miércoles, mayo 09, 2012

El secreto un cuento para niños

Hace mucho mucho tiempo, cuando los niños no jugaban con la play o con la wii ni siquiera con la nintendo, por que no existían, bajaban
a la calle y con las tapas de las botellas hacian carreras entre la arena, o daban patadas a un balón hecho de retales de tela y cuerdas,
las niñas jugaban a la cuerda y cuando se reunian todos jugaban al "pilla pilla".

Bueno he dicho que jugaban todos, y no es verdad siempre, siempre un niño pequeño se quedaba en una esquina mirando.
Cuando nació, ya era mas pequeñito que los demás, y al ir creciendo esa diferencia iba aumentando.
Sus hermanos y sus compañeros de clase siempre se reían de él por lo pequeñito que era, incluso en casa sus padres a veces
no le hacían caso por que no llegaban a verle.
 
Así que decidió que no hablaría con ellos, ni con sus padres, ni con sus hermanos y hermanas, ni con sus compañeros de colegio.
En el recreo cuando todos salían a correr y jugar el se iba a un banco apartado y se quedaba mirando, pensando que el también
podría ganar a las chapas, o que daría la patada mas fuerte,´luego se quedaba mirando las nubes.
Un día oyó una vocecita que le llamaba.
 
- oye oye aqui abajo que me has pisado el pantalón.
 
Él no podía creerse que  hubiera alguien  más pequeño aún y ademas le hablara.
 
- Sí, tú grandullón, ¿quieres levantar un poco el pie?
 
El pequeño levantó el pie, y el gnomo pudo así soltarse, trepó por la pata del bancoy se sentó junto al bolsillo del niño.
 
- Gracias, otro quizás se habria reido de mi por ser tan pequeño, ummm veo que no eres muy hablador ¿eh?
 
- Bueno, yo... no tengo amigos, y en casa todos se rien de mi, asi que decidí no volver a hablar nunca más.
 
- Uy, uy, uy muy mal, cuando uno es pequeño, tiene que tener sus secretos y la fuerza para ser único.
 
- Pero yo no sé hacer eso, ¿me enseñarías?
 
- Y tú que me darías a cambio, a ver,  venga tu me llevas en el bolsillo y me enseñas como son las clases y yo te digo el secreto.
 
Dicho y hecho, el niño cogió al gnomo y lo metió en su bolsillo.
 
Así pasaron todo el día el gnomo vió como era la vida de aquellos gigantes y al acabar la tarde cuando salió de clase lo dejó junto al banco.
 
- Gracias, eres muy amable, mañana te contaré el secreto.
 
Aquella noche el niño no durmió, estaba nervioso, ¿sería verdad que ese secreto haría que los demás se fijaran en él? ¿que no fuera siempre
el pequeño al que nadie hacía caso?
 
Al día siguiente cuando salió al recreo, corrió hasta el banco, se sentó y esperó y esperó, cuando ya pensaba que el gnomo le había engañado, apareció.
 
- Y el secreto, ¿donde está?
- No tengo que darte nada, no es un objeto, es algo que llevas contigo desde hace tiempo, pero que no has sabido utilizar.
- ¿Qué ya lo tenía , pero si lo tenía por que no me hacen caso?
- Por que no has sabdio utilizar el secreto, por que te lo has guardado.
- Bien pues dímelo.
- El secreto es.... el poder de las palabras.
- ¿Te estas riendo de mi?
- No, no me rio, es cierto lo que te digo. Y para ello te voy a mandar una tarea, cuando llegues a casa dile a tu mami "mami te quiero"
  verás el poder de las palbras, por que seguro que llora.
- No lo creo,  no creo en el poder de las palabras, pero te haré caso.
 
Cuando llegó a casa, se plantó delanta de su madre la miró a los ojos y le dijo "mami te quiero", su madre se quedó con la boca abierta,
empezó a llorar, y abrazo a si hijo,
 
- "Yo también te quiero, pensaba que no nos querías por que no decias ninguna palabra y estabas enfadado todo el día"
 
El pequeño durmió esa noche con una sonrisa, "es cierto lo que decia el gnomo, las palabras tiene poder, tengo que preguntarle por más"
 
Y así el pequeño fue aprendiendo más palabras y como entonarlas para que hicieran efecto.
 
Aprendió a decir "te echo de menos, te extraño, te amo, me siento feliz contigo, eres mi amigo, quiero jugar contigo," también le enseñó
que había palabras que hacian daño mucho daño y que no debería utilizarlas como " te odio" o aquellas a las que los adultos llamaban
insultos.
Le enseó que cuando la gente se enfada lanzan las palabras como si fueran piedras y aunque no viera que provocaban heridas, si las hacían
pero dentro en el corazón y dolían mas que un corte o un golpe en la rodilla.
Le enseñó que a veces es bueno decir "no" aunque cueste por que evita problemas.
 
Y por último la palabra mas poderosa, la más magica, "te perdono".
 
El niño se aprendío todas ellas, y cómo entonarlas y decirlas, y desde aquel día nadie se fijó en que era pequeño, fue uno más querido y respetado
 
Ahhh y se me olvida deciros que ganó varias carreras a las chapas, y peó una patada tan fuerte tan fuerte a la pelota, que salió por encima de la valla del colegio, cuando fue a por ella con la profesora, dijo un perdón tan sonoro al dueño de la tienda donde había caido la pelota, que este
le regaló una de verdad.
 
 
 Esto pasó hace mucho mucho tiempo cuando no existian las consolas y los niños aún creían en los gnomos, ahora  todos juegan a la play, o
la xbox o con la nintendo, ya nadie ve gnomos y todos han olvidado el secreto.

2 comentarios:

Migue dijo...

Muy bueno Nicolás,no hay diferencias de aspecto físico, ni de color de piel,ni de estatus económico si se dominan las palabras.Acompañadas por los sentimientos y los conocimientos adecuados.

MTeresa dijo...

¡Qué bonito!
me ha encantado
una preciosa alegoría
para llegar al corazón
un abrazo