jueves, mayo 03, 2012

Rhythm and Blues

Olía a  madera mojada, a whisky barato. 
El local no estaba lleno, pero tampoco es uno pudiera moverse con facilidad.
Me acerqué a la barra y pedí un bourbon, mientras el líquido corría por mi garganta, miré al escenario.
Esa noche había una sesión de rhythm and blues, y cantaba ella.

La había conocido hace años, en una sesión de jazz, y creedme si os digo que desde el primer momento que la vi me enamore de sus ojos.
Estaba nerviosa, pese a llevar tiempo cantando aquella era una oportunidad de las que si las dejas pasar te arrepientes toda la vida. En la sala
había algún productor musical a la caza de nuevos talentos.
Me la presentó un amigo, con su aire medio despistado y aquellas gafas de pasta negra nadie diría que en unos minutos se transformaría en otra mujer
encima del escenario.

Decir que triunfó, sería quedarme corto, decir que aquello fue el principio de una carrera fulgurante seria, como mínimo, insultar a vuestra inteligencia.
Pero así fue, al menos unos meses después de aquella actuación.

En ese tiempo nos conocimos, jugamos a enamorarnos, a pelearnos y a dejarnos. Hasta que éxito la llevo lejos, aún así de vez en cuando llegaba
un correo, una cinta de casset con sus composiciones, y unas estrofas de la canción que tanto me gustaba.

Después... nada.

Leí que tuvo varias relaciones, que coqueteó con el alcohol y las drogas y que una noche aquel que decía que la amaba la dejo inconsciente en la
habitación de un hotel tras una paliza.

De aquello guardó unas cicatrices y las cuerdas vocales dañadas. Su carrera se rompió como vaso lo hace al estrellarse contra el suelo.

Se encienden las luces y sale ella, sus ojos han perdido el brillo del que me enamoré pero aún impone verla en el escenario, sin querer
me pregunto si aún usará esas gafas  de pasta negras.

Llamo a la camarera, le pido si puede decir a la banda que toque "I'll be by your side, always", dice que no admiten peticiones pero junto al papel deslizo
un billete que ella acepta encanta. La veo que se acerca al pianista, este coge el papel lo lee y sonrie.
Cuando termina su repertorio, el pianista empieza a tocar, ella lo mira extrañada, luego sé que sus ojos me buscan, pero no quiero que me encuentre al menos aún no.  

Cierro los ojos y vuelvo a oir su canción.

El bar está cerrando cuando llamo a la puerta de su camerino.
Tras la puerta ella dice:

"Pasa, llevo mucho tiempo esperándote".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Suerte tener alguien al lado. Me gustó tu historia. Me recuerda a una película, pero no sé cuál.
Besos

Masakoy dijo...

El blues, la música de los desamores. Si nunca has querido y ese amor no te ha dejado, no serás capaz de hacer ni entender el blues ;)

Abracetes abraceteantes tronchiiii

Carla dijo...

Tu relato se hace corto en mi mirada, muy bello.

Besos.

Migue dijo...

Además del bourdón que te has tomado, tu relato está para ponerle un moñito y llevárselo.
Historias que pasan en la vida...

Un abrazo Nicolás.