Todo a su alrededor permanecía en silencio, a oscuras.
El ordenador apagado, el móvil desconectado.
Se puso un poco de vino en la copa, bebió, y dejo una ligera marca de carmín en el vaso.
Abrió la ventana y esa noche de verano entró sin ser invitada.
Miró el cielo donde alguna estrella luchaba por brillar, por ser vista.
"¿La estarás viendo? ¿la verás alguna vez, cómo yo la veo?" - se preguntó.
Tomó una pequeña servilleta y escribió:
Que no te escriba no quiere decir que me haya olvidado de ti.
Que no te escriba no quiere decir que haya dejado de pensar en ti
Que no te escriba no quiere decir que haya dejado de echarte menos
Que no te escriba no quiere decir que haya dejado de quererte
Que no te escriba no quiere decir que no eche de menos:
nuestras películas de miedo que nunca terminabamos de ver
nuestros paseos sobre la arena de una playa casi vacía
poner la mesa mientras tu hacías la comida y yo te miraba desde aquel pequeño salón
hacer la cama entre los dos después de que por la noche la hubieramos deshecho una y mil veces
esperarte a que llegues, ver como me despides
que me despiertes en mitad de la noche
despertarme y ver como duermes
abrazarte mientras me quedo dormido
Que no te escriba no quiere decir que me haya olvidado de todo
Que no te escriba no quiere decir que ya no existas
Que no te escriba no quiere decir que no tenga ganas de desearte dulces sueños
Que no te escriba no quiere decir que no desee llenar tus mañanas y tus tardes y tus noches
Que no te escriba no quiere decir que me guste el silencio.
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