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- ¿Cómo dice...?
- Hola Laura, perdona mi broma, soy Fernando...
- Don Fernando, perdone pero... ¿le conozco de algo?
Su respuesta me deja unos segundos bloqueado, el silencio lo llena todo.
-
Fernando, creo que sabes gastar bromas, pero no encajarlas, te he
reconocido, no me digas que te has quedado otra vez atrapado.
- Ummm... para serte sincero, he apretado varias veces el botón de parada.
- ¿Cómo? ¿Por qué has hecho eso?
- Queria volver a hablar contigo, imagino que te habrán dicho cientos de veces que tienes una voz preciosa
- Pero Fernando, no debes pulsar el botón si no está justificado...
- Para mí había justificación, la reunión ha sido perfecta, un éxito, y quería compartirlo contigo.
- Gracias pero de verdad no sabes el problema que has ocasionado.
- ¿Por qué?
-
Porque nuestro software detecta cuando el botón se pulsa sin motivo
alguno, acto seguido se activa la cámara de vigilancia y son grabadas
las conversaciones, con un poco de suerte... espero que no pase nada.
- ¿Pero que tiene que pasar?
- Don Fernando, en breves momentos el ascensor se pondrá en marcha, le deseamos buenos días.
- Espera... Laura... ¿Laura?
El
ascensor recobra su vida, y desciende, se abren las puertas y
efectivamente aparece el conserje del edificio, preguntándome por el
motivo de la parada. Le contesto que he sufrido un mareo y que sin
querer he pulsado el botón de parada, me mira como no creyéndo mi
historia, pero sonrie, me desea que me encuentre mejor y desaparece por
el vestíbulo.
Salgo a la calle aún bajo el shock de lo que acaba
de pasar " no sabes el problema que has ocasionado..." Pienso en ello y
en las repercusiones que he podido ocasionarla, ¿y si por mi culpa
tiene problemas en el trabajo? Me remuerde la conciencia, entro de
nuevo en el vestíbulo del edificio, me encamino al ascensor y cuando se
abren las puertas observo el panel de los botones, apunto la dirección de la empresa y vuelvo a salir.
Llego
a las oficinas de la empresa UpandDown, aún no sé como voy a lograr dar
con ella, sólo tengo su nombre y la dirección del ascensor que le
correspondía.
La entrada es amplia, espaciosa, en su parte
central con forma de media luna está el acceso, junto a una señorita hay
un guardia jurado detras del control de seguridad, me acerco y
mostrando la mejor de mis sonrisas le pregunto por Laura dámdole todos
los datos posibles. Me mira algo sorprendida y sin dejar de sonreir me
contesta que esa información no puede facilitarla. Miro a mi alrededor,
en busca de alguien que me pueda ayudar pero es imposible. Decido
esperar en la calle, seguro que en la hora del desayuno alguien podrá
echarme una mano.
Empiezan a salir, a las dos primeras personas
que pregunto me miran extrañadas y no saben quien puede ser, me acerco a
una chica joven de veintantos, le cuento todo lo sucedido y me contesta
que en su sección ha llegado el rumor que a una compañera le han
cambiado de sector por tomarse ciertas libertades en las
conversaciones, pero que no sabe su nombre. Es desolador, no tengo
ninguna imagen de ella ni ningún otro dato, le pregunto si al menos
frecuentan alguna cafeteria y me contesta que generalmente suelen ir a
un VIPS por que allí hay espacio para todos.
Es mi última
oportunidad, la cafetería está llena de chicas, intento ver a quien
podría corresponder esa voz pero es imposible, me siento en la barra y
pido un café, me siento hundido, ella está pagando mi poca cabeza.
- ¡¡ Qué mierda !! - digo en voz alta sin percatarme de donde me encuentro.
- Hola, buenos días, ¿en que puedo ayudarle, algún que otro fallo en el ascensor?
Es esa voz... me giro y frente a mi está ella.
- Hola Laura...
- Hola Fernando...
**** FIN ***
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