Suena el teléfono.
- Hola, soy yo
- Hola, te noto la voz cansada
- Sí, no te lo voy a negar, estoy cansada...
-
Hay momentos que la vida cansa, no por que no siga siendo hermosa sino
por que a veces se convierte en un cuadrilátero donde es imposible bajar
los brazos, hay que aguantar los golpes y esperar el momento, quizás
suene la campana y puedas descansar en tu esquina, quizás puedas lanzar
un gancho y darle a la vida lo que se merece.
- No lo sé, hoy no
tengo ganas de pensar, sólo siento que en algún momento me euivoqué de
camino, o que simplemente no supe ver lo que tenía delante, lo dejé
escapar y ahora ya no hay vuelta atrás.
- ¿Quieres que te cuente una historia?
- Si, por favor
- Hace
tiempo caminando por un bosque perdido, de esos momentos que uno desea
perderse por si acaso en algun recodo te encuentras, cosa por cierto que
casi nunca sucede, me encontré a un viejo sentado sobre una roca. Me
senté junto a él, me miró y suspiró un "hola" que flotó en el aire lo
suficiente para caer entre las hojas suavemente. El viejo siguió
moviendo las manos, pero en sus manos no había nada.
Yo le pregunté
"¿Que hace?" y él me contestó "Estoy tejiendo palabras, llevo tejiendo
mucho tiempo, saco letras de mi vieja frasca y empiezo a tejerlas a
veces sale un "te quiero" junto a un "no me olvides" tejo un "un beso"
junto a "un abrazo" y un "dormir juntos, despertar juntos", cuando
termino se lo doy a la persona que ne ese momento estba en mi vida,
algunas veces se vestían con mis palabras, y mientras ese vestido lo
llevaba la vida era... "diferente", luego se desvestían y se iban.
Entonces yo volvía a recoger mis palabras las metía en mi frasca y
empezaba de nuevo a tejer por si surgia volver a entregarlas. Hubo quien
se no llego a desvestirse, simplemente se llevó las palabras, quizás
por que las necesitase, quizas por que las colgó de alguna pared como
recuerdo." Ahora sigo tejiendo, aunque a veces aparezca un "debería",
varios "quizás" y muchos "lo siento", el hilo se convierte en lágrimas y
en sonrisas, tejo con recuerdos y con sueños, y cuando cae la noche lo
recojo todo hasta el día siguiente.
¿Y que va a hacer con todo lo
que teje?, le pregunté, simplemente tejo el vestido más hermoso que
nunca se vió para cuando llegue, y cuando eso ocurra estaré preparado.
me quedé mirándole mientras él seguía moviendo las manos, unas manos vacías, le sonreí, me levanté y seguí mi camino.
Ese día tampoco me encontré.Sé
que a veces tenemos la sensación de que nos perdimos en algún recodo
del camino, de que dejamos escapar aquello que quizas fuera nuestra
estrella, nuestro tren , pero nunca lo sabremos, porque lo vemos ahora
con el tiempo pasado y creemos que quizas como el viejo tejimos las
palabras adecuadas aunque se desvistieran antes de lo que creiamos, o se
llevaran el vestido.. eso nunca lo sabremos
- Yo sí lo sé - y su voz pareceía cargada de nostalgia
- Quizás debas buscar alguna frasca e intentar volver a tejer esas palabras que piensas se llevaron
- Quizás...
- Inténtalo.
- Gracias de nuevo, siempre hay algo en tus cuentos que se queda "colgando" como si esperase a ser recogido...
- Son solo palabras, nada más que palabras, llámame siempre que quieras
- Lo haré
- Ciao
- Ciao.
1 comentario:
Las palabras, a veces decimos las que no sentimos, otras callamos las que si. Es extraordinario vestirse con ellas.
Besitos.
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