sábado, marzo 24, 2007

La boda

Metí las llaves en la puerta, la oscuridad se rompió en cuanto encontré el interruptor de la luz, allí estaba de nuevo tras un día agotador, solté las llaves y las cartas del buzón, y directamente pasé al baño necesitaba una dicha caliente que me reconfortara del cansancio. 

Dejé correr el agua sobre mi cuerpo, llevándose tras de sí todo el sopor del día, cerré los ojos y me dejé transportar por esa dulce sensación, el agua caliente corriendo por mi cuerpo. 
Me puse una toalla y me preparé una copa de vino, la soledad, esa misma que muchos días sentía como me mordía hasta llegar al alma, me mostraba hoy su dulce cara. Disfrutaba del silencio, del frío de aquella casa a la que le había cogido un cariño especial. 
Cogí las cartas, banco, propaganda, más de lo mismo, sin embargo el último sobre era distinto, con mi nombre escrito a mano, letra de mujer. La curiosidad, esa de las que los hombres siempre nos acusan me impulsó a abrirla sin esperar a más. 

- ummm parece una tarjeta - pensé mientras rasgaba el sobre, y así era, una invitación de boda, de…
 
Maldición, no podía creer lo que estaba leyendo, Maribel Gallardo tiene el honor de invitarle…¡Mierda! después de años , la que fue una de mis mejores amigas me invita a su boda , era el remate a un pesado día, tomé la copa de vino y me la bebí de un trago. 
Sentí un sensación aguda en mi interior, sensación de rabia y quizás en el fondo de envidia, a mi mente volvían las imágenes de Maribel y mis amigas en la facultad, cuando  nos reuníamos en la taberna a tomar unas cervezas y poner a caldo a todo y a todos. 
Y ya de paso hablábamos de nuestro futuro y cómo no, de novios y bodas, y ahora la muy zorra se casa.

 Sonó el teléfono.
 -¿Laura? 
- Si, dígame. 
- Hola Laura soy María, imagino que ya sabes porque te llamo. 

“Joder, con qué rapidez corren las noticias” pensaba mientras intentaba acordarme de María y de cómo podría haber encontrado mi teléfono. 

- ¡¡ Se nos casa… te habrá llegado la invitación ¿no?, Y además en nada la semana que viene, que prisas ¿verdad? No será que está embarazada… 
- Pues la verdad aún no me había dado tiempo a… 
- Bueno he de dejarte, solo quería saber si ya lo sabías, nos veremos allí y a ver si esta vez nos presentas a algún acompañante. Ciao. 

Necesitaba otra copa de vino, ya veía lo que se me iba a venir encima, “ ¿Y no traes a nadie? Chica que se te va a pasa el arroz…” . Ufff no podría soportarlo, otra vez no. 
La última vez fue en el bautizo de un sobrino, tuve que aguantar a la familia con los típicos tópicos, “Hija mía yo tu edad ya tenía dos hijos” “Pero es que no te gustan los hombres…” Con que ganas de me quede de soltarles “Mira, soy independiente y de esa manera follo cuando cómo y con quien quiero” 
Me reí , pensando las caras que hubieran puesto si les llego a soltar eso, pero la realidad se abatió sobre mí, de nuevo. 

En fin, quedaba una semana y aún podría pensar si ir o no ir. 
Y la soledad cambió su cara, y lentamente sentí como me mordía, primero despacio, como si se recrease en su acto, y noté como sus dientes entraban en mi piel e iban clavándose más profundamente, hasta el alma. 
Y la casa me parecía más grande y vacía, y la cama aún mas solitaria y fría. 
Era cierto que alguna vez había tenido mis rollos, unos más largos, otros más cortos, unos me satisfacieron más, y otros menos, pero todos al final me dejaban una sensación de vacío . 

Había veces que salía huyendo de casa, preguntándome en qué estrella estaría aquella persona que me robaría el suspiro, el que me esperaría en casa, con el que pudiera despertar y no pensar en qué momento se levantaría para irse y dejarme en paz. Quizás por eso en el fondo mi rabia, a veces no cambiaría por nada mi independencia, pero echaba de menos hacer la cena a alguien, ver una película bajo una manta abrazada a alguien… 

Los días pasaron más rápido de lo que me hubiera gustado, no pensé mucho en la boda, mi trabajo me tenía ocupada, y cuando alguien me recordaba el evento, pensaba que mi situación no era tan mala, tenía el trabajo por el que había estudiado y luchado, ganaba un buen sueldo, sé que era la envidia de unas cuantas amigas, y sin embargo sentía que me faltaba algo, y que el día de la boda más de una se tomaría la revancha recordándomelo. 

