martes, enero 15, 2013

El escritor


Sabía que el que firmaba el libro lo hacía con un seudónimo, ¿quién sería el autor de
esa serie de libros tan mágicos? ¿Cuanto habría tenido que viajar, ver y conocer para
describir con esa minuciosidad cada detalle, las personas, los lugares?

Aquella creatividad, aquella imaginación, sólo podía venir de alguien muy experimentado,
cuya universidad hubiera sido la vida.

Se levantó, cogió las hojas de papel envueltas y un par de plumas con su tintero.

En las escaleras se cruzó con un hombre que no conocía y que salía de la habitación a
la que él iba a acceder.

- Julio, ¿ quien era ese señor. el de la maleta, que salía a toda prisa?
- No era nadie importante, ya sabes que a mi también me gusta tener mis secretos, aunque no pueda salir de aquí.

Julio tenía esa extraña enfermedad, que le priva de sus defensas, su mundo era  una burbuja que lo aislaba
de los gérmenes pero también de todo el mundo exterior.

- ¿Me has traído las hojas?
- Sí, aquí están, las desinfectó todo lo que pudo antes de meterlo en el receptáculo estanco donde Julio podía
cogerlo sin problemas.

Tomó las hojas, las plumas y el tintero y lo dejó sobre la mesa frente a la ventana desde la que podía divisar el
puerto, los barcos atracando y partiendo a lugares que él nunca podría conocer.

- ¿ Me vas a leer el libro, que te ha parecido?
- Es increible, fascinante como alguien puede describir con tanto detalle esos mundos, ¡cómo me gustaría conocerle!

Julio se sentó,   una sonrisa fugaz cruzó su rostro, mientras miraba el tintero y las hojas de papel aún en blanco.

- Puedes empezar a leer...

2 comentarios:

suspiro dijo...

La imaginación es muy poderosa. Las ganas de vivir también.
Besos.

Anónimo dijo...

"Donde nos llevó la imaginación
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos...."

Tierno y triste relato. Besitos