Otro año..
Camino por el parque, y aún parece que es casi primavera si no fuera por el suelo alfombrado de hojas pardas.
Me siento tan extraño como lo es este Diciembre en el que algunos pasean en mangas de camisa,y otros con abrigo y bufanda.
A veces tengo la sensación de que no pertenezco a este mundo, que soy un extraño completo, o el extraño es el mundo...
Me
siento en un banco y bajan gorriones y palomas por si de mi mano cae
alguna miga de pan, sin embargo sólo puedo darles pedazos de mi soledad.
Se acerca y se sienta.
Mi viejito.
Hay
una mirada extraña en el, como si estuviera cargada de melacolía,
cuando intento atraparla sólo consgio atrapar mi propia mirada.
- ¿Sabes?... - le digo
- Cuentame, a veces un cuento no es la solución, sólo hablar con alguien que escucha.
-
Leí en algún lugar que " a veces, la persona que está siempre para
ayudar a todos, necesita que también se preocupen por ella" y yo no digo
que sea una persona que esté siempre, no quiero ponerme esa medalla,
intento estar, con todos mis errores...
- Sé lo que quieres decirme... contínua
-
Quizás sean estas fechas, quizás sea que se va otro año, y que a veces
me inunda la sensación de que el tiempo se pierde como lo hace el agua
del rio al llegar al mar, y que mi vida se diluye... y.. llega un
momento que no me importaria diluirme con ella también.
- No deberías pensar así
-
Bueno sólo te lo digo a tí, hay algo que puede parecer de locos pero
tengo un cuarto al que sólo puedo acceder yo, con unas estaterias
llenas de frascas de cristal.
Tengo una frasca con los primeros
pasos de un bebe, con el olor de sus primeros biberones, de aquel
momento en el que alguien te dice "estoy embarazada", es una frasca que
esta al final de la estanteria ya casi olvidada, tengo otra con la
niebla de mañanas de invierno cuando te despertabas antes de amanecer
para viajar en un viaje interminable a la ciudad, una ciudad que
encendía las luces mientras el sueño te invade y hay una cabeza que
reposa en tu hombro, tengo una frasca con paseos por un pueblo de la
sierra y escenas de un cine de verano, con besos dados que simplemente
volaron cuando acabó el verano.
Tengo otra cargada de letras,
letras con las que a veces escribo cuentos, con solo desparramarlas
por el suelo, el suelo de una caja de cerillas donde suena una canción,
donde en una mesa hay unas copas de vino sobre unos mantelitos blancos.
Y esta frasca no la abro nunca por que temo que se escapen de su
interior y no regresen más
Tengo frascas de viajes, que al
abrirlas huelen a Africa y a sonrisas y aventura, de otra sale un frio
calmado con vino caliente en puestos de mercadillos de invierno donde la
Navidad es la Navidad, nieve y sueños.
Hay frascas llenas de espuma
de mar, de arena, de paseos al borde de las olas, con extraño acento, de
prisas, de tiempos agotados antes casi de empezar, de esperas y
llegadas en andenes.
Hay frascas con acento andaluz, que me llevan a tierras de oriente de esa tierra que vió nacer a mi padre.
Y
en un pequeño rincón tengo una grande llena de errores y de miedos, de
perdones que nunca dije, con una pegatina que me recuerda que si
pudiera hacer un "reset"...
Tengo una con nubes de verano, con
pensamientos de lo que hubiera hecho y no hice, otra de aquellos sueños
que quizas solo pueda verlos flotar en esa frasca.
Cuando entro
en esa habitación es cuando puedo verme, cuando me encuentro reflejado
en el fondo de esas frascas, y sin embargo a veces las estrellaría
contra el suelo, simplemente porque estoy cansado... muy cansado...
- Pues hoy , yo te traía algo para darte y no es una historia de las mías.
Le miro extrañado, porque no me esperaba ningún regalo de él.
Me
entrega un paquete envuelto en papel de estraza, sin lazo, algo simple,
pero es esa misma simpleza la que lo llena de encanto, de magia.
- Ábrelo
Y eso hago, ante mis ojos aparece... una frasca de cristal igual a las que tengo en mi pequeña habitación.
- Está vacía, a la espera de que la llenes, eso queda en tu mano.
Mis ojos se inundan, flotan en un lago y la visión se sumerge en lágrimas.
Cuando , por fin puedo volver a ver, él ya no está, en el banco queda el papel de estraza y una frasca de crista con una nota
"Sé que sabrás llenarla, feliz Navidad, feliz año nuevo"
1 comentario:
El agua del río nunca se pierde.
La frasca donde hay cabida para todas esas otras frascas chiquititas, eres tú.
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