Sé que mi estructura es lo más perfecta posible, y me siento orgulloso por ello.
Siento que nada puede detenerme.
Por algo me han hecho así.
A base de corazones, y de reyes.
Con la suerte de los tréboles, con la fuerza de las picas.
Con la suerte de los tréboles, con la fuerza de las picas.
Con la sensación de que aunque pase el tiempo, aquí seguiré.
De repente, una puerta se abre, entra una brisa revolotea sobre la mesa...
Y yo, un castillo de naipes, caigo y me derrumbo.
Al final no era tan fuerte.
4 comentarios:
Final sorprendente, no sabía a qué podías estar refiriéndote, había pensado en una escultura de algún rey imponente pero sin duda me quedo con tu final.
Besos.
Como un castillo de naipes, así me siento.
Eres genial
cómo llevas el suspense al límite
cuánto dices en tan breve espacio,
fenomenal,
te admiro
Hace tiempo deje de considerar indestructibles muchas cosas. Por distintas razones,aquello que iba a durar toda una vida,se esfumaba.
Y los humanos, solo somos partículas en el cosmos...¿No es así Nicolás?
Un abrazo!
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