Los fantasmas rasgaron la niebla de tu mente
llenandola con pensamientos falsos.
Y no luchaste,
Dejaste que camparan por la llanura, que lentamente impregnaran
tu piel con sus mentiras,
Y no luchaste
Hasta que se hicieron con tu cuerpo, con tu mente, con tu corazón,
daba igual que en algún insospechado y recóndito de tu ser hubiera un leve susurro,
un susurro que te decía que todo aquello era mentira.
Y no luchaste.
Entonces, la cuerda se rompió, el castillo de naipes voló hecho pedazos,
las viejas fotos se quemaron, los recuerdos se cerraron en el arcón.
Y ya nada fue igual.
Porque no luchaste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario