domingo, marzo 27, 2022

Saldo bancario

Recorro las calles del viejo Madrid.
Estrechas.
Con olor a tabaco de liar y humedad.
Balcones que se asoman unos contra otros, viejas sillas de madera frente a los portales, como en los pueblos de nuestra piel de toro.

Chicas de raza gitana maquilladas hasta el exceso bajan sonriendo, domingo de rastro en Madrid.
Algarabía de gritos, saludos,  café con churros y porras, y algún rezagado con su lata de Mahou.

Cruzo calles con nombres curiosos, calle del Ventorrillo, calle de Mira el Sol, o de la Huerta del Bayo, paso por la calle Laurel...

Y entro.
Entro en el banco, donde me esperan.
Un señor, con su traje color crema y una corbata azul que destaca por su falta de armonía, me recibe.
Me acompaña a un reducido despacho, y me indica que me siente.

La silla es de un verde aterciopelado, y sobre su mesa se apilan carpetas y folios sueltos, una calculadora antigua, y una bola de las de nieve sirve de sujeta papeles.

Abre un sobre, y me entrega una hoja.
- Su saldo actual - me dice.

Miro la hora y lo primero que percibo es la cantidad de números rojos en negrita.
El epígrafe dice "Saldo actual de la cuenta del Sr. Nicolás Carrera Peña"
En un pulcro excel se detalla el balance de mi cuenta.

"Saldo de abrazos ..... - 85%
  Saldo de besos    ....  - 78%
  Balance de "te quieros susurrados" ...  -114%..."

Sigo descendiendo por las columnas, absorto, y cuando termino de leerlo levanto la vista, y encuentro, una mirada  inquisitoria, a la par que algo compasiva.

- ¿Está Usted de acuerdo? - me pregunta, y su voz me resulta algo aspera.
- Sí... - asiento, y de mis labios se cae una disculpa - hice lo que pude, lo que sabía..."

De nuevo me tiende un papel, este es de un grosor mayor,  de un gramaje que denota calidad, sobre el, con el mismo color rojo pero esta vez en letras muy grandes y flanqueado por dos líneas gruesas, tres palabras.

" EJECUCIÓN DE DESAHUCIO"

Le miro y sin ningún sentimiento aparente, y adelantándose a mis palabras, me suelta:

- Ya no hay vuelta atrás.

Sin decir nada más, me levanto de la silla verde aterciopelada,  y me acompaña a una pequeña sala, donde un tubo fluorescente baña de una luz verdosa la estancia.
Hay una especia de estanterías, con cubos de metacrilato que dejan ver su contenido., y en su esquina superior izquierda un nombre.

El señor del traje color crema y su horrenda corbata azul, me entrega uno de estos cubos, veo en esa esquina superior izquierda inscrito mi nombre.

 - Tengo que hacer efectivo el desahucio - me dice.

Y sin más, acerca sus manos a mi pecho y sin ninguna contemplación, como si llevara haciéndolo toda la vida... 

...me arranca el corazón.


Lo mete en el cubo de metacrilato y lo deja en la estantería.

- Hemos terminado, Sr. Carrera, si no le importa le acompaño hasta la puerta.

Cuando saldo del banco alzo la vista.... y en Madrid empieza a llover.





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