 Y llego la boda. 
 Como si de una competición se tratase y sabiendo lo que me esperaría, intenté  amortiguar los ataques de la mejor manera que sabía... y era lucirme al máximo. 
Disfruté esa mañana cuando después de un baño de sales, saqué mi vestido negro de tirantes, el día acompañaba, lucía un hermoso sol, ajustado como un guante, me mire al espejo y por un momento pensé si no era excesivo, el doble escote muy amplio en la espalda y uno generoso en el pecho, eran todo una provocación. 
“ ¡Qué importa, un día es un día y sé que más de una me va a criticar, así que lo hagan con un buen motivo”. 
Lo cierto es que en el fondo me encantaba, quizás fuera un poco de inseguridad, pero me gustaba ser objeto de las miradas y de los comentarios de ellos, y ese día, seguro que habría más de uno. 

Cómo no podía ser de otra manera allí estaban todas mis amigas de la facultad, tuve que morderme el labio cuando las vi agarradas a sus respectivos, como si de trofeos de caza se tratara. Poco tiempo tardaron en lanzarse sobre mí, y presentarme uno por uno a sus novios y maridos, en ellas veía sus miradas diciéndome, “mirala otra vez viene sola” y en ellos sus miradas me desnudaban, alguno sin recato, aún a sabiendas que en la intimidad se lo iban a reprochar, y yo en vez de mostrarme tímida jugaba mi baza, era la forma de devolverles la malicia de sus miradas. 

 En cuanto dejaron a los chicos, se formó el corrillo, “Laura, no has traído a nadie, pero chica cuando te vas a animar, mira que con lo bien que se está con alguien”. Otra. “Tengo que daros una noticia, estoy embarazada de 4 meses”. Gritos y abrazos, conversaciones sobre mareos y pañales, no aguantaba más, unas irresistibles ganas de vomitar me entraron , cuando el alboroto de la gente nos hizo mirar a la escalinata, la novia llegaba ¡ y sólo con media hora de retraso! . 
Entramos a la iglesia, hacía años que no pisaba una, y aunque creía en Dios, no iba conmigo ir a misa. Nos tenían sitio reservado y cuando alcanzamos los primeros bancos pude ver al novio, ¡claro! 

De algo me sonaba el nombre del novio, pero hasta que no le vi, no le reconocí, sí fue unos de mis primeros ligues de la facultad, sino recordaba mal, de 1º y 2º. Y ahora Maribel lo había cazado , yo sabía que había estado detrás de él, pero no que su persistencia llegara a tanto. Aguanté estoicamente la ceremonia, el lanzamiento de arroz, y cuando se pasó la avalancha me acerqué a felicitarlos. 
Maribel me recibió como si por fin hubiera logrado un triunfo sobre mí, me miró altiva, mientras me ponía la mejilla para darle un único beso, y acto seguido llamó la atención de Juan, este se giró, por unas décimas de segundo se quedó mirándome a los ojos, sé que me reconoció en ese instante, pero se hizo el despistado cuando Maribel le dijo. “Cariño no te acuerdas de Laura, “ “no, en este momento no recuerdo”. Hipócrita pensé. “Si hombre Laura de la facultad, bueno da igual, no podemos retrasarnos más hay que ir a la finca donde lo celebramos, 

- ¿has venido sola, Laura?. 

Noté el rin tintín de sus palabras, como se frenaba para dar énfasis en lo de sola. 

- Si, sola ya sabes me encanta mi independencia. 
-Bueno pues sigue a la comitiva y allí nos vemos 

Y sin más se marcharon, más él en el momento de meterse en el coche, él me volvió a mirar. 
Llegué a la finca, lo cierto es que se habían esmerado en la celebración, un magnifico jardín hermosamente engalanado con jazmines y rosas blancas, las mesas dispersas con la separación suficiente entre unas y otras, de un blanco radiante, un zona cubierta donde una orquesta ya emitía los primeros acordes de la marcha nupcial, mientras los novios se dirigían a la mesa presidencial. 
Deseaba no estar allí, y menos ahora que a saber en qué mesa me habrían colocado, menos mal que no tuve mala suerte y quien ordenara a los invitados tuvo un buen juicio, parte de las amigas de la facultad se habían repartido por lo que no tendría que soportar en una sola mesa a todas ellas juntas. 
El catering fue otro éxito más, aunque me diera rabia reconocerlo, estuvo a un alto nivel. 

