Estoy sentando en mi pequeña habitación que ahora se ha convertido en mi hogar, que ahora se ha convertido en mi mundo.
Desde
la ventana puedo ver el mar, hoy está tranquilo, como decía hace años
"como un plato", las aguas son tan azules que a veces se convierten en un
verde turquesa.
Sobe mi mesa tengo un sobre y un folio en blanco,
mis manos huesudas se aferran a una pluma que mojo en un un líquido
amarillo, escribo pero la tinta es invisible, sólo posible de ver si
acercas el papel a la luz de una vela.
"Han pasado años, muchos
años desde que viera este mar una y otra vez, desde pequeño hasta más de
casi la mitad de vida, un mar que fue mi hermano.
Ahora parece que
veo a aquel niño pegado a la orilla de pie a la espera de que un
pececillo fuera arrastrado por una ola para que con la mano en una velocidad
endiablada lo empujara a la arena.
Luego llegaron los guiños, las primeras costuras en el corazón.
Añoré un tiempo ese mar, hasta que volví a él, puntualmente, en paseos por la arena, en una casa que no era mi casa.
Siempre
pensé que encontraba a las personas, o ellas me encontraban a mi, en un
momento difícil de su vida, hasta que ese momento acababa y entonces la
persona simplemente desaparecía de mi vida, como si yo hubiera acabado
una misión, como si yo solo hubiera sido un vehículo donde subir hasta
la siguiente parada, bajarse y no volver.
Porque la vida la exprimes y a veces te da zumo de naranja, pero otras, muchas, zumo de limón.
El
mismo zumo de limón con el que escribo esta carta porque sé que tú
sabes como podrás leerla, por que sé que tu sabes, lo que nos gustaban
los misterios.
Recuerdo, en especial un tiempo oscuro, donde en
este país la locura tomó asiento, donde una gente con mentiras y
promesas de las que te llenan los oidos aún sabiendo que es mentira
tomaron el poder, donde gente que yo queria lo creyó para más tarde
darse cuenta que ya era tarde, tarde para creer, tarde para tener
esperanza, y todo aquello por lo que lucharon les fue sustraido todo en
nombre de una palabra "podemos".
Recuerdo lo tozudo, lo cabezota y lo
bruto que aquello me ponía, pero fue un tiempo en el que para mi, perder
los papeles era demasiado sencillo, donde descubrí que conmigo habitaba
un lado oscuro que nunca quise reconocer pero que aparecía.
Recuerdo que
nunca llegué a aceptar que una persona estaba enferma y que
posiblemente la mayoría de sus actos se debían a ello, y yo que aún
pensaba en lo que había sido y en lo que se había convertido, dejaba
salir a ese lado oscuro... oscuro como la noche.
Porque la vida la exprimes y a veces te da zumo de naranja, pero otras, muchas zumo de limón.
Ahora
me cuesta recordar aquellos tiempos, y si estoy en esta habitación
pequeña de alquiler, es por que no quiero ser esa persona, ni una
carga. Y aunque me cuesta ya recordar, sigo viendo aquella sonrisa, con
aquel acento, pese a que tambien tuvo su tiempo de oscuridad, nunca dejó
de sonreir, tuvo en su vida mucho, mucho zumo de limón, más del que se
merecía, pero dentro de esa oscuridad un día llego la luz, al principio
pequeña luego en todo su esplendor, y hoy puedo decir que yo estaba
allí, y yo lo ví. Luego el tiempo, ese que no deberia exisitir, trajo
sus profecias.
No guardo rencor a esta vida más de lo que ella
puede guardarme, intenté exprimarla lo que pude, a veces me regalo su
zumo de naranja, otras, las más sólo conseguí su zumo de limón.
Te
escribo esto porque no voy a esperar que la parca venga a buscarme,
una vez alguien sabio dijo que es mejor morir de pie que vivir
arrodillado, yo he vivido todo lo que tenía que vivir, y aunque se
queda en el tintero más letras, más palabras y más hechos de los que yo
quisiera, ya no es tiempo de escribirlos, de leerlos, de llevarlos a
cabo.
¡Cuantas veces me he visto reflejado en ti!
Espero que encuentres
las mismas personas con las que yo me crucé en mi vida, a unas, quizás nunca supe
valorarlas, a otras, quizás, les hice daño sin haberlo querido como hubo
otras que me lo hicieron a mi, pero la vida es asi, ya sabes la exprimes
y te da... sí, a veces zumo de naranja, otras zumo de limón, ójala para
ti sea más naranja que limón.
Ahora he de irme, voy a dejar mi
ropa, colocada y ordenada como hacía siempre frente a ese mar, de aguas
azules tan azules que se dirian que son verde esmeralda, y me iré con
ellas de la misma manera que cuando tenía seis meses me bañaron en ellas
por primera vez.
Espero que puedas leer esta carta, y no te olvides de exprimir cada segundo de la vida."
Meto la carta en el sobre, y cierro la puerta.
La
arena esta caliente para ser el tiempo que es, me desnudo, mi cuerpo
dista mucho de aquel que fue una vez, y camino hacia el mar, siento como
me abre sus brazos, y me abraza, por fin me entrego a el aunque sea la
última vez, y cuando pruebo su sabor me sabe a.... zumo de naranja.
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