Había sido una tarde noche inolvidable...
Llevábamos un tiempo conociéndonos, "hablando" todos los días por whatsapp, con la sensación de que aunque solo eran muy pocos meses lo conocía desde siempre.
Le había contado mi lado más oscuro, me había hecho sentir en un lugar seguro, y sobre todo me había devuelto mi auto estima como mujer.
Sé que contando esto no vais a entenderme después, pero es que yo tampoco me entiendo... ¿o si?
¿Dónde estábamos? ah.. sí. Estaba siendo una tarde noche inolvidable, había empezado con una cerveza en el bar, le notaba nervioso, yo también lo estaba, pero la forma de mirarme deshacían esos nudos gordianos que sentía en el estómago.
Había preparado la cita como regalo por mi cumpleaños, tanto tiempo que nadie se preocupara por mi, tanto tiempo sin una cita así, mi cabeza daba vueltas y vueltas "¿qué haces?, ¿Dónde vas? ¿estas segura?" eran preguntas que taladraban mi mente, yo solo quería disfrutar de ese momento... y ahora entre mis manos sostengo su cabeza, meso sus cabellos y entre mis dedos se deslizan los restos de un corazón roto, o quizás más que eso, de unas ilusiones hechas añicos.
Pero, si me permitís, voy a retroceder unas horas tan solo.
Entrábamos en el teatro, una función musical, canciones de los 80's, 90's, 00's, me sentí niña otra vez, saltando, y bailando al son de aquella música que me había acompañado en mi juventud. Una balada, el primer beso... ¿me besará él? y si lo hace... ¿Qué haré yo?
Le miraba de reojo, sabía que me estaba mirando, que disfrutaba con mi compañía, con verme disfrutar, incluso creí ver que estuvo tentado de cogerme un par de veces la mano, pero se contuvo.
En una de nuestras conversaciones nocturnas, me preguntó que significaba él para mi, y esas palabras fueron la llave del arcón donde dormían mis miedos, y al girar la cerradura, despertaron con toda su fuerza. Os podéis imaginar lo que le dije... más o menos un "sí pero no".
Qué rápido pasa el tiempo cuando lo estás disfrutando, salimos del teatro, el sol iba camino de cederle el testigo a la noche, una luz dorada pintaba las aceras de Madrid.
- Tenemos la reserva del restaurante, es algo pronto, podemos ir dando un paseo recogemos tu regalo y vamos para allá.
- ¿No me vas a decir donde me vas a llevar?- le dije - No tienes porque regalarme nada - mentira, cuantas veces decimos eso, pero nos encanta que nos regalen.
- No, no te lo voy a decir, me encanta "picarte" pero te prometo que el sitio te encantará...
Me dejé llevar, caminamos charlando de todo un poco, y cuando giramos vi el restaurante, a veces pienso que el destino juega con cartas marcadas, no era en sí un restaurante, sino uno de eso locales que igual puedes tomar un café por la tarde que ir a cenar, y hacía mucho tiempo que lo tenía en mi lista de pendientes.
- ¿Sabes que quería venir hace mucho tiempo? - le dije
- No, pero supuse que te encantaría, es tan tú este lugar.
Supongo que me ruboricé algo, porque sentí arder mis mejillas.
El local era un lugar tranquilo, intimo, una luz suave y una música apenar perceptible creaba una atmosfera mágica, decorado como un cuento, pequeño pero sin agobio, el camarero nos llevó a la mesa.
No se sentó enfrente, lo hizo a mi lado, en aquella mesa circular, donde nuestras palabras jugaban entre el tenedor y la cuchara, donde nuestras miradas jugaban a un "pilla pilla" descarado y pícaro.
Cenamos tranquilos, hablando de mil cosas, de mis pasiones, de sus gustos, de como la vida pasa sin más...
- ¿Pedimos un postre para los dos? - le digo
- Espera...
Hace una señal, y aparece un camarero con una tarta y unas velas encendidas, se me corta la respiración y siento que voy a echarme a llorar, me muerdo los labios intentando que no sea así...