Y llegó la hora de las copas y de los bailes. Más de uno intentó sacarme a bailar, pero a mí las bodas y sus bailes me producen alergia, así que disimuladamente cogí un par de copas y me alejé lo suficiente de la zona de baile para que nadie me molestase.
De repente noté un ligero toque en la espalda. 

- Hola, perdona que antes dijera que no te había reconocido pero no quise contradecir a Maribel, ya la conoces, estas preciosa, no negaras un baile al novio ¿verdad?

Y sin darme tiempo a contestarle me tomó de la mano y me sacó a bailar, note como sutilmente se pegaba a mi cuerpo, y de vez en cuando me susurraba al oído que me había recordado durante todos estos años, pero que me había perdido la pista. 

“Vamos”- pensé, otro que se cree que una se ha caído del peral ayer, o era del manzano... bueno da igual el caso es que él se pegaba mas a mí y parecía que nadie se daba cuenta. 
Menos mal que rápidamente la canción terminó y yo logre zafarme de él. 

- No te vayas muy lejos, me debes otro baile-  me dijo sin ningún pudor. 

Busqué con la mirada a Maribel, y la vi rodeada a de sus amigas y las mías alardeando de los regalos tan importantes que habían recibido. 
Y cuando nuestras miradas se cruzaron fue cuando me decidí. 

Tomé otra copa y en la siguiente canción lenta me acerqué insinuante a Juan, 

- Vengo a cumplir mi promesa este baile es tuyo

Al muy cretino se le iluminaron los ojos, yo sabía lo que él quería y sin duda lo que yo quería de él, así que esta vez fui yo quien disimuladamente pegué mi cuerpo al suyo, y cuando la canción llegaba a su fin le susurré al oído, “dame 1o minutos y te espero en la arboleda cerca de los lavabos” 

No tuve que esperar mucho, a los 10 minutos estaba allí. 

- Laura no veas cómo he deseado volver a verte
- Bueno, aquí me tienes sé que no es el momento ni el lugar pero quien puede resistírsete

Dios, como son los hombres, es ponerles el caramelo en la boca y adularles un poco y son como un muñeco de trapo. 

- Ven le dije, cierra los ojos y déjame que te lleve. 

Entramos en los lavabos, abrí una puerta y nos metimos en el, empezamos a besarnos, notaba sus
manos acariciando mi vestido, intentado levantarlo a toda prisa, mientras él ya se había quitado los pantalones y el calzoncillo. 

- Espera, un momento estamos en el lavabo de los chicos no hagas ruido, no querrás que el día de tu boda sea el día de tu divorcio, voy a cerrar la puerta de fuera espérame aquí.

Salí. Y fui hacia donde estaba Maribel


- Maribel he de irme me han llamado urgentemente del trabajo , ya sabes urgencias para el lunes
- Chica nunca cambiaras, tu y el trabajo a veces pienso que… ¿por cierto has visto a Juan?
 - No, aunque creo que iba a los lavabos de caballeros
 - Este Juan, seguro que ha ido a meterse algo y no saben que están todos esperando para el brindis, voy a avisarle

Sonreí, mientras Maribel con su blanco vestido de novia se dirigía a los lavabos de caballeros, la vi asomarse a los mismos mientras llamaba a Juan, justo en el mismo instante que un grito en el lavabo  llamó la atención de todos los invitados que corrían a ver lo que pasaba. 

Y cuando ya en el coche abrí la ventanilla y tiré sus pantalones y sus calzoncillos , pude ver a todos arremolinarse alrededor de Juan que se tapaba con una minúscula toalla de baño. 

Una leve sonrisa se dibujó en mi cara, “hombres, quien los quiere, … pero cómo echo de menos no estar enamorada de uno.” Y fin.

1 comentario:

இலை Bohemia இலை dijo...

jajaja..bien hecho!!! Le había tomado simpatía al personaje y no me apetecía que se liara con el novio infiel...

Odio las típicas preguntas...¿te has casado? ¿aún no? ¿tienes hijos? ¡se te va a pasar el arroz!
¡Que mal gusto opinar sobre esas cosas tan íntimas! A saber las circunstancias de cada persona, ...
Yo nunca hago esa clase de preguntas...

Un beso y saludos de mi bonsai...
:o)