lunes, septiembre 10, 2012

El álbum de cromos (historias de mi viejito)


Hacía calor.
A pesar de que el calendario corría raudo en la pista de Septiembre, el verano
se negaba a irse.

Sin embargo, las tormentas presagiaban que aquello eran los últimos coletazos
antes de que las hojas empezaran a vestirse de pardo.

Me coloqué la mochila, los cascos y salí.
Las calles de Madrid me abrían sus brazos una tarde más, con sus casas antiguas,
las ventanas abiertas como ojos, yo te miro tu me miras.

Subo por la calle santa isabel, esquivo las obras, y algún cubi de basura,
revuelto, son sintomas de cómo muerde la crisis a todo tipo de personas.

Intento parar la centrifugadora de mi cabeza y me dejo acariciar por una
ligera brisa que huele a lluvia.

Paso por el cine Doré, y sin querer me recuerda a la película 'Cinema
paradiso' recuerdos se agolpan en el baúl, lo golpean queriendo salir, pero
esta vez no lo logran.

LLego a la calle Atocha, ahora la gente cambia, hay mas extranjeros algunos
perdidos buscando el camino a la Plaza Mayor, otros con el plano en la
mano se orientan, señalan y sonrien quizás para sus adentros crean que son
una especie de Indiana Jones del asfalto.

Por fín bajo por la calle Carretas, y aunque no quiero al llegar a la Puerta
del Sol giro un poco a la derecha y me asomo al café.

La mesa sigue alli, hoy vacía, y por un instante fotogramas se proyectan en
un cine mental. Café, miradas y una sonrisa.

Justo en ese momento de mis cascos surge una canción...

"And how can you mend a broken heart?
How can you stop the rain from falling down?
How can you stop the sun from shining?
What makes the world go round?
How can you mend a this broken man?
How can a loser ever win?
Please help me mend my broken heart and let me live again."

Ligeramente mis ojos se mojan.

Vuelvo hacia el centro de la PUerta del Sol y me siento en una de las fuentes centrales.
No hay mucho espacio, pero extrañamente a mi lado hay un hueco vacio, que
yo siento que se ocupa.

Se ocupa, pero no hay nadie.
Y lo siento
Lo presiento.
Y él está alli, ha vuelto.

- Hola. - le digo.
- Hola, ¿cómo estas?
- Cuanto tiempo ¿verdad?, pero no te he olvidado, he pasado muchas veces por
aquí buscándote, pero no llegué a verte.
- Bueno, he estado muy ocupado, ya sabes, después de tanto tiempo, allí te
reencuentras con tanta gente que hacía tiempo no veía que no pude volver.
- Es lógico, ya sé que no puedo preguntarte nada, pero por lo que veo estás muy bien.
- Sí, realmente bien, me gustaría contarte pero... ¿y tú que tal?
- ¿Yo? bueno vivo, que a estas alturas no es poco.
- Algo sé, es un privilegio que tenemos, desde tan alto se ven tantas cosas..
  ¿quieres que te cuente una historia?
- Por supuesto, sabes que las amo.

... "cuando era pequeño, uno de nuestros sueños era rellenar un albúm con
los cromos de los futbolistas de aquella época, en la plaza del pueblo nos
reuníamos todos los críos los domingos e intercambiabamos cromos, "le te,
le te, no le, le te, no le..." Luego llegaba la negociación, yo te doy 2 por
este, no, me das al portero de Atletic de aviación y tres más.
Era una carrera por ver quien completaba el albúm antes, haciamos pequeñas
tareas para ganarnos unas perras y comprar los sobres.
Al final siempre había dos chicos que  completaban los albunes. Un año llegó
una chica al pueblo para pasar el verano y los chicos se enamoraron de ella. Hacían todo lo posible
por llamar su atención. Recuerdo cuando trajeron sus albunes completos, como
dos gallitos se pavoneaban enseñando las colecciones completas.
Cuando el verano acabó, la chica al despedirse dió un suave beso a uno de los
chicos, junto a un papel con su dirección.
El oro se quedó mirando y a pesar de que rabiaba, soltó. "soy fuerte, me da igual
seguiré hacia delante".

Unas semanas mñas tarde, le pregunté al chico cómo había conseguido que la
chica le besase, él me enseñó su album, en aquellas hojas faltaban cromos,
había huecos vacíos. Le miré a los ojos, no encontré ningún atisbo de arrepentimiento
de su boca cayeron unas palabras que nunca olvidaré:

"se que me ha roto la colección, sé que me nunca volveré a ternerla entera,
pero cuando vea estos huecos vacíos, siempre siempre me acordaré de ella y
de lo que me hizo sentir".

A veces la gente mirá su corazón, y aquellos huecos vacios lo rellenan con
otras historias o lo tapan, y se convencen de que es mejor sacudirse y seguir
adelante sin más. Otros dejan esos huecos vacios, cosen la herida lo mejor
posible para que no sangre más, pero cuando se miran el corazon y ven esos
agujeros recuerdan lo que sintieron.

Ahora he de dejarte, ya sabes alli arriba no nos dejan estar aquí por mucho tiempo.


Le abracé. Y de pronto el sitio que había a mi lado estaba vacío.
Miré mi corazón y vi aquellos huecos, pocos, alguno mas grande que otro.
El último aún sangraba, pero me alegré por que como me había dicho mi viejito
nunca lo taparia.

El cielo se cuajaba de estrellas, el verano terminaba y yo volvía a mi caja
de cerillas.

2 comentarios:

Marisa Garrido dijo...

No quiero o me niego a pensar en ese vacío, lucho contra un reloj que no quiere darme la razón, y la gente te dice: te tienes que hacer a la idea. ¿de qué? de no poder rozar su piel, de no sentir sus besos o esa sonrisa sabía que te hace tan feliz. Crujen los cimientos del corazón, las escaleras mecánicas se paran, sufro de goteras en mis ojos, son sentimientos que hacen nudos que no te dejan respirar.....

El relato mueve sentimientos, lo entiendo perfectamente, esos vacíos son .....

ShAdOw dijo...

No te imaginas lo reconfortante que es volver a leer a tu viejito en estos tiempos... aqui andamos mi querido amigo no se te olvida.

Besos muchos como siempre!!