- Sopla las velas, pero antes pide un deseo
Y cierro los ojos, pienso en mi deseo... y no, no os lo voy a decir, que luego no se cumple...
- Y ahora tus regalos...
- Mira que te dije que no hacia falta
Pero me lanzo con toda la curiosidad de una mujer a abrirlos, son unas fotos enmarcadas y una de ellas es muy, muy especial, porque significa tanto en mi vida... ya no puedo reprimirlas y siento como las lágrimas se deslizan por mi mejilla como lo haría un esquiador sobre la nieve virgen.
- Lo siento, no quise hacerte sentir mal, pero sé que significa tanto para ti ese momento...
- No tienes por que sentirlo, gracias, gracias de verdad...
- Venga abre el otro
Y me entrega uno pequeño rectangular, lo abro y es... un libro, un libro muy especial, mis dedos se deslizan entre las primeras páginas y allí escrito con un bolígrafo y su letra hay un poema.
- Espera no lo leas ahora...
Pero es demasiado tarde mis ojos han navegado por cada palabra por cada frase..
- Yo.. yo..
- No tienes porqué decir nada
Y dentro de mi una sombra oscura salta de ese arcón, sube como un geiser y se apodera de cada célula de mi ser, tiemblo, tiemblo por sus letras, tiemblo por que la sombra aprieta mi garganta y dibuja en mis labios unas palabras
- No, no creo que sienta yo ese punto, eso que tú sientes.
Y os juro que oí como algo dentro de él se rompía como cuando un vaso se estrella con el suelo de mármol.
- No pretendía nada, ni quiero que me contestes nada - me dice - solo quería aclarar las cosas, disfrutar de este día, sin obligaciones, sin pretensión alguna ni ahora ni en un futuro.
Pero siento que entre sus palabras la ilusión "de algo más" se desliza de nuevo a su interior para esconderse en lo más profundo de su corazón.
Un corazón roto.
Y ahora entre mis manos sostengo su cabeza, meso sus cabellos...
- Nos están mirando el resto de comensales - le digo
- Es que parecemos dos enamorados así - y su voz denota la incredulidad de lo que estoy haciendo, por que ni yo misma sé por que le estoy abrazando.
El tiempo pasa, intento armar un puzle al que ya le faltan algunas piezas.
Es hora de irse, los camareros empiezan a recoger, y salimos a la noche de Madrid, me mira y en su cara noto un cansancio como nunca antes había visto, sin embargo sigue mirándome dulcemente
- ¿Puedo cogerte de la mano, quizás sea la última vez que lo haga?
Y siento el calor de su piel y como sus dedos se entrelazan con los míos, una sensación olvidada en el tiempo.
Seguimos así hasta su casa, él mira a través de la ventanilla del coche las luces amarillentas, conduzco con la izquierda sigo agarrándole la mano con la derecha, siento que si le suelto sería como dejarle caer y no quiero eso.
Me ahogo, mi cuerpo se debate entre la sombra oscura que me abraza hasta dejarme sin aire, con la sensación de... ¿y si me lanzo al vacío, no hay nada que perder?.. pero la sombra se yergue y ruge "recuerda el dolor de la última vez, recuerda lo que te costó salir, todos son iguales acabará haciéndote daño..."
Llegamos a su casa, paro el coche, en ese momento suena Coque Malla, canta "la señal" bajo su voz le oigo decir - Creo que en un tiempo no te voy a escribir, necesito digerir todo esto - y en la radio "sabes que pasan los días que pasan los años... yo no debería haberte dejado marchar..."
- Nico - y en su mirada hay un pozo infinito de tristeza - yo... no quiero que te marches así - y de pronto de mis labios caen unas palabras - ¿por que no me invitas a la "penúltima" en tu casa?
Balbucea, es como un boxeador que recibe un golpe en la mandíbula inesperado, le imagino agarrándose a las cuerdas para mantenerse en pie.
- No sé si es una buena idea, pero si quieres, aparca el coche.
