viernes, mayo 16, 2008

Tiempos

Yacía en la cama.
En su cara se notaba como la enfermedad habia vencido.
Un tumor cerebral.
Ella que odiaba los médicos, al final uno había pronunciado la palabra fatídica.

Pero estaba en su casa, no queria quimio ni hospitales.
A pesar de ser demasiado joven para morir, quizas demasiado vieja para vivir.

Al lado de su cama unos ojos naufragaban.

La puerta se abrió, recortandose una silueta que le pareció familiar, a pesar del tiempo.

Se acercó a ella.
A pesar de las arrugas, reconoció su cara.

Ella miró a la esquina de la habitación, donde unos ojos seguían naufragando.

- ¿Podrás dejarnos solos?

Salió de la habitación.

- .. Cómo... ¿Cómo has podido encontrarme?, saber que estoy mu...
- Nunca te perdí la pista, a pesar de que llegó un momento que callé, dejé de escribir, de llamarte, pero nunca dejé de saber de ti.
- Hay tantas cosas de las que hablar...
- Ya no merece la pena... ahora lo importante es que te cuides, saldrás de esta...
- Tú y yo sabemos que no, y la verdad es que no me importa, aunque tarde he comprendido que la vida se compone de momentos, quizás perdí muchos, quizas el miedo me ha hecho perderme tantas cosas, tambien te perdí a ti, si supieras las veces que quise volver a saber de ti, pero temí que me reprocharas..
- El miedo sólo anticipa las cosas, anticipa un futuro que sólo existe en nuestros pensamientos, y ni esos son reales.

Tendió la mano, y se la tomó, aún noto el calor de ella, temblaba ligeramente y de los ojos de aquella figura se asomaron unas lágrimas. No quería que ella le viera llorar, se giró y vió un equipo de música.

- ¿puedo?
- si claro, ¿no te suena?

Como no iba a sonarle, sonrió, introdujo un cd, y dió al play. La música inundó la habitación.

- Sabía que aún harias alguna de las tuyas, pero bueno déjalo recuerdo una vez que lo cantabas

Y la figura se hundió en los recuerdos.

- Tengo que irme
- Lo sé, pero tengo una cosa para ti, en el tercer cajón, abre una caja y cogelas.

Abrió el tercer cajón y tomó una caja, la destapó despacio.
En una cinta un grupo de cartas.

- Son todas las que te escribí pero no me atreví a mandartelas, espero que algun día...
- No digas nada, no hace falta.

La figura acercó sus labios a los de ella y la beso tiernamente.

- ¿Volveras?
- Si claro, ahora si volveré.

Cuando cerró la puerta tras de sí, sabía que nunca más la volvería a ver con vida.

Leyó las cartas, todas, una tras otra, una, diez, cien veces... hasta que se las aprendió de memoria.
Y un día cogió las cartas, el cinta y se fué al mar.

Alli las prendió fuego y dejó que el viento se llevará las cenizas.

Y mientras sus ojos se anegaban, una sonrisa se dibujó en su cara.

7 comentarios:

...solo una mujer. dijo...

Querido Nicolas... no sé que situación estás viviendo; no sé que dolor embarga tu alma.. pero si siento, noto, en cada uno de tus últimos escritos, que hay tristeza, mucha tristeza. Tanta tristeza que se me encoge el corazón y lágrimas buscan la salida por donde huir.
Estos días me acordé de ti. Cuando veía la feria del libro de Madrid. Te imaginaba caminando por sus stands, cerca de un viejito con el que compartir historias. Me acordé de ti, pero te vi con luz, no con esta oscuridad que ensombrece el día.
Deseo, espero, imagino que todo pasará, que es algo intenso y transitorio que un día desaparecerá y el sol, para tí, de nuevo brillará.

Un beso, con todo mi ánimo.

Belén dijo...

Eso es lo malo, que muchas veces tiene que ser cuando estamos al borde ya... para darnos cuenta de las cosas...

Besico Nico, guay!

Adrià dijo...

Llegar tarde es humano…
Pero me da que algunos aun podemos hacer cosas.

Me da.

Como andas?

suspiro dijo...

Es un relato muy triste, real como la vida misma. Dejamos pasar las oportunidades, callamos, dejamos de vivir y luego ya es tarde. Mejor arriesgarse a mostrar los sentimientos, aunque puedan rechazarnos, siempre es mejor eso que quedarse con la duda y perder la ocasión de vivir algo único.
Un beso

Anónimo dijo...

A veces...algunos de tus relatos, provocan algo...emociones transmitidas en cada palabra, que quedan, que se sienten...que estrujan un poquito el alma...y dejan esa sonrisa, con la que creemos entender una pequeña fracción de los matices de nuestra existencia...

Un abrazo...

Masakoy dijo...

A veces la muerte no está en el cuerpo, si no en el espíritu. ¿A cuanto está el kilo de vida? Al precio que le pongas a la tuya.

Hasta el infinito y más allá

Nicolás dijo...

solo una mujer
gracias no sólo por el animo sno por esas líneas tan hermosoas que has escrito, un beso muy grande

belen
si, a veces es cuando no hay marcha atrás

henry J
ahi vamos, que bueno es siempre verte por aqui, por donde andaras...

suspiro
estoy contigo siempre es mejor luchar y perder que quedarse al resguardo

karen
uysss gracias ojala fuera asilo que escribo que moviera algo q hiciera sentir

masakoy
hey amigo sigue en la lucha no?