Sonó el teléfono.
- ¿Hola?
- Hola, ¿qué tal estas? - me dice una voz conocida
- Bien, pensé que ya no volvería a saber de ti, ha pasado tanto tiempo
-
Es verdad, lo siento. Pero un pariente mayor mio se cayó y se partió el
hombro y la cadera... y ya sabes, hospital, rehabilitación, ha perdido
mucha movilidad y el tiempo se pasa volando...
- Lo sé, y siento lo de tu pariente, espero que pronto mejore
-
Bueno, no lo sé, es muy mayor y esta vez parece... en fin, la verdad es
que viendole y viendo los ancianos en la residencia te da que pensar,
que hace uno con su vida, y tengo la sensación de que estoy a la espera,
a la espera de que algo pase, a la espera de que algo cambie, a la
espera de que un dia todo sea diferente, pero hago poco o nada para que
esto sea diferente
- Al menos lo tienes claro, ¿un cuento?
- Por supuesto, me apetece escucharte, te echaba de menos
- "Hace mucho mucho tiempo, en una ladea lejana vivía una chica de ojos claros y pelo suave como la seda. Ayudaba en su casa a su madre, y por las mañanas iba a ordeñar a las vacas, a adecentar el establo y a echar un mano a su padre.
Cuando tenía tiempo libre paseaba hasta el rio, charlaba con los
pajaros de sus sueños, sueños que le llevaban muy lejos del pueblo, a la
gran ciudad donde viviría con un principe que se enamoraría de ella y
su vida sería completamente diferente.
Había tardes que se quedaba
asomada a su ventana mirando el puente por donde ella soñaba que pasaría
su principe, entonces él la vería y tomándola de la mano la llevaría a su castillo.
Su
madre la miraba y le decía "ya estás con sus sueños pero los sueños hay
que perseguirlos no vienen a buscarte a la ventana"."Pero mamá, él
pasará por aquí y cuando suceda se enamorará de mi, y seremos felices"
Pasaban los días, las semanas y los meses, pero por el puente unicamente lo cruzaban los rebaños de vacas, ovejas y algún que otro comerciante. Más ella estaba convencida que no tendría que hacer nada, solo esperar.
Una tarde llegarón al pueblo unos caballeros, reunieron a todos en la plaza y anunciaron:
"El principe parte para visitar su reino, y conocer a su futura esposa,
engalen sus casas y preparense para recibirle"
Ella no podía
creerselo, tanto tiempo esperando y ahora el principe llegaría cruzaría
el puente, se fijaría en ella y su vida cambiaría para siempre.
Algunas
amigas suyas no esperaron, hicieron las maletas y cuando le
pregutaron si se iba con ellas en busca del principe, ella contestó "no,
prefiero esperarle aquí, él cruzará el puente y cuando me vea se
enamorará de mi"
Incluso su madre al verla tan ilusionada le dijo
que lo mejor era partir y encontrarle en el camino, de esa manera no
tendría oportunidad de conocer otros pueblos a otras chicas, más ella
decidió esperar, " el principe tiene que cruzar el puente si quiere conocer su reino..." se decía.
Y
pasaron los días y pasaron las semanas, hasta que se escucharon unos
caballos cruzar el puente, ella salió corriendo en busca del príncipe,
más no era él.
Al pueblo llegaron unos caballeros que anunciaron que
el príncipe había elegido otra ruta y que en una posada llegaron unas
doncellas en su búsqueda, se hizo una fiesta y quedó prendado de una de ellas, la boda tendría lugar en el castillo en poco tiempo.
Ella
no podía creer lo que estaba escuchando, ella que le había estado
esperando tanto tiempo, tantas tardes mirando el puente, sentada en su
orilla y ahora él la habia traicionado, se casaba con alguien que no era ella.
Quedó destrozada, se encerró en su habitación y se negó a comer.
Al tercer día, sus padres entraron en su habitación, la madre llevaba en su mano una maleta, era su maleta.
"Hija
mia" le dijo " tu padre y yo aunque nos duela queremos que te vayas a
la ciudad, alli vive una tia tuya con la que vivirás, pero los sueños no
vienen a buscarte, no se esperan, hay que salir a por ellos, hay que
buscarlos, hay que luchar por conseguirlos, aquí ya no tienes nada que
hacer, no esperes más, la vida te espera en cuanto cruces el puente"
Ella
con los ojos anegados en lágrimas se dió cuenta de lo tonta que había
sido, cogió la maleta, abrazó y besó a sus padres y cruzó el puente
camino de la ciudad.
Dicen que unos meses después volvió al pueblo, pero esta vez no volvió sola, no era un príncipe, pero era el rey de su corazón.
Se casarón en el pueblo fue un día muy feliz...
Y
después... después lucharon para que cada día tuviera algo de especial,
por que en este cuento no hay y se casaron y vivieron felices, ellos
sabían que los sueños las ilusiones cuestan hay que pelearlas, algunas
veces las consigues... otras tardas un poco más."
Y este es el fin
- Bonito cuento, y me parece que lo has pensado para mi, por lo que te he dicho
-
Bueno tómalo como quieras, pero estar esperando no te lleva a ningún
sitio, es como si te sentarás en un anden a la espera del tren, pero si
no sacas el billete y subes nunca saldrás a ningún sitio, siempre
estarás anclada a esa estación.
- Gracias de verdad, tienes toda la razón
- Me alegro ¡ah! y espero que tu pariente se mejore
- Yo también lo espero, hasta pronto
- Hasta pronto, ciao
1 comentario:
Muchos años sin entrar por aquí aunque por lo que veo hay cosas que nunca han cambiado !!!! Me alegra saber que sigues con tus cuentos . A ver si sigo yo mi novela. Un abrazo
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