sábado, agosto 25, 2007

El hombre de hielo


Cuentan la historia de un hombre que un día decidio meterse en su casa, cuando la vida no paraba de zarandearle...
Quizás, penseis, pues vaya historia, cuantos nos hemos metido en casa cuando la vida nos ha dado un revés, si llevaís razón, pero esperad un poco y dejadme contar su historia.

Aquel hombre se acostumbró a refugiarse en su casa, era como si allí lejos de todo y de todos la vida no le persiguiera, de alguna manera la soledad era su compañera y aunque a veces dolia, no era mayor que el dolor de estar fuera. Y el tiempo pasaba, y él cada vez se alejaba un poco más, aprendió a hablar solo, a contarse sus historias sin tener que compartirlas con nadie, a comerse sus problemas, digerirlos y que pasasen como las tormentas.

Y así, sin darse cuenta, su interior se fué cubriendo, primero de escarcha y cuando esta se enfrió aún más, se convirtió en hielo. Los pies, las piernas, el estomago, y entró hasta que heló su corazón.

Pero él no se percataba de eso, por que al fin y al cabo la vida ya no le dolia, quizas a veces era como un pequeño dolor de cabeza, que en cuanto llegaba a su casa se pasaba. Pero el hielo no se conformó con cubrir su interior y empezó a salir, como las capas de la cebolla y fue cubriendole.

Algunos de los que le conocian empezaron a llamarle ice man en tono jocoso, los más cercanos se atrevían a decirle que se estaba volviendo un asocial, que no era el mejor camino, pero a él sólo le importaba no volver a sufrir, y bueno en realidad él no se sentía tan mal.

No hay mayor ciego que aquel que no quiere ver.

Pero no contó con la naturaleza, que es sabia, y siempre empuja hacia la vida, y un día, timidamente se le acercó alguien, lentamente, poco a poco, y él, ¡ay! aquel hombre pensó que su hielo era ya lo suficientemente grueso como para protegerle y bajó la guardia, lo suficiente para que la cercanía de aquella persona derritiera el hielo, a pesar de él y a pesar sus costumbres.

Y un día el hombre sintio una ligereza tibieza, "uys, esto es nuevo, se dijo, bueno será algo pasajero, nada sin importancia, llevo tanto tiempo que es lógico un poco de calor". Le gustaba y dejó que aquel calor que le estaban ofreciendo empezase a deshelar sus capas, una tras otra, "quizas no sea tan malo sentir un poco de aquel calor de hace tiempo..." Y así fue, poquito a poquito descubriéndose, hasta que un dia el calor empezó a deshelar su corazón y fue tan fuerte la sensación, que le entró pánico y corrió a su casa, encerrándose de nuevo, esperando que el frio cubriera de nuevo aquel profundo agujero que tenía. Y se volvio hosco y hermético de nuevo.

Pero el calor ya había profundizado tanto que no había frío suficiente para apagarlo, y cuando quiso volver al manantial que le proporcionaba ese calor, se dió cuenta que su frío lo habia secado y que aquel calor se había apagado.

Dicen que un dia le encontraron en su casa con los ojos cubiertos de lágrimas heladas, al final el mismo frió que él había creado, lo habia matado.

2 comentarios:

Sole dijo...

UFF
Tu cuento dice mucho...
a veces tambien me he recluido en la soledad, tambien he querido congelarme y no sentir... perdi a personas muy lindas que pasaron por mi vida por estas media congelada...
Hoy disfruto del sol sobre mi piel... ya fue mucho encierro

Muy lindo tu cuento
Cariños

Atenea dijo...

Ayyy que hermoso cuento... Por suerte algunos logramos salir de la soledad, y de ese frío que nos dejan algunas personas... Muchos aplausos para ti!