Caminamos hasta su portal, esta vez no me coge de la mano, puedo oír sus pensamientos, chocan unos contra otros, y yo sigo preguntándome "¿que estoy haciendo?" pero por una vez quiero pensar en mi, aunque halla daños colaterales, quiero que esta noche no acabe, por una vez alguien me trata como siempre había pedido.
Ya, ya sé que estaréis pensando ¿y entonces por que coño le has dicho que no?... No lo sé, ya os lo he contado, la mochila, mi pasado, mis miedos.. ¿me gusta? claro que sí, es encantador, detallista, generoso, tímido y pícaro, malhumorado a veces y cabezota, pero es alguien que se da sin pedir nada a cambio y me ha tratado como nunca antes otro hombre lo había hecho, se siente orgulloso de mí, me admira, y sé que de alguna manera en este poco tiempo se preocupa por mi y me cuida. quizás por eso me de tanto miedo, por que si le dejo entrar en mi vida... estaré perdida.
Entramos en su casa, percibo que tiene su personalidad, aunque por lo que me contó no es, ni de lejos, como él quisiera.
- Siéntate - me dice, mientras pone música - es un mix de canciones, espero que te guste ¿Qué quieres tomar?
- ¿qué tienes? - y me levanto para seguirle a la cocina, una estancia pequeña y estrecha.
- ¿Ron y coca cola?, un chupito, o zumo, si luego tienes que conducir...
- Déjate de tonterías, ponme un ron con coca cola, ¿tienes patatas fritas?
- Si al fondo - me dice, y paso detrás de él, cojo la bolsa, y él se gira para darme un bol quedando pegados frente a frente.
- Perdona, es tan estrecho esto.
Le miro, nunca habíamos estado tan cerca, siento los latidos de su corazón, y ese segundo en el que él se aparta me ha parecido una eternidad.
Echo las patatas en el bol, y salgo al salón a dejarlas sobre la mesa, cuando vuelvo, él está con las manos sobre la encimera y la cabeza entre los hombros y los ojos cerrados.
Me quedo mirándole, y de pronto abre los ojos, me mira, hay algo diferente en esa mirada, se acerca a mi y me coge de la cintura.
- Sé que me voy a arrepentir toda mi vida de esto, pero quiero guardarme este recuerdo hasta el final.
Y me besa, primero despacio un solo roce de sus labios, como si esperase a ver como reacciono. Le cojo de la nuca, él comprende, y me besa con fuerza, abre su boca y su lengua surca mis labios, me dejo ir, y siento como me busca, como sus besos se vuelven mas profundos, mas apasionados.
Me empuja contra el frigorífico, siento como jadea, y le muerdo el labio suavemente, gruñe, se echa para atrás y me mira, sus labios esbozan una ligera sonrisa, no dice nada pero su mirada me ha escrito la palabra "pasión" en mi piel.
Me vuelve a atraer, y su cuerpo se pega al mío, noto el calor de su cuerpo a través de su camisa de lino y su pantalón no evita que sienta lo duro que se está poniendo.
Me besa de nuevo pero esta vez baja despacio por mi cuello roza el lóbulo de mi oreja con la punta de su lengua y me muerde despacio y suave la unión del cuello con el hombro. Me hace estremecer, me aferro a él y clavo mis dientes en su cuello, no hay suavidad, el mordisco lleva inscrito toda la pasión y las ganas de un cuerpo que necesita sentirse vivo.
- Espera un momento- y desaparece, le veo que entra en una habitación y emerge una luz suave - Ven
Me lleva a su dormitorio, hay una especie de hilera de lucecitas colgando de un cabecero de la cama, dos velas también iluminan. Me abraza y en un susurro me dice "quiero hacer una cosa"
Se vuelve a ir, oigo un ruido mecánico, y aparece, estoy intrigada, y empiezo a sentirme nerviosa.
Vuelve.
- ¿Qué pasa? - le digo nerviosa
- Nada - y me sonríe - quiero... quiero bailar contigo una canción lenta, como se hacía antes.
Suena Adele.
