevaba a un sueño donde mañana sería un día distinto, donde no habría monotonía, donde alguien la esperaría, ya sea en un café, en un sms, o tras la puerta de su casa.

Cerró el grifo de la ducha mientras de sus ojos se desprendian unas lágrimas, volvió a sentir el frío de aquel invierno, pero ahora venía acompañado de otro frío, el que te cala hasta el alma, el frío de la soledad.

Decidió que aquella víspera de nochebuena no la pasaria sola, no estaba acostumbrada a ligar al primero que se le pusiese a tiro, pero aquella noche quería dormir acompañada, y dejarse llevar simplemente por una noche de sexo sin compromiso.

Se vistió y salió a la calle, decidió pasar la mañana viendo escaparates, tenía tiempo, estaba decidida y nada le echaría atrás.

Se probó varios modelos, anduvo calle abajo y arriba, entre mareas de gente con su afan consumista, en algún momento se había perdido el verdadero sentido de aquellas fiestas.

Entró en un buffet y se sirvió una ensalada, pensó en todo el año que ya terminaba, cómo se habia ido desarrollando su vida, lejos de aquello que cuando era joven soñaba, una familia, unos niños corriendo por el salón, y alguien a quien esperar.

Sin embargo la vida le había deparado otras sorpresas, unos cuantos desengaños, y mucha lucha, no era que se quejase de ello, al fin y al cabo había disfrutado de sus buenos momentos, pero el presente pesaba y el silencio de cada dia era una losa pesada.

Levantó la mirada y sus ojos se cruzaron con los de un chico que la miraba fijamente, él la sonrio y ella bajo sus ojos, ¿era posble que estuviera coqueteando?, le encantaba ese juego y entró en el.
Un cruze de piernas, miradas perdidas, una imperceptible sonrisa. Sintió un vacio en el estómago, ¿sería capaz de terminar lo que estaba empezando? o sólo se quedaría en un juego más.

Miró como él se levantó, se acercó a la caja y pagó, pensó que ahí acababa todo y volvió a concentrarse en su ensalada, cuando una mano rozó su hombro.

- ¿Puedo sentarme?

Dudó un instante, el tiempo que sus ojos se posaron en los suyos.
Luego todo fué rodado, un café, un paseo, una invitación a cenar, el deseo de no sentirse esa noche sola, y un momento de duda, cuando él la acompaña al portal y ella le invita a pasar, una eternidad vestida en segundos, los que tarda él en cogerla de la cintura y entrar al portal.


Ella se pone cómoda, sirve dos copas, y elige una música tranquila, él la espera en el sofá abre sus brazos y ella se cobija en ellos.
Cierra los ojos, y por un momento desea que todo fuera así, ".. mañana se habrá ido.." como un tren de mercancias ese pensamiento cruza su mente y ella intenta frenarlo, descarrilarlo.

Mañana no existe.

Se gira y acerca los labios a los de él, sólo un roce un suave roce. Le toma de la mano y ella lo lleva a la cama, despacio acaricia su pelo y vuelve a rozar los labios de él. Siente el calor de su beso, pero en él sólo hay ternura. Le mira a los ojos, y él asiente, ella lo abraza, mientras él vuelve a recoger su cabeza sobre su pecho.

Nadie dice nada, pero el silencio es tan diferente al que ella sentía ayer.
De pronto él rompe ese silencio, y sus palabras se enredan en su pelo, descendiendo sobre su piel, tapandola con un calor nunca antes sentido.

Y sus ojos se cierran lentamente, y se pierde en el abrazo de él, como lo hacen las olas en la arena.

Despierta, él ya no está, aún siente el calor de las sábanas y sonrie, quizás fué mejor así, ahora sentiría el vacio que suele dejar una noche de sexo por sexo, -piensa-, e intenta recoger entre los pliegues de la cama sus últimos sueños, aún queda en el aire una sensación extraña, una sensación de que algo va a cambiar, lo percibe.

Va a la cocina y sobre su taza de café, una nota.

".. recuerdo cuando era pequeño, el frió de las calles, las luces de la ciudad, esa sensación en el estómago de que es un tiempo mágico, de villancios, de reyes magos y papa noel, de sopresas inesperadas, anoche fuiste mi sorpresa inesperada. Espero que te sirva para creer que a pesar de todolo que te ha pasado, este es un tiempo mágico..."

Ella toma la nota, abre su libro preferido y la guarda entre las páginas, "quien sabe, quizás tenga razón y vuelva a creer.."

Mira de nuevo por la ventana, y sobre el vaho se redibuja el sol, sonrie, es hora de ir a la oficina, la fiesta de nochebuena, no debo faltar, al menos, se dice, no pasaré todo el día sola.

Y llega.
Y la gente sonrie.
Sonrisas de navidad...
A veces solo se necesita una excusa.

Una compañera se acerca.

- Hola, con eso de tus vacaciones te perdiste la presentación del nuevo compañero.

Se lo presenta, acaba de llegar a la ciudad, y no conoce a nadie.
Allí los dos solos pasan la fiesta, mientras algunos cantan villancicos, mientras se oyen saltar los tapones de las botellas de champan.

Cae la tarde, y ella le pregunta donde cenara.
Una habitación solitaria de hotel, ¿y tu?...

Ella mira a través de la ventana de ese pequeño restaurante, es nochebuena y sobre el asfalto caen los primeros copos de nieve, alguien pasa despacio delante de la cristalera, envuelto en un abrigo blanco, con una llamativa bufanda y un gorro al estilo ruso.

Ve sus ojos y él la sonrie.
Reconoce esa sonrisa, la misma que la pasada noche veló sus sueños.

Alguien roza su mano, y ella mira a su nuevo compañero de trabajo, quien sabe, quizás todavía esté a tiempo de creer.

5 comentarios:

Belén dijo...

Pues me imagino que el mozo estará también encantado no?

Besicos

tumejoramig@ dijo...

Un relato brillante Nico, como las luces que lo inundan todo estas navidades.

Quizás más que estar a tiempo de creer, es tiempo ya de que haga sus sueños realidad.

Un beso enorme

Maybe dijo...

Siempre es tiempo de creer. Como siempre un buen relato.
Saludos.

Anónimo dijo...

Es muy curioso.....la mayoría de las veces utilizas a una mujer como protagonista de tus historias, cuando en realidad eres tú ese protagonista. Es que te da miedo reconocer lo que sientes y te escudas en un personaje femenino?

Nicolás dijo...

Gracias por vuestras palabras sigo creyendo que no las merezco, en cuato a Anónimo, me hace gracia leer un comentario de alguien que no lo firma, ¿miedo? a saber, pero no me escudo en un personaje femenino para descubirir mis sentimientos, todos sabemos que cuando escribo parte de mi están el los personajes ya sean masculinos o femeninos. Si escribo con un protagonista femenino es por que creo que tienen mas sensibilidad y sentimientos y me es facil describirlos. Pero eso no significa que me escude en ellos, pr que lo q escribo y como lo escribo es simplemente desnudar lo que siento.