jueves, septiembre 10, 2015

Cuentos por teléfono

Sonó el telefono.

- ¿Carlos? - dijo una voz femenina rota por el llanto
- Carlos, soy yo, otra vez... otra vez ha pasado...

Quise contestarle que se había equivocado, pero ella siguió hablando.

- Se ha ido, y quizás sea para siempre - el llanto entrecortaba sus palabras - y otra vez no he sabido implicarme, me ha dado tanto miedo, decirle lo que sentía,
que cuando se lo he dicho, ha sido demasiado tarde... y ahora ya no está... le echo tanto de menos,  me siento tan vacía...

Oigo sus sollozos pero no puedo decirle nada, solo escuchar.

- Ahora me he dado cuenta de cuanto le quería y lo que le echo de  menos, pero se ha ido, le he perdido,  no sé si algún día volverá, me dijo tantas cosas... creí que nunca pasaría...
y no supe verlo... ¿porqué Carlos?, por que soy tan estúpida, por que siempre dejo pasar a las personas que me quieren y no logro darme... hasta que es tan tarde...
- Perdona, no soy  Carlos...
- ¿No? - noto como su voz se endurece, se retrae asustada - perdona yo... no ...pensé que eras...
- No te preocupes, quizás sea mejor así, desahogarse con un extraño.
- Yo... no sé... ¿quien eres?
- Eso es lo de menos, soy un contador de historias, un tejedor de palabras, quizás ahora sea alguien que puede contar cuentos por teléfono, ¿quieres oir uno?

Su voz cae por el hilo del teléfono y se apaga, sé que se lo está pensando, ¿estará loco, un contador de cuentos por teléfono?,  espero  hasta que su voz nace de nuevo.

- Está bien, no sé quien eres ni sé que me vas a contar, pero siempre puedo colgar ¿no?
- Siempre que quieras, aunque  creo que no lo harás.
- Veremos...
- Este es mi cuento.

Y empiezo una historia.

- "Ella bajó a la playa,  y a pesar de ser principio de Otoño, el sol calentaba la arena, sintió que el calor de sus pies peleaba con el frío que cubría su corazón, estaba sola de nuevo, y aquella playa como un cuchillo que se hunde en la mantequilla, rasgaba la piel de sus recuerdos, recuerdos de risas, de paseos acompañada, de una casa que no era suya pero que por horas  lo era.
Anduvo como si estuviera pérdida, como si todo aquello fuera un lugar desconocido.
Vió a un chico, ya había dejado de ser un niño, pero aún no era un hombre, se sentó en la arena ni demasiado cerca para incomodarle ni demasiado lejos para no verle. Estaba construyendo un castillo de arena, despacio con detalle, cuidando cada parte,  se para y le hace una foto  un instante antes de que una ola se lo lleve. Él mira como se deshace, y en cuanto la ola se va, vuelve a comenzar a construir otro.  Hace la misma operación, y otra ola llega y se lleva su castillo.
Al tercer castillo que una ola besa, atrapa y se va con el, me acercó, él me mira y yo dudo de si preguntarle, pero las palabras caen de mis labios, - ¿si sabes que una ola puede llevarse el castillo, por que sigues haciéndolo? - le pregunto.  - No sé si se lo llevará hasta que lo hace, me gusta pensar que llegará el momento en que la ola no pueda con mi castillo y rompa contra su muralla...-  ¿Y las fotos? - le pregunto de nuevo.  - Las fotos son para recordar los que hice, para recordar donde me equivoqué, por donde la ola se llevó mi castillo, para... si acaso volver a construir otro, quien sabe quizás construya uno nuevo, o quizas construya el mismo pero sabiendo por donde no ha de caerse..."

Me despido y le dejo con otro castillo, desde lejos me doy la vuelta, él me saluda con la mano, y yo miro su nuevo castillo, este parece que será mas fuerte y aguantará el envite de la ola, y yo pienso en mis propios castillos, en prepararme para construir uno nuevo, quizás sea como el último, quizás... sin embargo sé que será más fuerte, y que no habrá ola que pueda con él."

Guardo silencio, oigo un leve sollozo, hasta que el silencio se rompecon su voz, esta vez más clara.

- Es hermoso... tu cuento - me dice - gracias.
- Gracias a ti, por no haberme colgado, por haberme escuchado, yo tambien tengo mis castillos yo tambien tengo olas que se lo llevan...
- ¿Puedo..?
- Dime
- ¿Llamarte otro día?
-  Puedes, siempre que quieras.
- Lo haré ¿cómo te llamas?
- Por ahora soy un simple contador de historias... cuentos por teléfono.
- Pues gracias por tu cuento, me siento mejor
- Yo también.
- Te llamaré
- Hazlo.. cuando quieras, quizas haya otro cuento.
- Ójala, un beso
- Un besito. ciao

2 comentarios:

Migue dijo...

Me encantó leerte Nicolás, eres un gran creativo de las letras. El contador de cuentos y el constructor de castillos se entrelazan en este relato. Cuantas veces un oído atento, y una historia acorde pueden cambiar el ánimo de una persona dándole otra perspectiva de la vida.
Congratulaciones amigo de Madrid, agradezco tu visita.
Un abrazo.

Masakoy dijo...

¿Spinoff de Raíces al Viento? Me ha gustado, contador de historias!