Me toma por la cintura y mis brazos caen detrás de su cabeza, se pega a mi, mientras baila despacio, muy despacio, y yo cierro los ojos y me pierdo en la voz de Adele.
Tropezamos, y caemos en la cama, las risas inundan la habitación, le miro, y vuelvo a cerrar la puerta a todas mis dudas, me pongo encima de él y busco su boca, le beso buscando su lengua mordiéndole, siento sus manos por mi espalda, bajan hasta mi culo y lo agarran, mientras le beso me muevo rozando mi cuerpo al suyo y siento lo duro que está, me excita y me mojo.
Sus manos suben y deslizan el tirante de mi vestido por los hombros, mientras cae, pienso "menos mal que decidí ponerme un conjunto interior bonito" me rio con mi pensamiento y él me dice "me da miedo esa sonrisa", si supiera...
Se yergue un poco, sus dedos intentan soltar el cierre del sujetador.
- ¿puedes?
- ¿lo dudas?
- Creo que si
- Joder, si parece un candado de una iglesia
Suelto una carcajada, justo en el momento que salta el cierre y mis tetas quedan al aire, le veo como las mira fijamente y acerca su boca a mi pezón izquierdo, suspiro con sus lengüetazos suaves mientas con la otra mano acaricia mi otro pecho.
- Espera que yo también quiero
Le empujo y desabrocho su camisa de lino, él a toda prisa se la quita, y soy yo ahora la que muerde su pezón.
Me pongo de pie, el vestido cae y el me agarra de la cintura sentado al borde de la cama, besa mi estómago sus dedos juegan con la elástica de mis bragas negras, un dedo juguetón se introduce dentro de ellas y acaricia la parte alta de mi sexo, gimo, y él desliza las bragas por mis piernas, me las quita del todo, intento empujarlo para que se tumbe, pero se niega, me coge del culo y pega su boca a mi estomago siento la humedad de su lengua como lo recorre, como juega con mi ombligo, como me da besos pequeños y mordiscos suaves, va descendiendo poco a poco hasta mi sexo, está mojado, le está esperando y entonces siento su lengua que lo recorre de arriba a abajo, separo las piernas y miro como hunde su cabeza entre ellas, tiemblo, siento que las rodillas se me doblan cuando entre sus labios atrapa mi clítoris y lo succiona como si fuera un "satisfyer".
- Para... - es casi una suplica.
- No, espera... - masculla
Le agarro el pelo y tiró de el, el aprieta mas mi culo y hunde su lengua en mi sexo, noto como cae la saliva y me excita aún más, estoy a punto de correrme, cuando se aparta y me sonríe, hay una mirada muy pícara,
- ¿por que paras... ahora? - mi voz es casi un susurro
- estabas a punto y quiero excitarte más aún, me gusta parar y luego seguir
- pues esta vez es mi turno - le empujo contra la cama
Termino de desnudarle, él trepa por la cama, y me pongo entre sus piernas, su miembro está duro, lo acaricio, bajo su piel despacio y lo observo, lo deseo, muevo mi mano despacio arriba y abajo y siento como va poniéndose duro como crece entre mis dedos, él gime, le miro, tiene los ojos cerrados, dejándose llevar, entre susurros me dice "no puedo creer lo que está pasando", "calla, relájate" le contesto, y me llevo a la boca su miembro.
Siento como crece dentro de mi boca, me siento muy excitada, le oigo como gime, como se le acelera la respiración, me coge de la cabeza y acompasa mis movimientos, estoy disfrutándolo un rato, pero es el momento...
Me monto encima de él, cojo su miembro y rozo todo mi sexo con él, me mira con lujuria, "quiero follarte" me dice, y poco a poco me lo voy metiendo, noto como se abre paso y me roza, entra de golpe, pego un gritito y empiezo a moverme encima de él, acaricia mis tetas se chupa los dedos y roza mis pezones que están erguidos, baja una mano para acariciarme el clítoris mientras me lo estoy follando, cabalgo salvajemente encima, me muevo hasta que casi sale para de un empujón metérmela entera.
Da un golpe de caderas y me desmonta, me coge por la cintura y me pone a cuatro patas, siento como me roza como juega a entrar pero no lo hace... "métemela ya, follame, no pares de follarme" le grito, y él obedece, me la mete despacio, me coge de las caderas y empieza a moverse, estoy a punto de correrme cuando para de nuevo..."joder ¡¡¡¡ noooooo" le grito, pero no me hace caso, me embiste varias veces y vuelve a separarse, casi con brutalidad me da la vuelta y es entonces cuando me besa en la boca, dulcemente, ha dejado la pasión y es un beso largo y dulce, tranquilo, como si necesitase tomar aliento para continuar.
Va deslizandose hasta que su boca llega a mi sexo, chupa, lame los labios, succiona mi botón, me mete la lengua mientras acaricia mis tetas con la mano, acelera los movimiento de su lengua, y siento una corriente eléctrica que sube por mis pantorrillas se aloja en mi ingle y descarga con furia.
Grito, le tiro del pelo, mientras sigue lamiéndome muy muy despacio, y yo sigo recibiendo descargas por todo mi cuerpo, cuando este cae sobre la cama, él se incorpora a mi lado y vuelve a besarme con toda la ternura del mundo, bajo mi mano, su pene está ahora flácido, pero al contacto de mis dedos empieza a crecer, , le muerdo los labios y bajo hasta su sexo, vuelvo a chuparlo hasta que se endurece, y entonces le digo "¿me lo harías boca abajo?" es una posición que me excita tanto, me es fácil correrme con ella.
Nos besamos, nos acariciamos, me tumbo boca abajo el se sienta encima de mis piernas, separo algo las piernas y entra despacio, duro fuerte, introduzco mi mano y me acaricio mientras el me folla, hasta que me corro de nuevo.
Se tumba en mi espalda, siento su respiración en mi nuca, me giro y le susurro al oido "me toca, relajate", y me deslizo hasta su pene lo acaricio, crece y separo mis labios le dos unos golpes con la lengua y se la chupo hasta que le oigo gritar "me corrooooo", ver como cae su leche vuelve a excitarme, le digo "tocame, acariciame con tus dedos" mientras se los chupo, él obedece, sabe lo que hace donde acariciarme hasta que siento otra oleada de placer menos intensa pero más larga.
Nos dejamos caer en la cama, exhautos, me coge y pasa su brazo por detrás de mi cabeza, apoyo la mía sobre su pecho mientras el besa mi cara despacio, suavemente.
Estamos callados un ratito.
- Quédate a dormir, por favor, es el mejor regalo que podrías hacerme.
Le miro a los ojos y no puedo negarme, le beso y asiento.
Tomamos el ron con coca cola en la cama desnudos los dos, me invade un sueño placentero, me arremolino junto a él, haciendo la cucharita y me quedo dormida.
Amanece o eso creo, cuando noto su mano en mi pecho que desciende, quiere jugar otra vez, pero esta vez hacemos el amor, no follamos, me hace el amor con ternura dulcemente, hasta que llego de nuevo.
Vuelvo a quedarme dormida.
Me despierta un olor a café, él está vestido, se asoma a la habitación.
- Buenos días, bajé a por porras, tengo hecho el café, no te levantes.
Trae el desayuno a la cama, os parecerá mentira pero es la primera vez en mi vida que alguien me trae el café a la cama.
Desayunamos.
- Tengo que irme ya - le digo, y mi voz suena más triste de lo que quisiera.
- Lo sé, puedes ducharte antes si quieres, te prometo no entrar
Y una sonrisa pícara se dibuja en su cara, aunque cumple su promesa.
Me acompaña hasta el coche, me besa, un beso fugaz, como si supiera que será el último.
- Ve con cuidado, y por favor, mándame un mensaje cuando llegues.
- No te preocupes, lo haré
Arranco y cuando salgo miro por el espejo retrovisor, sigue allí de pie, sin moverse, esperando a que desaparezca de su vista.
Y yo camino de casa, con el olor de su piel en mi piel, siento que quizás, sea la última vez que le vea.